Cinco jóvenes mujeres, sobrevivientes de redes de trata declararon, en el juicio que culminó el martes con una vergonzosa sentencia absolutoria, que vieron a Marita Verón en distintos burdeles de La Rioja, donde ellas mismas estuvieron cautivas y sufrieron todo tipo de vejámenes. Lloraba en todo momento, con las pupilas dilatadas. No tenía equipaje. Les comentó que tenía una hija de tres años llamada Micaela, que ella tenía el nombre artístico de Lorena. Una de las víctimas rescatadas la vio con peluca de cabellos rojos y con lentes de contacto. Contaron que cuando los proxenetas se enteraban –por filtraciones policiales– de que podía haber un allanamiento, a Marita la sacaban del burdel y la llevaban para otro lado.
Unas putas y nada más Leer más