¿De la caprilización a la descaprilización?

caprimassa

Desde hace mucho tiempo, insistimos en este blog sobre la nueva estrategia opositora que tuvo epicentro en Venezuela, luego de la emergencia del primer liderazgo opositor que desafió con cierto éxito al imbatible chavismo y que poco a poco fue extendiéndose al resto de la región. Henrique Capriles, gobernador del Estado Miranda se convirtió en el principal líder opositor al oficialismo venezolano y le señaló, al resto de sus homónimos sudamericanos, una estrategia novedosa para enfrentar a los gobiernos antineoliberales, que aquí llamamos caprilización. La misma, como ya se escribió, consistía en tomar (o apropiarse de) una parte de la agenda oficial y ofrecerse como el espacio capaz de subsanar los “males” que habitan en el modelo. La lógica opositora, entonces, apunta a valorar y tomar como propio las banderas de lo “bueno” y criticar con firmeza los “debe”, presentándose más como “la solución” que como la “oposición”. Este camino es el que están comenzando a transitar las oposiciones sudamericanas con cierto éxito: Massa en Argentina y Marina Silva en Brasil, por mencionar algunos.Esta estrategia opositora, que por supuesto se encuentra hoy en el plano de lo discursivo, se asienta, entonces, en los cuántos de continuidad y ruptura expresan.

Pero como “It takes two to tango” los grados de continuidad y ruptura también dependen de la posición política del gobierno. Una posición política de fortaleza o de debilidad, con seguridad moverá el amperímetro de la continuidad y ruptura. Enfrentar un gobierno debilitado permitirá insistir en la ruptura sin perder muchos grados de continuidad y una posición gubernamental fuerte dará lugar a un mayor énfasis en la continuidad que en la ruptura. Es decir, la estrategia opositora danza al compás del porvenir del gobierno. Pero siempre manteniendo la ecuación. Los riesgos de salir de ella, se comenzaron a ver recientemente en Venezuela y los resultados no parecen ser los mejores.

Luego de perder la elección por menos del 2%, Capriles inició una gira por Sudamérica con la finalidad de denunciar el supuesto fraude del chavismo en la compulsa del 14 de abril. Durante los meses sucesivos, intentó de diversas maneras deslegitimar al gobierno de Maduro en lo interno y jugó todas las fichas a la elección municipal del pasado 8 de diciembre a la cual calificó como un plebiscito. Es cierto que durante esos meses, la administración Maduro no gozó de los vientos de la “fortuna” (y en algunos casos de la “virtud”), lo que dentro de la lógica descripta en forma precedente inclinaba la balanza de la ecuación más hacia el lado de la ruptura que a la continuidad. Sin embargo, Capriles fue un paso más adelante: la deslegitimación lisa y llana del presidente en ejercicio. Desde allí que digamos que Capriles se descaprilizó. Dejó de lado la tensión continuidad- ruptura y se inclinó por acortar el mandato de Maduro. Es decir, intentó superar la ecuación que le había permitido convertirse en uno de los principales candidatos opositores en desafiar seriamente al chavismo, dando lugar a la deslegitimación del sucesor de Chávez. De esa manera, el abandono de la estrategia que le permitió crecer electoralmente en pos de una táctica impaciente e inconstitucional, llevó a Capriles a la derrota. Las elecciones de diciembre les marcaron un límite al gobernador de Miranda y la ampliación de la brecha entre oficialismo y oposición (de 2% a casi 10%) y la derrota en su propio Estado, fueron la consecuencia directa de un giro estratégico a destiempo. Patear el tablero del mix continuidad- ruptura y tomar el atajo de la deslegitimación no le ofreció réditos electorales y políticos. Capriles no sólo gambeteó su propia estrategia exitosa, sino que también dejó al mirandino en una posición de debilidad en el interior del antichavismo. La emergencia ( y consolidación) de nuevos liderazgos en el MUD, como el Alcalde Mayor de Caracas, Antonio Ledezma, como así también el titular del Estado de Lara, Henry Falcón (quien proviene de las filas del chavismo) ponen en tensión al liderazgo de Capriles en el interior de las fuerzas antichavistas.

Los riesgos de la descaprilización están a la orden del día. La debilidad de los gobiernos pareciera aumentar las oportunidades de salir del esquema continuidad- ruptura y tomar el atajo de la deslegitimación (o de la oposición a todo el paquete). Desde allí que, volviendo a nuestro país, observemos un tímido giro en la estrategia de nuestro Capriles argento, Sergio Massa. El ex intendente de Tigre ha tomado, en estos últimos meses, decisiones un tanto polémicas que muestran un cierta prisa por llegar sin importar salir del equilibrio que tanto rédito político le originó: 1) viaje a España (el país más de derecha de Europa) para sacarse fotos con hombre prominentes del (¿franquista?) PP 2) invitación al exalcalde de Nueva York, el duro Rudolph Giuliani para disertar sobre seguridad, 3) aumento del perfil público del neoliberal Martín Redrado, 4) reuniones con la Mesa de Enlace (como las de ayer) con promesas de eliminar retenciones, entre otras. Sin dudas, esto no significa el abandono de la estrategia original, pero este corrimiento a la derecha del espectro político lo va alejando del redituable equilibrio. Caprilizar, no sólo es posicionarse frente al gobierno desde el par continuidad- ruptura, sino también es ubicarse en el centro del contínuum ideológico. Sumado a esto, siempre está latente la alternativa de la descaprilización, que alientan muchos de sus aliados en el terreno económico y partidario.

¿Podrá Massa mantener el equilibrio y la tensión del mix continuidad- ruptura? ¿Sufrirá la tentación de patear el tablero? ¿Un bajón del gobierno, acelerará la estrategia de descaprilización? ¿Un repunte del gobierno hará virar la estrategia hacia mayores grados de continuidad? ¿Podrá mantener esta estrategia hasta la hora de las definiciones? ¿Será empujado Massa por el ala que necesita de la ruptura? ¿Los socios empresarios del ex intendente de Tigre quieren caprilizar o descaprilizar?

 

 

 

 

Acerca de Mariano Fraschini

Doctor en Ciencia Política y docente (UBA- UNSAM- FLACSO)

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52 comentarios en «¿De la caprilización a la descaprilización?»

  1. Tampoco puede aparecer como un tibio, o sin propuestas alternativas en momentos en que el gobierno parece desorientado.
    Y da la impresión que su adversario va a ser Scioli, lo que obliga a repensar todo.

  2. me parece que Massa es mas tibio que el gobierno,tanto que quema por derecha.Pero Scioli solo un poco menos.Debe ser que en La Plata hace menos calor y humedad que en el Tigre.

  3. Massa ya hizo su movida. Se colocó en la vereda de enfrente del kirchnerismo. Ya no habla de mantener lo bueno y cambiar lo malo. Ya no dice no somos antiK.

    Cuando mostró la hilacha en su discurso frente a empresarios, con el papel preponderante que da a Redrado, con las alianzas que teje, etc. ya no puede seguir hablando de continuidad del modelo. Está claro por dónde va. De esta forma tendrá el apoyo de todo el arco anti K de la población pero no será fácil conservar los votos peronistas/kirchneristas que logró en octubre.

    Faltan, al menos 18 meses y en Argentina eso es una eternidad. Aunque Cristina no es opción para el 2015, el kirchnerismo no se a quedar sentado esperando a ver la movida de Massa.

  4. Así como nunca comulgué con ciertos postulados kirchneristas (te debe constar), tampoco nunca había hablado de «fin de ciclo», hasta que las señales me convencieron que el ocaso había llegado.

    Me queda de tu escrito la sospecha de que no es conducente para el kirchnerismo -o desde el-preguntarse por ruptura y continuidad en massita. Estás adelantando campaña (obviamente que no a favor) cuando deberías preocuparte por lo que sucede hacia el interior de tu fuerza.

    Deberías preocuparte, por ejemplo, en que es ruptura y continuidad para un Capitanich, que cambiaría y que puntos de la agenda kirchnerista ratificaría el Coki sin CFK de Presidenta después de 2015, si fuese el el candidato del kirchnerismo y ganara las elecciones con semejante piedra atada al cuello.

    O un Scioli, que expresa esto como «continuidad con cambios» o «continuidad del cambio» (http://www.diariopopular.com.ar/notas/141692-con-elogios-cristina-scioli-ratifico-la-continuidad-cambios) cuando realmente no es capaz de decir «estamos errando en esto, vayamos para allá» como hizo Sergio con gananncias, policia, ahora con el último etcétera que fue lo de no a las rete (habr´ñas notado que no habñló de la soja) que comprometen consumos populares.

    El falso seguidismo sciolista mata, porque calla aquello que puede significar modificar el rumbo para mejor mientras -ya es publico y notorio- estudia la salida rápida de CFK y hasta está dispuesto a bancar la «administración Amado» con tal de ser el candidato natural de una fuerza que está en las mismas condiciones de imponer candidato con posibilidades parecidas el alfonisnismo en 1987/8.
    Fe y optimismo es la consigna de aquellos que se someten al curso de los eventos que no dependen de la voluntad humana solo porque están convencidos que todo depende de la providencia divinaque lo tiene fichado para salvar a los argentinos.

    Creo que en lugar de preocuparse (obsesivamente) en massita deberían preocuparse por la perseverancia en el error de un gobierno que parece haber perdido la capacidad de dominar los acontecimientos y de realizar el fin deseado.

    Esa impotencia hace que aquellos que antes pontifican desde una precaria autoridad pero autoridad al fin sobre las bondades de su agenda ahora clamen por la aparición de «cisnes negros» que por si solos cambien el rumbo de los acontecimientos.

    Esa impotencia y ese deseo imaginario de un hecho inesperado que los salve termina en lo que estamos viendo, termina en tanta operación dando vueltas.

    Nota
    En 1) te faltaron las demás visitas a lderes y organizaciones no tan de derecha, porque justamente nunca fuimos centroizquierda (ni centroderecha), salvo que no hablemos desde el peronismo. Esa cantinela la cantaron quienes quisieron fijar el peronismo en una izquierdita bosta de paloma, sin color y sin olor, que no es mas que el enésimo intento de entrismo que hemos superado con éxito.

    En 2) te falta decir que aqui y ahora convenimos mas con Marcelo Sain que con un Giuliani y eso no está en discusión, pero dejanos sumar tambien a los votantes Dra Pignata porque queremos ganar.

    En 3)todos los economistas del elenco estable del partido del poder están con Massa. Redrado si, pero también Pignanelli, Lavagna, Delgado, Peirano… Convengamos que la Axel expierience es una capacitación que nos está costando muy caro.

    4) Lo que le sirvió al avatar kirchnerista para configurarse como una identidad puede o no servirle al massismo. La división «campo» vs «agrogarcas» es un dilema que pensamos perimido. En las expresiones de massita quedan excluidas las exportaciones de soja y derivados, petróleo y minería (que tienen regímenes específicos). Es de muy boludo pensar que «intervención estatal» solo es cuando se le cobran impuestos a un rival que tiçene la posibilidad de actuar como contradictor y dejar de producir aunque eso perjudique a quienes decimos defender. Toda intervención estatal persigue un fin, no cobrar retenciones al trigo es también intervencionismo y hasta podría ser para mejor.

    1. Bueno si es por cuestión de aforismos, no le van en saga…

      Ja ja…
      No son de izquierda ni de derecha ni del centro y ni del adentro, nada bahhh… y si, acuerdo

      E’ta e’ mundial: «las demás visitas a lderes y organizacionesno tan de derecha« ja ja….

      Encima sacás el peronómetro ¿que te queda para el debate?

      En fin, les falta el caballo, González Fraga y tenemos a la IV Internacional.

      La verdad, estan llenos de olor a pata

      1. Somos peronistas.

        Y si dije «no tan de derecha» es porque mantuvo una reunion con Rubalcava en la sede nacional del PSOE de la calle Ferraz. Pero solo a descerebrados como ustedes se les ocurre que esos tipos son de izquierda.

        Urgente renuncia del PJ a la Internacional Socialista quiero.

    2. OMIX, desde ya gracias por el generoso comentario
      Dos cosas, nada más:
      1) En cuanto a quienes expresan el par continuidad- ruptura, es cierto, pueden ser expresión no sòlo de la oposición, puede ser encarnada por algun oficialista tambien. Eso si, siempre es más factible hacerlo desde la vereda de enfrente que desde adentro, en especial cuando se refuerza la ruptura.
      2) Como vos mismo expresas (cito textual) «pero dejanos sumar tambien a los votantes Dra Pignata porque queremos ganar.» Creo, por eso, que este esquema responde a eso, al querer ganar y no está mal. Ya lo decía el General (cito de memoria) «Si vamos solos con los buenos, nos quedamos con muy poquitos, y con muy poquitos en política mucho no se puede hacer»
      Abrazo

  5. «la perseverancia en el error de un gobierno(del gobierno)»ya define la posicion de OMIX,si no anti-K en la vereda de enfrente del actual,que por lo menos demuestra cierta personalidad confiando en Axel y no en los economistas que citas,partidarios del abandono del modelo.

      1. Será tierna pero dio en el clavo por eso no podés contestar.

        De Narváez se equivocó con el slogan de campaña, decía «Massa es más de lo mismo, Massa es más kirchnerismo» debió haber dicho «Massa es más de lo mismo, Massa es más menemismo».
        Sus aliados lo confirman.

        Los «peronistas» que rodean a Massa son de primera ¿no? Son los muchachos que acompañaron las políticas anti peronistas del menemismo, léase Barrionuevo, Duhalde, Galmarini.

        Lo único verdadero que dijiste es “pero dejanos sumar tambien a los votantes Dra Pignata porque queremos ganar.” Quieren ganar a toda costa, no importa con quién tengan que aliarse.

        Lo tuyo no es tierno, es cínico.

    1. Hay que ver que parte ddl modelo llega a 2015.
      Massa podra estar en la vereda de enfrente o en el medio, pero sería estúpido si comprara los mismos enemigos del gobierno.
      Máxime cuando va a necesitar que el campo salga de su letargo post 2008 y genere divisas en forma. Para Vaca muerta faltan 8 años por lo menos, si la guita empieza a aparecer ahora. Hasta entonces es conseguir divisas, O devaluar, o frenar la economía.

  6. El «giro a la derecha» de Massa es la jugada de manual cuando a)el núcleo duro K se mantuvo y b)el resto del peronismo oficialista no ve claramente una ganancia política en saltar el paredón (al menos hoy, después verán). La estrategia apunta a vaciar la oposición no peronista al tiempo que se consolida el núcleo peroncho del frente renovador. Lo ayuda que va con el viento, con la creciente debilidad de los sentidos comunes progres que campearon a sus anchas esta década. ¿Con el peronismo destratado+la derecha qualunquista+más el radichetismo que no soporta más la estupidez de su dirigencia nacional se garantiza cuanto? Si es un 30% arranca el 2015 con un piso igual al del kirchnerismo, que va a jugar a conservarlo sin Cristina en la boleta y, si seguimos así, con ministros que se desmienten unos a otros frente a las cámaras. Complicado.

      1. Bueno, depende de si «a» y «b» son ciertas. Si «a» es cierta no puede rascar más de ahí. Yo creo que la lectura de Massa es que los intentos de superar en progresez (?) al kirchnerismo fracasaron de modo sistemático. Hasta Duhalde quiso ir por ahí en el 2011 trayendo a Lula a presentar su libro (que prologó). Massa asume que existe un electorado a la derecha del discurso dominante en la clase política y los medios de comunicación (incluyendo los opositores, que solo excepcionalmente hablan «en derecheño»). No se centra en ese electorado, pero le tira bocados, ocupa cómodo sus esperanzas. Tiene una segmentación muy hábil del discurso y lo arma pensando en distintos públicos (frente a nuestro monolitismo). Tiene una hábil segmentación del discurso. No se define igual frente a todos los auditorios. No va a hablar de retenciones en un centro de jubilados, sabe que lo que pone verdes a los K no llega a todos lados igual. Dosifica definiciones según donde hable y por donde rebote. bah, digo yo.

      2. Es habil segmentación no lo lleva en la sumatoria final a moderarse para llegar? quiero decir: la suma de la segmentación no es siempre ubicarse en el centro? Como Peròn cuando hacia de Padre Eterno (Perdón Juan Domingo la compareta) siempre se ubicaba ahi. Bah, tambien a mi me parece, je
        saludos

  7. Bueno/malo; mantener/eliminar. Si la matemáticas no falla, las combinaciones posibles son cuatro:

    *Mantener lo bueno y mantener lo malo.
    *Eliminar lo bueno y eliminar lo malo.
    *Eliminar lo bueno y mantener lo malo.
    *Mantener lo bueno y eliminar lo malo.

    Las tres primeras no sirven como slogan de campaña; queda en pie sólo la última.

    Es demasiado obvio como para que diga algo de valor.

    Es demasiado dependiente de un juicio de valor (¿qué es bueno y qué es malo?) como para decir algo, sea lo que fuere ese algo.

    En otras palabras, la caprilización, en esos términos, es apenas una solución trivial y no dice nada.

    Ahora bien, en estos otros (cito del artículo de la entrada):

    «Caprilizar, no sólo es posicionarse frente al gobierno desde el par continuidad- ruptura, sino también es ubicarse en el centro del contínuum ideológico».

    Ahí sí tiene sustancia.

    ¿Situarse en el centro del continuum ideológico? ¿Existe ese centro en la realidad? Creo que no. Podrá existir en el campo de las ideas, no en la realidad. Creo que Mariano T. marca dos cosas importantes: la oposición no comprará los mismos enemigos que el gobierno y necesitará al campo porque todavía no tendrá los réditos de Vaca Muerta.

    Voy a hacer una derivación de esto (ojo, es mía, no de Mariano T., no tengo idea de si él coincidiría o no conmigo): el poder económico está como desesperadito, ¿vio? Quiere y quiere ya. En esas condiciones no hay centro ideológico en el que sea posible posicionarse políticamente. O te vas para un lado o te vas para el otro. No hay equilibrio, no hay centro.

    Omix tiene razón en otra cosa, a mi modo de ver: si saber qué pasará con el massismo es importante también lo es saber qué pasará con el kirchnerismo.

    A mí me preocupa más lo segundo que lo primero; el kirchnerismo está, el massismo no sólo no está, ni siquiera se sabe si llegará al 2015. Además, no tengo dudas de a dónde apunta el massismo, no las tuve en el inicio, cuando su lanzamiento, y nada de lo sucedido me ha hecho cambiar de opinión, más bien reforzarla: es la expresión política de los poderes fácticos y nada más.

    Si de acá al 2015 el kirchnerismo fracasa en mantener el rumbo económico no me importará si viene Massa u otro, porque sea el que sea estaremos en la lona, de vuelta a los noventa.

    Aunque, en ese caso, posiblemente sigamos siendo todos peronistas…

    Saludos.
    Esther

    1. Muy buena Esther esta aunque no coincida (cito textual) «el poder económico está como desesperadito, ¿vio? Quiere y quiere ya. En esas condiciones no hay centro ideológico en el que sea posible posicionarse políticamente. O te vas para un lado o te vas para el otro. No hay equilibrio, no hay centro.»
      Esther, como a guido, les pregunto: no hay màs riesgo en jugar a los extremos en esta coyuntura? No es mejor mantener el esquema que dio rédito? Si te vas a una de las puntas, guarda que alguien te ocupa el centro (se capriliza) y te chupa los votos.
      saludos

      1. Mariano, ¿pero es seguro que es «el centro» lo que le dio rédito a massa? Las «muestras» intuitivas no son muy científicas que digamos, pero hasta donde yo pregunto quien votó a Massa…ma qué centro.

      2. Es un equilibrio que necesita mantener si quiere ganar en primera vuelta o quedar muy cerca.
        Tiene que sacar algunos votos de la base peronista que vienen acompañando al kirchnerismo, vaciar a UNEN de significados llevarse los independientes y vaciarlo a Macri.
        Y es posible.
        También es posible diluirse en la insignificancia al querer ser todo para todos.
        El kirchnerismo ha demostrado que cualquier disparate dicho con énfasis se puede transformar en causa y hasta en gesta. Eso es lo que tiene que encontrsr mMassita.

      3. No tengo esa camista, solo lo veo como un candidato interesante.
        Mi voto y mi apoyo va a ser para el que tenga más posibilidades de acabar con el modelo y mandar a la fracción recalcitrante del kirchnerismo a casa (con el resto, los peronistas, no hay drama), mucha gente va a votar así y no tienen pruritos en votar peronismo.
        Y veo a Massa con muchas chances de ocupar ese lugar.

      4. Hola, Mariano, decís que:

        «Esther, como a guido, les pregunto: no hay màs riesgo en jugar a los extremos en esta coyuntura? No es mejor mantener el esquema que dio rédito? Si te vas a una de las puntas, guarda que alguien te ocupa el centro (se capriliza) y te chupa los votos».

        Sí que hay más riesgo, así que no creo que jueguen en un extremo… Lo que sucede es que no creo que se pueda hacerlo en el centro; podrá convenir pero no lo veo posible, por lo que decía antes.

        Saludos.
        Esther

      5. Mariano T de ALvear, «candidato interesaante», no me hagas reir. Vos y los del campo, que se yenaron de plata en estos anios laburan ahora para el, para seguir ganando los millones a costa de los trabajadores.

    2. Esther, tal vez deba ser, una vez màs, un mix o un corrimiento permanente entre el extremo y el centro(no un posicionamiento fijo) pero pivoteando en este último, en el equilibrio
      Saludos

    3. Aca todos creen que el kirchnerismo durará de la mano de Scioli, pero pierden de vista que la mejor opción es Massa, inclusive para el propio gobierno. No estoy de acuerdo con compararlo con Capriles, nada que ver, no son comparables para nada. No coincido con el autor

  8. Impecable lo suyo, Esther. Si bien muchos peronistas creímos que la experiencia menemista era irrepetible, la realidad indica que que este proyecto (si se quiere, el inspirador del caprilismo), no ha muerto.

    Recuerdo como durante los ’90 compañeros de larga militancia peronista, se entregaron acríticamente a esa aberración que para mí nunca fue peronista.

    1. Político aficionado. debe haber sido duro eso de la época del menemismo…

      Y no, esa experiencia sí es repetible. Sin embargo, fijate que también fue repetible la otra experiencia, la de estos años. Allá por el 2001-2002, ¿pensabas que había una oportunidad para recuperar YPF, decirle que no al ALCA, aumentar el número de puestos de trabajo, de fábricas, reformar el Banco Central? Yo, la verdad, no tenía esperanza. Ninguna. Me parecía que estábamos condenados a seguir de rodillas delante del FMI y con la pobreza y el desempleo creciendo sin medida.

      Saludos.
      Esther

  9. Dejen de discutir pavadas y lean a este guacho divino, que la tiene re clara (?)
    http://www.lanacion.com.ar/1653078-la-recurrente-mania-del-igualitarismo

    La recurrente manía del igualitarismo
    Más allá de las buenas intenciones, en las sociedades abiertas redistribuir ingresos es contraproducente, incluso para los más necesitados, dice el autor. Lo importante es maximizar los incentivos
    Por Alberto Benegas Lynch (h) | Para LA NACION
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    Con la mejor de las intenciones, seguramente, se machaca sobre la necesidad de contar con sociedades más igualitarias desde el punto de vista de ingresos y patrimonios. Pero esta visión, tan generalizada, es en verdad del todo contraproducente, y de modo especial para los más débiles y necesitados.

    La manía del igualitarismo lleva a los aparatos estatales a ocuparse de «redistribuir ingresos». Robert Nozick ha escrito que le resulta difícil comprender cómo es que la gente vota diariamente en el supermercado sobre la base de sus preferencias sobre los bienes y servicios que más le agradan y, luego, los políticos se empeñan en redistribuir aquellas votaciones, lo cual significa contradecir las previas decisiones de los consumidores. Esto, a su vez, se traduce en un desperdicio de los siempre escasos factores productivos y, por consiguiente, en una reducción de salarios e ingresos en términos reales.

    En una sociedad abierta es absolutamente irrelevante el delta o el diferencial entre los patrimonios de los diversos actores económicos, puesto que, como queda dicho, las diferencias corresponden a las preferencias de la gente puestas de manifiesto en el plebiscito diario con sus compras y abstenciones de comprar. Lo importante es maximizar los incentivos para que todos mejoren, y la forma de hacerlo es, precisamente, respetando los derechos de propiedad de cada cual.

    Como los bienes y servicios no crecen en los árboles y son escasos, en el proceso de mercado (que es lo mismo que decir en el contexto de los arreglos contractuales entre millones de personas) la propiedad se va asignando y reasignando según sea la calidad de lo que se ofrece: los comerciantes que aciertan en los gustos del prójimo obtienen ganancias y los que yerran incurren en quebrantos. Es obvio que esto no ocurre si los operadores están blindados con privilegios de diversa naturaleza, ya que, de ese modo, se convierten en explotadores de los demás y succionan el fruto de sus trabajos. Estamos hablando de mercados abiertos y competitivos, lo que desafortunadamente es muy poco usual en nuestros días.

    La riqueza no es un proceso estático de suma cero, en el sentido que lo que uno gana lo pierde otro. Es un proceso dinámico de creación de valor, puesto que en las transacciones libres ambas partes ganan, lo que explica el motivo de la transacción. La denominada justicia social sólo puede tener dos significados: o se trata de una grosera redundancia, puesto que la justicia no es vegetal, mineral o animal, o significa quitarles a unos lo que les pertenece para entregarlo a quienes no les pertenece, lo cual contradice abiertamente la definición clásica de «dar a cada uno lo suyo». Es lo que el decimonónico Frédéric Bastiat, ajustadamente, llama «robo legal».

    Para combatir la pobreza se requieren marcos institucionales civilizados que aseguren respeto recíproco en las vidas, libertades y propiedades. Ésa es la diferencia entre Angola y Canadá. Si un pintor de brocha gorda se muda de Bolivia a Alemania, multiplicará varias veces su salario. No es que el alemán sea más generoso que el boliviano, sino que Alemania tiene tasas de capitalización más elevadas, es decir, mayores y mejores equipos, herramientas y conocimientos pertinentes que hacen de apoyo al trabajo para elevar su rendimiento. Y tampoco es que el alemán sea más trabajador y realice esfuerzos mayores que sus congéneres. Al contrario, los esfuerzos son mucho menores y en jornadas más reducidas respecto de colegas de un país pobre, que llevan a cabo faenas agotadoras en jornadas más largas.

    Si no somos racistas y si nos damos cuenta de que nada tiene que ver el clima ni los recursos naturales (África es el continente más rico en ellos y Japón es una isla cuyo territorio es habitable sólo en el 20%), debemos percatarnos de la trascendencia de las antedichas tasas de inversión, si es que en verdad nos preocupan las personas que con más peso sufren la pobreza.

    Sobre la base de la antedicha «redistribución de ingresos» se agudiza el desmoronamiento del esqueleto jurídico, puesto que la igualdad ante la ley se convierte en la igualdad mediante la ley, con lo que el eje central de la sociedad abierta queda gravemente dañado. Thomas Sowell sugiere que los economistas dejemos de hablar de distribuir y redistribuir ingresos, «puesto que los ingresos no se distribuyen, se ganan», para lo cual es menester abolir todos los privilegios de los seudoempresarios que se apoderan de recursos, cosa que nada tiene que ver con la adecuada atención a las necesidades del prójimo.

    Anthony de Jasay apunta que la metáfora, tomada del deporte, que dice que todos deberían partir de la misma línea de largada en la carrera por la vida, sin ventajas de herencia, es autodestructiva. Esto es así porque el que se esforzó por llegar primero y ganar la carrera percibirá que en la próxima largada habrá que nivelar nuevamente, con lo que el esfuerzo realizado resultó inútil.

    Del mismo modo, John Rawls, Ronald Dworkin y Lester Thurow, al insistir en principios de compensación a los menos dotados en cuanto a los talentos naturales, están, en definitiva, perjudicando a los que menos tienen. En primer lugar, los talentos adquiridos son consecuencia de los naturales en la formación de la personalidad, con lo que no resulta posible escindirlos. En segundo término, nadie sabe -ni siquiera el propio titular- cuál es su stock de talentos mientras no se presente la oportunidad de revelarlos, y esas oportunidades serán menores en la medida en que los gobiernos «compensen», con lo que inexorablemente distorsionan los precios relativos. Por último, cada uno tendrá habilidades diferentes para usar la compensación otorgada por los aparatos estatales; en consecuencia, habría que compensar la compensación y así sucesivamente.

    Todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles desde el punto de vista anatómico, bioquímico y, sobre todo, psicológico. El igualitarismo tiende a que se desmorone la división del trabajo y, por ende, la cooperación social. Son indispensables las diferentes tareas. Por otra parte, el tedio sería insoportable en una sociedad igualitaria; la misma conversación con otro sería similar a hablar con el espejo. También es importante destacar que la guillotina horizontal exige un gobierno totalitario, ya que no bien alguien se sale de la marca impuesta hay que recurrir a la fuerza para igualar.

    En estos contextos, es de interés subrayar la inconveniencia de la cantinela del impuesto progresivo. Como es sabido, hay básicamente dos tipos de impuestos: el proporcional, en el que, como su nombre lo indica, la alícuota es proporcional al objeto imponible, y el progresivo, en el que la tasa crece cuando aumenta el objeto imponible. El último gravamen constituye un privilegio para los más ricos, ya que su instalación en el vértice de la pirámide patrimonial antes del establecimiento de la progresividad les otorga una gran ventaja respecto a los que dificultosamente vienen ascendiendo en la pirámide, lo cual bloquea la movilidad social. Además, el tributo progresivo altera las posiciones patrimoniales relativas, a diferencia del impuesto proporcional, que las mantiene intactas; es decir, no desfigura los resultados de las mencionadas votaciones de la gente. Además, la progresividad se transforma en regresividad, ya que los contribuyentes de jure con mayores posibilidades de inversión al dejar de invertir afectan los salarios de los de menor poder adquisitivo. Tengamos en cuenta que el 20% de los puntos del célebre decálogo de Marx y Engels se refieren a la conveniencia de la progresividad y que, entre nosotros, Alberdi y, en Estados Unidos, los Padres Fundadores, se oponían férreamente al impuesto progresivo por los motivos antes apuntados.

    En estos contextos, se recurre a la expresión desafortunada de «darwinismo social», mediante la que se lleva a cabo una ilegítima extrapolación del campo biológico al campo de las relaciones sociales. En este último terreno, los más fuertes económicamente, como una consecuencia no buscada, trasmiten su fortaleza a los relativamente más débiles, vía las referidas tasas de capitalización y, en este caso, no se seleccionan especies sino normas. Darwin tomó la idea del evolucionismo de Mandeville, pero con un sentido sustancialmente distinto.

    © LA NACION.

    El último libro del autor es Jean Gustave Courcelle-Seneuil. Dos debates para el mundo de hoy

    1. Rodrigo, hola.

      Bueno, pavadas no son, jeje…

      En fin, leí esta joyita esplendorosa. Me costó un par de días digerir la furia…

      Mañana paso, con más tiempo y tranquilidad.

    2. Hola, Rodrigo, se me pasó regresar a este artículo ☺ ☺ ☺.

      Sinceramente me pareció de lo más interesante leerlo, porque aunque he escuchado sobre estas ideas, nunca las había leído así, «en vivo y en directo». Produce dolor de estómago. Que estemos en el siglo 21 con economistas como Lynch… Y dándole espacio para que hablen, ¡encima!

      Claro, la mayor parte del artículo está nada más que para justificar su posición contraria a cualquier sistema impositivo progresivo. Básicamente: que a mí y a los de mi clase no nos toquen.

      Lynch parece ser «El Príncipe Feliz», de Oscar Wilde, antes de morir, encerrado en un palacio y sin conocer nada del mundo real. Pero el personaje de Wilde de verdad estuvo toda su vida encerrado en un palacio y no es el caso de Lynch. Lynch no ve porque no quiere ver: la esencia más pura de la soberbia del privilegio de clase. Leer este artículo, en el 2014, me hace reflexionar un poco más sobre Eva en la década del 40…

      Creo que en el primer párrafo queda claro desde qué lugar habla Lynch:

      «Con la mejor de las intenciones, seguramente, se machaca sobre la necesidad de contar con sociedades más igualitarias desde el punto de vista de ingresos y patrimonios. Pero esta visión, tan generalizada, es en verdad del todo contraproducente, y de modo especial para los más débiles y necesitados».

      Asume que: a) lo que importa son los ingresos y patrimonios y b) que todas las personas poseen ingresos y patrimonios. En su mundo no hay desempleados. No hay personas cuyo «patrimonio» no puede siquiera considerárselo como tal. No hay hambre, en su mundo. Y eso se refrenda en lo que sigue:

      «Robert Nozick ha escrito que le resulta difícil comprender cómo es que la gente vota diariamente en el supermercado sobre la base de sus preferencias sobre los bienes y servicios que más le agradan y, luego, los políticos se empeñan en redistribuir aquellas votaciones, lo cual significa contradecir las previas decisiones de los consumidores».

      Es un mundo de supermercados, de consumidores. Consumidores que compran con total libertad porque tienen con qué pagar cualquier cosa que compren. Desde esta forma de comprender el mundo, el mejor servicio de transporte de Argentina serían los ferrocarriles urbanos que conectan la CABA con sus alrededores: hay cientos de miles de personas que eligen —libremente— trenes atestados, en mal estado y con un servicio ineficiente. Viajan todos los días en esos trenes: es porque eligen viajar así. No sé por qué, entonces, Randazzo insiste con mejorarlos, ¿no se da cuenta de que a las personas les encanta viajar así?

      Es cierto que por ahí se cubre:
      «Estamos hablando de mercados abiertos y competitivos, lo que desafortunadamente es muy poco usual en nuestros días».
      Ajá, entonces, ¿a cuento de qué viene todo el artículo, si es que trata de un mundo que es muy poco usual?

      Me encanta este párrafo:

      «La riqueza no es un proceso estático de suma cero, en el sentido que lo que uno gana lo pierde otro. Es un proceso dinámico de creación de valor, puesto que en las transacciones libres ambas partes ganan, lo que explica el motivo de la transacción. La denominada justicia social sólo puede tener dos significados: o se trata de una grosera redundancia, puesto que la justicia no es vegetal, mineral o animal, o significa quitarles a unos lo que les pertenece para entregarlo a quienes no les pertenece, lo cual contradice abiertamente la definición clásica de “dar a cada uno lo suyo”».

      Es cierto que la «riqueza» es un proceso dinámico de creación de valor. Lo es hasta tal punto que hoy existen billones y billones de dólares y de euros que no existen. Ahora bien, la conclusión que saca Lynch es… ¡Es tremendamente marxista! Hombre, ¡a un paso de la reforma agraria! Dar a cada uno lo suyo: la tierra es del que la trabaja. ¡Reforma agraria ya!
      Ja. Acá es donde su propio discurso se le empantana, porque es claro que no incluye al trabajo como parte de la creación de valor, de la riqueza.

      Nota aparte: Lynch fue a la escuela hace mucho, mucho tiempo. Tanto, que todavía no se enteró que la diferenciación entre «vegetal, mineral y animal» ha quedado enterrada desde hace décadas. Más aún, no se enteró de que los seres humanos somos animales.

      Aquí:

      «Todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles desde el punto de vista anatómico, bioquímico y, sobre todo, psicológico. El igualitarismo tiende a que se desmorone la división del trabajo y, por ende, la cooperación social. Son indispensables las diferentes tareas».
      Aquí se llega a uno de los meollos de su discurso; ahora sí incluye claramente al trabajo, pero bajo la óptica de que «son indispensables las diferentes tareas» y «hay que respetar la división del trabajo para asegurar la cooperación social».

      Pasamos de «El Príncipe Feliz» a «Un mundo feliz», de Huxley. Un mundo maravilloso, donde los embriones se desarrollan en tubos de ensayo y bajo una compleja sucesión de tácticas fisicoquímicas y psicológicas tal que cada uno quede condicionado a ser y a aceptar el lugar que luego tendrá que ocupar en la sociedad. La cooperación social implica que a algunas personas les toca hacer tareas simples o serviles —y tienen que quedarse en ese lugar, felices— para que otros disfruten de todo confort y riqueza.

      Impresionante.

      Ya lo adelantaba en:

      «Del mismo modo, John Rawls, Ronald Dworkin y Lester Thurow, al insistir en principios de compensación a los menos dotados en cuanto a los talentos naturales, están, en definitiva, perjudicando a los que menos tienen. En primer lugar, los talentos adquiridos son consecuencia de los naturales en la formación de la personalidad, con lo que no resulta posible escindirlos. En segundo término, nadie sabe -ni siquiera el propio titular- cuál es su stock de talentos mientras no se presente la oportunidad de revelarlos, y esas oportunidades serán menores en la medida en que los gobiernos “compensen”, con lo que inexorablemente distorsionan los precios relativos. Por último, cada uno tendrá habilidades diferentes para usar la compensación otorgada por los aparatos estatales; en consecuencia, habría que compensar la compensación y así sucesivamente».

      Aunque no mencione la palabra «genética», implícitamente ella sobrevuela sobre todo el párrafo: los talentos de las personas están determinados genéticamente. El medio ambiente (que incluye el útero materno) no tiene nada que ver, salvo cuando ese medio ambiente «les da la oportunidad de revelarlos». Determinismo genético a ultranza. El pibe que nace y crece en la pobreza ¿tiene menos talentos naturales que el que nace y crece en la riqueza y por eso es pobre?

      Eso sí, por lo menos considera que la extrapolación de Darwin a entornos sociales humanos es desafortunada. Algo es algo…

      Para terminar, quedo maravillada con esta frase:

      «Por otra parte, el tedio sería insoportable en una sociedad igualitaria; la misma conversación con otro sería similar a hablar con el espejo».

      Dejemos de lado trivialidades del tipo de que tener la panza llena todos los días puede serle más importante a las personas que el tedio de una conversación (trivialidades, nada más…). ¿Cuál es el soporte teórico o empírico que tiene para considerar que una sociedad igualitaria implica que todas las personas «hablarían igual»?

      Dame una sociedad igualitaria, donde pudiera tener acceso a hablar con los Borges, Behetovens, Sartres, Aristóteles y Van Goghs, y aseguro que no me aburriría en ningún momento aunque todos tengamos exactamente los mismos bienes materiales. Pero, claro, para eso tendríamos que pensar al Homo sapiens como algo más que un Homo capitalitim consumitis.

      Haré circular este artículo, Rodrigo. ¡Realmente da para mucho!

      Saludos.
      Esther

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