El mal del eje

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Voy a señalar una serie de hechos desordenados y sobre los cuales no tengo información si existe un vínculo directo. Soy enemigo de las teorías conspirativas. Creo que para poder afirmar algo, la fuente tiene que ser seria y comprobable.

Pienso que muchas veces los hechos como los que voy a mencionar se desarrollan como si todo se diera en un teatro donde hay varias filas. Algunos actúan, algunos están en primera fila, otros en la cinco y otros en la diez. No todos se conocen. No todos inciden sobre la risa, el llanto, el aplauso o el revoleo de tomates de los otros. Pero todos están en el teatro y todos hacen algún que otro ruido que los demás pueden escuchar, si están atentos.

Vayamos entonces a este teatro.

Es probable que todo haya comenzado con el fallo de la Corte Suprema estadounidense en el caso Citizens United, en enero de 2010. La decisión derrumbó una serie de controles más exhaustivos que se habían planteado algunos años antes para separar un poco el dinero del lobby de lo que ocurre en los pasillos del Congreso, en Washington. El máximo tribunal del país equiparó a las personas individuales y a las grandes corporaciones en su derecho a la libre expresión. Por tanto, no existen más los límites a aportar dinero en campañas electorales. El que más tiene, más pone. Y el que más pone, más tiene.

En las elecciones legislativas del año pasado, por ejemplo, en los Estados en que alguna banca en el Senado estaba peleada en serio, como por ejemplo Carolina del Norte, donde se terminó imponiendo el retador republicano, el gasto de campaña llegó a cifras récord. Aquella fue una de las carreras para la Cámara alta de más de 100 millones de dólares en gastos. a nivel estadual  Esto significa, sobre todo spots, spots, spots y más spots en TV. Ahora, como se sabe, los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso.

La decisión que abrió la compuerta a los «mega donantes» derivó en una reprimenda en vivo y en directo, alla Cristina vs. Lorenzetti, durante el discurso del Estado de la Unión de 2010, por parte de Barack Obama. Mientras el presidente acusaba a la Corte de revertir «cien años» de legislación favorable a los límites a los «intereses especiales», los labios del juez Samuel Alito decían «no es verdad«. Para que se  entienda, al más alto nivel se habla hoy en día de la necesidad de una enmienda constitucional para solucionar la cuestión.

Estos jugadores también tienen estrategias a nivel estadual para hacer más difícil ir a votar -que haya menos cantidad de días para emitir el voto con anticipación, pedir documentación que antes no se requería-, lo cual se considera que impacta especialmente en las poblaciones negras y latinas que en su momento llevaron a Obama a la Presidencia. Esto se completa con un fuerte «activismo judicial», lo que puede llevar, por ejemplo, a buscar el bloqueo o el impulso de ciertas políticas públicas.

Los mega donantes pueden verse acá. El primero republicano es Paul Singer, el magnate que litiga contra la Argentina en un tribunal de Nueva York por la deuda pública. Pero hay otros, como los hermanos Koch y Sheldon y Miriam Adelson, los dueños de Las Vegas Sands.

El 22 de noviembre de 2012 fue el fallo «extravagante» del juez Thomas Griesa contra la Argentina por la deuda en default.

El 13 de enero de 2013 se firma el Memorándum de entendimiento entre la Argentina e Irán por la causa AMIA.

El 16 de junio de 2014 la Corte Suprema norteamericana decide no tomar el caso de la deuda argentina.

Esta nota de enero pasado en el Washington Post cita al ministro de Inteligencia israelí, Yuval Steinitz, contar que alrededor de 2013 Estados Unidos y su país comenzaron a disentir sobre cuál era la mejor estrategia para contener a Irán. Si más «dura» -sanciones, bélica- o más «blanda» -diplomática-.

La nota revela que el 12 de enero, el día en que, en otra fila del teatro, el fiscal Alberto Nisman volvía a la Argentina proveniente de España, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu y Obama hablaron por teléfono y «rompieron lanzas» en lo que hace a la estrategia con Irán. Algo así como «esta es mi palabra final sobre el tema».

El 19 de enero, Nisman apareció muerto.

Un día después, Obama le advirtió al Congreso de su país que si aplicaba más sanciones a Irán, él estaba dispuesto a vetarlas. Al otro día, el jefe de los republicanos en la Cámara de Diputados, John Boehner, tomó la medida sin precedentes en la política norteamericana de invitar a hablar ante el Congreso a un jefe de Estado extranjero en contra de la opinión del Presidente, en cabeza de quien la Constitución coloca el manejo de las Relaciones Internacionales. Netanyahu habló ante el Congreso norteamericano, dijo 107 veces la palabra Irán y -tácticas son tácticas en política- resultó luego reelecto en su cargo.

En ese contexto, durante todo el verano avanzaron las negociaciones de los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China por un (pre) acuerdo con Irán sobre su programa nuclear, que culminaron la semana pasada.

Las negociaciones, sobre las cuales hay miles de links disponibles que pueden leerse, incluyeron varias cumbres directas entre las delegaciones diplomáticas iraní y norteamericana, una nota en el Washington Post de los jefes de las cancillerías europeas instando a un acuerdo, viajes del secretario de Estado John Kerry a Arabia Saudita y a Francia -dos «duros» en este tema- para convencer a ese país de la necesidad de un acuerdo, llamadas telefónicas cruzadas entre los presidentes de todos los países involucrados y la mar en coche.

Obama sentó en la mesa a dos ministros a negociar. El canciller, pero también el secretario de Energía. La delegación iraní también era de dos: su canciller, Javad Zarif, pero también a Alí Akbar Salehi, antecesor en ese mismo cargo -fue quien firmó el memorandum de entendimiento con Héctor Timerman- y actual jefe de la agencia atómica persa.

Así fue como en medio de las negociaciones, este verano, también en otra jugada sin precedentes, el senador republicano Tom Cotton, le envió una carta al presidente iraní, advirtiéndole que si firmaba un acuerdo con el presidente Obama, ellos tenían la capacidad de bloquearlo.

Si volvemos a ver varias filas en el teatro, podremos leer esta nota del New York Times del 4 de abril pasado que retoma un debate que ya se venía reflejando en la prensa  y que da cuenta la cada vez -e inédita- vinculación entre los intereses de Israel y las actuales figuras del partido Republicano, a través de no otros que los mega-donantes en campañas políticas con los que tratamos de abrir este post. (Sobre el tema, por ejemplo, pueden leerse esta nota del Huffington Post y esta otra del New York Times).

Citamos el artículo titulado «El apoyo del Partido Republicano a Israel se profundiza a medida que cambian las donaciones de campaña«:

A medida que el acuerdo propuesto sobre el programa nuclear de Irán es objeto de debate en las próximas semanas, el presidente Obama hará su caso frente a un Congreso controlado por los republicanos que están más fervientemente a favor de Israel que nunca, en parte, como resultado de la ideología, pero también de un aumento de la donaciones y gastos de campaña en su nombre por un pequeño grupo de donantes ricos.

(…)

Pero también es cierto que el señor Cotton y otros republicanos se beneficiaron de millones en gastos de campaña en 2014 por varios multimillonarios republicanos pro-Israel y otros donantes influyentes que ayudaron a derrocar a sus oponentes demócratas.

Los republicanos actualmente en el Senado recaudaron más dinero durante el ciclo electoral 2014 en contribuciones de campaña directas, reguladas por el gobierno federal, de los individuos y comités de acción política considerados pro-Israel que sus contrapartes demócratas, según los datos recopilados por el Center for Responsive Politics y analizados por The New York Times por una segundaONG, MapLight. La ventaja republicana fue la primera en más de una década.

Los donantes dicen que la tendencia hacia los republicanos entre los contribuyentes halcones y ricos es al menos parcialmente responsable de inspirar un mayor apoyo a Israel entre los legisladores del partido que ya tenían puntos de vista pro-Israel.

(…)

Sobre todos, el más significativo contribuyente a  los partidarios republicanos de Israel ha sido Sheldon Adelson, el magnate del Juego, quien con su esposa ha invertido al menos $ 100 millones en causas conservadoras en los últimos cuatro años. Una gran parte se gastó en la campaña presidencial de 2012, pero los republicanos del Senado también se beneficiaron, y podrían hacerlo otra vez, sobre todo aquellos que están considerando una carrera a la Presidencia.

En la nota se cuenta que el señor Singer contribuyó con 250.00 dólares en la campaña del senador Cotton.

Como contamos hace poco en una radio porteña a partir de esta nota de la revista Salon, Singer y Adelson son el segundo y tercer donante, respectivamente, de la ONG Foundation for Defense of Democracies, responsable del sitio web http://albertonisman.org/ y  del Alberto Nisman Award for Courage, un premio para honrar al fallecido fiscal y reconocer a «aquellos quienes de manera similar luchan por la Justicia y muestran coraje excepcional frente a obstáculos sustanciales».

¿Quiere esto decir entonces algo de todo esto que la administración de Obama sería ahora muy amiga de la gestión de la presidenta Cristina Kirchner, siendo que hay mega-donantes republicanos que se oponen, por ejemplo, al reciente acuerdo nuclear con Irán  y que a la vez atacan al Ejecutivo argentino en varios frentes?

Sabemos que no. Lo sabemos aunque, por ejemplo, la embajadora Cecilia Nahón se haya sacado una foto hace unos poquitos días con su par norteamericano Mamet. Por un lado, podríamos pensar que la gestión Obama no tiene la suficiente fuerza, siquiera, para parar a estos jugadores en su propio patio -el Congreso de los Estados Unidos, sin ir más lejos-.

Además, sabemos que los amigos demócratas del presidente Obama, mientras rechazan la agenda «conservadora» de los mega donantes republicanos hacen plata trabajando en tareas de lobby para ellos. Puede verse en el caso de la funcionaria Nancy Soderberg quien, como publicamos inicialmente aquí trabaja para los fondos buitre al mismo tiempo que fue nombrada por el presidente norteamericano en un cargo público. La presidenta Cristina Kirchner se quejó en su momento directamente a Obama por el tema.

Ese no es el único vínculo. Robert Raben, número uno de la organización American Task Force Argentina (ATFA), publicista y lobbista de los fondos buitre en el litigio por la deuda, es amigo personal de Eric Holder, actual ministro de Justicia de Obama. Es también el sherpa de la designada sucesora del señor Holder, Loretta Lynch, en los pasillos del Congreso norteamericano para que el Senado tenga a bien aprobar el pliego con su nombre que envió Obama y que los republicanos, por ahora, tienen durmiendo en un cajón. A todos ellos -Raben y Singer, por ejemplo- los unen causas nobles y que desde aquí saludamos, como por ejemplo, impulsar en su país el matrimonio igualitario.

En este teatro, como vemos, la Argentina no está en primera fila. No creo tampoco que sea víctima de una conspiración mundial o que todos los elementos aquí expuestos estén vinculados en forma directa, como ya comenté en una columna del diario The Buenos Aires Herald. Decir que rechazo de plano la idea de que las religiones o los orígenes de cada una de las personas mencionadas tenga algún valor en sí para comprender los hechos -a pesar de que mencioné personas de al menos tres religiones monoteístas, claro- nunca está de más.

Prefiero, como decía, pensar algunos de estos hechos como si ocurrieran en un teatro donde están en juego posiciones, intereses. Donde no todos los jugadores se conocen ni deciden sus acciones por las acciones de (todos) los otros. Donde, por ejemplo, hay que preguntarse por qué el diario La Nación decidió no dar importancia a las fallidas versiones de la revista Veja que decían «Irán-Venezuela-Máximo Kirchner» mientras que el diario Clarín sí lo hizo. ¿Será porque, como vimos, hay varios espectadores en este mismo teatro y no todos están sentados en la misma butaca ni en la misma fila?

Acá, amigos, no hay buenos ni malos, sino intereses que pueden ser privados y/o nacionales. Yo tengo los míos. Y creo que el primer paso para poder defenderlos es tratar de estar más o menos informado.

Foto.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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