La Venezuela chavista a dos años de la partida de su líder

Maduro_and_Chavez_in_the_wall

Hoy se cumplen dos años de la partida de Hugo Rafael Chávez Frías.  Muchas cosas han sucedido en Venezuela desde ese día. Me recuerdo haber escrito este post, y recordar a Chávez al año de su muerte en este otro. Este año, sin embargo, creo más pertinente contextualizar el proceso político chavista desde  este momento histórico a la luz de la desaparición física del gran líder bolivariano. ¿Qué ocurrió en Venezuela desde el 5 de marzo de 2013? ¿Qué cosas sucedieron en las tierras de Bolívar, que durante la mayor parte del tiempo aparece su nombre al lado de la palabra “crisis”? ¿Hay una crisis en Venezuela o un proceso desestabilizador continuado? En estos dos años, ¿cuánto tiempo tuvo Maduro para poder gobernar sin atajar penales en el cotidiano?

Vayamos a unos breves apuntes que tienen por objetivo escenificar donde se encuentra hoy el gobierno de Maduro. Y nada mejor para entenderlo que comenzar desde el principio, desde aquél 5 de marzo de 2013.

  • Como sabemos Hugo Chávez murió siendo presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Nicolás Maduro como “presidente encargado” ante su ausencia, debió llamar en forma inmediata a elecciones para el 14 de abril. A escasos 6 meses de la última elección presidencial en donde Chávez venció claramente a Capriles por más de 11% de los votos, el oficialismo debió vestir a un candidato para revalidar credenciales frente a un entonado candidato opositor. Maduro se hizo cargo del mandato histórico delegado por el líder bolivariano en aquél 8 de diciembre de 2012 antes de partir a la última operación quirúrgica en Cuba (“ustedes deben elegir a Nicolás Maduro”) y logró vencer por el 2% de los votos a Capriles. A pesar de la inexperiencia en esos avatares, y de la emergencia luego de 14 años de un candidato opositor taquillero, el chavismo demostró que su predominio electoral en el país, no era, ni es casualidad.
  • La reacción opositora ante la derrota electoral fue violenta. Acusando al gobierno de “robo electoral” los grupos antichavistas generaron importantes disturbios en la mayoría de los estados del país, dejando como saldo la trágica muerte de 10 personas. En estos dos documentales, acá y acá, pueden observarse con nitidez, los destrozos  ocasionados por grupos vandálicos a escasas horas del legítimo triunfo chavista. Hasta hoy la oposición no sólo desconoce el resultado electoral (al menos públicamente), sino también las violentas protestas del 15 y 16 de abril. Así fueron los primeros días del gobierno electo, episodios que lejos de ser excepcionales, se repetirían en los años sucesivos
  • El primer año de gobierno de Maduro se caracterizó por la multiplicidad de iniciativas para hacerle frente a la situación económica y política. La devaluación de febrero había creado un clima de descontento en las filas chavistas, y al decir de varios había sido la principal razón del descenso electoral de abril. Por lo que el primer mandatario, desde el inicio de su mandato, avanzó en la puesta en marcha del “Gobierno de calle” con el fin de revertir los males endémicos de la inseguridad, la corrupción y la ineficiencia estatal. Algo que había alertado con anterioridad el propio Chávez antes de su muerte, en el famoso “Golpe de Timón” que debería hacer la Revolución Boliviariana en un nuevo salto de calidad en la gestión de gobierno. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la situación económica se torno más inestable, producto de los alevosos intentos de acaparamiento de la producción, desabastecimiento y como bien se caracterizó aquí de guerra económica. A eso hay que sumarle la ineficiente respuesta por parte de la propia administración gubernamental, que recién a partir de octubre logró darles fuertes golpes a esta estrategia desestabilizadora. Sin dudas, el desgaste del gobierno en esos primeros meses de gestión presagiaba un duro revés en las elecciones municipales que se avecinaban para diciembre de 2013. Inclusive la masa chavista se mostraba disconforme con la marcha de la economía, y con las decisiones de Maduro para neutralizar este permanente jaqueo económico.

Una nota al pié: En uno de mis viajes a Venezuela, charlé con un simpatizante chavista sobre estos temas. Y él me decía “Mira, nosotros hace 10 años sabemos que el saboteo eléctrico es obra de los escuálidos (por la oposición), pero yo estoy cansado de esa vaina. Y mi enojo ya es con el gobierno que no puede detenerlos. Yo sé que son ellos, pero la responsabilidad es de nuestro gobierno de darnos respuesta”

  • Entonces llegamos a diciembre de 2013 y una simple elección municipal se convirtió para la oposición en la principal excusa para derribar al gobierno por los votos. El líder opositor Capriles expresaba en esos días que se trataba de un “plebiscito» de la gestión Maduro. Así fue tomado por todo el antichavismo. Sin embargo, y a pesar de haber puesto toda la carne al asador, el chavismo volvió a imponerse, esta vez inclusive por una diferencia mayor a la elección presidencial: más del 10% de los votos. Lo que se pensaba como la última estación del chavismo, se convirtió en el triunfo del gobierno, que auguraba comenzar el año 2014 con el oxígeno de la victoria electoral.
  •  Y así llegamos a las protesta “pacíficas”, como fueron caracterizadas por la prensa hegemónica (y opositora) mundial, de febrero de 2014. Si las mismas existieron, duraron poquito, dando paso a las guarimbas violentas. Es decir, a menos de dos meses de la dura derrota electoral que habían tomado como un plebiscito, la oposición venezolana salía a la calle para lograr de facto, lo que no pudo en las urnas. Uno de los líderes de las guarimbas fue clarito al respecto: «Termina cuando saquemos a quienes nos gobiernan«.  ¿Se imaginan en un país serio (como les gusta decir a las derechas regionales) que suceda esto? ¿Uno puede imaginar en otro país sudamericano escuchar a dirigentes opositores plantear una Salida del gobierno luego de perder hace 40 días una elección en forma categórica? Aquí sí. En Venezuela todo es posible, y para peor, legitimable hacia el público externo. La mentira, la desinformación y la falsificación, como se ve aquí, estuvieron a pleno en esas semanas guarimberas  .
  • El epicentro de las protestas se desarrolló en los municipios opositores de Caracas y de Táchira. Se extendieron por casi un mes, por lo que en los barrios ricos de la capital, algunas familias debieron pasar varios días con familiares que viven en la otra parte de Caracas, en el Municipio del Libertador, gobernado por uno de los cuadros políticos más importante del chavismo, Jorge Rodríguez, ya que las guarimbas les impedían el libre tránsito. El Municipio de San Cristóbal, en Táchira, debió ser prácticamente militarizado para evitar el control de los grupos ilegales a lo largo y a lo ancho de la alcaldía opositora.

El saldo de las violentas guarimbas fue aterrador: más de 40 muertos, más de la mitad de ellos, militares, policías, militantes y simpatizantes chavistas (lo que muestra el carácter golpista de las movilizaciones), más de 150 edificios públicos destruidos, pérdidas económicas por más de 100 millones de dólares.  ¿Alguien en su sano juicio puede llamar a esto pacífico? ¿Pueden quedar impunes estos hechos? ¿Es legal que el líder de un partido marginal (no llegó a dos dígitos en la última elección) pueda someter a la sociedad a esta tragedia y mantenerse impune? ¿Ocurriría esto en un país serio?

  • En fin, luego de varias semanas, la calma volvió a Venezuela, aunque todo el 2014 se caracterizó por los amagos de protesta violenta, desabastecimiento económico, inflación de dos dígitos estructural, dólar por las nubes, acaparamiento a pleno, la muerte selectiva de figuras del chavismo (el asesinato del joven Robert Sierra) y un jaque mediático internacional permanente sobre el gobierno. En ese marco, Maduro, luego de los vaivenes de una gestión que no logra desactivar los nudos estructurales de una economía aún dependiente de la renta petrolera y que importa casi todo lo que come, avanzó hacia una política más dura con el desabastecimiento. En ese sentido, denunció a los supermercados, industrias y comercios que juegan sucio sobre la economía venezolana, sometió a la justicia a sus dueños y logró calmar a parte de la tropa propia que no veía resultados oficiales. Sin embargo, culminando el año 2014 aún no lograba estabilizar la economía en una dirección socialista, como se viene apelando desde el inicio de mandato.
  • Este año arrancó bajo la misma tónica que el anterior, con la novedad de una profundización de la división opositora. Como me apuntó el periodista especializado en temas sudamericanos, Bruno Sgarzini  “fijate que la oposición evitó ir a primarias en la mitad de los distritos para la parlamentaria de fin de año”. La división opositora comenzó en febrero de 2014 a raíz de las guarimbas. El sector más duro del antichavismo fueron los promotores de la protesta. Al activo Leopoldo López (hoy preso), se le suma la inefable Corina Machado, representantes de las “Ongs” y de vínculos carnales con el Departamento de Estado y Antonio Ledezma (de él hablaremos en un rato), integrantes del triunvirato que promocionaba la salida anticipada del gobierno. Por otro lado, están el taquillero Henrique Capriles y el exchavista Henri Falcón, ambos gobernadores de los Estados de Miranda y Lara (dos de los tres Estados que gobierna la oposición), que mantienen una táctica electoralista. A pesar de que a veces pueden funcionar como el “bueno” y el “malo” ambos grupos se encuentran enfrentados en cuanto a las formas de desalojar al chavismo del poder; los primeros por la vía violenta, los segundos, por los votos. Está claro que luego de la derrota de diciembre de 2013, y sin elecciones a la vista, el sector “duro” comandó a la oposición venezolana. Esa grieta se agrandó a partir de las reuniones mantenidas por el ala blanda con Maduro en el marco de los “Diálogos de Paz” de abril y mayo del año pasado. Los sectores antidemocráticos de la oposición criticaron a quienes asistieron a esas reuniones acusándolos de haber “entregado las protestas al gobierno”. En ese marco, se escuchó decir al gobernador de Miranda hace poco “que parece que la “Salida” propuesta no era la del gobierno, sino la de Capriles”.
  • En ese contexto de división, el antichavismo intentó, una vez más, desestabilizar la democracia a partir de un nuevo fallido intento de golpe. Para ello contaron con el escudo civil que se preparaba para la transición http://www.ventevenezuela.org/comunicado/. Alertados a tiempo, las fuerzas chavistas lograron neutralizarlo. Lógicamente de esto no se hizo eco la prensa internacional que decidió sin ninguna clase de prurito desinformar sobre todo lo que ocurría en Venezuela este último mes. En ese contexto de efervescencia, se produjo el trágico asesinato de un joven en una marcha opositora, que el gobierno en forma inmediata se hizo cargo. Acá, Misión Verdad, un blog altamente recomendable para informarse sobre lo que ocurre en Venezuela, realiza un análisis del caso. Y como si esto fuera poco, fue detenido el Alcalde Mayor de Caracas acusado de instigación, entre otras imputaciones. La prensa antichavista (des)informó, una vez, más sobre el episodio, acusando al gobierno de haberlo detenido de forma violenta. Estos dos videos se amigan un poco con la verdad y revelan aquí y acá las cotidianas mentiras del caso
  • El racconto histórico de estos dos últimos años invita a reflexionar e interrogarse sin anteojeras de lo que hoy ocurre en Venezuela. La pobreza de algunos análisis , realizados por gente respetable, realmente asombra en este contexto. La caracterización de “marchas pacíficas”, hablar de algunos personajes de la oposición venezolana de credenciales golpistas acreditadas como “luchadores de la libertad” y citar organizaciones de derechos humanos con sede en EEUU para entender la violencia en el país, parecen mucho para un analista valioso en otras temáticas de la región. Me imagino que nos queda para el resto: ser simples repetidores de las usinas mediáticas antichavistas.

Hasta la fecha, Maduro no ha tenido un bimestre de paz. No ha podido pensar la economía, ni siquiera, a corto plazo. Ningún país de la región, ni por un cachito, pasó por estas peripecias. Ni siquiera pudo gozar de las dos victorias electorales del periodo, ambas respondida desde la violencia irracional de la oposición. Los déficits de su administración son nítidos, como así también lo son los intentos antidemocráticos de acelerar su salida. Me pregunto: ¿Es entendible que la oposición venezolana quiera derribar al gobierno cuando tiene en diciembre la oportunidad de vencerlo por las urnas y quitarle la mayoría en la Asamblea? Si todo está tan mal y el gobierno no tiene apoyo ¿Por qué no esperar democráticamente el siguiente turno electoral? Es más, a partir de abril de 2016 se abre la posibilidad constitucional de la revocatoria de mandato, ¿por qué no esperar hasta esa fecha para sacarlo? ¿Será que el chavismo sigue vital? ¿Será que no hay seguridad del éxito electoral? ¿Cuál es el apuro opositor? ¿Sólo en Venezuela las protestas derivan en represión? ¿En México, Chile, Perú como se reprime a las protestas? ¿Hay desaparecidos en Venezuela como en México? ¿Hay periodistas asesinados como en el país azteca o Colombia? ¿Hay un presidente en la región que haya sido tan vilipendiado, maltratado, ridiculizado, agredido como Maduro? Preguntas, nada más.

A dos años de la muerte de Chávez, Venezuela se mantiene, a pesar de la agresión cotidiana y los déficit propios de la gestión política, rojo-rojita. La mayoría de los analistas, académicos e intelectuales de la región advertían que ante la desaparición del líder bolivariano, poca vida le quedaría al chavismo. Como hace sesenta años en Argentina, se pronosticaba que “muerto el perro se acabó la rabia”. Los hechos hablan por sí solos.

 

 

Acerca de Mariano Fraschini

Doctor en Ciencia Política y docente (UBA- UNSAM- FLACSO)

Ver todas las entradas de Mariano Fraschini →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *