Los carriles de las rutas argentinas

General Paz y Libertador

La aprobación del proyecto oficialista en la Cámara de Diputados deja mucha, demasiada tela para cortar, aún si se lo considera comienzo del fin del «conflicto con el campo» o sólo comienzo de otra etapa del mismo.

Demasiada tela para este redactor, que pasó un fin de semana de surmenage en Córdoba Capital a fin de no volverse tan loco con el tema; cuando se enteró de la noticia temió que los Salieris de De Angeli interrumpieran su retorno en algún punto. Consciente de sus limitaciones como costurero, se limitará sólo a unas pocas gotas de este océano de información e interpretaciones.

Hablaré de algo que considero inútil, de movida, pero que acaso sirva discutir en este punto: ideología. Comenzaré, como comienza todo, por citar a Perón. Cuenta Jorge Taiana que Vicente Solano Lima le dijo al Pocho que era, en el fondo, un conservador

Un día le dijo: «Usted es un conservador, un hombre que está con nosotros». «Claro»-respondió Perón-, en el fondo hay que conservar las grandes cosas, porque el cambio de estructuras es lo último que hay que hacer».

Esteban Peicovich, El Ocaso de Perón, Marea Editoria, Buenos Aires, 2007.

Una definición ideológica precisa del actual gobierno es algo complejo que no lograremos, es probable, aquí. Pero podemos acercarnos y esbozar. Partamos del Escriba:

El kirchnerismo es la forma concreta que tomó en la Argentina la ola latinoamericana de gobiernos que actúan en base a la heterodoxia y que no cumplen de manera automática los dictados de Washington ni los de los otrora poderosos oragnismos internacionales de crédito. (…) Es además la consolidación de la forma que encontraron los dirigentes políticos profesionales argentinos -administradores del período democrático iniciado en 1983- de darle una determinada estabilidad institucional al país luego la caída del gobierno de Fernando de la Rúa en 2001. (…) El kirchnerismo es el progresismo-realmente-existente.

Pero luego lo tenemos a Hal que dice que el Gobierno es más bien la versión más lucida del conservadurismo. «Sí, también es eso», respondería automáticamente Escriba. ¿Puede ser ambas?

Creo que necesita serlo. Si el kirchnerismo parte, surge o forma parte del peronismo, aceptaremos que es en esencia pragmático. En esta etapa, el peronismo gobernante se enmarca pues en un populismo, estatista y de centroizquierda (relativice lo anterior a gusto) que se da en toda latinoamérica, mientras que en Argentina es un conservadurismo lúcido que elige representar al progresismo existente. Puede que sea así porque acaso el conservadurismo sea lo más progresista que permitamos que nos gobierne, en tanto el «populismo-estatista-de-centroizquierda» sea lo más progresista que pueda gobernar latinoamérica.

Al comienzo del conflicto, Escriba pronosticaba que el gobierno se tiraría hacia la derecha para ubicarse más al centro con la integración del PJ. Entonces pregunté «Si hacen eso, ¿dejarán un márgen a la izquierda de sí mismos desde donde se los pueda empujar, o mejor dicho, tironear hacia el otro lado?»

Leamos ahora, si aún no lo hicimos, el diario de ayer, en especial aquí, aquí y aquí. Preguntemos: ¿Qué pasó con el peronismo, la fuerza fundamental en la que el gobierno esperaba apoyarse para aprobar su proyecto? Cedieron ante las presiones de sus bases, temieron no poder volver a sus provincias, juzgaron que las compensaciones eran insuficientes, y votaron en contra.

¿Qué hizo el kirchnerismo para resolverlo? Se apoyó en el SI y en otros progresistas para negociar con la Federación Agraria, cedió beneficios a pequeños y medianos productores, y así logró los votos necesarios.

No sólo eso, sino que terminó con un proyecto de ley mucho más progresivo que el original, a pesar de lo que griten De Angeli, las cuatro entidades, la oposición y la mar en coche. Y si todo sale bien, será, además, una norma aprobada por el Congreso. ¿Qué más querés? Ponele la firma de la Corte Suprema, Benedicto XVI y echá los fideos que estamos todos.

«El campo, en su ofensiva, provoca un giro a la izquierda en la política oficial, contra la voluntad del propio oficialismo y de buena parte de los agentes que confluyen en el sujeto nuevo y agrario», había anticipado Hal. Es que los actores antes mencionados debieron estar en esa posición desde un principio; responsabilidad del Gobierno que demoró en articularlo así.

¿Qué aprendimos de todo esto?

1) El kirchnerismo sería suicida si pretende seguir basando su gobernabilidad en cerrarse sobre el PJ. Acaso deba cerrar el frente, reconquistarlo, expulsar rebeldes, realinear la tropa. Pero esa es tarea de Néstor, no de la Presidente. Que aprenda con qué sectores puede negociar (en criollo, ceder algo para ganar algo). Si son los sectores adecuados, como en esta votación, saldrá favorecido, como en esta votación.

2) Debe, además, ampliar su espectro de «apoyo popular» para sobrevivir. Lo dicho, ampliar la participación para tener un contrapeso con capacidad de movilización. Eso requiere algo que ya pedimos todos: mayor redistribución, mayor inclusión.

3) Si quiere, también, reconquistar a los sectores medios, deberá resolver la inflación y otros problemas macroeconómicos, por un lado. Por el otro, y esto es importante para cualquier objetivo, mejorar la «pésima» comunicación. Es otro tipo de batalla, pero una de las más necesarias. Decir lo que se hizo mal es fácil. La nueva tarea es plantear cómo mejorar.

4) Último, y el quid de esta cuestión. Algún chistoso bromeará sobre los logros de la derecha en «profundizar las contradicciones», con bastante razón. Al kirchnerismo ¿hay que empujarlo por derecha o tironearlo por izquierda? Ninguna de las dos: el conflicto enseña que para lograr algo se necesita coacción bien entendida: capacidad de consensuar una demanda, de movilización en pos de esa demanda, de lograr atención mediática sobre esa movilización y esa demanda, de forzar respuestas institucionales. Política, bah.

En eso venía pensando este redactor el domingo, mientras atravesaba la ruta 9. Y en lo bien que vendría un plan extraordinario para ensanchar todas las rutas nacionales a tres carriles. No sólo para mejorar la circulación, evitar accidentes de tránsito, generar trabajo, fortalecer la economía. Sino, más que nada, porque en una ruta de tres carriles, el izquierdo no es de contramano, sino el rápido. Y es también -en algunos países como Estados Unidos- el carril del «pool», el comunitario, para autos que llevan varios pasajeros.

El redactor reconoce que todo texto posee marcas subjetivas del emisor. Y que una de ellas son sus esperanzas y deseos. Por eso no puede negar que desea, espera, ruega que el carril a transitar para movilizar todo esto sea ese, el izquierdo.

Actualización: Leo a Aliverti y veo que palabras más o menos, dice algo parecido, y por supuesto mejor. Y bueno, no pude ponerme aún del todo al día. Está bien que todo está ya dicho y sólo reescribo para pensar, pro tampoco la pavada… Mis disculpas.

Acerca de Faco

Facundo Falduto nació en Lanús durante la presidencia de Alfonsín. El destino lo llevó de chiquito a otra vida en otro lugar. Es redactor, escribiente, algo parecido a un periodista, y editor de blogs (?). Miente mucho y a veces habla en tercera persona, como ahora.

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15 comentarios en «Los carriles de las rutas argentinas»

  1. Muy lúcido y claro. Me dejás pensando con esto de «acaso el conservadurismo sea lo más progresista que permitamos que nos gobierne, en tanto el “populismo-estatista-de-centroizquierda” sea lo más progresista que pueda gobernar latinoamérica.». Porque es indudable que el peronismo más que revolucionario fue reformista. Más allá del folcklore de «combatir al capital» o de la decisiva impronta que le dio un revolucionario como John William Cooke.

    Quizás no lo vi en la primera lectura, pero me da la sensación de que el justicialismo muestra las debilidades propias de una estructura «movimientista». Esto hace, según mi humilde parecer, que cualquier se pueda reivindicar justicialista: desde hacendados hasta dirigentes sindicales de base. Y ahí no hay coherencia que valga.

    Por otro lado, la pésima comunicación del gobierno hizo que durante muchos de estos cien días de conflicto con los ruralistas sojeros, el oficialismo tuviera que salir a bailar con la música de Alfredo de Angeli y su pobre orquesta. Bastante temple demostró tener la Presidenta en muchas ocasiones; bastante desgraciados fueron algunas intervenciones del lado kirchnerista (D’Elía y el propio Kirchner en la Plaza de Mayo).

    Porque quizás, y aquí es probable que no estemos muy de acuerdo, me parece que el nuevo siglo arrasó con la forma de hacer política en forma directa, poniendo a la gente en la calle, haciendo un circo de carpas dispersas en la Plaza del Congreso.

    Es decir, se redujo la discusión a dos estereotipos pasionales: por un lado, los muchachos peronistas que salen a bancar a la Presidenta y por el otro, el gesto infeliz de De Ángelis vendiendo la imagen del «humilde tipo de campo que se levanta al alba, toma mate y labura de sol a sol».

    No hubo un llamamiento franco y abierto a la gente para que comprendiera que se está jugando un modelo de país y no sólo las retenciones móviles. Un país que incluya a partir de una política industrial y no que quede al albur del precio de las commodities.

    De todas maneras, insisto, más allá de estos detalles y ests sutilezas, me parecen cada vez más lúcidos tus comentarios.

  2. Eduardo: Siempre pensé que el peronismo como hecho sociocultural nos marca a todos, define en parte la argentinidad, y es imposible abstraerse de él. Todos somos peronistas en tanto vivimos en un país marcado por ese hecho. Federico Sánchez, lider de The Peronists al que entrevisté (y aún debo publicar) lo decía más simple: «el peronismo es polisémico, cualquier cosa es peronista, yo puedo decir que un ananá es peronista».

    No publiqué el resto porque me pareció que excede el análisis del post, pero cito aquí. Peicovich plantea que Perón «noos representaba muy a fondo a nosotros, que no somos revolucionarios, sino conservadores». Taiana responde: «Es muy probable. Creo que Perón, en el fondo, satisfacía esa imaginación subtropical, amplísima de la clase media argentina, que vislumbra un ascenso social. Que quiere transformar pero le gustaría siempre el smoking o el frac para las grandes funciones del Colón. Aunque al mismo tiempo reconoce que el Colón debiera ser un teatro muy popular. (…)Perón, en el fondo, interpretó el ser nacional. Un poco ambiguo, un poco indefinido, profundamente conservador, no propenso al cambio, apegado al sentido de la propiedad. Por eso todo lo que puede rozar la propiedad escalofría tanto al obrero como al de la clase media argentina. Todos tienen grandes ambiciones. Quizá porque muchos son descendientes de inmigrantes y vinieron a poseer algo. Y al poseerlo, no lo quieren perder. Ni correr riesgo alguno.»

    Mariano T: Pensé que se sobreentendía que hablaba de tres carriles en cada sentido… Ida y vuelta. Un abrazo.

  3. Faco dice:
    […]
    «Mariano T: Pensé que se sobreentendía que hablaba de tres carriles en cada sentido… Ida y vuelta. Un abrazo.»

    Posible respuesta de Mariano T:

    «para hacer tres carriles por mano se necesita mucho espacio. ¿nos van a seguir expropiando?»

  4. Eduardo Betas: «el gesto infeliz de De Ángelis vendiendo la imagen del “humilde tipo de campo que se levanta al alba, toma mate y labura de sol a sol”. « Lo lamentable es que esa imagen ya estaba «comprada» de antemano, por éso fue tan fácil venderla.

    Y los medios (asumiendo que alguno lo hubiera hecho de buena fe) lo presentaron en los términos bucólicos en los que todos veíamos al campo hasta febrero. A Don Ata, unas coplitas de Di Fulvio, un asadito a la sombra del ombú.

    Y por éso es urgente y necesario resignificar todo. Porque esa imagen que todos teníamos del «sujeto agrario» se ha demostrado tan falsa como cualquier otra falsedad.

    Porque lo que vimos en las rutas y los pueblos no fue éso. Los Borrachos del Tablón, Quebracho o las Maras Salvadoreñas son violentos, pero al menos respetan un código: No atacan a sus propios integrantes. Acá si. Y a escala industrial.

    Atacaron ya no sólo al pueblo en su conjunto con desabastecimiento y subas de precios, no sólo a las familias que tenían el tupé de querer transitar por las rutas sin su anuencia. Atacaron además a su propio vecino. Al tipo con el que hasta la semana pasada jugaban al tute. Al intendente que les hizo el cordón cuneta. Al presidente que les internacionalizó un conflicto local. Por un kilo de soja.

    Reitero, por éso es urgente y necesario resignificar todo. Porque no se puede abordar un problema con los esquemas perimidos de febrero. Lo que está enfrente no es Don Ata, es otra cosa. Mucho peor.

    El campo habrá ganado unos puntitos menos de retenciones. Y plantará unas hectáreas más de soja. Pero perdió la virginidad que nuestras mentes insistían en acreditarle. YA debemos repensar y resignificar ésto que tenemos enfrente. Ya.

  5. Mariano T.: no es el ancho de las rutas lo que va a dificultar los cortes, sino la pérdida de legitimidad de los mismos.
    Me parece que lo mejor que pueden hacer es aceptar la invitación que les van a hacer (si no la pudren, seguro los van a invitar), y sentarse a discutir ahí (tal vez con un nuevo Secretario de Agricultura) qué van a hacer a partir de noviembre.
    Las compensaciones van a servir para salvar la campaña 2008, pero a partir de 2009 será la hora de que se pongan en práctica las políticas activas que permitan agregar valor, para superar la etapa de «defensa» de las rentas extraordinarias. Es necesario que ustedes participen de esas discusiones, no que las boicoteen.

    Perdón, Faco, por la disgresión. Un abrazo

  6. Mariano: si los invitan y los escuchan es un avance muy importante, porque hubo en muchos sectores reuniones previas y no se los escuchó, de hecho los productores de las «economías regionales» o producciones alternativas fueron recibidos varias veces por Agricultura pero sin que se produzcan resultados.
    La falta de reacción del gobierno cuando se inician los problemas es un tema a resolver.

  7. Real, si comenzamos a debatir con esos conceptos estamos igual a De la Pampa.
    Burlarse de DeAngeli es como burlarse de D’Elía. Coicidirás que no sirve. Los dos representan segmentos de la sociedad. Tal vez no conozcas lo suficiente la gente de campo y no te sientas representado por el estilo Ata, pero existe y mucha gente que vive en pueblos pequeños y no tiene ni plaza para protestar, coincide con ese tipo.
    Si estás de acuerdo con las retenciones sería bueno encontrar un análisis de tu defensa, en lugar de fijarte en un personaje.

    Por mi parte, lo dije mas de una vez, el problema económico que tiene el país no resiste la farandulización del debate. Los millones que se están perdiendo por esta contienda pasan a engrosar la deuda en aumento.
    Ejemplos al azar, hay miles de la deuda que crece:
    -la olla a presión que significa una inflación creciente con índices manejados desde el INDEC.
    -Moyano a 3 meses de arreglar con el gobierno ya está hablando de reajustes.
    -La presidente anunció un aumento de sueldos a los militares ayer por la noche.
    -Tuvieron que quitar fondos destinados a las provincias para cubrir la deuda por generación de energía cuyos máximos consumos se producen en Capital Federal y conurbano, que además somos los que pagamos las tarifas mas bajas del país.
    Encima nos damos el gusto de producir menos, haciendo esfuerzos desesperados por capturar parte de esa producción para pagar deudas que cada vez son mayores.
    La política en este momento y los debates ideológicos no me explican a mi como ciudadana por donde está la salida.

  8. Caroll: Estaba tomando una frase de Eduardo Betas para referirme puntualmente al ojo con el que estamos mirando a un sujeto que creo que hace rato que debió ser socialmente resignificado.

    Esto es en un 100% político e ideológico, y para mí éso es muy bueno, no malo como vos lo planteás. Si sólo te quedás con los planteos administrativos que me mencionás, te estás perdiendo el bosque, y podrás discutirlo mejor con un contador que conmigo.

  9. Caroll: Y otra: «Burlarse de DeAngeli es como burlarse de D’Elía. Coicidirás que no sirve. Los dos representan segmentos de la sociedad. Tal vez no conozcas lo suficiente la gente de campo y no te sientas representado por el estilo Ata,…»

    1. Yo no me burlé de nadie. No sé dónde habrás visto una burla en lo que yo escribí, y

    2. Nací y viví hasta los 28 años en el corazón de la «pampa gringa», así que si fuera por sacar «chapa de gaucho» creo tener las espuelas mejor puestas.

    Y por que sé lo que es vivir en un pueblo de 15 mil almas, sé lo que ésto significa que te escrache un vecino con el que te vas a cruzar cada 10 minutos en el almacén. Así que no me corras con el apero. Sé de qué estoy hablando. Y es bien, pero bien feo lo que se vio en estos días. Peor de lo que te imaginás.

    Y aguante el Ata, Larralde, Di Fulvio y otros, no son propiedad de «el campo».

  10. Creo que ante todo merece el mayor encomio la enorme apuesta a la política que terminó haciendo el gobierno, cuando muchos creían (me incluyo), que habíamos iniciado un camino sin retorno hacia una guerra civil.

    Cuando hablábamos de golpe, (al menos cuando yo lo hacía), era en referencia a la alternativa menos cruenta, porque este gobierno no es de los que se van a tomar el bondi al primer cacerolazo, ni se va a quedar sólo aguantando los trapos, no si de mi depende.

    Es realmente muy interesante su análisis Faco, y como Ud dice queda mucha tela por cortar.

  11. Me sorprende tanto el entusiasmo en general de la intelectualidad progre por este gobierno. La idea de volver a poner a flamear ciertas banderas los pone como locos a muchos. Pero no crees que esa simbología anacrónica saca de las casillas a la gente que encima ve que la cosa diaria se pone cada vez mas fulera mientras estos tipos juegan al populismo básicamente eso el lo que volcó a salir con los cacerolasos. Se sale mas por el indec y la inflación que por el campo. Pero el gobierno insiste en la liturgica:Los cantos de las barras de “Patria Si Colonia No” y el constante grito de “Gorilas” fueron patéticos. Ni hablar casos tipo Kunkel arengado a eso pibes que no tiene ni idea de nada no pueden hacer ni un O con el culo de un vaso. Lo que les pasa a esos jóvenes militantes que se creen que están viendo el regreso de Los Beatles pero no se dan cuenta que los que tocan son Los Danger Tour.

  12. Carmen:

    ¿Sería más entendible si la Universidad estuviera rebosante de guita y curritos, no?

    Los progres deben aprender a presionar al kirchnerismo para que les tire «compesanciones» en ese campo.

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