Mi zonzo corazón

The night is like a lovely tune
Beware, my foolish heart

 

My Foolish Heart es un tema de 1949. La música es de Victor Young (compuso también, nada menos, Stella by Starlight, por ejemplo) y la letra, de Ned Washington. Están las versiones de Frank Sinatra, la de Bill Evans y Tony Bennett, aunque a mí me gusta la de Carmen McRae, a la que pueden dar play.

Hay un verso de esta canción que siempre me llamó la atención y que me gusta mucho:

There’s a line between love and fascination

La forma en que el autor introduce la palabra «fascination» me hace acordar -no sé bien por qué eh- a cómo Pappo incluye sus «suburbano»  o «no obstante lo cual». Como un artificio que te hace prestar más atención, estar más alerta. Es la clave de la canción, me parece, además.

Volviendo al sentido de la letra, la cosa es que el autor le habla a su «zonzo corazón». «Beware…» (cuidado). Porque… «la noche (esta noche) es como una bonita canción».  Así que, cuidado «zonzo corazón»…

Es que hay una línea (hay una diferencia) entre el amor y la fascinación. Pero es tan difícil de ver en una noche como esta…Porque ambas dan justo la misma sensación, cuando estás perdido en la magia de un beso…

Y sí, cómo no…

Al final, los labios se acercan y el «fuego» comienza. Y la estrofa que en boca de Carmen McRae es una maravilla:

For this time, it isn’t fascination
Or a dream that will fade and fall apart
It’s love, this time it’s love, my foolish heart

¿Es así como dice el autor o es lo que siente? En realidad ¿cómo saberlo ahora, cuando la noche se parece a una bonita canción? ¿Seguro, así con luna eterna, tan blanca? Esta vez no es fascinación ni un sueño que se esfumará y derrumbará. Es amor, es amor, mi zonzo corazón. Y sí… ahora… (¿por ahora?) en medio de la magia de un beso, es amor…

Nuestro querido Manolo, samurai del anti-elitismo, se ríe un poco de cómo se nos da la política a las clases medias urbanas, muchas de ellas profesionales, siempre más cercanas al Estado que el resto en forma de maestras, abogados, profesores, investigadores del Conicet, directores nacionales, lobbistas, asesores, subsecreatrios, ministros, periodistas… A la vez, siempre buscando de alguna forma de estar más cerca de los «grandes» -cuáles, es más o menos lo mismo, diría Manolo- que del «pueblo» (diría Maquiavelo). El resto, la anti-elite se acerca a la política de otra manera -«nunca me metí en política, siempre fui peronista»-.

Y ahí estamos siempre las clases medias urbanas hablándole a nuestro zonzo corazón. Hablándonos principalmente a nosotros mismos. No vayas a ser engañado. No vayas a ser engañado una vez más. Aún cuando en una noche como esta Néstor Kirchner diga «no tengo miedo, no les tengo miedo»; «lamentablemente, en ese proceso de recuperación, expansión y transformación no contamos con la ayuda del Fondo Monetario Internacional»; «Coto, yo te conozco» o  «comandos civiles». O incluso si Cristina amaga con romper los libros que siempre pensaste que había que romper en momentos clave, esos libros gruesos e intocables como guías telefónicas. Los rompe, mirá cómo los rompe. No los rompe. Los rompe un poco. Los rompe otra vez, otra vez, mi zonzo corazón. ¿O no? ¿O hace que los rompe? Cuidado igual. Cuidado. Puede ser un sueño que se esfume y se derrumbe. No te dejés hipnotizar. ¿»Fascination«? Pero, ay, esa luna, esos labios … Cómo saberlo…

Ahí desfilan en la arena pública entonces los que nunca se dejan fascinar por nada pero, claro, como daño colateral evitan el amor. También los enamorados. Y (beware…) los fascinados. Por otra parte, están los que sienten que estuvieron fascinados y ahora están taaaaan enojados -«yo sabía, nunca me enamoré de esos, lo juro»-. Los que pregonan el anti-amor a puro despecho. Procíclicos del amor (¿o de la fascinación?) «Tontos, creen estar enamorados pero están apenas fascinados… todo porque la noche se parece a una bonita canción», ja. Ya van a ver. Ahora sí. Ahora con este HECHO CLAVE VERÁN LA REALIDAD, QUE SE HAN VISTO ENGAÑADOS POR ELLOS MISMOS. Foolish heart.

Y todo esto viene a cuento de algo que se viene escribiendo en este blog. De 1983 para acá ha habido cuatro presidentes a los que les daba para serlo. Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Néstor y Cristina Kirchner. De la experiencia surge que en las elecciones presidenciales, a los argentinos les tiene que «calentar» algún candidato. Ir y votarlo «para» algo. Me dirán que Néstor Kirchner fue votado por pocos y «enamoró» después. Puede ser. Pero, hasta donde vemos, fue en un contexto de crisis política y económica que por ahí y ahora no se ve.

¿Habrá entonces una elección presidencial que no «caliente» a los argentinos? ¿En qué medida impactaría eso en el futuro presidente? ¿Es lo mismo para todos, los seguidores de las «elites», de los «grandes» y para el «pueblo»? ¿Votaremos un presidente como opera un cirujano? ¿Da poder eso o debilita? ¿La «luna de miel» de un presidente es siempre igual? ¿Siempre la mayoría elige fascinarse los primeros cien días, con cualquier presidente? ¿O elige querer amarlo? ¿Veremos un juego distinto esta vez? ¿Aparecerá en la campaña un candidato que toque la fibra -«pacto militar sindical… para todos los hombres de buena voluntad…»- para enamorar?

¿Sobran candidatos? ¿Quedan políticos? Tarde o temprano lo sabremos.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

Ver todas las entradas de Nicolás Tereschuk (Escriba) →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *