PJ Bonaerense. Unos apuntes

Unos apuntes sobre la situación del PJ bonaerense:

  • Lo que se discute tanto es la situación del PJ bonaerense. Las elecciones legislativas son por distrito (provincia), no hay un candidato nacional en estos comicios.
  • En la lectura política de la noche de la elección, quien está en el Gobierno trata de llenar dos casilleros: fuerza política más votada a nivel nacional y/o fuerza política más votada en la provincia de Buenos Aires. En las legislativas de 2009 y 2013 el oficialismo logró ser la fuerza más votada a nivel nacional pero «perdió», al perder en Provincia. La Alianza perdió en las dos instancias en 2001 y así le fue. A continuación un cuadro sobre elecciones legislativas realizado hasta 2009, tomado de una nota de Horacio Verbitsky, al que habría que agregar lo ocurrido en 2013.

 

  • El PJ bonaerense, como en 1985, enfrenta el test electoral desde el lugar de oposición a nivel nacional y provincial. En aquel momento, el cafierismo rompió con la estructura del partido y se impuso «por afuera» al herminismo, siendo a su vez todos ellos derrotados por la UCR.
  • Los libros (al menos los de mi biblioteca) dicen que los escenarios electorales se ordenan en torno a lo que ocurre con la figura del Presidente, no con la figura de los expresidentes. En lo que vemos hoy en el peronismo esto es en parte cierto. El PJ bonaerense llega a este momento del cierre de listas más unido que lo que podría haberse previsto en la primera parte del año 2016, con un Presidente que parecía «comerse los chicos crudos», amagaba con ser pragmático y no crudamente ideológico, como es.
  • Este gran debate que se ve por el cierre de listas y la estrategia electoral en el PJ bonaerense es una «segunda oportunidad», un milagro sólo producido por las falencias del gobierno del presidente Macri, en particular en el terreno económico.
  • Si el PJ bonaerense estuviera hoy sólo un poco más partido de lo que está, el resultado de los comicios legislativos ya se encontraría definido mientras esto se escribe, sin misterios en agosto y en octubre. Si permanece bastante unido -el partido y su electorado- el misterio se extiende. Un objetivo central del PJ sería no definir todo «en el escritorio».

  • Hay que recordar que durante los primeros meses de la gestión de Cambiemos, el bloque de Diputados del Frente para la Victoria-PJ sufrió escisiones: antes del inicio de sesiones ordinarias de 2016 se creó el Bloque Justicialista (donde hay algún exfuncionario kirchnerista, un dirigente bonaernse de SMATA y legisladores que responden a los gobernadores de La Pampa y Salta, junto con otros dirigentes jujeños, correntinos, mendocinos y riojanos); en tanto que en junio el Movimiento Evita creó el bloque Peronismo para la Victoria.
  • El segundo semestre llegó y tuvo tus ojos: todo el peronismo, incluida la dirigencia que se nuclea en torno a Sergio Massa empezó a hablar el mismo idioma. «Gobierno para ricos», «inflación», «alimentos», «pymes», «despidos», incluso «corrupción». Tenemos un Presidente que parece volver a tener que basarse en su núcleo duro (más fuerte en la zona central que en la periferia, más fuerte en el interior de la Provincia que en el Gran Buenos Aires, más fuerte entre los adultos mayores que entre los jóvenes, más fuerte a medida que se asciende en la pirámide social). Y un peronismo que entra en un estado más deliberativo.
  • En ese contexto es que el oficialismo además parece apostar a la figura de la goberandora bonaerense. Insistimos: sabemos que es más bien lo que ocurre con el Presidente lo que definen más los escenarios electorales.
  • Sin un presidente ni un gobernador peronistas, todo peronista tiene en la mochila el bastón de mariscal. Aparecen algunos dirigentes que no aman ni le temen (Nicolás Maquiavelo se fijaría en esto) a la expresidenta Cristina Kirchner.
  • El corolario es esto que vivimos. Por un lado, las múltiples familias peronistas (bonaerenses) hablando «el mismo idioma». Por otra parte, un peronismo que aparece más unido que lo que podría haberse esperado. Recordemos, por ejemplo, que el peronismo concurrió más atomizado al debate por el Presupuesto bonaerense en 2016 que en 2017. Tuvo una posición única en torno a la cuestión del feriado del 24 de Marzo y del 2×1. Respaldó las «protestas de marzo», incluido un paro general. A nivel nacional, bloqueó el proyecto de voto electrónico. Y cuestionó al jefe de Gabinete, Marcos Peña, en sus últimas presentaciones en la Cámara de Diputados. El gobierno de María Eugenia Vidal llegó a tener un ministro del PJ, que luego renunció. Había que ver este miércoles mismo una reunión en la sede del PJ que, en comparación con otras disputas peronistas se parecía más bien a una deliberación de la socialdemocracia sueca.
  • Aún así, sin un presidente ni un gobernador peronistas, el PJ bonaerense aparece algo más desunido que lo deseable. Si bien logra incluso atraer dirigentes desde el Frente Renovador (Alberto Fernández, Héctor Daer), hasta el momento no puede unificar una postura sobre la estrategia electoral.
  • Sin la dinámica que da la posibilidad de un ordenamiento «vertical» desde los gobiernos, no parecen extrañas estas diferencias. Mencionamos el caso de las elecciones de 1985, pero a nivel nacional podría pensarse en los «neolemas» de 2003, donde un presidente no electo carecía de la fuerza para unificar.
  • Si eso es lo que ya ha pasado y nos permite traer ejemplos de la historia reciente, hay sin embargo elementos inéditos. Uno de ellos: un presidente al que le cuesta hacer pie en la provincia de Buenos Aires -más aún en el Gran Buenos Aires-, ambos territorios donde su boleta no se impuso en ninguno de los tres turnos electorales de 2015. Y a eso hay que sumarle la figura de Cristina Kirchner, que se retiró de un gobierno de manera estable y con altos niveles de aprobación -no le ocurrió a Carlos Menem- y cuenta aún con amplios respaldos en la provincia de Buenos Aires, en términos de dirigentes y de votos. Insisto: en mi opinión el que define la suerte electoral del oficialismo, así como la forma que toma el «terreno de juego» es el Presidente y no los expresidentes. Pero aquí hay un elemento adicional.
  • Algo más sobre el PJ y las legislativas bonaerenses: si vemos el cuadro que ilustra este post, sabremos que el partido no logró imponerse en 4 (1985, 1997, 2009 y 2013) elecciones de 9 hasta el momento. Si no sale primero en esta oportunidad habrán sido 5 de 10. Contrasta con la visión insólita de un peronismo invencible que «gobierna hace 70 años» que quiere vender el actual oficialismo ¿verdad? Son partidos difíciles.
  • En ese contexto, el PJ bonaerense ha resultado derrotado de todas las maneras -con o sin internas (me tomo la licencia de tomar la interna para gobernador de 2015), con y sin candidaturas testimoniales, con y sin un presidente peronista-. Sabemos que las internas (peronistas) son muy duras. También que no hacer internas no garantiza ganar. La virtud que puedan demostrar (o no) los dirigentes en este mes y los que siguen comenzará a escribir parte de la historia.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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