Anotaciones más allá de la alegría

Mucha alegría, sí. Pero nada de lo que podamos decir de bueno acerca de las PASO y sus resultados no ha sido ya dicho. Por los opositores mismos. Tan contundente es el triunfo que todo lo que podíamos esperar escuchar en 678 ya ha sido dicho. En el programa de Mariano Grondona. Tan innegable la realidad que LA NACION parece Tiempo Argentino.

Una síntesis, preliminar, de lo que dejan estas PASO: importante participación. Triunfo ple-bis-ci-ta-rio de Cristina. Ni aún sumando los porcentajes del segundo al… ¡último de los candidatos! -de Alfonsín a Bonnaci, el décimo-, ni aún así alcanzan a CFK. Triunfos en la CABA, Santa Fe (sobre Binner mismo) y Córdoba (adiós legitimidad segmentada). Y ningún opositor se despegó del resto: un problema mayúsculo para direccionar el voto útil y tener alguna esperanza, mínima, de polarización.

Entonces es más que legítimo festejar. El triunfo, sí. Más aún pensando de dónde venimos (2008, 2009). Pero no perdamos de vista que más importante aún que el triunfo es lo que significa: acompañamiento popular. Festejemos, sí, pero no demos lugar a la frase chilaveresca («tú no has ganado nada»). Intentemos ver más allá de la alegría para eso. Los compañeros que quieran festejar pueden dejar de leer acá. Un par de anotaciones, las pocas que ahora se me presentan:

1. No todo el voto es convencido, ideológico, de defensores del «modelo». Además de los votos de Cristina, de los compañeros gobernadores, de los aliados, del voto cruzado, hay que considerar también la existencia de ese voto no ideológico, no convencido, pragmático. Y también debe haber un voto castigo a la oposición. Son los anti-opositores. ¿Cuántos no habrán ido a votar ante la certeza del triunfo del FpV? Suponer que el 50% de los argentinos es efectivamente kirchnerista es comprar espejitos de colores.

2. El frente externo, si bien opera favoreciendo a CFK, puede complicar la gestión. Existen votantes conservadores. Y el oficialismo deberá atender también sus demandas. Significa incorporarlas al mix que es el kirchnerismo, algo que puede causar algún malestar en los sectores más progres.

3. Responsabilidad. Porque el resultado revela que sobre los hombros del oficialismo descansa la esperanza de la gran mayoría de la ciudadanía. No sobre los de Alfonsín, o Duhalde, o Binner. No traicionar esa confianza significa el triunfo que cuenta: octubre.

4. Si decíamos que una oposición seria, responsable, que efectivamente represente a porciones de la sociedad es deseable (para seguir reconciliando a la sociedad con la y lo político) observamos -lamentablemente- que muchos políticos opositores son acreedores de la sentencia tanopasmeana: están, (casi) definitivamente, en la B.

Acerca de Ricardo

De Ricardo se dice: Es un sufrido hincha de River que nació en Tucumán. Le gustan los Bitles y el Yorc Jarrison. Estudia medicina. Está casado. Políticamente es un idealista pragmático que se ubica a la izquierda del arco político pero no le da el cuero para ser revolucionario y se conforma con que la gente viva un poco mejor cada día. Para que lo denosten sus amigos se reivindica no como kirchnerista sino como Nestorista de la primera hora.

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4 comentarios en «Anotaciones más allá de la alegría»

  1. la 1 es obvia.

    eso fue buena parte del voto a Scioli, hay que hacerlo propio, agradecerlo y escucharlo.

    tampoco hubo, aparentemente, voto castigo de parte de los intendentes del conurbano, a quienes se los habia maltratado bastante, no se que pasara en octubre

  2. ricardo,

    coincido con algunas cosas y creo que disiento en otras (tal vez no interpreto correctamente lo que decís).
    van las notas sobre las segundas:

    1- pepe dijo que este punto era obvio. sí, claro que el 50% no significa que la mitá de la gente sea ultra k. pero lo mismo cuenta para los malos desempeños de la oposición. ni siquiera esos 12% son votantes militantes de esas fuerzas en decadencia e inminente diáspora. el voto duro kirchnerista debe tener un piso cuyos guarismos son los que el FPV sacó en las legislativas del 2009. y eso es un piso alto.

    2- no creo que el gobierno deba congraciarse con los recalcitrantes de siempre. creo que debe ir aún por más, aprovechando la fuerza legitimadora de toda elección, más aún si la victoria es aplastante. la agenda conservadora debe ser completamente ignorada. solamente deberá intentar comunicar con inteligencia las medidas que molesten al entente reaccionario para que los multimedios de la desinformación no puedan lastimar con sus conocidas artimañas. ¿qué ganaría haciendole el caldo gordo a esos sectores? creo que el gobierno ganó y mucho cuando, acorralado, decidió morir o vencer en su ley. creo que, después de todo, fue muy positivo el fenómeno 125. consolidó un grupo duro de votantes k a partir de la lectura que muchos hicimos de los enemigos que el gobierno supo ganar y duplicó el apoyo popular a partir de las medidas discutidas por el establishment tomadas luego del voto «no positivo». retroceder puede ser muy grave, en lo electoral y en lo social. además los conservadores nunca serán kirchneristas, porque detestan no lo que «se hace mal» sino, precisamente, lo que el gobierno hace bien. si un conserva vota k algún día, atenti, significa que el kirchnerismo se volvió conservador.

    en lo demás, completamente de acuerdo.

    saludos!

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