El domingo próximo se realizan las elecciones presidenciales en Colombia. Se trata de la primera elección de importancia en Sudamérica del año calendario, aunque como alertábamos aquí la victoria del chavismo en las regionales de diciembre y el de Bachelet a mediados del mismo mes, abrieron un 2014 plagado de compulsas electorales en la región. La de Colombia, sin embargo, será junto a la de Brasil, las dos más importantes, no sólo por el peso de ambos países en el interior del archipiélago sudamericano, sino porque sus resultados afectarán de lleno en los procesos políticos de los países vecinos.
En dos días Colombia elegirá al presidente que gobernará entre 2014 y 2018. La mayoría de las encuestas predicen un escenario de segunda vuelta debido a que ninguno de los candidatos logra perforar el 50% de los votos necesarios para evitarla. Por lo que la definición se extenderá con seguridad a las próximas tres semanas y promete convertirse en un mano a mano de novela.
Acá van algunas apostillas de la compulsa:
• Los cinco candidatos que compiten por el pasaje a la Casa del Nariño son: el presidente- candidato Juan Manuel Santos por el Partido de la “U”, (PU) Oscar Ivan Zuluaga del “Centro Democrático” (CD), Clara López del Polo Democrático (PD), Enrique Peñalosa de la Alianza Verde (AV) y María Lucía Ramírez, del histórico Partido Conservador.
• La candidatura de Santos aparece como la favorita. La alianza que lo acompaña está integrada por su propio partido el PU, Cambio Radical y el Partido Liberal. A pesar de haber disminuido su performance electoral en las encuestas previas, el presidente colombiano logró enhebrar en estos cuatro años un acuerdo histórico con las Farc (ya se aprobaron los primeros tres de los cinco puntos de negociación) en un contexto socioeconómico positivo a pesar de las deudas aún pendientes con las comunidades campesinas. La constitución de una sólida mayoría parlamentaria, producto de las elecciones realizadas hace dos meses, le asegura contar con un recurso de poder clave para asegurar los acuerdos de La Habana.
• El candidato que aparece con mayores posibilidades de desafiar al presidente es el representante del CD Zuluaga. El delfín del expresidente Álvaro Uribe se perfila como el principal rival de Santos a partir de un posicionamiento de fuerte contenido opositor hacia los acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla. Durante sus dos presidencias (2002- 2006 y 2006- 2010) Uribe llevó adelante una política de jaqueó y persecución permanente a la guerrilla que le permitió diezmar sus fuerzas y recuperar territorios. El retorno del clivaje políticas de paz/ discurso militarista es la novedad que presenta la elección del domingo. De ese escenario se alimenta las posibilidades de la dupla Uribe- Zuluaga de convertirse en la principal alternativa al oficialismo santista. A su vez, la instalación de esa temática, le permite al propio Santos correr de la agenda las deudas pendientes en el área socioeconómica y polarizar con su antiguo líder en un territorio donde el presidente puede mostrar significativos avances.
• En ese marco, la oferta electoral de los otros tres candidatos se licúa al compas de la consolidación del clivaje “guerrillero” (“la guerra y la paz” como la caracterizó el amigo Fede Vázquez). La candidata del PD Clara López no logró instalar la necesidad del cambio del modelo económico, Peñalosa tampoco pudo lograr que las propuestas de la Alianza Verde de oxigenar y moralizar el sistema político superen su techo histórico, mientras que las posturas del Partido Conservador no lograron concitar los apoyos históricos de antaño.
• Que cuatro de los cinco candidatos hayan sido ex ministros de Uribe durante sus dos presidencias refleja por un lado, la importancia que aún tiene la figura del ex presidente en la política colombiana, y por el otro que el antiguo formato bipartidista en Colombia ha llegado a su fin. El dos veces presidente colombiano se retiró del gobierno gozando de un importante apoyo popular que, a pesar de ir perdiéndolo con las disputas con su antiguo delfín Santos, le permitió convertirse en el segundo senador más votado en las recientes elecciones legislativas. Luego de la era Uribe, los dos partidos tradicionales, que gobernaron el país desde 1958 hasta 2002, no lograron revalidad su antigua hegemonía y sólo fueron parte de las distintas alianzas de gobierno (el PC con Uribe y el PL con Santos).
• Las últimas encuestas reflejan una paridad entre las candidaturas de Santos y Zuluaga a una buena distancia de los otros competidores. Sin embargo, debemos alertar que hace cuatro años los estudios previos mostraban un empate técnico entre el propio Santos y el entonces candidato del Partido Verde Antanas Mockus, que luego se convirtió en una ventaja de más de 20% para el candidato del PU.
• Sin dudas, la elección de este domingo tiene claros contornos regionales. Un triunfo de Santos permitirá avanzar en los acuerdos con la guerrilla, manteniendo estable las relaciones con el gobierno de Venezuela. El chavismo espera con ansia la reelección de Santos, no tanto por el amor que concita su figura, sino por el temor que produciría el triunfo de la candidatura de Zuluaga- Uribe para la estabilidad política de su gobierno.
• La región espera también con preocupación el resultado. A pesar de que no existen declaraciones al respecto, los gobiernos populares (populistas, de izquierda, progresista, etc) de Sudamérica esperan que Santos revalide y avance en el proceso de paz. La vuelta de las posturas guerreras, con la consecuente injerencia del gobierno de EEUU no parece ser un escenario simpático para esos gobiernos.
El próximo domingo más de 30 millones de colombianos en condiciones de ejercer su voto diagramarán los venidos cuatro años. La histórica abstención electoral en el país promete mantenerse en los niveles de siempre. A pesar de que en la actualidad los riesgos de ir a votar son menores que en el pasado, la motivación popular por los candidatos está en baja. Sin embargo, no todo está dicho en el país de Gaitán y Galán. El 25 por la noche estarán los resultados. A la espera nos quedamos.
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