Chantas, más que chantas

Leemos en La Nación On Line de hoy (a las 17:46): «El Indice de Precios Implícitos del PBI reconoció que el alza de 2008 fue de 18%, aunque el instituto había informado incrementos de menos de la mitad en los índices de precios minorista y mayorista; el producto creció 7% en el año, pero en el último trimestre registró su menor alza desde 2002; fuerte caída de la inversión».

Se accede: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1099586&pid=5836746&toi=6258

Vamos a ver. Desde el desdichado error de meter mano en el IPC, chantas de todo tipo y color se han dedicado a poner en duda cualquier estadística que provenga del INDEC. Una de ellas es precisamente la medición del PBI. Se sostenía que el PBI resultaba inflado porque se subestimaba la inflación. Pero ahora nos enteramos, por un medio furiosamente opositor, que en realidad el deflactor que usa el INDEC para el cálculo del PBI no es su propia medición del aumento de precios con el IPC o con el IPM, sino un tercer indicador que supera de lejos a los cuestionados índices.

O sea, gritemos todos contra la manipulación del IPC y de cualquier estadística. Pero no macaneemos, no inventemos cuentos. Y le dicen chanta a Polémico Moreno.

9 comentarios en «Chantas, más que chantas»

  1. Claro Andrés. Hay que gobernar con la verdad en todos los casos. En este caso se ve claramente como una mentira oficial se propaga y obliga a estas chantadas.
    ARGENTIDEAS

  2. O sea que el gobierno miente dando una cifra más baja de la inflación, pero usa una inflación más acorde a la real para calcular el PBI, y de alguna forma el chanta no es Moreno ?!?

  3. Perdón andrés, pero el IPC surge de la EPH, dado que es una suma ponderada de los precios de los productos y su factor por la incidencia en el consumo.

    El deflactor del PIB es parecido al IPC, pero no pondera lo que mide, sino que se multiplican precios y cantidades sin ponderar y se compara el año actual con el anterior (dicho esto en forma bastante simplificada).

    En cambio el IPC pondera de distinta manera cada producto, según la incidencia que tiene de acuerdo a la EPH un determinado perfil de consumo promedio, mientras que el «deflactor del PIB» considera todos los bienes y servicios producidos en el país, por lo que solamente se lo puede ver como un proxy de la inflación, pero no como la inflación misma, dado que todos los productos «pesan» lo mismo en el resultado.

    Por ejemplo, si los autos aumentan un 500%, pero el resto de los productos se mantienen constantes, entonces el IPC habrá variado poco, pero el deflactor de pib bastante más.

    De todos modos, es cierto que desde p12 hasta lanacion, reconocen que el indec es poco confiable, ahora bien, toman como ciertos los datos que les convienen a su perfil, y desestiman como manipulados el resto… lo cual carece de toda coherencia como ud. bien remarca.

    saludos!

  4. Pero, El Lurker, yo creía que el hecho de que las acciones de Moreno en el INDEC sean una chantada ya era una de esas verdades evidentes y universalmente aceptadas, sobre las que es inútil volver. ¿Es el único chanta? Mi pequeña exégesis del artículo de La Nación sólo tenía ese modesto objetivo: señalar otros chantas, que pasan por ser personas serias.

  5. En el origen de todo está la manipulación del Indec. Andamos en las tinieblas y cualquiera dice cualquier cosa. De ahí la necesidad de que las estadísticas oficiales sean confiables.

    Yo no sé cómo se va a salir de todo eso.

  6. Andres: permítame una sutil discrepancia (creo que nos vamos a poner de acuerdo como casi siempre). No coincido en que la manipulación del IPC fue un desdichado error. Fue una acción totalmente intencionada. Existió una desdichada necesidad, y entre los varios costos que se podía optar por pagar para satisfacerla, se eligió la manipulación del IPC. De no haberse hecho esto, debieron tomarse otras resoluciones para que el Estado pudiera cumplir con vencimientos de deuda mucho más abultados de los que pagó y pagará este año.
    Las consecuencias de la manipulación del IPC fueron en general malísimas para todos. Las alternativas no hubiesen sido menos dolorosas, y los costos económicos hubiesen estado, tal vez, más focalizados en sectores de la población con la cobertura de sus necesidades básicas no del todo garantizada (para decirlo con un eufemismo).
    Después el asunto derivó (cosa que era inevitable) en que el número técnico adquiriera una visibilidad pública que hizo que se lo identificara con la «sensación termica» de la cartera de la dama y el bolsillo del caballero. De allí, a la idea de que las estadísticas del INDEC sirven para que el Gobierno comunique por esa vía los «resultados» de su gestión. Quedó entonces la idea en la opinión pública de que el Gobierno manipulaba índices con la intención «de hacernos creer que todo anda bien». Y de allí pasamos a que todo número que «da bien» está sospechado de ser manipulado.
    El nudo se desata en tanto empiece a dar bien la «sensación térmica» de bolsillo. Allí, el IPC volverá a la oscura tecnicidad para la que se lo requiere.

    En relación a lo que dice Chacall, me gustaría aportar una duda. Tengo entendido que el deflactor utilizado para calcular variación anual del PBI es acotado a un conjunto de precios, en general de servicios. Hay otro conjunto grande de mercaderías que se calcula por cantidades vendidas a precios constantes, y no con montos de facturación posteriormente deflactados. Con los servicios es más difícil, cuando no imposible hacerlo, porque son más difícilmente cuantificables, o identificable la unidad del servicio. Pero es algo de lo que no estoy seguro.

    Muy buenas sus entradas, como siempre. Un abrazo.

  7. El IPC es el concepto técnico que se da a conocer conoce como el índice de inflación. Era así en Argentina y también en otros países, con algunas modificaciones técnicas en cada caso. Lo que quiero significar es que el IPC nunca fue un número oscuro de la burocracia numerológica sino que es quizá ella cifra a la que la población le presta más atención en la Argentina desde hace muchos años.
    Lo torpe de la estrategia del gobierno fue que, más allá de que el precio de ningún producto expendido en comercio minorista tiene que correlacionarse con el IPC, la sensación térmica del defasaje hacia arriba de la realidad respecto de la estadística oficial era palpable por cualquiera que fuese al kiosco o al supermercado chino. Y esto lo percibe cada quién, sin intermediación ni de los medios de comunicación ni de los partidos políticos ni los símbolos históricos. Es el mercado que aumenta sus precios y el Estado que me dice que no, que la banana sale igual que el año pasado.
    La manipulación del IPC no puede ser una medida de política económica. En esa cifra está contenida una verdad de la administración pública del gobierno. Se pudo no haberle pagado al FMI al contado si lo que había eran problemas de caja y lo que se venía era una crisis financiera mundial en donde nadie iba a pagar nada. Señales confusas (manoseo para adentro, dádivas hacia afuera) contribuyeron a que el fervor kirchnerista se fuese apagando.

  8. Ana C.: Yo tampoco sé cómo se va a salir. Y lo considero grave. Una manipulación más o menos, algo coyuntural, no sería recomendable, pero sí relativamente fácil de resolver. Esto ha durado demasiado tiempo y las discrepancias son muy grandes.
    Mariano: Efectivamente, estamos de acuerdo en casi todo. Pero me parece que la manipulación de los índices fue inicialmente una argucia propagandística, para ocultar la inflación que crecía. Lo de los bonos lo descubrieron después y les sirvió en un doble sentido: el más obvio e importante, el ahorro en los pagos de deuda; además, servía de excusa para justificar la manipulación. Sobre el deflactor, opino como usted. Incluso el BCRA utiliza para su propio cálculo de inflación el deflactor del INDEC. No, por supuesto, el IPC.
    Saludos

  9. De acuerdo Mariano.
    Saldremos con otra chantada como siempre. Es necesario sincerarnos y comprender que las deudas HAY QUE PAGARLAS y no hay vueltas. Contraída por los milicos, Alfonsín, Menem o quién haya sido, HAY QUE PONERSE. Toda cohartada es inútil, salvo renegociar en serio la duda. y las deudas se pagan únicamente exportando mucho más de lo que se importa. Pero no habría problemas porque eso genera empleo y valoriza el trabajo, mejorando la distribución. Argentina exporta mucho menos del promedio (por habitante) y podríamos incrementar mucho año tras año.

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