De este lado del río

No cruces el río

No busques la otra orilla

La tierra grita bajo tu planta

Despierta celosa la mañana

La simiente abraza el surco

Explota el canto de la calandria

 

No cruces el río

No busques la otra orilla

Entre terrones quemados

Resecos de egoismo

Acres de mi ignorancia

Aguardan brotes vitales

Esconde el amor sus lanzas

 

No cruces el río

No busques la otra orilla

No rías la risa que no tengo

No recates el cuerpo que me falta

No opongas razones al destino

La sangre no escucha sus palabras

 

Déjalos…

Que mis recuerdos te atrapen

Que tu voz no me suelte

Que mi boca sea tu sino

Que TUS MANOS, mi esperanza

No cruces el río

Por favor regresa a casa

 

A Paula, un 14 de febrero.

5 comentarios en «De este lado del río»

  1. Está claro: Contradicto sufre una pena de amor… y de vida.

    El amor, como la hiedra, se ha enredado en su cuerpo, lo comprime y lo protege, lo agobia y lo libera.

    Pero Contradicto tiene suerte. Porque está vivo. Y lo sabe.

    Enfrenta una difícil batalla. Y tiene ganas de dar pelea. Por sí mismo… un forma de pelear por los demás.

  2. No cruces el río

    No busques la otra orilla

    No compres las almas en oferta

    No imputes falsas estaciones

    No quieras volar sin incentivos

    (Ay! el amor, el amor…)

  3. largale las riendas
    y soñá con ella
    porque si ella no sueña
    no vuela, no cruza, no salta
    vos ¿a quién querrías?
    no sería a la Paula …

    hermoso el poema …

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