Dictadura del empresariado

Soy algo opa, lo reconozco, nunca me puse a mirar en detalle que los ocasionales lectores de Artepolítica además de leer, y, llegado el caso, opinar, podíamos proponer un texto para el debate, involucrarnos.

Sabrán disculpar mi ignorancia respecto a politólogos de fuste, lo más hondo que llegué fue cuando chapucee en Gramsci. Y hace mucho. Pero desde mi lugar de total heterodoxia, casi obligada, porque para ser ortodoxo hay que tener al menos un par de certezas adquiridas, y que, como dije, me faltan, quiero proponer un tema que me preocupa desde hace algún tiempo, aunque suene descabellado, más que nada por lo tirado de los pelos. ¿Pero no dicen que los argentinos somos creativos?

Clarín el 31 de octubre de 2007 –allá lejos, antes del conflicto agropecuario, apenas después de las elecciones- publicó una noticia interesante: Condenan a un hipermercado a indemnizar a un nene a quien le negaron un premio. No decían el nombre del supermercado en toda la nota. Con la cantidad de plata que ponen los supermercados en el diario no da denunciarlos, ¿se debería entender? Bueno, lo entiendo, soy pragmático. Pero esa lógica se desparrama cuando hacen la nota, ¿para qué la escriben sino dicen quién fue? Para eso obvien el tema y listo. Por otro lado se da el orden inverso: en el ranking de ese día los lectores ubicaron el artículo como el más leído de la jornada –si se fijan abajo a la derecha en el link aún sigue en ese puesto-.

¿Qué pasó al otro día, en la edición impresa, con la nota? El primero de noviembre la tapa ni aludida se da. Adentro, un copetín de dos párrafos señala: Fallo a favor de un nene por un premio. En el cuerpo de la nota al menos nos enteramos que el hipermercado es “de origen francés”. Para más o menos entender algo hay que cruzar información y conocer la procedencia de los capitales foráneos con participación en el mercado de autoservicios minoristas.

Cuando fue lo del diputado Recalde, un poquito más acá, lo recordarán, lo de los sobornos por los tickets canasta, pasó al revés. Los medios desvirtuaron tanto el tratamiento de la noticia que alguien despistado podía llegar a creer que todo lo había inventado el legislador, o que era un hecho de corrupción del Gobierno, o que los dueños de la empresa de tickets no tenían ninguna culpa. En el peor de los casos se decía que Recalde no hizo nada bueno, que hizo lo que tenía que hacer, que «para eso le pagamos» y se preguntaban «¿todas las veces que pasarán cosas así y que ni nos enteramos?», retóricamente, pensamientos que van bien con una señora pero no con un medio de comunicación.

Las empresas periodísticas no investigan estas empresas, ni se investigan a sí mismas. La oposición en ese momento decía que el ministro de Trabajo estaba incurriendo en un hecho de corrupción porque pasaba de 15 a 25 los pesos que un trabajador podía cobrar por día en esta cuasimoneda, en este pre-patacón, en este lecop ancestral. En vez de pegarle a las empresas, le pegaban al Gobierno que las habían denunciado.

Pero lo que un diario debería hacer es contar quién fue este tipo que sobornó, si fue Accor, Ticket Canasta, o qué empresa. Qué otras empresas tienen los dueños de Accor, ¿si los capitales franceses de Accor tienen algo que ver con los del supermercado que no asumió su compromiso? Miren cuántas puntas de noticias habría si el periodismo funcionara bien.

Ni que hablar del silencio sobre Monsanto y las empresas desarrolladoras de semillas trans. Elijo ejemplos fuera de agenda para no hablar siempre de lo mismo. Y esta serie de eventos se suceden más a menudo que otra cosa, lo que pasa es que muchas veces no llegan ni a publicarse. Nadie investiga a las empresas.

Los políticos están bajo el tapete siempre, sino arreglan con los medios, los medios los matan. Los jueces, en menor medida, también. El poder legislativo, ni hablar, hasta el voto no positivo de Cobos fue el más deslegitimado de los poderes, y eso puede volver a pasar si no se vota de acuerdo a los capitales concentrados en el futuro. Son tantos y tan ociosos, los diputados.

Los tres poderes de la nación están bajo el ojo ciudadano siempre: son juzgados por el pueblo todo el tiempo. De los medios de comunicación se ocupan en mayor o menor medida otros medios de comunicación, o periodistas independientes. Es insuficiente, pero todos sabemos que Ernestina Herrera de Noble tiene supuestos hijos de desaparecidos, por ejemplo.

El otro actor, el empresariado, por su parte, tiene el visto bueno de la mayor parte de la sociedad y no es auditado por nadie. Los medios, todos, tienen compromisos asumidos con las empresas y (salvo algunas excepciones como Página/12 –que no tiene casi ningún auspiciante que no sea el Gobierno-) se desentienden de tener una mirada crítica sobre las empresas, siendo estas las principales generadoras de irregularidades, corrupción, contaminación, explotación y demás males, como ser poner publicidad para que los micrófonos del poder real mentengan por décadas programas antidemocráticos, tribunas para dictadores, represores y (claro) de defensa del libre mercado.

Acá viene mi propuesta descabellada, tirada de los pelos: Habría que hacer un diario sobre empresas, sin permitir ninguna publicidad –salvo del Estado-, en la que se hable de todo lo que tiene que ver con la vida empresarial, pero no como Apertura o Fortuna, desde una inexistente oposición inasible de las empresas.

Se solventaría con el ciudadano que día a día compraría este diario -sin importarle su contenido necesariamente- o con aportes extraordinarios de los defensores de la tan mentada libertad de prensa.

Se garantizaría su distribución así, logrando imponer en agenda de los medios empresarializados el tratamiento de estos temas, a riesgo de que la ciudadanía se revele contra los grupos monopólicos informativos, exigiendo saber.

Más allá del derrape final, la manera de instrumentarlo, que es impracticable, me parece una buena idea empezar a pensar un medio que sea de denuncia de empresas.

Y quizás internet sea esa tribuna y ese medio.

5 comentarios en «Dictadura del empresariado»

  1. y cual es la dictadura? si las empresas cometen irregularidades el estado deberia controlar.

    lo de los medios es cierto, pero bastaria con cambiar la ley de radiodifusion y permitir que haya mas medios, medios publicos, medios de organizaciones sociales,etc.

  2. Buen análisis , hacen falta más medios y que los gobernantes de turno no estén dispuestos a «arreglar»
    con los medios poderosos de siempre para tenerlos de su lado, evitando así seguir engordando al chancho.

  3. Gracias Udi, descorchemos un champagne.

    Pepe, era un ironía lo de la dictadura, lo que digo es que el Estado puede y tiene que controlar a las empresas, de acuerdo, pero el vacío que después hacen desde la comunicación corporativizada anula cualquier iniciativa. No creo que se cambie con la Ley, porque no existe en ningún lugar del mundo un medio crítico con las empresas. Es un cambio en la concepción de los mismos periodistas en realidad, eso de creer que el poder lo tienen los «políticos» cuando en realidad se sabe que el verdadero poder lo tienen los dueños del capital, al menos hasta ahora, y miren lo que pasa!

    camargen, esa era la idea, como pragmático que soy entiendo que se tenga que arreglar con los medios, el tema es por qué tienen tanto poder que los gobernantes tienen que arreglar con una empresa informativa para poder gobernar más o menos en paz.

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