El doble discurso es la demostración más explícita de que nuestras contradicciones están en su punto de caramelo. Es hora de dejar de mentirnos. Somos una sociedad plagada de hipócritas. Todos los días, en cada acto, en cada frase, estamos faltando a la verdad. Tenemos la posibilidad de perdonarnos y ajustar la lupa según la circunstancias cuando somos los conductores de la acción; y cuando vamos de pasajeros, nos acomodamos subrepticiamente y sin reparos. Quizás, de allí nació la viveza argentina. Al ver los buenos dividendos obtenidos, se siguió con la consuetudinaria tarea de decir una cosa pero hacer otra.
En muchos momentos de nuestra historia hubo gente de una sola palabra, y no lo pasó muy bien. San Martín murió solo y enfermo del otro lado del charco. Evita se ganó el odio de millones de gorilas que se regocijaron con el cáncer de utero. En mi experiencia personal, durante mi adolescencia, en los años 70, conocí compañeros valiosísimos, coherentes, lúcidos, sinceros, con una moral unívoca y un amor inmenso. Así fueron Paco Urondo y Rodolfo Walsh y miles que ya no están. Se hablaba de la militancia y compromiso reales, verdaderos. Se hacía el hombre nuevo en la práctica necesaria de una vida de lucha y solidaridad concreta, con cada hombre y mujer con quienes te vinculabas a cada minuto de cada día, y así se armaban fuertes lazos de amor social. Te decían compañero y te estaban regalando una caricia en el medio del alma, y ya no importaba nada más. Ser compañero era un anhelo de ser, en una sociedad justa que queríamos alcanzar. De ese modo: Estudiar, trabajar, superarte… esas eran las coordenadas fijadas en el horizonte.
Sin dudas, hay millones de compatriotas que no tienen otra que arremangarse y hacer lo que sea para zafar, pucherear, poder morfar. Esos no tienen opción en el remolino excluyente que los chupa hacia la miseria y la muerte. Los acusados por portación de cara, los víctimas del gatillo fácil, los culpables de la inseguridad de Susana Gimenéz. Esos compatriotas dolientes son invisibles a los Argentinos que despotrican contra el modelo que los sacó de la crisis del 2001, los que se beneficiaron con la recuperación del Estado, la industria, la economía, y gritan: andate konchuda. El doble discurso de la descerebrada clase media en todo su esplendor. El discurso CLARÍN tapó el propio discurso de nuestros congéneres protocaceroleros.
No se trata de analizar la condición humana, el egoísmo y sus derivados, no me da el cuero. Pero hay que poder visualizar la exacerbación de la opción individual y mezquina desde las cimas del poder económico, corporizado en políticas neoliberales y florecidos en el seno de nuestra sociedad democrática. Dia a día, se fue tramando la red de conexiones lucrativas, distorsionadas, deshonestas, corruptas. El éxito se transformó en la meta simbólica a alcanzar. El tránsito paulatino por las actividades humanas perdió sentido y dejo su lugar al ansia por el Resultado inmediato. Para lograr resultados satisfactorios «rápido y furioso» hace falta cagar a otros que puedan lentificar el camino a la fama, al dinero o al poder.
De este modo, en la familia, el sexo, la política, los amigos, el amor, la pareja, el trabajo, la escuela, el club: no hay lugar donde no se manipule la verdad y perjudiquemos a otro, en favor nuestro. Asi se construyó la sociedad insolidaria que hoy padecemos. El que se sienta libre de culpas que niegue la primer mentira.
Dirán que hay niveles de responsabilidad. Por supuesto que sí. No es lo mismo sacar un crédito en Gath & Chaves que gestionar el Megacanje. Pero, cuando estaba Menem y llegó la reelección, muchos miraron para otro lado y votaron por el riojano, a pesar de saber que votaban a drácula. Eso, sí es competencia de cada uno. Tuve un profesor que decía: «No podemos detener al imperialismo pero podemos determinar a que hora pasa el cartero, eso lo podemos decidir nosotros…».
Abundan los ejemplos de chantada nacional, en cada baldoza de la vereda celeste y blanca: Jorge Lanata y su impoluta postura seudo progresista mentirosa; Anibal Ibarra, mentor de los mariscales de la derrota porteña para regalarle la CABA a las tropas de la derecha Macrista; Elisa Carrio y Gerardo Morales, Patricia Bullrich, Felipe Solá, Eduardo Duhalde, De Narváez, Macri y Michetti… Y los ejemplos comunes, no mediáticos, de la calle:
Las señoras que se operan las tetas, se hicieron liposucción, se metieron botox, van a la cama solar, tienen siliconas en algún lugar del cuerpo… ¿Son millones? Y son quienes, junto a sus maridos farsantes, critican a La Presidenta de la Nación porque se hizo un retoque en la cara. Ellas pueden, ella no.
Los vecinos furtivos que salen a pasear a su perro y dejan las heces pastosas de sus pichichos, en la vereda ajena pero ponen el grito en el cielo cuando les tocan el auto con una ramita… ¿Son millones?
Los idiotas al volante que matan de 15 a 20 compatriotas por día, todos los días, y dejan el doble de heridos por día, todos los días; pero se horrorizan por los casos de dengue y salen corriendo a comprar off al supermercado. ¿Son millones?
Los distraídos que no pueden donar sangre porque tuvieron ¿hepatitis? pero te suplican de rodilla que vayas a dar sangre por la hermana a un hospital de Bagdad… ¿Son millones?
Los tilingos que desaprueban al presidente Lugo, de Paraguay, porque tuvo hijos a troche y moche pero no le pasan un mango a sus hijos, ejercen violencia intrafamiliar y son más machistas que un mexicano borracho… ¿Son millones?
Los ¿compañeros? que te dicen: vení, participá, hagámosla juntos y después se cortan solos, porque prevalece el egocentrismo, se impone el tristemente repetido: «soy el dueño de la pelota y yo invito a quienes juegan conmigo».
Los políticos de la oposición, los periodistas farisáicos y el ciudadano común que justifican las rocas de los partidos de derecha, los cortes de ruta de los empresarios agrarios, el desabastecimiento a las grandes ciudades, la leche derramada desde los camiones, la pena de muerte a los delincuentes pobres, la baja en la edad de imputabilidad de los menores… pero admiran a Cavallo, encienden velas y siguen aun falso ingeniero, votan a Macri, escuchan a Grondona y arremeten con munición pesada y napalm si los villeros cortan una calle pidiendo trabajo, se espantan por la Ley de Medios que amordazaría la libertad del lobo empresario mediático o si los intendentes tienen candidaturas testimoniales… ¿Son millones?
La hipocresía argentina habla de la caja de los Kirchner cuando se refieren a las arcas del Estado Nacional, se oponen a que los fondos de las AFJP estén en manos estatales, pero requieren el auxilio del Estado cuando las papas queman. El abc del doble discurso económico: Privatizar las ganancias y socializar las perdidas, eso lo padecimos bastante por estos lados. Fue lo que hizo Domingo Cavallo en 1982, desde el Banco Central al estatizar la deuda privada de cientos de empresas; lo que repitio Eduardo Duhalde presidente, al pesificarles las deudas a las corporaciones endeudadas en dólares.
¿Cuál es la Argentina que queremos? La actual todavía tiene un doble estandard, un doble discurso irresuelto: la mitad lo pasa bien, la mitad lo pasa mal, más o menos así, sin números pero conceptualmente por ahí. La Argentina necesaria, la única posible, es la que se viene, de a poco, transitando, la inclusiva y generadora de empleo, la de la esperanza de un mañana cercano sin doble discurso.
Vaya mi homenaje humilde a los que alumbraron el camino…
«Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie,
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.»
Caminado aprendemos,dijo el subcomandante.
La pureza moral siempre fortalece el alma.La hipocresia,en cambio,nos destruye.
Que venga Quintín para nivelar la cuenta, alguien tiene que decir algo de la abundante (y por cierto real) hipocresía K.
No son millones, por suerte. Pero son (somos) ignorantes, lamentablemente. A mí tampoco me da para analizar la condición humana, pero sí puedo analizar mi condición, que es humana (al menos por ahora).
La primer presidencia que me tocó vivir fue la de Alfonsín. Yo era chico y mis primeros recuerdos son de los saqueos, la renuncia anticipada del Presidente y la ascención de Menem. Esos 10 años, más los no menos funestos de De La Rúa hicieron que tomara una postura totalmente apolítica y, lo peor, desesperanzada. Como muchos de mi generación.
La elección del 2003 (la segunda que votaba para presidente) me tomó distraído y voté por obligación. No conocía a Kirchner y no lo voté, pero lo hubiera votado en el ballotage si el monarca se hubiera presentado.
Seguía en mi burbuja, pero a pesar de eso reconocía que el país mejoraba. Los que «sabían» me decían que nada tenía que ver con Néstor, que dado el pozo en que nos encontrábamos hasta Giordano hubiera hecho algo similar. Yo no los refutaba, no tenía fundamentos.
En 2007 voté a Lavagna. Como protagonista de la recuperación y además peronista, me pareció un buen voto. Además estaba en contra de la reelección K, quizás por la anterior experiencia reeleccionaria de la década pasada. Aclaro que aún seguía en mi burbuja.
A principios de 2008, a razón del conflicto del campo, comencé a hacer las preguntas. No entendía que la gente, los medios apoyaran a esta gente que se negaban a pagar un poco más de impuestos, siendo que tenían ganancias extraordinarias. Cuando era chico, desde mi inocencia, siempre repetía: los gobiernos deben cobrarle más a los ricos y menos a los pobres, y no pensaba en un porcentaje fijo, que basado en lo que ganan cada uno cumpliría la ecuación, sino en cobrarle mucho MÁS a los ricos y mucho MENOS a los pobres. Por primera vez en mi vida, veía a un gobierno que estaba tratando de hacer eso. Y ahí la burbuja se rompió.
Después siguieron la privatización de Aerolíneas, el traspaso de las jubilaciones, la propuesta de ley de medios, las viviendas, las escuelas; y en retrospectiva, la ley de educación, el juicio a los milicos, las reformas en la justicia. Todas medidas que no sólo estoy de acuerdo, me parecen justas. Me parece medidas que todos nosotros deberíamos considerar justas, y que estoy seguro Clarín hubiera visto como buenas si las hubiera planteado la oposición 15 años atrás en plena fiesta menemista.
Por eso no entiendo a la gente que se queja de este gobierno criticando esas medidas. Critiquemos otras cosas, critiquemos el INDEC, critiquemos boludeces como la cartera de Cristina si quieren, pero no critiquemos las cosas que hacen bien.
Hay gente podrida en guita, gente como Pérez Companc, Born, Noble, Rocca, Fortabat y los miles de ignotos millonarios que la quieren toda para ellos. Pero hay millones de pobres, y no hablo de nosotros (al menos de mí) que tenemos casa, comida, en mi caso, auto. Hablo de pobres en serio y además estamos nosotros. Y está mal que así sea. Creo que estamos de acuerdo en esto. Este gobierno quiere cambiar eso. Es el primer gobierno de este país que yo veo que quiere hacerlo. No nos dejemos engañar por la propaganda.
Coincido 100% con vos Daniel. Ojalá más gente salga de la burbuja.
y si…tenia q pasar.
a ver…a finales del reinado menemista en los 90′,empecé a escuchar por ahi una interesante «teoria» sobre nuestro pais.
(al primero q se lo oi fue al actual embajador kirchnerista en mexico,un tal yoma).
la cosa es masomenos asi,al preguntarse el por q de nuestra corrupta clase politica,el «culpable» es,nada mas y nada menos,q la «sociedad corrupta» de la q los politicos provienen¡¡¡
q loco no???
o sea,q a felisa micheli,le hayan encontrado 100 lucas verdes sin declarar en una bolsita en el baño,no es responsabilidad de la funcionaria «progre»,si no,de TODA la sociedad en su conjunto.
(uno se pregunta,por q la ex funcionaria no nos inicia un juicio a TODOS los argentinos por «daños y perjuicios» ya q evidentemente somos los «responsables» de su conducta desviada).
otro ej.,los terrenos fiscales comprados por el matrimonio gobernante,por chauchas y palitos y ,tiempo despues vendidos en sumas millonarias a empresas privadas…otro caso de conducta desviada,en la q el matrimonio es una simple «victima» de la sociedad enferma en la q vivimos.(perdon…la sociedad enferma en la q el matrimonio VIVE mejor dicho).
la verdad q leer el post me hizo recapacitar y luego,sentir mal…tanto tiempo despotricando contra los mazzorin,nosiglias,dromis,menem,kohan,porretis,matzkins,duhaldes, etc…sin darme cuenta q en realidad ELLOS eran las verdaderas VICTIMAS de todo este sistema.
(siempre pense q las victimas del sistema eran los chicos de la calle,los jubilados,los excluidos del sistema,los chicos desnutridos del norte,los desempleados,etc…pero no,en realidad son VICTIMARIOS de nuestra pobre clase politica).
y cual tragedia griega con acento argentino,antes fueron los «pobres politicos» menemistas quienes quisieron cambiarnos,pero nuestra sociedad hipocrita y perversa no los dejo.
y ahora,la historia vuelve a repetirse,y son las «almas puras» kirchneristas quienes caen derrotados por esta sociedad corrupta y vil…q no los deja llevar adelante su «modelo».
y entre todos los actores sociales «viles»,la clase media es la mas vil de todas por su puesto.(aclaracion:clasemedieros q no sea «progres iluminados»…q esos si valen la pena)
ahora entiendo las «jubilaciones de privilegio» q muchos politicos cobran…antes pensaba q era una simple avivada politica,pero el post me abrio los ojos,deberiamos verlo como una especie de «indemnizacion» para nuestra clase politica por haber nacido en una sociedad tan carroñera (la verdad,cualquier suma q cobren,es infima al lado de las «atrocidades» q seguramente vivieron como funcionarios publicos).
y si muchachos kirchneristas,su «modelo» es para sociedades avanzadas,como las de noruega o suecia,no para sociedades como la nuestra,ya no cavernicolas,yo diria pre-cambricas directamente.
y si…dentro de un tiempo podran reunirse con sus colegas menemistas en puerto madero o en algun hotel lujoso del calafate…y decirles «a nosotros,la sociedad tampoco nos entendio…q injusticia¡¡¡»…
y bue…es lo q hay…
Aclaro, no me considero iluminado y mucho menos progre (salté por cola de paja jajajaj).