El arte de la guerra

«El verdadero Tao es el Tao del que no puede hablarse», dice el Tao Te King en su capítulo primero.

Aún así, intentaremos decir que el taoísmo sostiene que toda situación está constituída por dos elementos (A y B) a los que les corresponde una solución (C). Pero las soluciones C no son universales, sino que dependen de lo que constituyan los elementos A y B.

Esto implica que una solución que puede ser beneficiosa en un caso, puede resultar intrascendente y hasta perjudicial en el otro.

Este principio, dicen, es fundante del I-Ching y de las artes marciales taoístas. Las artes marciales se basan también en otro fundamento: la sorpresa.

Los golpes deben ser certeros a la primera vez, o fallarán también la segunda. La espada debe permanecer envainada, pues fuera de la funda es más debil y predecible.

Este concepto podría ser de Sun Tzu en el Arte de la guerra, pero mi generación lo aprendió Los Caballeros del Zodíaco. En definitiva, contiene la idea de que la violencia tiene fuerza como recurso en tanto esté censurada, porque cuando la violencia se generaliza, ya no tiene argumentos.

Escribo esto mientras veo a Alfredito De Angeli pasearse como un toro embravecido por las calles del Congreso, en busca de repudiar un proyecto que su organismo de pertenencia (la FAA) ya apoyó. Amenazando, una vez más, con cortar las rutas si no liberan a unos detenidos.

Esperen sentados en la comisaría, muchachos, las hordas de caceroleros enfurecidos. Aguanten y resistan, mártires provisionales, que ya vienen los gauchos, reserva moral de la patria, a bordo de sus tractores para liberarlos y liderar la toma de la bastilla. Ya los oigo venir.

Los cientos de miles de ciudadanos libres, clasemedieros y autoconvocados que se juntaron en el Monumento a los Españoles para enfrentarse al zóologico de peronistas feos y rentados, se fueron a sus casas y no se hablaron más. Lo mismo hicieron los líderes opositores.

Hoy está cada uno en la suya, esperando el milagro para 2009, o tejiendo por otro lado con vistas un poco más allá. La Mesa de Enlace está al borde de ser el cabaret boquense. Y esto De Angeli no lo pudo evitar. No lo tolera. Y parece que tampoco lo entiende.

Por eso patalea y amenaza, porque no le queda otra. No supo construir política, o no quiso hacerlo por ese rechazo de la gente como uno a la política. Sólo le queda agitar la bandera de la guerra. De nada le servirá si ya olvidó que, invirtiendo a Clausewitz, la política es la continuación de la guerra por otros medios.

Acerca de Faco

Facundo Falduto nació en Lanús durante la presidencia de Alfonsín. El destino lo llevó de chiquito a otra vida en otro lugar. Es redactor, escribiente, algo parecido a un periodista, y editor de blogs (?). Miente mucho y a veces habla en tercera persona, como ahora.

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2 comentarios en «El arte de la guerra»

  1. ¿Qué hubiese sido de Héctor, Aquiles o Agamenon si no hubiese existido Homero? ¿Qué hubiese sido de De Angelis, si no hubiese operado Clarín?- Héctor fue un buen guerrero, y la construcción poética de Homero fue letal, ahora; ¿de Angelis es un buen guerrero? –me parece que el discurso del gaucho bueno ya vendió, y ahora no sabe que papel actuar. Buzzi otro, no sabe si seguir con su discurso de gaucho de alpargatas, o sigue dando lomo de peones a la rural. Hay un conflicto claro entre estos dos. ¿Cuál será Héctor, y cual será Aquiles?

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