La importancia de llamarse Ernestina

Imaginate que tu nombre es Ernestina. Ahora, imaginate que en 1976 un desconocido te trae un bebé a tu casa. Que rápidamente vas al Juzgado de Menores a anotarlo como tuyo. Imaginate que presentás como testigos a dos personas: un jardinero y un vecino. Imaginá que, justo, en el Juzgado había otro bebé que, casualmente, estaba allí sin padres. Imaginate que te remordió la conciencia y también lo adoptaste (en esa época era tanto más fácil adoptar, y vos imaginate que no sabías por qué).

Ahora imaginá que, años después, descubren que aquél jardinero era, en realidad, tu chofer. Y que el dni del vecino que presentaste era el de otro señor, que había tenido la delicadeza de morirse 5 años antes de la adopción. Imaginá que ahora no está tan claro que los bebés hayan llegado de aquella manera tan «cigüeñesca» a tu casa.

Imaginate que ahora tenés un diario, el gran diario, y querés darme lecciones de moralidad desde él. Que pretendés dar soluciones argentinas a los problemas de los argentinos. Que, creés, todo se soluciona con el diálogo: que instás al diálogo, vos. Imaginate que hasta los milicos más enquistados en los lugares de poder político terminaron presos. Imaginate que a vos nadie te puede tocar. Ahora imaginate dónde reside el poder, el verdadero digo, últimamente. Imagináte qué fácil es llamar al diálogo cuando ni siquiera el poder de la Justicia se acerca a tu casa.

Imaginemos que, junto al gran diario, el otro sector que reclama diálogo es la Iglesia, e imaginemos que también colaboró con aquél desmadre del país. Imaginemos, entre todos, si la impunidad es una herida abierta del pasado, o si tiene mucho, demasiado, casi todo, que ver con el presente.

8 comentarios en «La importancia de llamarse Ernestina»

  1. Ya que vamos por el ejercicio de imaginar, bueno, imaginemos que tenemos una Presidente que se adapte a las circunstancias y pueda solucionar los problemas de éste país, para el bien de todos los argentinos sin excluir a nadie; en realidad ya hemos imaginado tantas cosas que éste gobierno sólo se quedo en la imaginación y no pudo salir de ella para concretar lo que tiene que concretar.
    No mezclemos la vida personal con la vida política, es muy peligroso, para todos. Es una sugerencia.

  2. Se nos pasó que en el medio de este lío la Corte Suprema permitió a los hijos adoptados de Ernestina sacarse el ADN en un lugar privado y que sea comparado sólo con las hipótesis de relacióne parental que se puedan persentar y no con todo el banco de datos de ADN que se poseen en los reclamos de los deudos. Vimos que al otro día TN aflojó un poco contra el Gobierno. ¿Serán las cosas así? Si me equivoco que alguien me corrija

  3. Es así, está planteado en ésos términos: solamente se va a comparar con los dos casos querellantes, hasta que se presenten más.

    Otra cosa. El compañero Miguel Retore dejó un comentario que quedó «en espera de ser aprobado». No lo pude aprobar (creo que no me corresponde además). Lo que planteaba era que «no hay que mezclar la vida privada con la política». La presunta comisión de un delito no es la vida privada. Mucho menos cuando se refiere al secuestro ilegítimo de dos menores, la violación del derecho a la identidad, en un país que ha vivido la aplicación sistemática de dichas prácticas.

  4. Cuando elegiste el título no pensaste en Ernestina Pais (que es hija de desaparecidos) ni en las demás Ernestinas, que en este momento deben querer cambiarse el nombre…

  5. No me di cuenta pobre Ernestina Pais. Pero bueno siempre hay un hijo de puta que destroza un nombre. Disculpas a las Ernestinas.

  6. Lo que mas me gustó fue el título. The Importance of Being Earnest, es una obra de Oscar Wilde
    Fijarse acá
    en donde hace un juego de palabras donde el protagonista ernesto le encuentra el sintido a ser «serio» u «honesto» ( la otra acepción de la palabra)

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