El muñeco este (Onaindia) se queja porque un par de senadores opositores –o no oficialistas– acompañaron una, alguna/s o todas las leyes sancionadas durante las Extraordinarias de la semana previa a Navidad. ¡Justo en Clarín! Que hizo un deporte de festejar lo que Onaindia critica en su texto cuando, entre 2008 y 2010, dicha práctica, ejercida en contra de los bloques parlamentarios del oficialismo, se hizo costumbre.
El kirchnerismo contaba, al amanecer del primer mandato de Cristina, con casi dos tercios de los miembros en ambas Cámaras del Congreso. Producto de sus victorias de 2003, 2005 y 2007. A partir de la 125 sufrió una sangría enorme y casi incesante hasta bien entrado 2010. Que incluyó –y (como bien recordó Cristina) alentado, festejado y justificado mediáticamente– al propio vicepresidente. Además de a Felipe Solá, Victoria Donda, Graciela Camaño, María Cremer de Busti y Daniel Katz, entre otros, en Diputados; y a Juan Carlos Romero, Sonia Escudero, Adriana Bortolozzi, María José Bongiorno (que ha corregido ahora, volviendo al oficialista FpV, del que fue candidata en ‘07) y Pablo Verani, en el Senado.
Entre 2009 y 2011, el kirchnerismo perdió mayorías en el Congreso. Pero no por el resultado electoral del 28 de junio de 2009 en sí, sino por todos los legisladores que saltaron de oficialistas a opositores durante el transcurso del año y medio previo a dichos comicios. De no haber mediado las defecciones mentadas, el FpV hubiera conservado supremacía legislativa aún con su derrota en las elecciones de medio término del primer mandato de Cristina a cuestas.
Hace algunas, pocas, semanas, discutimos en Artepolítica si el vicepresidente estaba o no obligado a respetar los mandatos emanados del espacio político que integra y en representación del cual es elegido. El sentido del rol vicepresidencial, tal como se lo concibió en EEUU (fuente de nuestro propio texto constitucional), aspiraba a ponerlo en sintonía con el titular del Poder Ejecutivo, ya que anteriormente ocupaba el cargo el subcampeón de las presidenciales: ergo, opositor al presidente y por tanto históricamente bloqueadores de sus políticas de gobierno. Para sanear eso que se consideraba como una disfuncionalidad, es que se decidió pasar a elegir presidentes y vices en lo que conocemos como fórmula. Conjunta. Representativos, sus integrantes, del mismo proyecto político.
Onaindia retoma el concepto de mandato, que hace a la noción de representante; y de la banca como posesión, por ello, del partido y no de la persona, todo ello para justificar (con razón, a mi criterio) su rechazo a la decisión de aquellos que optaron por, en esta ocasión, acompañar al kirchnerismo, en supuesta contradicción con los mandatos de los partidos en representación de los cuales fueron consagrados en sus lugares. Podría el FpV reclamar que le devuelvan los escaños que según dice Onaindia, le pertenecen; a cambio de los opositores o no oficialistas que hoy lo acompañan circunstancialmente. ¿Cerraría un trato así la oposición?
Pero. ¿Cómo se sostiene no haber alzado la voz igual cuando cosas similares o peores se practicaron en contra del oficialismo? ¿Cómo se sostendría que los legisladores sí, pero el vicepresidente –que, insisto, comparte fórmula con el presidente– no debe acatar mandatos partidarios? ¿O es que acaso para el kirchnerismo hay otro reglamento? ¿Sería válido/lógico/constitucional, que Boudou deshiciera, en estos veinte días en que será presidente, todo lo actuado por CFK, según aquellos que sostienen que el vice “puede hacer lo que le plazca? Vamos. Somos grandes, señores.
Yo coincido de punta a punta con el texto de Onaindia en cuanto dice sobre el sentido constitucional de la misión de los representantes. Pero tengo detrás un archivo que me avala en tal sentido. De coherencia. Dicho en Clarín suena a tomada de pelo.
«Sarasa» de José Miguel Onaindia:
José Miguel Onaindia es abogado, profesor de Derecho Constitucional y de Derechos Culturales en la carrera de grado de la Facultad de Derecho de la UBA. Director del Programa de Especialización en Derecho del Arte y Legislación Cultural en el Departamento de Pos-Grado de tal Facultad. Profesor invitado en pos-grados de las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras de la UBA, Universidad del Litoral, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Notarial Argentina, FLACSO, Universidad de Palermo y en las Universidades de Zaragoza y San Pablo CEU (España) y Universidad de Tours (Francia). Fue ponente oficial en el Congreso de la Lengua, celebrado en Valladolid en octubre de 2001.
Autor de los libros: “Ley Nacional de empleo comentada”, “ La Constitución de los Argentinos”, “La Constitución de los Porteños”- éstos dos últimos en co-autoría con Daniel A. Sabsay- E «Instituciones de Derecho Constitucional (Análisis de la reforma de 1994 a sus diez años”). Sus trabajos han sido incluidos en la obras: «Principios de Derechos Humanos y Garantías», Bidart Campos; «Colección de Análisis Jurisprudencial. Derecho Constitucional»,. dirigido por Daniel A. Sabsay, Editorial La Ley; «Tratado de Derecho del Trabajo y Seguridad Social», dirigido por Mario Ackerman; “La acción de amparo”, dirigido por Pablo Manili, “La teoría literaria hoy”, Universidad de La Plata, capítulo dedicado a Literatura y cine; “¿Desea guardar los cambios?”, publicado por el Centro Cultural de España-México. Director de libro “Manuel Puig presenta…”, en homenaje al mencionado escritor.
Recibió el Premio Bienal al Mejor Trabajo Científico Fundación Caja de Ahorro (1988) y el Premio a la Vocación Académica de la Fundación El Libro, año 2002.
y?
qué hacemos con el CV?
está buscando laburo?
porque si esto sirve per se para saldar una discusión…
a mi me gustan más los argumentos que los prontuarios.
¿Prontuarios? Creo que nunca ha estado en la función público, paso imprescindible para tener uno y bien gordito.-
En cuanto a las argumentaciones, se ha discutido tanto la fidelidad del representante al mandado recibido del pueblo que lo votó, y la pertenencia a un bloque determinado, sin que ello hiciere mella, ni en oficialistas ni en opositores, que viven «dándose vuelta la chaqueta», que nada mejor que recordar esta vidalita, que muestra que la cosa viene de lejos:
«De los federales vengo
a los federales voy,
pues según estén las cosas en mí Patria,
yo vivo yendo y viniendo.»
Particularmente pienso que el legislativo es un poder del Estado, y que dentro de ese poder los legisladores no son autómatas, por lo que no me asusta que en cada caso decidan según su opinión y no en obligación a un supuesto mandato, cuyo contenido ignoran la mayoría de los votantes o por el hecho de pertenecer a un determinado partido.-
genio!
nos pones toda la trayectoria de onaindia solamente para refutarlo a la primer respuesta!!!
Sí, viste que raro que un opositor critique a otro opositor. Eso entre ustedes no pasa y si pasa a buscarse otro laburo ¿no?
no sé qué mérito te adjudicás.
estoy tratando de pensar qué te lleva a contradecirte un comentario tras otro con tal de criticar cualquier cosa que salga de la boca de alguien que no sea un recalcitrante de la primera hora.
No pienses mucho: a quienes acatan el pensamiento único se les hace imposible entender las argumentaciones que escapan al discurso impuesto desde lo alto.
¿me decís que no piense y al mismo tiempo me acusás de pensamiento único?
¿en serio?
Insisto: no tienes que pensar, de eso se trata precisamente lo que ahora se llama pensamiento único y que tradicionalmente se denominó «lealtad».
me decís lo mismo que antes.
qué hago?
ah te conetsto lo mismo que antes:
¿me decís que no piense y al mismo tiempo me acusás de pensamiento único?
¿en serio?
Sí, Daio. Muy bonito. Y mucha capacidad para el doble estándar, agregaría yo.
«Dicho en Clarín suena a tomada de pelo.»
donde se dice valida una afirmación, glorioso.
Sopa no no se haga el Sota que le queda fulero. Yo dije que estoy de acuerdo de punta a punta con lo que dice el muchacho éste. Sólo que para hacer gala de coherencia bien podría haber hecho una mención a que en el Congreso todavía sobreviven muchos que hicieron lo mismo que él dice repugnar pero para el otro lado. Y sí, entiendo que en Clarín no se puede decir esto, porque fueron los que bancaron todo lo que pasó igual pero en contra del kirchnerismo entre ’08 y ’11.
Doble standard es lo de Cobos y Mariotto.
¿Ah sí? ¿Qué le votó Mariotto en contra a Scioli? Qué payaso, por favor.
Estas agresivo, parece? Esperá un poquito y vas a ver.
De todos modos, pienso que ni Cobos ni Mariotto actúan mal. En todo caso el error es de los que los pusieron. Si Scioli puso a un vice desleal, es un problema que él mismo se buscó.