Menem: el horror…

No estoy seguro por qué pero vengo encontrando, de manera recurrente, la cita de Apocalypse Now: «el horror…». Quizás sea el radicalismo corriéndose a la derecha y atrás de De Narváez [offtopic: esperaban que De Narváez aglutinara al peronismo bonaerense luego de derrotar a Kirchner. Encolumnó al radicalismo en su lugar. Para pensar (?)] o el presente lastimoso del Clú Atlético River Plei. En fin, que puedo usar la frase para referirme a Carlos Saúl: «el horror…» de la década neoliberal.

Luciano de Desierto de Ideas escribe muy bien. Desde esa capacidad para los giros lingüísticos hace más digeribles -por lo menos para mí- algunos planteos que transgreden cierto espíritu progresista que sobrevuela la blogósfera nacional y popular. Y quien haya leído este blog a fines del año pasado sabrá que el término progresista significa -para este bloguero rentado- más bien poco. O no todo lo que significa para quienes se consideran progresistas. Pero igual los quiero, tontis. Besitos.

¿Qué dice Luciano? Pueden leerlo acá pero, básicamente, el planteo que hace es que hay sectores progresistas -y peronistas también, ¿por qué no?- que no comprenden y aprehenden el menemismo. A los ’90. Dice «que si no reinterpretan al menemismo, el kirchnerismo va a chocar la calesita de su propio “relato”, y lo que quede en la superficie será una cosmovisión frepaso-lanatista balbuceante, inofensiva y fuertemente estigmatizante de lo que fue la relación entre el Estado y la economía desde 1989 hasta hoy. Y si esta larga etapa no puede ser leída (como dicen los compañeros Santiago Llach y Carlos Corach) como una constelación realista de continuidades entre menemismo y kirchnerismo para fraguar el orden democrático al estilo peronista según los reclamos de cada época, difícilmente se pueda leer el pedido social para la década entrante».

O sea: hay que entender que menemismo y kirchnerismo tienen puntos en común.

Aceptado. Hay continuidades. Pero como decía en este post: una cosa es el movimiento peronista y otra distinta las fuerzas que lo impulsan. Es en ese sentido en que hay una ruptura entre el kirchnerismo y el menemismo. Porque, ¿es sólamente el consenso que exista hacia el interior de las fuerzas sociales, las masas (los «reclamos de cada época»)?. ¿O también debe considerarse el liderazgo que ejerce un Conductor para movilizar a esas fuerzas en la dirección que él y quienes lo rodean consideren más conveniente? Se mezclan, se mixturan. Menem abrazó el Consenso de Washington. Fue la época histórica que le y nos tocó vivir, pero lo hizo desde la asimilación total del fin de la historia fukuyamista (es para Sarlo que lo lee por interné). A Kirchner le tocó, en cambio, levantar al país luego de la caída estrepitosa de ese consenso. Y adscribió a su época, populista, latinoamericana, nacional. Pero, aún desde un manejo heterodoxo de la economía, supo conseguir resultados que fueron siempre quimeras para la ortodoxia liberal. Kirchner, además, fue Kirchner. No Chávez ni tampoco Lula. Menem, en cambio, quiso -y lo consiguió por un tiempo- que una gran mayoría creyera ser rubia, alta, de ojos celestes y primermundista.

Colonizados los que se regocijan con estas fotos… ¿Y los que reniegan…?

Veamos: una crítica común al menemismo es el «Estado ausente»; versus el Estado presente kirchnerista, por supuesto. Disiento. El Estado durante los ’90 estaba presente, tenía músculo, pero direccionado en un sentido contrario del actual. Menem conjuró el peligro del Partido Militar, dice Luciano. Y Kirchner el peligro del Partido del Mercado. Pero Menem formaba parte de ese partido del Mercado, y eso permitió gozar de una estabilidad económica que fue pan para muchos pero también hambre para muchos más. Y fue el Estado -y el peronismo- los que supieron disciplinar, mediante el relato también, ¿cómo que no?, a quienes iban quedado a la deriva, excluidos. Era el sistema pero no había otro sistema. A comerla, diría Francella.

En ese sentido entiendo la crítica de Daniel: ¿qué tienen que ver liberalismo y peronismo? Y, una respuesta podría ser que el peronismo fue neoliberal durante la presidencia de Menem. Pero Latinoamérica también fue neoliberal durante esos años. Collor de Mello y Fernando Henrique Cardoso en Brasil, Fujimori en Perú, la Concertación en Chile y Sánchez de Losada en Bolivia fueron todos alumnos del Fondo Monetario.

Decía además, en lo de mi amigo Daniel, que si no hubiera sido el peronismo hubiera sido quizás el radicalismo el que transitara el camino del Consenso. Angeloz en el ’89 hablaba del «lápiz rojo». Y no, no era una invitación al comunismo que se derrumbaba sino a un brutal ajuste. El radicalismo, de la mano de Terragno y sus ideas para La Argentina del Siglo XXI, quería ya privatizar capital estatal, adscribiendo también a las ideas dominantes de la época. Esos «reclamos». ¿Adónde está El Poder en esos reclamos?, podría preguntar con razón Forster.

Cerremos. Menem es el horror del fallido Consenso de Washington -los cucos son necesarios en cualquier relato- pero no sólo eso: representa, además, en clave setentista, la aceptación de paradigmas impuestos desde la centralidad. Menem también miró al mundo de manera centrípeta, basado en su Realismo Periférico. Y también respecto a esa mirada hay un quiebre que imposibilita enlazar al menemismo con el kirchnerismo. Aunque Corach piense que son lo mismo. Porque no sólo el peronismo actual debe comprender a Menem: también el peronismo noventista debe aprehender la experiencia kirchnerista.

Acerca de Ricardo

De Ricardo se dice: Es un sufrido hincha de River que nació en Tucumán. Le gustan los Bitles y el Yorc Jarrison. Estudia medicina. Está casado. Políticamente es un idealista pragmático que se ubica a la izquierda del arco político pero no le da el cuero para ser revolucionario y se conforma con que la gente viva un poco mejor cada día. Para que lo denosten sus amigos se reivindica no como kirchnerista sino como Nestorista de la primera hora.

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15 comentarios en «Menem: el horror…»

  1. Muy bueno el post y muy interesante el tema. En primer lugar, acordamos en que hay continuidades entre menemismo y kirchnerismo. Sinceramente las veo mejor planteadas por Corach que por Luciano. Corach menciona tres cosas: 1) Verticalidad, está claro que la capacidad de alinear la tropa propia jugó un papel importante, con Menem, con Néstor y ahora con Cristina. 2)Pragmatismo, flexibilidad para actuar más de acuerdo a las circunstancias que a una teoría previa. 3)Alianza con el sindicalismo, en condiciones diferentes, con un sindicalismo diferente, pero en ambos casos, sólida alianza con la representación de los trabajadores.
    Ahora, tu post plantea algo que es fundamental, decís: «Menem conjuró el peligro del Partido Militar, dice Luciano. Y Kirchner el peligro del Partido del Mercado. Pero Menem formaba parte de ese partido del Mercado, y eso permitió gozar de una estabilidad económica que fue pan para muchos pero también hambre para muchos más.» Eso no puede ser visto como un tema menor. El mismo peligro con el que termino Kirchner, fue notablemente impulsado por Menem, allí hay claramente una ruptura. Y luego decís: «Menem (…)representa, además, en clave setentista, la aceptación de paradigmas impuestos desde la centralidad.» Y el kirchnerismo representa algo muy distinto en ese sentido.
    Estoy de acuerdo con no demonizar a Menem, como tampoco demonizaría a Alfonsín (si queda algún delarruista, lo siento, a De la Rua no veo como salvarlo). Pero así como es bueno marcar algunas continuidades, es fundamental ver las diferencias.

    1. Gracias, Sergio.
      Coincidimos. Yo también rescato algunos aspectos de Alfonsín y del alfonsinismo. Y es verdad, ¿qué puede decirse de bueno de De la Rúa?

      Saludos.

  2. y porque «hay» que discutir el Menemismo? que pasa si no lo hacemos?

    lo que inspira este post es la vieja e infantil idea de tachar de caretas, elitistas superficiales a los seguidores del gobierno que pertenecen a ….adivinen…

    la clase media!!!

    en este caso haciendo una reivindiacion de Menem desde la optica peronista de la construccion de poder y el ordenamiento del pais. la persèctiva que el conoce vio? porque el ya es casi como Jorge antonio, las vio todas, los progresismos, los entusiasmos juveniles pasan y el peronismo queda, el «la sabe lunga» como se decia en su epoca…….en fin.

    y ahi estan los boludos haciendole el juego con mensajes como «no loco no te sigo en esta, Mendez era un hijo de puta» logrando que el muchacho se regodee mas y mas en su «rebeldia»

    la unica discusion politica que no es una masturbacion intelectual entre la clase media y el peronismo es la que opone cargos estatales de unas y otras organizaciones.

    el resto es analisis 678 aunque Luciano lo odie.

    1. Lo era, Politico, igual que Kirchner, Duahlde, Rodriguez Saa,etc.

      pero ese no es el punto, lo que Luciano nos quiere decir es que todos las presidencias peronistas son casi iguales y que no existen tendencias a la izquierda o a la derecha

    2. Político: Yo creo que hay un peronismo para cada peronista. Hoy, en su materialidad, el término es casi casi una franquicia (al menos el de su herramienta electoral). Si hasta el tatuado colombiano es peronista. Y nadie sale a decir «che, ésto ya es too much».

      ¿Porqué ésto no se dice? Sospecho que no se dice porque al que lo diga lo tapan de carpetazos diciendo «Callate, si vos en los 90…» etc. Y con razón. ¿Cuántos de los que hoy están en la 2da. o 3a. linea pasarían la «prueba de la blancura» menemista? ¿Y con qué cara se va a rechazar al colombiano si primero no echaste CON TODAS LAS LETRAS al ratón de Anillaco?

      Yo tengo profundo respeto al peronista que responde a su memoria emotiva, al que venera al Perón 1 y 2 (no al 3). Pero a partir del 55, creo que se fue todo al carajo. Esta esperanza se prolongó 18 años más, hasta que llegó Ezeiza. A partir de allí, todo fue cuesta abajo, y cuando finalmente volvió a «reencarnarse» en la rata, bué… el precipicio final. Ahí, precisamente ahí, se transparentó el carácter de franquicia de su herramienta electoral, el PJ.

      No sé si hacer equivaler o no al PJ con el peronismo. Me pa que un poco sí y un poco no.

      Creo que a esta altura de la soirée, es pecar de excesiva fineza trazar lineas nítidas entre uno y otro.

  3. che este post prendio mucho en los foros de debate del peronismo federal?

    los intendentes del conurbano lo analizaron? en que perspectiva?

    mmm me parece que es un debate progre para chicos progres con inquietudes culturales

    1. Ok. Que va’cer, será masturbación intelectual para niños progres. Seisieteochismo, como decís. De todas maneras este no es el post de Luciano y, la verdad, no creo que diga nada muy distinto de lo que vos opinás.

      Saludos, Pepe.

      1. todo bien pero ese gesto de denigrar constantemente a ese emergente cultural del cual su blog es parte ya me parece absurdo.

        ojo quizas su blog ya existia en el 45, no se.

      2. El kirchnerismo es un peronismo. Y el menemismo fue una ruptura dentro del peronismo. En cierto punto, guarda similitudes con la ruptura alvearista por decir algo. No es exactamente lo mismo, lo uso para significar lo que quiero decir. El menemismo es peronismo. Ruptura, pero peronista. Peronista, pero ruptura.

        El kirchnerismo tiene que hacerse, de alguna forma, cargo de esa historia: no implica reconocer puntos en contacto, pero sí asumir el origen similar. Tanto como el De La Rúa y Alfonsín. Punto. Pero el kirchnerismo no tiene futuro si no es dentro del peronismo, peleando ese espacio desde una perspectiva propia.

      3. Pablo: Siempre me pergunto qué eran los peronistas el 16 de Octubre. Anarquistas sobre todo, con incrustaciones diversas. Lo que seguro no eran es peronistas, porque aún no existían como tales el 16 de octubre.

        Para los que nos identificamos simplemente como kirchneristas, UNA PARTE del peronismo es el precursor del kirchnerismo, cumpliendo el rol de los antiguos anarquistas del proto-peronismo. Pero está claro que una vez que se identificaron a sí mismos como peronistas, dejaron de ser anarquistas. A lo sumo, dirían que eran peronistas de origen anarquista, si querían marcar alguna diferenciación circunstancial.

        En algún momento debieron responder al «to be or not to be» y decidieron ser lo que finalmente fueron. Espero que ésto ocurra pronto en el kirchnerismo. Para no tardar 40 años en reconocer a Cristina como un ícono del pasado, mientras el presente se nos pasa como si nada, como si fuera cualquier tiempo, en un eterno stand-by entre el peronismo y algo que vendrá en algún futuro incierto.

        El kirchnerismo no se volverá a repetir, al menos mientras yo viva, así que no dudo un segundo en ponerme la camiseta y definirme como tal. No importa de donde vengo, cuál era mi (vaga) identidad de cuando era un imberbe político: El kirchnerismo completó las expectativas políticas que tenía, e incluso las que no tenía. ¿Qué más puede pedir alguien?

      4. Pablo: en dos párrafos dijiste lo que yo no pude decir en varios más. Te lo agradezco.

        Eduardo: en esa capacidad de aglutinar a diversas experiencias, el peronismo, la centroizquierda, el progresismo, organismos de DD.HH., reside parte de la fuerza del kirchnerismo. Caso contrario: muerto políticamente Menem, murió el menemismo pero se recicla en el PRO, en De Narváez y ahora, se transmura y «coopta» al radicalismo.

        Abrazos.

      5. muerto politicamente Menem, todos los menemistas todos se fueron al kirchnerismo. Necesitas una lista de nombres a esta altura, hasta los mismos Carlo y Zulemita se fueron al kirchnerismo. Chichis: asumanse como lo que son, menemistas de hoy y de siempre, y pasemos a otra discusion.

  4. No quisiera entrar en polémicas bizantinas, pero cuando alguien (venga de donde venga) opta por Braden, dejó de ser peronista.

    Cuando Menem mostró la hilacha y el PJ optó por apoyarlo yo reuncié al PJ y me fuí con mi peronismo a casa.

    Pero fueron ellos quienes renunciaron a su identidad, no yo.

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