no de dónde viene, sino a dónde va

Avanzando con lo anotado hace un par de días (“El campo es lo de menos”, en “comunidad”), cuando postulé que, si no era por las retenciones, iban a salir a poner en marcha una acción destituyente por algún otro motivo pero seguro iban a salir, en algún momento, en cuanto encontraran la ocasión. ¿Quiénes? El poder económico y la derecha, dos fuerzas de distinto orden que en gran medida se intersectan y a las que, nada más que para abreviar, de aquí en adelante voy a reunir bajo la denominación “ellos”, dando por sentado además que al hablar de los grandes medios y sus figuras estelares estoy también hablando del poder económico y/o la derecha. La cuestión es que al hablar de “ellos” no pienso en las personas que integran las clases medias de la ciudad y el campo, que suelen ser las que más ponen el cuerpo o actúan –votando a Macri, impidiendo que pasen camiones, patoteando intendentes o difundiendo rumores, por ejemplo– en función de lo que “ellos” quieren y necesitan. Toda esa gente puede volcarse para un lado o para el otro. Aunque el sentido común dominante en las clases medias tiende a ser de derecha, antipolítico, inmediatista, superficial e infinitamente más sensible a los prejuicios, los chismes y las frases hechas que a la tarea de pensar seriamente lo que ocurre (el modelo Mirtha Legrand, digamos), el hecho es que pueden volcarse para un lado o para el otro, según como vengan las cosas, y algunas veces por motivos que uno comparte con ganas: cuando salieron (salimos) a la calle indignados por el discurso en que De la Rúa declaraba o ratificaba el estado de sitio, en las marchas de protesta por el caso María Soledad en Catamarca o contra los Juárez en Santiago del Estero, o en buena parte del fenómeno que constituyeron las asambleas barriales en 2002 (vecinos que ocupaban un mercado abandonado para poner un comedor popular, cosas así), o la masiva concentración contra la rebelión carapintada que terminó despedida con un «felices Pascuas». El caso es que no necesariamente, aunque estén predispuestos a hacerlo, los integrantes de las clases medias tienen que jugar para “ellos”, más bien son la principal materia social a través de la que “ellos” operan. Todo esto lo digo para aclarar una cuestión: creo sinceramente que muchos de los productores agrarios que están protestando se sienten de verdad afectados, que de verdad tienen miedo de quedarse sin nada, de lo contrario la medida no habría tenido la importancia que tiene. Y creo además que tienen derecho a protestar, con razón o no. El problema es que la letra y la música de la protesta la ponen “ellos”, y a eso uno se refiere cuando dice que tarde o temprano iban a salir. Con los productores agrarios o con quien sea, si les sirve.

Cuando Tenembaum escribe que la reacción de la mayor parte de los productores agrarios (no hablo de las dirigencias) iba en contra de una medida que los golpea (no la medida en sí misma, a mi juicio, sino su instrumentación y algunos de sus detalles, todo eso acentuado por el pésimo modo de comunicarla en su momento), me parece que está usando un argumento verosímil. Lo malo es que de ahí Tenembaum concluye que “reducir el episodio a una reacción golpista y oligárquica es una estupidez o un mero acto de marketing”. Todo reduccionismo es malo, OK, mejor no dejar de ver la complejidad de las cosas, pero que la reacción golpista y oligárquica existe es tan notoria para alguien que sepa leer un poco y mirar lo que tiene enfrente que hay que tener muchas ganas de no verla para no verla. Por más que los productores que impiden pasar camiones en las rutas no estén pensando más que en su propio bolsillo al que temen ver vacío (y tienen derecho), su discurso y sus propuestas son de derecha y con matices golpistas, lo que no cambia por el hecho de que Buzzi declame, como una nota al pie de página, que él quiere que este gobierno, como el de Evo Morales, nacionalice el petróleo, o que acuse a los grupos concentrados: Buzzi dice eso y lo que dice queda como un matiz pintoresco que colorea un fenómeno de características opuestas, porque casi todos los demás que están con él, en la cúpula y la base, dicen cosas muy distintas, más bien antipolíticas y destituyentes. Como las que dicen los carteles de las caceroleras de la Avenida Santa Fe, o las que sugieren los titulares de los diarios, o las interpretaciones de los Morales Solá o los Nelson Castro o los Blanck, o las de Carrió y Macri, o las del corresponsal de El País de Madrid, o los mails y mensajes de textos que llaman a comprar dólares porque se viene otro corralito. Quiero decir: puede ser que la “sustancia viva” de la protesta no sea destituyente, pero el paquete discursivo en que viene envuelta sí que lo es, y mucho, y produce acciones en ese sentido. La cuestión, al fin y al cabo, es siempre la misma: para dónde apunta. No sirve para nada tener en claro cuál es la raíz del problema o qué hechos lo determinaron, si no se ve para dónde apunta.

Acerca de balvanera

Daniel Freidemberg. Argentino, nacido en 1945 en Resistencia (Chaco), residente desde 1966 en Buenos Aires, actualmente en el barrio de Balvanera. Más información en el blog "días después del diluvio".

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18 comentarios en «no de dónde viene, sino a dónde va»

  1. Se lo digo así. Si Tenembaum entona como Neustadt, razona como Neustadt, invita a quien invitaría Neustadt, se cierra en la de él como Neustadt, bueno, su programa ES el de Neustadt.
    Saludos

  2. De acuerdo con el post Balvanera. Algunas cosas.

    El principal movilizador es el miedo. Miedo de los chacareros a perderlo todo frente a «los grandes», miedo de la clase media a perder otra vez los ahorros o a la hiperinflación o a algún cataclismo que vendría por culpa de este gobierno que abrió la caja de Pandora y que en circunstancias como estas suele ponerse del lado del que cree más fuerte o con mayores espaldas para el aguante.

    Buzzi no se volvió «evista» de repente. Antes que a Miguens le de el soponcio seguro le aclara que lo dice para que le vayan a sacar a los otros y no a ellos.

    Tenembaun no puede ignorar eso. Miente a sabiendas, su conciencia sabrá por que.

    Saludos, excelente post.

  3. Muy bueno.Yo, por profesión, no separaría la «sustancia» del «discurso», son huellas y así como el campo no es uno sólo los discursos no son uno sólo y los actores no se limitan al gobierno y «los productores».

    Cada uno juega sus intereses y hay unos cuantos que están embarrando feo la cancha.

    Pero esto también es un aprendizaje para todos, incluso para los que no saben leer la poítica y cren que si. Así funciona la democracia ajustando nuestras capacidades políticas, aprendiendo de los errores. Esto es lo que no hubo durante mucho tiempo. con un poco de suerte los jugadores jugarán bien y se aclarará el panorama.

    Si, ya se, hoy estoy optimista!

    saludos!

  4. Está mal utilizar un «ellos» para denominar al poder económico y la derecha. Básicamente, porque una parte significativa del poder económico y de la derecha (o qué es el pejotismo?)juega del lado del gobierno.
    Por otro lado, todo sentido común dominante es de derecha, y eso corre tanto para las clases medias como para las bajas.
    Finalmente, meter en un mismo paquete discursivo (destituyente) a los carteles de las caceroleras de la Avenida Santa Fe, los titulares de los diarios, los mails y mensajes de textos que llaman a comprar dólares, y las interpretaciones de Tenembaun, Morales Solá, Nelson Castro, Blanck, Carrió y Macri, no es sólo reduccionista sino, también, maniqueo.

  5. Escriba: Tenembaum no es el tema de mi entrada, o no querría que lo fuera. Mencioné algo de Tenembaum que leí para dar un ejemplo de cómo a partir de una observación atinada, o por lo menos muy digna de ser tenida en cuenta, se llega a una conclusión jodida, muy peligrosa, que quita importancia a lo más alarmante y urgente (y en cierto modo lo justifica, al menos indirectamente, con la envoltura de un discurso progre). A propósito, algo que se me quedó en el tintero: no sería tan jodida la argumentación de Tenembaum, o no sería nada jodida, si lo que dijera es que en la protesta agraria no sólo hay golpismo y oligarquía sino también otras cosas. Claro que también las hay. Pero lo que dice T es que ni el golpismo ni la oligarquía tienen nada que ver, y omite fijarse un poco en todo lo que apunté y que, a mi criterio, da sentido a esta rebelión: por la dirección a la que apunta, no tanto por su origen, es una rebelión destituyente. Ya que estamos, además, entre los graves errores –o algo peor que errores– que hay que imputarle con todo rigor al gobierno, está que no haya sido capaz de sospechar siquiera que “ellos” iban a aprovechar cualquier oportunidad para largarse con todo.
    Néstor: muy de acuerdo con lo del miedo. No existe para “ellos” ningún instrumento más eficaz que el miedo, un miedo salvaje, irracional, que vienen sembrando desde mucho antes de la rebelión de “el campo”. Por ejemplo, a través de agigantar el fantasma de “la inseguridad”.
    Primo Louis: me hago cargo de la precariedad de mi uso de los términos “sustancia” y “discurso”. Los tiempos para redactar textos como este no permiten pensar mejor cosas como esa. Acéptelas provisoriamente, como un intento de dar cuenta de algo con el vocabulario que uno encuentra en ese momento.
    Hal: en la misma línea de lo que le digo a Primo: si esto fuera un ensayo, de esos que se hacen con el suficiente tiempo de elaboración, habría dejado constancia de que, efectivamente, no ignoro que una parte significativa del poder económico y la derecha juegan a favor del gobierno. Trataré de plantear mejor la idea que expongo en otro comentario u otra entrada si tengo tiempo (cosa que me parece difícil), pero no me niegue que, a grandes rasgos, hay un poder económico y una derecha que vienen por todo, a recuperar lo perdido, que no será mucho pero es mucho más de lo que pueden soportar. Y el problema, para mí, no es que ataquen al gobierno, sino que atacan al gobierno para hacernos bolsa a nosotros. Pero me parece que cuando me acusa de maniqueísmo usted se pone en un maniqueísmo antimaniqueo (perdóneme el jueguito de palabras berreta): cuando meto todo eso en un mismo paquete discursivo, no ignoro que hay infinidad de matices y diferencias, y estilos y particularidades. Pensé que a gente como usted no haría falta aclararle que no hablo de todo lo incluido en esos discursos sino de elementos que aparecen con mucha frecuencia en esos discursos, y en su conjunto, a través de la fuerza e insistencia con que se presentan, conforman algo así como un tono, un clima. Finalmente: tiendo a pensar, sí, que todo sentido común es de derecha, pero, poniéndome a pensarlo concretamente, tal como se da en la práctica, empiezo a dudar de si corresponde aplicar esa idea a las clases bajas. Si corresponde aplicarla de la misma manera, digo. No digo que no haya un fuerte sentido común de derecha en las clases bajas, pero funciona distinto, tiene otros componentes, otro imaginario, y su funcionamiento tiene efectos muy diferentes. No sé, voy a pensarlo. Le agradezco que me dé cuestiones a pensar.

  6. Por otra parte: no veo en qué lugar de mi entrada se elogia el sentido común de las clases bajas. Si se entiende que intento demonizar a las clases medias y dar una visión idílica de las clases bajas, o me leyeron mal o expresé mal lo que quería decir. En este caso me refiero al sentido común de las clases medias porque es el que está en escena, exasperado y activo, fogoneado por «ellos». Cuando haya que poner a la vista una situación en que sea el sentido común de las clases bajas el que juegue a favor de «ellos», estoy muy dispuesto a hacerlo, y, si quiere, lo hacemos juntos. ¿Lo ocurrido durante el menemismo sería un ejemplo?

  7. Estoy muy de acuerdo con lo que escribe Hal, yo veo mucho del poder económico y la derecha ganando como siempre y del lado del gobierno, no veo que tienen que recuperar, con la salvedad de los resentidos por la política de derechos humanos.

  8. Balvanera:
    1. El poder económico y la derecha, en cualquier de sus variantes, siempre vienen por todo. Estén a favor o en contra del gobierno. ¿O los socios del oficialismo no tienen su propia agenda y la quieren imponer aunque eso implique hacernos bolsa a “nosotros”? Por eso es que no me parece una polarización adecuada aquella que tiene a “ellos” por un lado y al gobierno por el otro. Ojalá fuera así, pero no lo es. Sería irreprochable que el Estado aprovechara las grietas en las clases dominantes para, negociaciones mediante, mejorar la distribución. Pero hoy las negociaciones trasmutaron a negocios con un segmento importante de esos grupos dominantes, llegando al punto en que se mimetizan de tal modo los intereses de poderosos y gobernantes que resulta complicado diferenciarlos. Eso también es oligarquía.
    2. Es maniqueo considerar todos esos elementos que usted menciona como parte de un mismo paquete discursivo porque lo que separa a unos de otros es algo más que matices. No existe allí ni comunidad de intereses ni de lecturas. En todo caso, quienes contribuyen a generar ese clima al que refiere son aquellos que no distinguen entre diferentes intereses y lecturas, y construyen un relato en que el que toda voz disonante con la oficial es parte de una conspiración destituyente. Así es cómo a Tenembaun se lo compara con Neustadt, sin percibir el abismo que existe entre uno, de probada convicciones democráticas, y otro, que participó en cuanto complot antidemocrático existió.
    Le aclaro, de paso, que para conocer adónde va es muy útil conocer de dónde viene. De un punto fijo en el espacio (una foto) mal podemos deducir una trayectoria.
    3. Sí, lo ocurrido durante el menemismo es un ejemplo de cómo el sentido común de las clases bajas es funcional al orden establecido. La falta de presiones o movilización para condicionar al actual gobierno o para balancear las demandas del poder económico, también.

  9. Muy consistente lo suyo, Hal, me impresiona. Me queda claro que maneja unas cuantas cuestiones bastante mejor que yo y que lo tiene todo muy pensado. Tomo nota, pero así y todo no me convence del todo, aunque no sé si voy a poder explicar por qué, o más bien sé que no voy a poder. Cuando encuentre las palabras adecuadas tal vez lo haga, ahora no las tengo, y hasta puede que cuando las encuentre ya no piense lo mismo.
    Voy a anotar nomás algunas cosas, y empiezo por la más fácil: me parece una chicana barata o una mera exhibición de cancherismo su observación acerca de que “para conocer adónde va es muy útil conocer de dónde viene. De un punto fijo en el espacio (una foto) mal podemos deducir una trayectoria”. Claro que sí, por supuesto. ¿Quién dijo lo contrario? Y usted debe saber bien, porque sabe leer, que el título “no de dónde viene, sino a dónde va” no pretende ser una fórmula matemática ni la solución de nada. Es apenas un recurso literario, una manera de presentar la cuestión que después se va a desplegar, que por lo tanto no pretende valer por sí misma. Como usted leyó mi entrada, sabe que el título está vinculado con lo que se dice al final: “no sirve para nada tener en claro cuál es la raíz del problema o qué hechos lo determinaron, si no se ve para dónde apunta”. ¿Hace falta que aclare que ahí no digo que no importa saber de dónde viene? Lo que digo es que saberlo es insuficiente si a la vez uno no trata de ver hacia dónde la cosa apunta, y estamos hablando de política, no de astronomía: “apunta” quiere decir intereses en juego, efectos que se tiende a conseguir. ¿Quién sugirió algo así como un punto fijo en el espacio?
    Lo de las clases bajas: por ahora de acuerdo. ¿Piensa lo mismo, que es de derecha, el sentido común de las clases bajas bolivianas o venezolanas, o al menos de parte de ellas? Se lo pregunto sin segunda intención, me interesa saber qué piensa de eso.
    Neustadt=Tenembaum: a esa comparación yo no la hice ni la haría. No es que Tenembaum sea santo de mi devoción ni mucho menos pero advierto que hay diferencia, que así y todo no calificaría de “abismo”. Y eso de “probadas convicciones democráticas”, no sé: ¿qué quiere decir? Suena al estilo de los editoriales de La Nación, pero no descarto que sea un prejuicio de mi parte, o, mejor, tómelo como una chicana amable.
    En todo caso, usted sí es bien maniqueo cuando habla de los que “construyen un relato en que el que toda voz disonante con la oficial es parte de una conspiración destituyente”. Si estuviera hablando de Kunkel lo acepto, pero es maniqueo encuadrar de esa manera el discurso de Escriba (que es el que comparó a Tenembaum con Neustadt) o el mío, y en general el de la casi totalidad de la gente que en este blog se pronuncia contra la patriada agromediática. ¿De veras piensa que no aceptamos ninguna voz disonante con la oficial, por ejemplo la suya? ¿Piensa de nosotros lo mismo que Carrió piensa de Kirchner? Según su esquema maniqueo, todos los que pensamos que no da lo mismo que se impongan unos o se impongan otros somos giles abombados por la propaganda oficial o avivados que lo hacemos por conveniencia. ¿No está aplicándonos a nosotros exactamente eso que dice que estamos haciendo?
    Lo que, de todos modos, no puedo retrucarle, es lo que dice en el punto 1 y la parte principal del punto 2, es decir lo más importante. Respecto de lo segundo, que forcé las cosas para mostrar cómo se presenta el paquete discursivo destituyente, lo que puedo decir es que me salió mal, no encontré una buena manera de exponerlo y entiendo que el resultado sea objetable, yo también lo objetaría así como está. Pero no me va a negar que al menos “algo” de eso existe realmente. Y respecto de lo primero, sin duda la polarización no es adecuada para describir el juego de fuerzas que actúan en la realidad, pero está planteado como polarización y, aunque uno no la acepte, no puede ignorarlo. La principal cuestión en la que discrepamos, me parece, es esta: que se imponga uno o se imponga otro, en esta pugna que nos ocupa hoy, a mí no me da lo mismo. Los efectos, me parece, van a ser diferentes, notablemente diferentes, en un caso y en otro. Quiero decir, las condiciones para lo que a uno le importa van a empeorar mucho si se imponen “ellos”. Y el hecho de que ya exista una asociación del gobierno con una parte de la derecha y del poder económico no diluye esa sensación sino la aumenta.

  10. A modo de postdata:
    Si todos los que se oponen al gobierno lo hicieran desde el lugar en que lo hace usted, Hal, y con sus posiciones, las cosas serían bastante diferentes. El problema es que la inmensa mayoría de esa activísima y bullente oposición reclama cosas muy diferentes a las que reclama usted, más bien opuestas. Y yo, qué quiere que le diga, les temo. No por efecto de la propaganda oficial, sino por experiencia histórica.

  11. Claro que Hal no es la oposición, de la misma manera en que usted no es Jaime! El punto está en cuanta gente en la oposición como Hal es capaz de generar una construcción política opositora y cuantos como usted hay en la estructura del gobierno. Eso marca la diferencia.

    Y es cierto, el gobierno viene siendo funcional a una clase dominante en muchos sentido (por algo es dominante, no??). De todos modos, desde mi humilde opinión, mucho menos que Carrió y Macri (la primera en el plano discursivo que es el único que puede mostrar).

    El único agujero de la lectura política de Hal es que no tiene una punta de ovillo por donde hacer que de buenas intenciones se transforme en política, en los objetivos acordamos plenamente.

    Saludos!

  12. El argumento de que el gobierno es menos funcional al poder dominante que Macri o Carrió ¿desde donde se sustenta?
    Yo creo que es una posición basada más en un deseo que en una realidad.

  13. Balvanera: a ver, el título del post no lo elegí yo. Mi comentario puede ser una chicana barata (el presupuesto no daba para más) o una exhibición de cancherismo pero un recurso literario es siempre un recurso en un contexto. Y en el contexto configurado por la nota presentada y los posteriores comentarios, “la raíz del problema” y “qué hechos lo determinaron” no son cuestiones saldadas por lo que mal se puede establecer, entonces, “hacia dónde la cosa apunta”. No es astronomía pero se le parece.
    Es cierto que usted no señaló que Neustadt es igual a Tenembaum pero también es cierto que esa idea se abona (cosa que parecería demostrar el posterior comentario de Escriba) cuando se pretende hacer participar al segundo de un coro destituyente o cuando no se reconoce el abismo existente entre ambos personajes. Insisto, Neustadt alentó cuanto golpe de Estado hubo mientras que ET, en su trayectoria periodística, se ha mostrado siempre respetuoso de las reglas del juego democrático. La distancia entre ambos se expresa en miradas sustancialmente distintas sobre casi todos lo tópicos de la vida política nacional y sólo se los puede emparentar (y a ellos con Carrió, Macri, Morales Solá, Nelson Castro o Blanck) a partir de un relato en que el que toda -o casi toda, concedamos- voz disonante es parte de una conspiración. Deduzco esto de lo que acá y en otros lados se lee, no porque piense de ustedes lo mismo que Carrió de Kirchner (a propósito, ¿será mejor y más ecuánime lo que Kirchner piensa de Carrió?).
    Por ejemplo: ¿qué es la patriada agromediática? Hasta hace dos meses, el Grupo Clarín era socio del kirchnerismo. Hoy mismo, la plana mayor del diario da señales de una relación recompuesta o en vías de. ¿Cómo es el asunto? Si el Gobierno cierra con Hadad, Telefónica o el mismo Clarín, es realpolitk y construcción de gobernabilidad. Si Carrió aparece en el programa de Tenembaum es conspiración. Cuando Clarín la emprende contra Buzzi y el paro es por negocios pero si alguno de los periodistas que laburan en el grupo sale a cuestionar la política oficial es parte de un clima destituyente. Aflojemos, viejo.
    Resumiendo, están es su pleno derecho quienes creen que se juega el destino de la Patria en este conflicto. Punto. Eso no los habilita a estigmatizar como golpistas a quienes no creen tal cosa o no comparten la política oficial para el agro o no ven en el kirchnerismo el progresismo realmente existente o, simplemente, no quieren favorecer una polarización que consideran artificial. Ahora, si van a estigmatizar, bánquense después que los traten de maniqueos, giles abombados por la propaganda oficial o avivados que lo hacen por conveniencia. Me parece un intercambio justo.
    Sobre el sentido común, digamos que este marca una tendencia para las prácticas pero no una ley de hierro. La percepción de la realidad de los distintos agentes tiende a ser funcional al orden pero es una percepción que tiene que ser puesta en juego y en el juego siempre hay lugar para la crisis o la ruptura. En realidad, el asunto es todavía más complicado pero merecería otro debate.
    Saludos.

    Primo: o sea, yo soy exponente de la oposición realmente existente pero el gobierno está lleno de cuadros que expresan lo mismo que Balvanera. Ajá, ¿y dónde están escondidos esos cuadros?
    Lo que no entiendo es desde dónde decís que no tengo una punta de ovillo por donde hacer que “de buenas intenciones se transforme en política”. Ni siquiera pongo en disputa esa afirmación, pregunto por la punta de ovillo que, supuestamente, el kirchnerismo le ofrece a gente como vos.

  14. Hal: no puedo seguirla mucho porque estoy saliendo de viaje. Tres cosas: 1) gracias por lo del sentido común de las clases bajas, me convence ese modo de verlo. 2) Su respuesta a lo que escribí sobre cómo interpretó el título me da la impresión de que no leyó lo que escribí. 3) Lo demás, sí y no, pero más no que sí. Bastante más flojo que su comentario anterior y que sus post en general. Lo lamento, no estoy en condiciones de seguirla.

  15. Antes de irme, Hal: le deseo y me deseo que aunque más no sea esta tarde le empatemos a Boca. Si ocurriera ese milagro, empezaría a pensar que cualquier cosa buena es posible. Y no hablemos de ganarle, porque no sé si lo resistiría mi corazón.

  16. ¿me propone una enumeración exhaustiva? A la inversa es más fácil: agarremos los discursos de Carrió y Macri a ver cuanto tienen de común con el suyo (¿cuantas veces habla Carrió del incoporar actores al «Campo Popular» que tanto tiempo de discusión nos tomó a usted y a mi? Si llega a usar esa expresión pierde la mitad de los votos!) ¿Hace cuanto que no habla de redistribución y si de «dejar en paz»?
    Uno puede decir «es puro discurso», ok, pero entre las millones de opciones que tiene para construir un discurso político elige esas (y no hace falta que yo le explique a usted la directa vinculación que eso tiene con las prácticas).
    Lo de la punta del ovillo es simple, las discusiones suelen acabarse cuando se pregunta: ¿por donde empezamos a construir una politica progresista masiva sin hacerlo por el Kirchnerismo? ¿tiene esa punta del ovillo, Hal? Si tiene una buena respuesta, yo me voy a militar con usted! (y eso que hoy no milito en ningun espacio político formal).
    La punta del ovillo que ofrece a gente como yo son las políticas donde había conservadurismo puro y se avanzó hacia cierto progresismo o al menos a uno democratización de esos espacios (educación, salud, CSJ, DDHH). A mi eso, al menos durante un tiempo, me alcanzó para sentirme representado. Ahora necesitaría redistribución, es la materia urgente. Y sabé qué? si bien podrían hacerlo mejor (no dejo de reconocerlo, se equivocaron con el quilombo que se armó) el único sector político que usa esa palabra hoy es el gobierno.
    Saludos!

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