En su artículo “Yo sucedo, tu sucedes, el sucede…”, Mariano Fraschini considera paradójico que quienes «argumentan en contra de la reelección indefinida» en regímenes presidencialistas no digan nada «de las que existen en los parlamentarismo europeos». Sin necesidad de entrar en la polémica «reelección indefinida sí/ reelección indefinida no» quisiera señalar mi desacuerdo: al tratarse de regímenes distintos, la comparación carece de sentido.
En el primer caso se reelige al Jefe de Estado; en el segundo al Jefe de Gobierno. En este último caso, el Primer Ministro (o como se llame en cada país) cae si la coalición gobernante carece del número necesario para formar Gobierno, sin que esto afecte la estabilidad institucional al estar la Jefatura del Estado representada por otro cargo. En los regímenes presidencialistas la situación es diametralmente opuesta.
Se trata entonces de situaciones bien diferentes, que no permiten una comparación directa, y el argumento «si estás a favor de la reelección indefinida en un caso tenés que estarlo en el otro» carece de sentido. Distinto es el caso de la (divertida) respuesta de Evo Morales al dignatario eclesiástico, ya que el Papa es efectivamente monarca absoluto del Vaticano.