Reírse del pobre vale

La corrección política hace estragos en el lenguaje. A cada término ofensivo hay que buscarle un eufemismo inócuo, que eventualmente será reemplazado por otro aún menos agraviante (o no). Y si bien estoy en desacuerdo con la hipercorrección lingüística, me alegra de que surja de un deseo de no ofender a los negros, a los putos, a las minas, a los mogólicos y no de una pacatería conservadora que hace del aburrimiento una religión. Está bueno que se entienda que el diferente merece respeto.

Ahora bien, parece que todavía existe un grupo que todavía no es digno de respeto: los pobres. El pobre es, cada vez más, un otro para los clasemedios. En la televisión, el lugar del pobre va desde objeto de morbo en programas de «periodismo testimonial» (frecuentemente conducidos por actores) al rol de bufón que se le asigna en «Policías en Acción», que nos enseña que un pobre no puede solucionar sus propios problemas familiares o barriales sin que las fuerzas policiales impongan orden. Y, por supuesto, el papel de villano popular omnipresente en los medios: los hombres jóvenes son delincuentes violentos, las madres paren hijos de a siete para cobrar subsidios, todos votan al peronismo contra sus intereses para arruinar a la clase media. Puede ser gracioso o lastimero, pero el pobre siempre es malo.

Hace años que Proyecto Cartele (gente muy cool, que publica libros y realiza exposiciones) se dedica a publicar fotos de carteles o pizarras involuntariamente graciosos. En general, los más divertidos son aquellos que surgen de la inoperancia de las autoridades: carteles que prohiben y permiten la misma conducta uno al lado del otro, los que leen «analfabetos preguntar en boletería» o idioteces similares. De alguna manera, reírse de eso tiene un ánimo subversivo. Burlarse del poder (aunque más no sea en una nimiedad) es un sano ejercicio.

Pero existe un subgénero muy abundante: es el de los errores de ortografía escritos por pobres. En este post hay tres ejemplos, y la tendencia sigue acá, y acá, y acá, y acá, y acá, y acá… Sobrada evidencia de que reírse del pobre está socialmente aceptado.

Uno podría arguir que Cartele se ríe de la ignorancia sin distinción de clases sociales, y no de la pobreza. Pero una experiencia reciente demuestra lo contrario. Hace un tiempo que ví esta pizarra en un «resto bar» muy top de La Lucila (desde hace algunos años uno importante polo gastronómico de la zona norte):

ratatuill

En seguida la imaginé como un aporte a Cartele. Al fin y al cabo, gente que se dedica a estudiar como se escribe roast beef en distintas carnicerías del conurbano también puede reírse de como un restaurant con clase escribe «Ratatouille». Con un detalle extra: nuestro restauranteur amigo tiene más recursos para escribir correctamente que el carnicero. Si buscás «ratatuill», Google te ofrece en seguida la forma correcta de escribir esa palabra.

Pero a Cartele no le pareció. La foto fue rechazada, asumo que por ser poco divertida. O sea: reirse de un ignorante pobre está bien, justamente porque es pobre. Reírse de un clasemedio que comete idéntico error no es tan gracioso. Ya entendimos: para la clase media, reírse del pobre es perfectamente legítimo.

De: LaResPublica

Acerca de Alejandro Z.

23 Años. Estudiante de derecho. Militante del SI.

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14 comentarios en «Reírse del pobre vale»

  1. lo de la television es cierto.

    ahora lo de reirse del pobre, no tanto, en las clases altas se rien de las ausencias de «s» y demas,en la clase media el progresismo esta muy instalado, les da cosita hasta decir «negro». De hecho conozco pibes de clase media,que esconden las «s» porque queda bien.

    yo creo que reirme porque riquelme dice «feli» o alguien dice «dotrina» con mis amigos de clase media no es terrible. Ahora si estoy hablando con un pibe pobre y le digo «se dice doctrina» soy un boludo.

  2. Es parte de la tinelización de nuestra cultura: reírse del más débil, para después decirle «No te enojes, es una joda…».

  3. Muy interesante tu post, la discriminación a partir del lenguaje es terrible. La ortografía como herramienta de diferenciación entre clases es brutal , categórica y contundente. Sin embargo, no es exclusiva característica de los pobres, porque aquellos con más recursos comenten las mismas barrabasadas, pero como bien escribiste, se hace uso y abuso de los correctores en los diversos programas.
    Ahora bien…es peor el trato que se les dá en progrmas de televisión en los que se analiza la vida del pobre y sus desgracias como especimen mostruoso y repugnantes, se omite un costado para mostrar aquel que pueda satisfacer el morbo- sino odio- del público culto y clasemediero.

  4. Hasta que punto algo es morbo o es un deseo genuino de conocer como vive una parte importante de la sociedad?
    Es morbo saber como es el mundo de la pobreza? o de los travestis? o de los que estan en una carcel?
    Puede ser. Ahora, que tiene de malo el morbo? Porque en definitiva, el morbo es curiosidad. Y la curiosidad es una gran virtud.
    Cuando alguien viene con el tema, yo pregunto, cual es el problema de ser morboso?. Incluso invierto la pregunta, porque la «morbosidad» no es un virtud?
    Que los medios puede dar una vision parcial y mediatica del asunto? Seguramente. Pero esta altura del partido sabemos que una vision «imparcial» es un imposible. Y aun siendo posible, siempre es mejor algo que nada.
    Hay forma de mostrar en television la pobreza, la exclusion, la prostitucion o cualquier otro tema que implique cierto grado de «marginalidad», sin que uno corra el peligro de ser tildado de «morboso»? Creo que es bastante dificil.

    Con respecto a los carteles, la verdad no veo una intencion de reirse de la pobreza, sino mas bien del error ortografico. No saber escribir «lavar» no es lo mismo que no saber escribir «Ratatouille». Es mas, que carajo es Ratatouille??? Si no hubiera sido por tu aclaracion, no me hubiera dado cuenta de donde estaba el error. Y apostaria a que a muchos le lo mismo.
    Entonces mostrar la foto no pasa por si el error lo cometio un pobre o lo cometio la clase media. Pasa por si es graciosa o no, o mas que graciosa, por si llama la atencion o no.
    Y escribir mal Ratatouille no es algo que llame la atencion en absoluto. Y no pasa por una cuestion clasista, sino por una cuestion linguistica.

    A partir de un caso particular, ciertamente discutible en cuanto a gracia, hacer una generalizacion critica. Y la verdad no me parece bastante justo.

  5. Esteban: Sobre el morbo, me parece que hay una diferencia muy grande entre «mostrar la pobreza» y el pseudoperiodismo amarillo de Chiche Gelblung o La Liga. Pero no es el centro del post.

    El problema no es saber escribir o no ratatouille (que, a propósito, es una palabra que empapeló el planeta hace un par de años cuando salió la película homónima de Pixar). El problema es que me parece totalmente excusable que alguien que un obrero escriba «contrucion», pero no que un restaurant de La Lucila escriba «ratatuill». Sí, le estoy exigiendo más al clasemedio: si tiene dudas, puede consultar internet, diccionarios, libros de cocina, lo que sea. Si alguien que vive en una casilla precaria «bende» carbón, no puedo reirme de su ignorancia sin sin ser un reverendo hijo de puta.

  6. Todo muy bien. Pero si nos dedicamos en serio, veremos que la clasemedia escribe, lee y habla tanto peor que los pobres. Podría hacerse un programa diario con las imbecilidades que dicen, leen y escriben (videograph) para la tv clasemediera. Además, si Macri cree que el 9 de julio es el Día de la Bandera o que Borges era un novelista que se llamaba José Luis, debemos apuntar a reirnos de la clasemedia que, créanme, es un ejercicio altamente gratificante. No tiene defensa. Se ofusca. Se enoja. Te putea. Se va. Hace rato que no los perdono. Y les digo ¡burros!, que es lo que son, mucho más que los pobres. Porque un burro como Macri, egresado del Cardenal Newman (a plata de hoy, 4.000 pesos por mes) es doblemente burro. Y de eso hay que reírse. Y con ganas. Como mandaba el maestro Hermann Hesse. Reirse de los burgueses a carcajadas. Nadie más burro y más imbécil que un clasemediero argentino (con perdón del 10 por ciento).

  7. Clasemedieros son (somos) en su enorme mayoría los participantes de Artepolítica que odian a los demás clasemedieros porque según la «doctrina», los pobres (y los ricos por «default») son intocables. Nos queda solo hacer papilla de la clase media, que de un tiempo a esta parte viene quedando algo así como «media clase», la pobre…
    A no preocuparse amigos, seguramente nuestros hijos y nietos escribirán con más faltas de ortografía que nosotros, bellezas del desprecio a la cultura que crece orgullosamente con el «alpargatas sí, libros no» de nuestro movimiento nacional y popular.

    1. El principal problema de la clase media es desagradecimiento. Fue la más beneficiada por este gobierno. Este gobierno recuperó la clase media que Menem y la Alianza se habían encargado de eliminar.

      1. Bueno, bueno, si de ser lo peor del mundo, pasamos (los clasemedieros) a ser solamente desagradecidos, no estamos tan mal… me voy a dormir tranquilo.
        PD: Gracias K, por haberme recuperado del menemato.

      2. No comparto que la clase media haya sido la más beneficiada por este gobierno, ni que sea lo peor del mundo. Es el sector al que pertenezco, y por eso las críticas: somos unos tilingos que sobrevaloramos enormemente nuestro capital y nuestras virtudes. No somos satanás, pero tampoco somos héroes como quiere vender el relato radical de toda la vida.

      3. Comparto lo del relato radical. Igualmente convengamos que definir a la clase media es bastante complejo. Es un conjunto inmenso y heterogéneo: hay de todo.

  8. Lo gracioso no son tanto los errores que alguien pueda cometer debido a fallas educativas que conforman su horizonte de destrezas lingüísticas, o los errores derivados de la persona misma, de su genética o su disposición natural a adquirir determinados conocimientos, ya que nadie que yo conozca es perfecto ni es en sí mismo una enciclopedia ambulante (hasta el mismo Borges se la pasaba mandando fruta y no por eso deja de ser un genio de la literatura), sino, en todo caso, más gracioso resulta a mi entender una seudo-ilustración académica-cool que se ha tragado sin masticar las reglas del juego vanguardista y cree que la sociología antropológica también puede ser una forma de arte. Juá, juá… Duchamp se retuerce en la tumba.

  9. Coincido con la lectura que hace este post. Opino que la atención en este tipo de carteles se debe a que es mas fácil reírse de una B mal puesta, que analizar errores en la escritura que exigirían una lectura mas minuciosa. La falsa elegancia de la frase pretenciosa, el uso de construcciones complejas en lugar de palabras mas simpres («Entidad Bancaria» en lugar de Banco, por ejemplo), el abuso de gerundios mal empleados, en fin, una gama inagotable de registros propios de quien pretende escribir bien y no sabe cómo.

  10. Para mí que le erraste el vizcachazo.
    Las palabras escritas con faltas de ortografía son divertidas y graciosas por las palabras en sí
    y no por la relación que guardan con quien las escribió.
    Labar es gracioso en sí mismo, al igual que azado o la Infinidad de versiones de rosbif.
    Y, en otro orden de cosas, escribiste «me alegra de que…» que es incorrecto, y no tan gracioso. Saludos.

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