Soberanía, ¿Hacia la etapa definitiva del desarrollo?

Scioli-Cristina-Kirchner

En palabras anteriores ya he expuesto que, más allá de las diferentes historias de vida, estilos de conducción, o personalidades; en las cuestiones de fondo y en los hechos Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Osvaldo Scioli se encontraron siempre del mismo lado.

Para proyectar el futuro hace falta ver de dónde venimos, a donde estamos parados y hacia dónde nos dirigimos. Por ello haré un breve recorrido histórico que desembocará en el análisis de la etapa que viene, cuyo eje central deberá ser el desarrollo definitivo que permita modificar el pecado original de nuestra economía: la matriz productiva basada centralmente en el modelo agroexportador.

Este modelo centralizado deja a la capacidad de desarrollo limitada al ingreso de divisas por la explotación de sus recursos naturales, sin dar el suficiente lugar al crecimiento manufacturero e industrial que implicaría el desarrollo productivo y por lo tanto la independencia económica.

Radiografía del infierno neoliberal

Luego del auge del “Granero del Mundo” debido a las condiciones naturales de nuestras tierras donde Argentina era una seudocolonia de una Inglaterra post Revolución Industrial. Luego del surgimiento de la industria nacional, como reacción a la caída de las importaciones por la crisis del ‘29. Luego del estado de bienestar peronista que llegó al pico del desarrollo industrial, pero nuevamente dependiente del auge de la exportación agraria hacia una Europa de postguerra. Y coincidiendo con el inicio de la dictadura más cruenta y asesina, se instaló en el país un proceso económico basado en el sistema financiero internacional fundamentalmente guiado por los Estados Unidos, que por la buenas o por las malas, se encontraba en proceso de imponerlo en todo el mundo.

Así a través de las políticas del gobierno de facto se implementaron medidas neoliberales basadas en la especulación financiera desregulada y el capitalismo salvaje voraz y sin control. Desde aquí y hasta el 2001 habrá una conducción asociada a los intereses particulares de las grandes corporaciones a través de un sistema comercial y financiero liberalizado por acuerdos internacionales en contra del progreso y desarrollo nacional.

La pata política y económica del “Proceso de Reorganización Nacional” dió inicio a un proceso de liberación de la economía con acento en las importaciones, la desarticulación productiva y la desindustrialización. A la vez el Estado reducía su intervención y su participación en el rumbo general de la Nación.

Continuó con el proceso de privatizaciones, de ajuste fiscal y monetario que generó mayor exclusión. El poder del mercado para imponer sus intereses contrapuestos a los de la Nación fue posible por la extranjerización y concentración de la estructura del mercado. De la mano de todo este panorama provino el sobreendeudamiento, principal instrumento de dominación neo colonial que provocó una deuda impagable que no paraba de crecer.

Con el menemismo se acentuó la transferencia de lo público a lo privado a precio vil. Se puso en una feria americana el patrimonio nacional, dejando el Estado en ruinas y totalmente vacío.

El poder económico hizo lo que quiso: precarización laboral, no inversión, evasión fiscal, fuga de capitales, servicios cada vez más defectuosos y el derrumbe de la industria.  Su garantía era que en algún momento el Estado sí o sí debería ajustarse solo en las áreas que impactan a los que menos tienen, para tapar los huecos dejados por estos manejos que tienen el único interés de maximizar la rentabilidad a niveles ridículos de unos pocos, al menor costo y sin ningún riesgo particular.

Obviamente nada de esto fue por amor al arte sino que fue financiado por suculentas comisiones a los intermediarios y coimas abultadas a los funcionarios públicos.

El endeudamiento continuó a causa de la necesidad de dólares para mantener la convertibilidad, la apertura de importaciones, para pagar los vencimientos de más y más deuda, y por haber estatizado gran parte de la deuda privada.

A la vez se profundizó un proceso de desintelectualización de la sociedad y una degradación cultural. Con una clase política totalmente corrupta que bajaba línea de un “vale todo” y un “sálvese quien pueda”. Poniendo fin al poder transformador del estado y destruyendo el crecimiento profesional en la administración pública, originando la fuga de cerebros y la pérdida de cuadros técnicos.

En el 2001 sumergidos en una profunda recesión por la estocada final del Blindaje y el Megacanje del FMI, con la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza y un cuarto de desocupados, el país se declaraba en quiebra en todos sus estamentos. El pueblo se levantó al ritmo del que “se vayan todos” tocando el fondo definitivo.

El fin de la convertibilidad y el empuje que dió el aumento del ingreso de divisas por el crecimiento del precio internacional de la soja posibilitó el comienzo del fin del infierno.

En búsqueda de la Soberanía perdida

En un gesto de verdadero trasvasamiento generacional accedió al Gobierno Nacional Néstor Carlos Kirchner que reconstruyó los pilares en ruinas de la democracia, del país a nivel estructural y del estado en general.

Se enjuició políticamente a la Corte Suprema de la mayoría automática menemista. Se saldó la deuda con el FMI, se reestructuró la deuda externa con una quita del 65% y una adherencia del 76% de los acreedores. Se nacionalizó AySA y se destinó el 6% del PBI al presupuesto en Educación. Se aumentó más del 500% el monto de las jubilaciones. Se derogaron las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y se abrieron todas las causas sobre delitos de lesa humanidad que pasaron a ser imprescriptibles.

Lula,_Chavez,_Kirchner

Con una visión latinoamericanista de integración regional se hizo carne el “No al ALCA” poniendo un límite a la injerencia extranjera por sobre nuestra soberanía y nuestra economía latinoamericana. En sintonía se creó la UNASUR y la CELAC contrapesando a la pantomima de la OEA dependiente de EEUU.

En continuidad con el trasvasamiento generacional (y de género) accedió a la primera magistratura por dos periodos CFK dandolé mayor profundización al proyecto con su ímpetu reformista.

Realizó una fuerte transferencia social hacia los más desfavorecidos: AUH, Progresar, Procrear, Argentina Trabaja, Conectar Igualdad, Ley de Movilidad Jubilatoria, incorporación de más de 3 millones de ancianos al sistema previsional, creación de más de 6 millones de puestos de trabajo. Todo posible por la estatización de las AFJP que fortaleció al ANSES y la inversión del estado en obra pública. Así se fue otorgando al Estado un rol activo soberano e interventor que habilite la redistribución de la riqueza.

Intentó aumentar la transferencia de recursos del sector de más productividad (el rural) al más desfavorecido, no pudo. Pero si pudo reestatizar YPF (soberanía energética), Aerolíneas Argentinas y los ferrocarriles (soberanía vial). Pudo realizar la segunda reestructuración de deuda que cerró con un 93% de los acreedores (soberanía económica). Quedó solo un 7% de los cuales el 1% son la carroña de los fondos buitres donde CFK demostró una vez más su firme posición patriótica y soberana.

Creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología repatriando a miles de científicos argentinos del extranjero (soberanía intelectual)

Pagó al Club de París y se cerraron los conflictos con el CIADI para allanar el camino de nuevas inversiones para la etapa que viene. Estas se sumarían a los acuerdos ya realizados con China, Rusia y EEUU como las dos Centrales Nucleares nuevas o la explotación de Vaca Muerta.

Intentó reformar el sistema arcaico del Poder Judicial pero no pudo. Pero sí pudo reformar los códigos civil, penal y electoral. Sí pudo reformar la Carta Orgánica del BCRA, que es lo mínimo que se puede hacer para comenzar a intervenir en la regulación del mercado. Pudo controlar el mercado de cambios (para frenar la fuga de capitales y la especulación) e intervenir en el comercio exterior (restringir y regular las importaciones) como paliativos contra la restricción externa.

Por más que todavía no se consiguió la plena adecuación a la Ley de Comunicación Audiovisual, se consagró como una batalla ganada en pos de la pluralidad de voces y en la diversidad cultural (soberanía cultural).

De límites soberanos

El aumento del consumo por la recuperación económica generó años de crecimiento sostenido. Lo que contribuyó al crecimiento de la industria. Este sector pudo aumentar su producción hasta el punto en el cual se topó con el límite que representa el aumento de la necesidad de importación, debido a que todavía hay muchas industrias que dependen de insumos importados que se encuentran restringidos.

El proceso de industrialización así chocó con la restricción externa ya que existe un atraso significativo en el desarrollo de tecnología, insumos y repuestos nacionales para la industria que genera la necesidad sí o sí de importar.

La mayor dificultad actual de la economía nacional para dinamizar la producción industrial es la escasez de divisas. Continúa siendo una economía abierta, extranjerizada y dolarizada porque el patrón de acumulación sigue siendo agroexportador y su matriz industrial es insumo dependiente del exterior.

El sector empresario acostumbrado a la inestabilidad recurrente se aferró a una cultura empresarial rentística y tentada a fugar capitales y evadir impuestos. No invierte: de diez que obtiene de ganancia, uno lo utiliza para invertir y nueve lo reparte como dividendos entre los accionistas. Sus estándares de vida nunca son tocados. Las multinacionales llevan la plata a sus casas matrices y las empresas locales fugan su dinero al exterior a cuentas legales y/o ilegales.

Con la caída de los precios de los recursos naturales y la crisis política/económica de Brasil se acentuaron las dificultades del modelo en cuanto a la economía desequilibrada, altamente dependiente de las importaciones y sustentado por las exportaciones agrarias.

La economía nacional no pudo darle fin a su dolarización extrema, manteniéndose muy dependiente de la cantidad de reservas en dólares que dispongan las arcas nacionales. Dependencia que se traduce en un poder exagerado para las entidades rurales, pool de siembra y cerealeras agroexportadoras, dueños del rifo de divisas.

Hacia el desarrollo definitivo

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CFK deja un estado fuerte, con sus instituciones reconstruidas, deja una democracia sólida y consolidada, deja una economía estable pese a los envistes del mercado. Deja un pueblo con más y mejores derechos, con menos hambre y más salud, más educación, y más trabajo. Un pueblo más despierto, atento, activo y culto, que se involucra y participa. También deja un desafío: el salto definitivo en el desarrollo industrial que haga finalmente cambiar el modelo productivo argentino actual.

Por ello CFK deja un país desendeudado, soberano e independiente que se le planta a las potencias mundiales de igual a igual. Deja un país que puede hoy salir a tomar deuda pero bajo condiciones justas y equilibradas, que no vayan en contra del interés nacional.

Por eso la personalidad de Scioli, su estilo centrado y mesurado sumado a su historia, su convicción, su coherencia y su lealtad mueve el tablero generando expectativas y confianza.

Debido al camino allanado por el desendeudamiento sostenido y los arreglos conseguidos en los juicios con organismos internacionales que el país tenia por la debacle neoliberal, sumados al cambio de autoridades que oxigena, se esperan nuevas inversiones. Las mismas serán evaluadas por un Gobierno Nacional que estará en condiciones de negociar desde otro lugar, gracias a estos 12 años de gestión.

En este sentido tendrá quizás la madre de todas las batallas que será encarar el conflicto con los Fondos Buitres (Singer, Griesa y companía) en busca de una reforma en las reglas de las reetructuraciones de deudas soberanas que evite que estos pequeños grupos económicos muy poderosos e impunes dejen de someter, extorsionar e impedir el crecimiento de los países que se empiezan a levantar luego del vil saqueo efectuado por esta misma carroña.

Para conseguir una matriz productiva más compleja que nos permita alcanzar la soberanía definitiva se debería continuar con el camino ya iniciado hacia la soberanía energética a través de nuevas inversiones.

La deuda que se tome, además de mitigar lo que vaya quedando de restricción externa, debe orientarse de forma estratégica a mejorar las condiciones de infraestructura (energía, transporte y logística) y la capacidad productiva, para ir ganando autonomía en términos tecnológicos con el resto del mundo. Por eso se debe avanzar progresivamente en el mejoramiento de las condiciones de trabajo, a la par del desarrollo de aptitudes laborales para operar tecnologías gradualmente más sofisticadas. Así los trabajadores obtendrían mejores sueldos dinamizando el mercado interno con el objetivo de lograr sintonía con el nivel de desarrollo productivo que el país vaya alcanzando.

Transitando este proyecto se esperaría una industria que de a poco no tendría más la necesidad de importaciones, por lo que dejaría de estar atada al flujo del dólar, y por ende su carácter especulativo perdería sustento y quizás estaría más incentivada a invertir para ser más productiva, en vez de fugar la plata y trasladar esa presión al aumento de los precios.

Para lograr estos objetivos se debería diseñar políticas industriales en cada uno de los sectores que ordenen el proceso y ganen competitividad. Implementando políticas de estímulo a las industrias más sofisticadas, que se dirijan a conocer en detalle las particularidades de cada cadena de valor. Evaluando los niveles de competitividad de cada rubro especifico de la producción para saber cómo y dónde debe intervenir el estado para evitar que los grandes monopolios industriales de cada rubro se enriquezcan a costa de la captación de la renta de las medianas y pequeñas empresas, cooperativas y micro emprendimientos.  Solo con políticas que diversifiquen a todo el sector industrial se podrán alcanzar estos objetivos.

A esto se le debería sumar una mayor integración latinoamericana afianzando el crecimiento institucional de Unasur, generando una mayor articulación con Brasil y el BRICS y apostando al esperado Banco del Sur, un banco de desarrollo e inversión de Latinoamérica para Latinoamérica.

También se debería modificar el sistema financiero para que el crédito tienda más al desarrollo, a la inversión y a la pequeña y mediana empresa y menos al consumo, a la usura y a la timba financiera. ¿Cómo? Reformando la Ley de Entidades Financieras de la última Dictadura que le den el marco legal a estas modificaciones. También se debería dirigir hacia una reforma tributaria de carácter progresivo que permita agravar a la renta financiera y que paguen más los que ganan más. Continuar con el modelo de la AFIP, ARBA, PROCELAC, UIF y SI para un mayor control de las corridas bancarias, la evasión fiscal, la fuga y el lavado de divisas.

Lo fundamental, e definitiva, debería ser la instalación mecanismos de regulación del mercado de granos, desarticulando los grandes pools de siembra y las monopólicas exportadoras de cereales para que el rumbo del país deje de depender principalmente de ellas y de esta manera se obtenga una mayor transferencia de recursos.

Solo dirigiéndose hacia esas políticas es como avanzará el proyecto nacional y popular que se juega su sucesión en Octubre.

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