Tango: Por la Puerta Grande

Nunca te gustó el tango. Si, ya sé. Ese olor a viejo. Esa música, mezcla rara de tarantela, pasodoble y candombe.  Letras en las que a él siempre lo abandonó la mina. Lo colgó por otro. O peor, por el mejor amigo. Y el tipo no sólo lo sufre sino que además lo canta a los cuatro vientos. Y lo acompaña un bandoneón. Un viejo fuelle alemán que no se usa en ningún otro tipo de música. Claro, a vos nunca te pasó. Nunca te cagó una mina. Cuánto tenés? 24?

Y con el tango, a esa edad, no levantás una mina ni cuando se tropieza. Si te gusta, mejor esconderlo, no? Porque si se llega a enterar la barra de que te gusta el tango, se divierte tres semanas. No tiene onda.

Y sin embargo, a mí me parece que te estás perdiendo algo. No sé. Algo grosso. Intuición. Y la verdad, el tango es como un tren infinito… un tren que nunca termina de pasar. Así que tenés tiempo. Todo el tiempo del mundo, que es el que tiene quien tiene 24.

Lo que sí te digo, por estos días está por terminar de pasar un vagón que está bárbaro. Para engancharse del estribo y colarse. Entrar, husmear un poco con cara de indiferencia y bajarte en la próxima. Es un vagón con adornitos, luces y mucho estilo. Un vagón de lujo, primera camarote. Si no te gusta, después me puteás…pero seguite estas instrucciones.

1.       Cuando andes por el centro, en Plaza de los Dos Congresos, está el cine Gaumont. Rivadavia 1637. A cuadra y media del Congreso. Es un cine del estado. Escuchaste? Un cine del estado. Para ser más exacto, del INCAA. No vayas a otro lado. No camines toda Corrientes como un boludo. Ni se te ocurra meterte en uno de esos complejos yankiloides con una baranda a pochoclo que no se soporta. Esto es muy sencillito. Gaumont. Pobretón. Desvencijado. Casi cubano, dije.

2.       14.40, 18.10 ó 21.30 todos los días. 91 minutos de duración. Metele pata que en breve la dejan de pasar.

3.       6 pesos por cabeza. Escuchaste?!?! 6 pesutis (lo que me exime de justificar que esto no es un chivo)!!. Le decís al boletero a través del agujerito en el vidrio: “Café de los Maestros, troesma”. Y quedás bien de tango. Fácil. Qué otro dato necesitás?

4.       Andá solo o con una mina. Pero que sepa adonde la llevás y no te empiece a histeriquear en la puerta, tendés?

5.       Ya estás adentro? Ya empezó la peli? Tomá, un par de tips

6.       Un viejo de camisa blanca, bien vestido, garzo al menique izquierdo, peluquín. Analiza las partituras. Las mira. Dirige. Busca mejorar los arreglos. Vive música, la respira. Bueno, ese, ese, es Charly García. Le faltan el bigote bicolor. Pero ese es Charly y se llama Mariano Mores. Base de música clásica y un manejo de composición único. Llevó al tango a otra dimensión.

7.    Otro viejito, bigotitos finos. Cara de pícaro. Pianista. Un traje borravino impecable. Ese, ese viejito inconfundible es Luis Alberto Spinetta. Es el vuelo a la poesía musical. Se llama Horacio Salgán y te das cuenta porque lo aplauden más que a Pavarotti.

8.    Uno de los bandoneones que entra después de la mitad de la peli. Cabezón. Lentes. Ya medio achacado. Escuchalo. Escuchalo con atención. Fijate como hace las pausas el bandoneón y donde pone la dinámica, la impronta. Ese es León Gieco: “tocó con todos”. Llevó el tango a Japón. En el 50 tenía orquesta con Porchetto Stampone y hoy  tiene  orquesta propia. Compuso piezas como Cabulero, Tango al Cielo y Distancia. Se llama Leopoldo Federico.

9.    El bandoneonista de peinado raro, gordito, morocho, es Vicentico. Ayudó a sostener la cosa allá por fines de los 70 cuando parecía que el rock se los comía crudos. José Libertella. Fundó junto a Luis Stazo el Sexteto Mayor y cuando nadie daba dos mangos género, ellos estaban ahí.

10.   Los Redondos estaban, pero cuando el Indio Pugliese partió de este mundo, se separaron.

11.   Podría seguir. El tango tiene mucha historia. Pero no te quiero aburrir y además te vas a olvidar. Un rico pasado con ídolos que ya no están. Y que la película sólo refleja en viejas grabaciones. Luca Prodan, o sea Troilo, era un gordo buenazo y genial; Indio Solari Pugliese, era comunista y hasta el último día de su vida mantuvo la orquesta como cooperativa, repartiendo los ingresos en partes iguales entre los músicos.

12.    Pero también tiene futuro: ahí andan Bajo Fondo, Tanghetto, Fernández Fierro, en fin, decenas, cientos de nuevos impulsos y todos los músicos actuales pasaron por ahí a hacerse un lugarcito, a ver cómo les quedaba el moño. Hasta Ceratti.

13.   Disfrutala en el cine. No seas bolas, no esperes el DVD. No es lo mismo.

14.   Y si estás leyendo este blog porque la onda nac&pop te seduce, nac&pop es ir a ver una peli argenta en un cine del estado argento donde se le rinde tributo a una música única y enteramente argenta (acá me matan los orientales) con apasionados autores, compositores e intérpretes argentos.

15.   Y si en ningún momento a lo largo de la peli se te estruja el pecho, hacete un ADN, te trajeron de Hungría cuando eras un bebé.

De lujo dije, no?

7 comentarios en «Tango: Por la Puerta Grande»

  1. Contradicto: nada de lo que Ud. bate me es ajeno, pero: ¡con un maestro de ceremonias como Ud. la continuidad está garantizada! Dele un rato más a esos pibes, va a ver como, doblando el codo de los 30 les va cayendo la ficha.
    Nadie que haya viajado en subte (atenti: dije subte, no «Metro») permanece ajeno al llamado canyengue del fuelle. Para eso hay que caminar buenosaires, patear sus empedrados y pavimentos, cruzar 9 de julio a las 6 de una tarde de verano, atolondrarse entre las recovas de once. Hay que aguantarse las frenadas de colectivos repletos, con o sin carriles exclusivos. Recorrer, despacito y de la mano de una naifa – preferentemente – las callecitas de Barracas, o haber llorado el abandono de esa misma minita una tarde de julio en un banco del parque lezama.
    Para querer al tango, chabón, tenés que querer a buenosaires, pero no al cemento o al metal o a las luces, tenés que querer a su gente, la que viene del sur y el oeste…bueno, algunos del norte también, pero no por autopista, esos vienen a ver a madonna, dejalos…pobres.

  2. Soy tanguero desde siempre. Y me alegra enormemente ver la resurrección del género desde Tango Argentino (1984) para acá. Los músicos nuevos tocan lo tradicional pero mejor. Piazzolla sirvió para aguijonearlos y vino bien. No tocan lo de él pero tocan como él, o sea, como los dioses. Los bailarines idem. Tenemos reserva por cien años, porque los últimos viejos alcanzaron a enseñarle a los más pibes. Cantantes siempre aparecen. Y letristas también, aunque en este caso necesitarían un poco más de fe por parte de los músicos (Ej.le mandaré mis cuatro tangos ya editados, si me pasa su e-mail). Después me cuenta. El mio es enriquemartin55@gmail.com
    El único problema, como siempre, son los que mandan. En Buenos Aires entran 400 millones de dólares (y no hay exageración) por año gracias al turismo-tanguero. Pero esa guita se la quedan los diez tipos que regentean los boliches prohibitivos para la gente local. Y además no reinvierten un centavo a favor del genéro. De Macri no se puede esperar nada, aunque el negocio le interesa, no como cuestión cultural, sino para currar.
    Creo, finalmente, que el tango ha recuperado un lugar, que nunca será el primer lugar, porque el desastre colonizador desde los 60′ para adelante, es imposible arreglarlo. Los chicos del rock ya se fueron, pero hay otros que reivindican al tango. Como el flamenco en España. El tango ya no es la música más popular en Bs.As. pero es la única popular. Con eso me basta. Y como dijo alguien «si no les gusta o no lo entienden, que se jodan, ellos se lo pierden».
    Chan.

  3. Para vivir el tango hay que saberse llevar, no es para cualquiera ;el tango seduce, a veces embriaga; el mundo del tango es maravillosamente distinto a cualquier otro. Esa fue la sensación que tuve cuando entré por primera vez a La Ideal, para tomar una clase. Ya el edificio te transporta. Un milonguero de aquellos, sabedor seguro de sus encantos -estéticos y de buen bailarín -me apartó del grupo por unos segundos y aunque apenas arrimaba yo al paso básico me hizo bailar como los dioses. Luego , al finalizar la clase, se acercó y me invitó al último tema, esta vez puso un papel en mi mano derecha, mientras dibujaba con habilidad las figuras en poco más de una baldosa y sonreía con picardía : yo había ido acompañada. Ni sé que hice con el papel deseosa de evitar problemas , pero a los pocos días vi al guapo en el subte B que va a Chacarita. Vendía unos encendedores luminosos (y se comía las eses en el recitado ). Entendí entonces la fascinación que produce el dos por cuatro. Yo , desde esa vez, me arrimé pero mirando «con la ñata contra el vidrio»

    Como siempre, excelente post el suyo. Y le paso el dato: «El tango club» con Larrea, por cónica tv , (medio tan visto entre estos blogueros)y si quiere y puede, pásese una tardecita por la Glorieta, en Belgrano ,que allí es gratis y muy bueno .
    Saludos y buen comienzo del 2009!

  4. Lindo, Contradicto. Raro que haga falta un artículo como el suyo.

    Dos cositas. El Gaumont de pobretón no tiene nada, una de esas joyitas de Buenos Aires que se tendría que conservar con adoración.

    La otra. Y de Melingo qué se hizo en esa peli?

  5. Por partes, le decía Pizarro a Tupac Amaru

    – Charlie: a dos pesos la lágrima, tiene una cuando aparece Baffa y se encuentra con De Lío previo a uno de los ensayos y empiezan a rememorar viejas zorradas de juventud. Otra cuando sale al escenario Salgán y se cae el teatro Colón abajo. Otra cuando festeja el gol Alberto Podestá y ya está hecho. Pero le dejo la propina, Federico interpreta La Ultima Curda y el final a toda orquesta y es todo ganancia.
    -Udi: tiene razón
    – Mono: Piazzolla, para serle sincero, no es de mis preferidos. Voy más por el lado de Pugliese. Pero no se puede dejar de reconocer que si alguien sacó al género del andador y lo hizo caminar, ese fue Piazzolla.
    -Paola: linda anécdota, una pena que ese ganador en el parquet no haya llegado más allá.
    – Ventarrón: jopo (engominado), chupines (alla vecchia usanza), anteojos y foto cara de nada y por ahí recolectamos algún salame. Me pregunto si valdrá la pena el esfuerzo?
    Ana C.: Haga falta? Qué se yo? Uno escribe lo que le sale. Como en el tango, baila lo que sale. Dura hora y media, no da para todos que son un montón. Melingo, Mollo, Edmundo Rivero, Beba Bidart, Piazzolla esperan el próximo turno. A no empujarse que hay lugar para todos.

    Bueh, esto fue todo. Me fui de vacaciones. Abrazo y pasenló bien. Feliz 2009 y guarda con los corchos, los petardos y los mamados (ahí estoy yo)

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