¿La oposición hace campaña por Cristina?

El estreno de las P.A.S.O. originó un hecho inédito: la oposición se sinceró y comenzó a hacer campaña por Cristina. Este curioso fenómeno se ha producido después de conocerse el resultado de las elecciones primarias, con un abrumador apoyo al gobierno nacional. Tanto los medios fervorosamente opositores como muchos políticos de la oposición cometieron una especie de «sincericídio» y comenzaron a reconocer méritos de los gobiernos kirchneristas 2003-2011 que hasta hace unos días negaban, ocultaban o desconocían fervientemente. La mitad de los votantes reconocieron las virtudes del gobierno, pero la otra mitad puede ahora tomar nota de lo que le fue ocultado durante tanto tiempo, conocer, a través de las plumas más «contreras» al gobierno y algunas independientes, cuáles son las razones del arrollador apoyo popular a Cristina Fernández y reflexionar sobre el microclima mediático-político que parece haber existido en la Argentina opositora. Y, quizás, después repensar su voto.
Para eso, este humilde servidor público presenta a continuación lo recolectado en su última ronda basurera por los medios:

“Quienes la siguen pueden esgrimir razones de peso para justificar su éxito: Argentina se ha recuperado en materia económica, social y cultural; en un proceso único en el mundo, juzga los crímenes cometidos por sus militares en los años setenta, y encara con ciertas seguridades, por primera vez en muchos años, la tormenta financiera internacional.
“Las primarias expresaron un enorme vacío de liderazgo cuyas raíces pueden rastrearse en el estallido social de 10 años atrás, cuando millones de «indignados» argentinos exigieron «que se vayan todos» los dirigentes políticos y estos… se quedaron.
“En esos días de agitación en las calles, se desmoronaba el bipartidismo de radicales y peronistas que había administrado la democracia desde su instauración en 1983, tras medio siglo de golpes militares y proscripciones. Ambos partidos fallaron en las dos cuestiones básicas de su tiempo. Primero, cedieron a las presiones militares y otorgaron impunidad a los oficiales que torturaron y asesinaron a millares con leyes de perdón que el radical Raúl Alfonsín envió al Congreso e indultos que el peronista Carlos Menem, su sucesor, firmó luego. Segundo, retrocedieron ante las presiones del poder económico hasta adoptar, con Menem, el programa thatcheriano de desregulación total y la imposición por ley de la igualdad entre el peso y el dólar, una fantasía que se financió con la privatización masiva de las empresas estatales, endeudamiento externo y ajuste social.
“En diciembre de 2001, con el Estado al borde de la quiebra, el Gobierno del radical Fernando de la Rúa impuso un corralito bancario que impedía a los ahorristas retirar dinero de sus cuentas. Multitudes de «indignados» salieron a las calles en una de las peores crisis económicas, políticas, sociales y morales de la historia nacional.
“La decadencia del bipartidismo quedó al desnudo. Cuando De la Rúa abandonó el poder en helicóptero y el radicalismo se desmoronó, los barones del peronismo se reunieron para elegir al sucesor. Hubo silencio en la sala. Solo Adolfo Rodríguez Saá, gobernador de San Luis, levantó la mano: «Yo tengo ganas… Es mi sueño». Lo ungieron allí mismo. Una semana más tarde, con las calles aún tomadas, anunció su renuncia. En 10 días se sucederían cinco presidentes.
“El último fue Eduardo Duhalde, cacique del poderoso peronismo de la provincia de Buenos Aires, quien gobernó un año y cinco meses sin haber sido elegido por el voto popular. Duhalde decidió llamar a elecciones anticipadas, cuando temió caer, también él, víctima de la protesta social, después de que dos activistas murieran durante la represión policial de una protesta.
“El rechazo colectivo era tal que los políticos que se aventuraban por lugares públicos se arriesgaban a un linchamiento.
“Cada noche, los legisladores hacían cola, durante horas, en el estacionamiento subterráneo del Congreso sitiado por las multitudes hasta que los custodios se aseguraban de que podían salir.
“Kirchner llegó al Gobierno con un pequeño grupo de colaboradores de una provincia de apenas 270.000 habitantes y su esposa y senadora nacional, Cristina Fernández. Argentina, como otros países de América Latina, giró hacia un nuevo modelo que se reivindicó progresista, o de izquierda.
“Como parte de este cambio, los Kirchner se aliaron con los movimientos sociales y las organizaciones de derechos humanos, cortejaron a la antiperonista clase media atacando a la estructura tradicional del partido del que provenían con un proyecto de «transversalidad» que uniría a los grupos de centro-izquierda en una nueva fuerza política. Pero, hacia el final de su primer gobierno, comprendieron que ese proyecto había fracasado y que no les quedaba más que aliarse con el viejo aparato clientelista del peronismo que antes había servido al neoliberal Menem.
“Cristina triunfó, en las elecciones presidenciales de 2007, con el 46% de los votos pero perdió a las clases medias urbanas, que 90 días después marchaban por las calles para rechazar un impuesto a las exportaciones de granos.
“En las elecciones legislativas de mitad de mandato, en junio de 2009, la oposición se dividió entre los restos del radicalismo y sus aliados, y un peronismo tradicional disidente. El electorado quedó distribuido en tres tercios y se pronosticó el fin del kirchnerismo.
Poco después, esa misma oposición se hundía en el descrédito. Ambiciones pequeñas, falta de visión, permanente uso de la hipérbole ante todo lo que el Gobierno hacía o decía -una dirigente llegó a denunciar el «peligro de un III Reich»- provocaron una nueva desilusión colectiva.

”En octubre de 2010 murió Néstor Kirchner. La desaparición del jefe político de un Gobierno en el que no tenía cargo formal puso en evidencia lo que años de debate sobre su presunto «autoritarismo» había ocultado: la falta de liderazgo político que había dejado la crisis de 2001. Y un reconocimiento póstumo e inesperado a su marido como gran estadista. Faltaba un año para la elección presidencial pero se dio por descontado que el triunfo sería suyo (de CFK). La oposición pasó de prometer que acabaría con el «régimen» a enredarse en la fuga de sus dirigentes, que se desesperaban por eludir candidaturas que iban a una derrota segura. Las fuerzas ganadoras de 2009 se partieron en cinco pedazos que, sumados, obtuvieron el domingo menos votos que entonces.”

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«Esa gente votó a Cristina, no la del campo. Esa gente a la que no le importa que aparezcan casos como el de Schocklender ni que haya inseguridad. Solo le importa pagar el plasma. «La gente mira (el programa de Marcelo) Tinelli y si puede pagar el plasma, no le importa nada más».
«La pelea de (Hermes) Binner, (Elisa) Carrió y la centro izquierda, y la de (Eduardo) Duhalde con (Alberto) Rodríguez Saá, que resultó el moño de todo esto, fueron fruto de la ingeniería electoral con objetivos egoístas y personalistas. Los productores agropecuarios votaron a una oposición «atomizada» y «sin propuestas», los referentes antikirchneristas fueron «personalistas que le mostraron a la sociedad su cara más desagradable» y lo que no acompañó fue la gente que apoyó la protesta (del campo) en 2008″. porque a la gente en el interior no le va mal», aunque «en lugares con fuerte presencia de productores agropecuarios como Córdoba y Santa Fe, Cristina ganó pero no arrasó». Y ni hablar de la ciudad de Buenos Aires: en la Capital también hay muchos productores agropecuarios». «Cuando nos convenía a los productores rurales, nosotros nos vendimos como el 15 por ciento del padrón, pero en realidad no llegamos al 8»..Y «en 2008 mucha gente de los pueblos y las ciudades apoyó la protesta del campo, pero la mayoría no tenía ni idea de lo que era la 125″. Y creyeron que con el voto no positivo de el vicepresidente Julio Cobos -que rechazó que la 125 se convirtiera en ley- ya estaba, el campo había ganado.»Entonces ahora dicen ´bueno, muchachos no sigan hinchando, si no les va mal´. Y si a nosotros nos va bien, y tenemos una oposición que no presenta ninguna propuesta, sino que se dedica a hacer ingeniería electoral, ante la posibilidad de que la crisis económica internacional impacte acá, el ciudadano votó la continuidad del Gobierno».
Ricardo Alfonsín dijo que «se juntó con (el diputado Francisco) De Narváez haciendo creer que había un conjunción de radicales y peronistas» pero «ningún peronista cree que De Narváez sea peronista». «La pelea de Binner, Carrió y la centro izquierda, y la de Duhalde con Rodríguez Saá, resultó el moño de todo esto, fueron fruto de la ingeniería electoral con objetivos egoístas y personalistas».

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Algunos sectores del campo votaron al gobierno”. “Hay una sensación de que la economía está bien”.

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”A la gente no le importa que le hables de inflación, en la medida que tenga un sindicato que le consiga los aumentos. A “la gente” no le importa “la inflación” mientras consiga “aumentos” de sueldo y agregó que “la gente mira la economía por el espejito retrovisor. “Los empresarios tienen un buen pasar y siguen acumulando buenas ganancias sobre todo los empresarios medianos con cierto proteccionismo, con una valorización en dólares de su patrimonio.”

Los jubilados tienen un incremento de diez veces en los últimos nueve años, hay 5 millones de familias de bajos ingresos que tienen una especie de plan o hijos con Asignación Universal”. “También hay un sector, que es el 50% de los asalariados que están formalizados, que tienen sindicatos que les consiguen incrementos de salarios de alrededor del 30% en los últimos dos años. Entonces creo que cuando mirás ese panorama decís ‘qué difícil que es’”, para la oposición para las elecciones de octubre. En la UCR existen “grietas internas” y que eso le “ha costado varios puntos” en las primarias

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Hay dos millones de nuevos jubilados, cinco millones de familias que reciben asignaciones, es muy difícil pelear contra eso».
que el voto del domingo pasado fue un respaldo “a la gestión y logros del Gobierno” y destacó que la oposición “hizo todo lo posible por fragmentarse y no tener un programa propio o alternativo”
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“El verdadero campo, los productores que trabajan diariamente en las cosechas, son conscientes de los buenos precios y de la rentabilidad que reciben. Hace diez años andaban en tractores y camionetas antiguas, cuando hoy tienen maquinaria de última generación”.

Para evitar el triunfo de la presidenta en el campo hay que juntar a todos los empleados en las estancias, subirlos a la camioneta y decirles claramente a quién hay que votar”.

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Pero está claro que la victoria fue abrumadora y que la percepción de la mayoría de la gente sobre el Gobierno es un mérito innegable de este. La Argentina está en tiempos en que todos los gobiernos, de todos los niveles e ideologías –Cristina, Macri, Binner, Insfrán, Scioli, tanta gente distinta entre sí–, sintonizan con la mayoría de los pueblos que gobiernan y eso quiere decir que deben estar haciendo las cosas muy bien, mucho mejor que en otros tiempos, ellos u otros. Pero el tema me aburre. “Volvamos al creador del Universo.
“Los números de Cristina en la última elección son impresionantes.
“Hay múltiples formas de tratar de entender qué es lo que pasa, de acercarse mínimamente a un análisis frío, más allá de las pasiones. Parece claro que dos elementos estructurales enmarcan lo que ocurre políticamente en el país. Uno es que la Argentina atraviesa un período de bonanza excepcional, junto a todo el continente. Desde la crisis del ’30 que no se producía un proceso similar. Y así como entre 1860 y 1916 la bonanza económica dio lugar a un proceso de hegemonía política que parecía eterno, lo mismo ocurre ahora: el partido de gobierno parece invencible.
“El segundo elemento estructural es la existencia de un partido único –o dominante, excluyente, como se lo quiera llamar–. La crisis del 2001 barrió con el radicalismo y terminó, al menos por un tiempo, con la idea de alternancia en el poder. En la Argentina hay un solo partido que llega hasta el último rincón del país, que tiene concejales, diputados provinciales, legisladores nacionales, intendentes, gobernadores. Esta democracia se ha convertido desde el 2003 en sistema de partido único. Si nadie sabe, por ejemplo, quién va a fiscalizar la elección de octubre por parte de la oposición.
“Sería muy mezquino no agregar a estos dos aspectos la capacidad de liderazgo, resistencia y audacia del matrimonio Kirchner, durante los primeros siete años, y de Cristina Fernández luego de su viudez.
“Si se suman sólo los dos primeros elementos –bonanza económica y partido único–, está claro que el punto de partida otorga una ventaja notable para el oficialismo.

”Pero nada de eso explica lo abrumador de la victoria, lo humillante de la derrota de la oposición. Sirve para explicar tendencias. Pero nunca estas magnitudes, ni tampoco por qué es el peronismo y no otro partido el que expresa este momento, y el anterior, y el previo a ese.

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«Duhalde quiere instalar “un discurso del miedo” y la idea de “yo soy el hombre fuerte y el conductor” que requiere la Argentina. “En las películas de cowboys se busca traer un matón para enfrentar a otro, y aquí muchas personalidades de las empresas y la política buscaron eso”, estimó Rodríguez Saá, quien dijo que “para nada” la situación es similar a la de 1998 y que, en definitiva, Duhalde “busca meter miedo”.

“No está bien que un candidato esté agitando fantasmas de la crisis del pasado, la situación económica de hoy es distinta”, remarcó el candidato a vicepresidente de Elisa Carrió. “Es un dato objetivo el crecimiento económico”,
“Me parece que Duhalde está afectado por la inanición electoral. Tiene una crisis de inanición electoral”, se sumó el dirigente del Frente Amplio Progresista (FAP) Eduardo Macaluse, quien estimó que “las fuerzas que expresan el pasado en franca declinación, que son Duhalde y Alfonsín”. “No me sorprende lo que dijo Duhalde. Puede decir cualquier cosa que sirva para su objetivo.

Mientras la oposición sean Duhalde y Alfonsín, hay kirchnerismo para rato”. “Nadie en la Argentina va a comprar recetas del pasado para resolver los problemas que tiene este presente”.

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«Hay bonanza económica. Con relación al voto rural se explica porque gran parte de la poblacion rural esta viviendo un momento excepcional. Fijese que la soja pasa de U$S 300 la tonelada a U$S 500 la tonelada, y con ese incremento del ingreso las retenciones han quedado disminuidas. Este incremento representa un 2% de PBI, entonces, ante esta realidad, la gente del campo ha aprovechado, ha licuado sus pasivos, ha mejorado su estandar de vida, ha incorporado tecnologìa y ha invertido como nunca. Ha comprado vehiculos, ahora esta comprando departamentos o ha comprado. Hay una posibilidad cierta de una bonanza económica a través de la actividad rural que es importante, yo creo que esto explica por qué durante el conflicto del campo la presidenta tenía un 15% de imagen positiva y ahora tiene un 50% de votos. Tendríamos que haber logrado una sola candidatura, pero no fue posible porque no hubo interes real ni de Carrio ni de Alfonsin. Es la tradicion argentina de que quien no piensa exactamente como pienso yo pasa directamente a la categoria de enemigo… Nos perdemos la oportunidad de crear una propuesta que sea compatible con un dialogo mas cercano con el justicialismo.

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«Ahora es todo bondad, es todo crecimiento. Carne para todos, leche para todos, cerdo para todos, casa para todos, auto para todos. Mucha gente dijo: está todo bien, vamos a ir a votar.»

Para los que siembran soja y son grandes productores, no les va tan mal… y a los chicos. En las zonas rurales votaron a Cristina… pero no es el voto del «campo».

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¿Cuál es la situación actual del campo argentino?

Escuchemos un reportaje muy esclarecedor al respecto, hecho al productor agropecuario y presidente de la Sociedad Rural de Morteros, provincia de Córdoba.

Reportaje

 

El país «mostraba anoche a una oposición vencida por el fuego amigo y por la vieja propensión social a votar con la economía como prioridad. La economía mueve las elecciones aquí y en cualquier país del mundo. El default de la oposición fue la noticia más relevante de las primeras elecciones primarias argentinas.
Sin embargo, sería arbitrario colocar a la Presidenta y a Duhalde en un mismo paquete político e ideológico, más allá del origen común en un mismo partido. De hecho, fueron Duhalde y Elisa Carrió los opositores más duros y confrontativos con el oficialismo durante la campaña electoral. Duhalde pudo ascender, al final de una noche larga y contradictoria, al chato podio de los opositores; Carrió no logró eso.
“El segundo traspié fue confiar en una sociedad supuestamente fatigada de las formas del kirchnerismo pero la oposición no advirtió una extendida sensación social de estabilidad económica, marcada por un alto consumo y por el crédito fácil. Ningún líder opositor le habló de la economía, más allá de algunas frases demasiado vagas para ser creíbles, a esa sociedad que requería serias garantías para dar un salto.
“¿Dónde quedaron aquellos tres tercios en los que se dividió el electorado nacional en 2009? Uno lo representaba el oficialismo kirchnerista; otro lo expresaba el peronismo disidente (con algunos aliados como Mauricio Macri), y el restante correspondía a la oposición no peronista, lo que fue el Acuerdo Cívico y Social que integraron el radicalismo, la Coalición Cívica y el socialismo. El peronismo disidente, con la figura nueva de Francisco de Narváez, le ganó entonces la elección bonaerense a la propia candidatura de Néstor Kirchner. El Acuerdo Cívico y Social empató con el kirchnerismo en la cosecha nacional de votos. ¿Qué fue de esos opositores? ¿Dónde están? Macri ganó ampliamente su distrito hace quince días y se fue; no quiso ni participar de las primarias de ayer; Felipe Solá se encerró en su casa; Carlos Reutemann se ocupó sólo de hacer una diferenciación santafecina con el kirchnerismo; De Narváez saltó del peronismo a una alianza con el radicalismo sólo porque algunas encuestas le señalaban que Ricardo Alfonsín era en ese momento mejor candidato que Duhalde, y Rodríguez Saá se envolvió en el viejo sueño familiar de trasladar al país el liderazgo cuyano.
“Sólo partículas de lo que fue la alianza de hace dos años. Nada más que ambiciones personales, abundancia de mezquindades y rígidas cinturas políticas.
“El Acuerdo Cívico y Social se rompió cuando el radicalismo empezó a buscar una coalición con cierto peronismo y se empeñó en la inmodificable candidatura de Alfonsín. Aquella necesidad de acercarse al peronismo disidente (que encontró en De Narváez a un socio oportuno) alejó al radicalismo de los socialistas. La intransigencia con las postulación de Alfonsín ahuyentó a Carrió. Y los tres descartaron la estrategia más razonable, que era disputar entre ellos, ayer, la candidatura en nombre del viejo Acuerdo Cívico y Social.
La oposición terminó ayer vapuleada y acorralada. Cristina Kirchner le sacó más de 30 puntos al que le siguió, Duhalde, y se colocó sobre un porcentaje de votos propios que le asegura, hoy por hoy, el triunfo en primera vuelta.
“Carrió descartó ayer cualquier intención de bajarse para apoyar a Duhalde, aunque aceptó los términos de su derrota: «Un ciclo de mi vida política ha terminado. Ya no me siento responsable de defender a todos ni de oponerme a todo», señaló. ¿Por qué no apoyaría a Duhalde? «Ni mi partido ni mi conciencia me lo permiten», dijo.
“La Presidenta ganó ayer hasta en ciudades rurales y en barrios elegantes de la Capital. En esos mismos lugares, la oposición había triunfado ampliamente en elecciones recientes. ¿Qué pasó? ¿Cambió tanto el país en sólo un mes? No. En las elecciones pasadas había candidatos locales (Macri, los socialistas santafecinos o De la Sota en Córdoba) en condiciones de seducir al electorado sin colocarlo en el riesgo de la ingobernabilidad.
Definitivamente, fueron los candidatos presidenciales opositores los que se mostraron incapaces de construir un discurso atractivo y confiable. La sociedad sabe o intuye que el conflictivo mundo actual será un desafío difícil para el próximo gobierno; la propia Cristina Kirchner aceptó anoche públicamente esa realidad por primera vez.
“La sociedad prefirió quedarse con lo que tiene, aunque algunas cosas no le gusten, como lo demostró en las últimas elecciones distritales, antes que empezar a darle el gobierno a líderes que sólo saben mirarse entre ellos. Lejos, muy lejos, de los más básicos afanes sociales».

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«Tres razones explican ese éxito. En primer término, la regeneración del kirchnerismo a partir de la muerte de Néstor Kirchner. En segundo lugar, la percepción de una bonanza económica que induce a una tendencia de pasable conservadurismo: igual que en la Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, ayer ganó el que gobierna. Por último, la persistencia de la crisis política abierta en el año 2001, que volvió a manifestarse en la incapacidad de las fuerzas de la oposición para construir una alternativa al Gobierno.
“El movimiento se sostuvo en una onda de recuperación del consumo,
“La percepción de mejoría se recorta sobre la caída que se verificó en el PBI durante 2009. La derrota de Kirchner estuvo acompañada con una retracción de 2,5%, mientras -como recuerda el perspicaz Pablo Gerchunoff- la gripe A ahuyentaba a la gente de los shoppings.
La relativa estabilidad del precio de las commodities y la tenaz desconexión con las redes de financiamiento internacional ponen a resguardo a la economía doméstica.
El discurso oficial se vuelve convincente para muchos: el kirchnerismo ha edificado un modelo del que las economías avanzadas deberían tomar lecciones.
Pero el índice de confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Di Tella era entonces del 50% y en estos días es del 58%.
“Ese déficit tampoco se compensó con la construcción de alianzas interpartidarias. Al revés, las que se habían inaugurado en 2009 fueron desmanteladas pocos meses después de su bautismo. Ni la victoria sobre Kirchner consiguió que Mauricio Macri, Felipe Solá, Francisco de Narváez y Eduardo Duhalde mantuvieran su contrato. Macri siguió los comicios de ayer desde París, en un nuevo gesto de altruismo hacia Federico Pinedo, su candidato en la ciudad. Duhalde y Narváez fueron en listas separadas. Y Solá miró la película desde su casa. También el Acuerdo Cívico y Social entre el radicalismo, Elisa “Carrió y los socialistas se hizo añicos.
“Cristina Kirchner tiene rivales pero no está amenazada por ninguna alternativa. Ella proyectó una imagen de energía llevó adelante una campaña coherente desde el punto de vista conceptual y publicitario. Esa maquinaria contrastó con candidatos que debieron abandonar sus carreras cuando todavía no las habían comenzado: los desistimientos de Julio Cobos, Ernesto Sanz, Pino Solanas, Solá, Macri y, en su momento, Duhalde y Alberto Rodríguez Saá instalaron una imagen de impotencia que el triunfo oficialista de anoche no hizo más que reflejar.
“En el mercado de las imágenes del país sigue circulando un solo producto definido: el del kirchnerismo».

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«En los 30 días previos a estos comicios no hubo ni un solo indicio serio que permitiera pensar que Cristina Kirchner iba a obtener otro resultado en todo el país que no fuera una arrolladora victoria. A pesar de las derrotas de sus candidatos en Capital Federal y Santa Fe; a pesar del escándalo de Schoklender y Hebe de Bonafini, a pesar de la inflación creciente, a pesar de.
“La situación económica, que permite sostener altísimos niveles de consumo masivo, y numerosas medidas del Gobierno de alta aceptación popular (asignación universal por hijo, matrimonio igualitario, otorgamiento de jubilaciones y suba de jubilaciones mínimas, intervención del Estado en la economía, política de derechos humanos, ley de medios, entre otras) se sumaron en esta elección a una conjunción de factores que afectaron decisivamente a la oposición y potenciaron al oficialismo.
“Macri bajó su candidatura presidencial para optar por la reelección comunal dejando a la centro derecha sin una opción renovadora. Binner (impedido de ir por otro mandato provincial) se subió a la disputa nacional, tras romper con el radicalismo, para sostener las chances de su candidato a gobernador y fragmentar aún más a la centro izquierda.
La UCR, que tenía tres precandidatos, optó por defección por el que mejor medía en las encuestas: Ricardo Alfonsín. Duhalde y Rodríguez Saá, en lugar de dirimir el candidato del peronismo disidente en las primarias de ayer, adelantaron su enfrentamiento en una interna de realización imposible y de fracaso anunciado.
“Surgieron así alianzas contranatura para sumar individualidades que al juntarse sólo dividían, como la extraña pareja de Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez.
“Así, la ilusión que fogoneó Duhalde de que la ciudadanía haría lo que la dirigencia había sido incapaz de concretar (optar por uno de los seis postulantes opositores para erigirlo en «el» desafiante del oficialismo) no podía ser si no una quimera. Los casi cuarenta y tres puntos repartidos entre cuatro opositores son la mejor evidencia de ese error de diagnóstico».

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«Una economía en crecimiento, una oposición dividida cuyas principales caras (Alfonsín y Duhalde) no lograron presentarse como una opción renovadora, dejando que Cristina, con eficacia, se quedara con la imagen de lo nuevo, aunque el kirchnerismo lleve ocho años y medio en el poder».
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«El impresionante triunfo de Cristina Fernández pone en evidencia, entre otras cosas, que «no hay oposición». O para ser más precisos: que está fragmentada y dispersa. O también: que la oposición no tiene un candidato lo suficientemente atractivo para enfrentar con alguna posibilidad a la muy buena candidata que es la Presidenta.
“La holgada victoria de Cristina, por fin, tuvo un par de buenas noticias extras. Fue presentada, por la propia candidata, con equilibrio, mesura y sin ningún tipo de soberbia. Y debería servir, entre otras cosas, para aceptar que la mayoría de la sociedad aprueba sin ninguna duda le gestión de este gobierno y opta por la continuidad de esta gestión».

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«El resultado electoral convalidó el peor escenario que podía esperar la oposición. Cristina Fernández de Kirchner superó la cifra mágica del 45 por ciento, el oficialismo alcanzó la mayor diferencia sobre su más inmediato perseguidor que se haya registrado en una elección nacional desde la reapertura democrática de 1983 y, por si fuera poco, ningún candidato opositor obtuvo una clara diferencia como para convertirse en indiscutido líder de un polo antikirchnerista.
“Se dio el escenario soñado para el kirchnerismo. Y no sólo por los porcentajes alcanzados por unos y otros, sino también por el desconcierto en que ha quedado sumida la oposición de cara a las elecciones generales del 23 de octubre.
“Cualquier postulante opositor que enfrente una derrota como la de ayer debería ensayar una mínima autocrítica.
“Quedó demostrado ayer que la oposición no ha sido capaz de ofrecer una clara alternativa de poder, basada en una propuesta y un candidato presidencial que puedan entusiasmar a quienes aspiran a un recambio gubernamental. Ninguno de los postulantes de la oposición supo construir lo que esa parte importante de la ciudadanía les reclamaba: una coalición basada en coincidencias programáticas sólidas que existían pero no fueron suficientes para superar las mezquindades partidarias y personales.
“Más aún, jamás pudieron superar la contradicción que reside en reclamar calidad institucional pero no ser capaces de elegir a sus candidatos de otra forma que no sea a través del dedo de una cúpula partidaria supuestamente iluminada.
“Habrá que preguntarse seriamente por qué aproximadamente la mitad de los votantes no tiene intenciones de ponerle fin al ciclo kirchnerista».

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«La «ola antikirchnerista» que pareció asomar detrás de las derrotas del Gobierno en Capital, Santa Fe y (por ausencia) en Córdoba no sólo quedó en la nada, sino que se desmoronó con estruendo. La Presidenta se impuso (cómoda) en los tres distritos. Las preguntas afloran. Automáticas. ¿Dónde fueron los votos de Macri? ¿los de De la Sota? ¿Y los de Del Sel? ¿Dónde quedaron el malestar con el Gobierno y el reclamo de renovación?
“El «test del 40 por ciento», la vara con las que la Presidenta afrontó la elección de ayer, fue superado con creces.
“Los próximos 70 días prometen ser un hervidero. Sobre todo para la oposición que, en tiempo récord, deberá barajar y dar de nuevo. Y sin demasiadas reglas a la vista. Cristina Kirchner, en cambio podría apostar a dejar que los días pasen haciendo campaña desde la gestión. Como hizo hasta ahora.
“A la luz de los resultados de ayer, sólo un coletazo de la crisis económica global podría perturbarla».

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«Este hecho deja perplejos a amplios sectores sociales y a algunos dirigentes opositores que no terminan de comprender cuáles son las razones que explican la abrumadora victoria que obtuvo la Presidenta. Cómo es posible que Cristina Kirchner sea reelegida con el nivel de inflación que hay, se preguntan y nos preguntan en muchas ocasiones. Cómo, agregan, va a ganar con la inseguridad que reina, con la corrupción del Gobierno, enfrentada a los principales medios y a varias corporaciones, con una administración desgastada tras ocho años de gestión. Cómo va ser reelegida si el PJ está dividido. Cómo va a ganar sin el voto del campo, si perdió las elecciones de Córdoba, Santa Fe y la ciudad de Buenos Aires.
“Para responder a estos interrogantes que tienen contrariados a muchos debemos empezar por lo principal: la economía. Aquí y en toda democracia, la marcha de la economía es la variable más importante para entender el comportamiento electoral. El crecimiento económico del último año y medio es uno de los principales sostenes del Gobierno. A esto se suma lo abarcativo de la asignación universal por hijo, el aumento del número de jubilados y del monto de las jubilaciones, los planes sociales, subsidios y la obra pública.
Junto con la pata económica, el Gobierno cuenta, además, con un amplio sector social que se identifica con su ideología, su discurso y su relato de la historia reciente argentina. Esta identificación afectiva con el kirchnerismo se da en sectores sociales que apoyan la política de derechos humanos del Gobierno, las posturas más garantistas frente a la inseguridad y la protesta social, y la existencia de un Estado amplio y fuertemente interventor.
Así, la mejora en las condiciones económicas y el fuerte nivel de consumo, en primer lugar, y la identificación política e ideológica, en segundo término, son los principales factores que determinan el apoyo al Gobierno.
“Pero esto sería insuficiente para entender cómo la Presidenta obtuvo ayer la mayor diferencia en una elección presidencial desde 1983. Se requiere observar que la oposición se encuentra fragmentada como nunca antes. Hace sólo dos años, la UCR junto a los socialistas y la Coalición Cívica obtenían destacadas victorias en el interior del país bajo el paraguas del Acuerdo Cívico. Este espacio político no sólo no se consolidó en este tiempo, sino que se dividió casi ridículamente. Que Binner, Carrió y Alfonsín no hayan definido ayer entre ellos la candidatura presidencial de un espacio que aglutina a casi el 30% de la sociedad es una irresponsabilidad de la que deberán responder ante sus electores».

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«Ni Juan Perón ni Carlos Menem se dieron ese lujo político en sus tiem pos de gloria. En la noche del domingo y en la mañana de ayer, Cristina Kirchner se dedicó a defender el voto de los sectores medios de la sociedad, que la apoyaron ampliamente. Una presidenta cordial, consensual y homologable se paró delante de los micrófonos. Hasta aceptó la condición pasajera de las victorias y de las derrotas en la política.
“¿Dónde estaba Mauricio Macri? ¿Dónde, Julio Cobos? ¿Qué hacía Carlos Reutemann? Cualquiera de ellos hubiera sido mejor candidato que los que compitieron por la oposición anteayer. Macri cayó tumbado por la letanía del peronismo disidente que buscaba, sin encontrarlos, sus genes peronistas. Pero ¿acaso no había sido un útil aliado del peronismo en 2009? Sí, pero entonces no se jugaba la Presidencia. El peronista más cercano a él, Eduardo Duhalde, fue el primero en descartarlo por falta de credenciales partidarias. «No es peronista», explicó para eliminarlo.
“Reutemann no conversó más con sus colegas disidentes desde que éstos, algunos viejos perdedores de elecciones provinciales, le pidieron explicaciones por haber concurrido al velatorio de Néstor Kirchner. «No voy a dar explicaciones a estas alturas de mi vida por ir a un velorio», se enojó. Es cierto también que al senador no le gustan las causas perdidas; él venía anticipando, incluso en sus esporádicas declaraciones públicas, que Cristina Kirchner ganará las elecciones de este año. No le gusta la derrota y detesta el desgaste político y personal que significaría un enfrentamiento con el kirchnerismo.
Cobos conoció el esplendor y la caída. Era, con todo, mejor candidato que Ricardo Alfonsín. Había sido gobernador de una provincia importante, Mendoza, y debió tomar cruciales decisiones como vicepresidente de la Nación. Esos antecedentes, y el recuerdo social de aquella madrugada de julio de 2008 cuando balbuceó un voto que condenó al kirchnerismo a su primera derrota política en la declarada guerra contra el campo, lo convertían de hecho en un candidato más sólido que Alfonsín. El radicalismo, en cambio, leyó a la sociedad con la limitada cartografía de los radicales.
“Reutemann o Felipe Solá tenían posibilidades de convocar a un acuerdo político o electoral mucho más amplio que el que podía construir Duhalde, que era -y es- casi nulo. Solá vivió con sus ex socios Macri y Francisco de Narváez una situación parecida a la de Reutemann en el peronismo disidente. Nunca lo aceptaron ni lo respetaron como un par. Reutemann y Solá viven ahora más en medio del sosiego del campo que en el furor de la política.
“No hay una sola razón para el arrasador triunfo de anteayer de Cristina Kirchner , antesala segura de su reelección en octubre. La oposición hizo su contribución. La economía fue decisiva».

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«En principio, la Presidenta y sus acólitos se ufanan de haber obtenido el 50% de los votos en una elección que no fue polarizada. «En un escenario como el de 1983, Alfonsín o Luder, es fácil para el que gana quedarse con la mitad del electorado. Pero, dada la dispersión actual, la mayoría que eligió a Cristina está expresando una adhesión, no sólo descarte», señalaba ayer un relevante dirigente del PJ.
“Hay una dimensión cualitativa que justifica el triunfalismo. La Presidenta produjo un fenómeno central para la historia de su grupo: reconquistó el voto agropecuario, que había puesto en fuga el conflicto de 2008, y superó su propia marca en los grandes centros urbanos, en los que había perdido en 2007.
“Algunos datos. La señora de Kirchner se impuso en la Capital (30,08%), Córdoba (31,15%), La Plata (40%), Bahía Blanca (44%), Mar del Plata (50%), San Isidro (31%), Vicente López (28,78%), ciudades en las que había caído cuando ganó la Presidencia. En Rosario no pudo superar, pero casi empató a Hermes Binner (38,04% a 37,34%). Son porcentajes relevantes con independencia de los antecedentes. No se pueden aislar de las razones económicas que inciden en el voto, en este caso, poderosísimas. Pero tienen un significado político, en alguna medida, independiente de ese factor.
“En las primarias de ayer, el kirchnerismo se exhibió como la fuerza más capacitada para atraer el voto del universo urbano. Además, consiguió el resultado en el marco de un conflicto explícito con los medios de comunicación independientes, que ejercen sobre ese electorado su mayor influencia. Para el Gobierno, este aspecto de su triunfo debería interpelar al periodismo crítico, inspirando un reajuste en la imagen que se forma de la política.
“Hay un segundo rasgo de las internas que resulta sorprendente. El Gobierno recuperó para su base electoral a buena parte de la clase media rural, y corrigió el que, aun para el oficialismo, fue el mayor error de Kirchner en toda su carrera: la despiadada guerra contra el campo, de 2008. Su viuda ganó en las localidades bonaerenses de Pergamino (39,07%), Navarro (45,71%), Pehuajó (50,89%), Rauch (45%), Junín (43%), Villegas (43%) y General Belgrano (48,81%), donde tiene su campo Mario Llambías, según apuntaba ayer el ministro Julián Domínguez. En Santa Fe, Cristina Kirchner se impuso en Venado Tuerto y en Rafaela (ciudad del candidato a diputado Omar Perotti); ganó en Llambí Campbell, el reducto de Reutemann, y en J.B. Molina, terruño de Eduardo Buzzi».

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«Nadie podrá culpar al Frente para la Victoria por haberse convertido en el Partido Unico.
“El gran contribuyente al logro de este íntimo anhelo kirchnerista no haya sido el tropel de opositores desarticulados que han preferido, en estas primarias, la exaltada pequeñez del fragmento a la sobria grandeza de la unidad.
“La pobre lectura que la dirigencia antioficialista ha hecho de la demanda social reinante en los distintos sectores adversos al oficialismo se manifiesta en el hecho de que confió desmedidamente en el rechazo popular a la gestión del Gobierno y muy poco en la necesidad de ganar espacio como alternativa novedosa, afianzando la convergencia que, desde hace tanto, se le reclama.
“La oposición no existe como tal ni existió tampoco en esta oportunidad.
“Y la gente castigó esa insolvencia para el acuerdo. Si se sabía que la economía podía tener un papel decisivo en la orientación política de las capas medias, ¿por qué no se supo persuadir al electorado, durante la campaña, de lo que iba a hacerse en esta materia, preservando lo indispensable y transformando lo necesario?
“El electorado no oficialista manifestó claramente su disconformidad profunda con lo que los adversarios del Gobierno le ofrecían. Tal es la conclusión ineludible que ponen de manifiesto los resultados del plebiscito de anteayer. En otras palabras, ese electorado prefirió lo que había al balbuceo. Y se volcó hacia el Gobierno.
“Hay que reconocerlo: el Gobierno sabe ir hacia donde quiere, mientras que los opositores dicen querer ir hacia donde no saben hacerlo.
“Hasta el campo terminó volviendo al redil y apoyando a quienes hasta ayer se ganaron su desconfianza. La Presidenta triunfó en el sur de Santa Fe, en La Pampa, en Córdoba.
Las inconsistencias opositoras, las sospechas que recayeron sobre la idoneidad de sus representantes y las dudas sobre su aptitud para gestionar colectivamente lo que prometían terminaron siendo mayores que todas las reservas inspiradas por el partido gobernante.
Si bien los factores que determinan la predilección popular por un candidato suelen ser variados y volátiles, estas primarias obligatorias no deben inducir a engaño a las vapuleadas fuerzas de la oposición. Ellas deben dejar de confiar en que la disconformidad con el Gobierno pueda hacer por ellas el trabajo fundamental. Tal como se muestran, no son representativas. Si desean llegar a serlo o al menos a intentarlo, tendrán que entender qué es lo que hasta ahora se lo impidió.
“Vale la pena reiterarlo. Quienes se postularon como voceros de la democracia republicana ante los representantes de la democracia populista no fueron convincentes.
Supo hacer llegar su mensaje y contó con el apoyo invalorable de un bullicio estéril por la parte contraria. El electorado desoído que ésta contribuyó a crear, en lo que hace al reconocimiento de sus demandas primordiales, acaba de castigar a quienes no supieron representarlo».

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«Cabecitas, descamisados, perucas, kirchneristas puros, ultra kirchneristas, cristinistas, grasitas, camporistas, excluídos, evitistas, incorregibles. Llámelos como quiera, intégrelos en un conjunto único y descubrirá que no consigue sumar el 50 por ciento de los votos, superar por casi 40 puntos al segundo y alzarse con todos los distritos electorales con la previsible excepción del Ducado de San Luis.
“A Cristina la votaron todos.
“No hay en la Argentina un sector, ni un partido político, ni un referente ideológico que pueda por sí solo siquiera rozar esos números.
A ese río caudaloso de boletas confluyeron las aguas de otros múltiples arroyos: estudiantes y jubilados, industriales y agricultores, ateos y creyentes, profesionales y empresarios, científicos y comerciantes, y hasta plateístas de River que ya habían pelado el GPS para llegar a la cancha de Deportivo Merlo y que ahora podrán seguir al equipo de sus amores por televisión.
“Cuando el aluvión zoológico -la pluralidad de la hora hasta permite un homenaje al ingenio gorila- deviene masa multicolor, difusa en su perímetro pero compacta en su superficie, homogénea en sus objetivos pero siempre beligerante y tentada a discutir a palazos los caminos, ese curioso fenómeno llamado peronismo adquiere su imponente dimensión histórica.
“Quizás ni siquiera haga falta. Bastará a los efectos prácticos saber que la mitad de los argentinos confían en ese piloto que, soplen vientos favorables o nos tiren para atrás tsunamis incontrolables, sabrá surfear las olas para llevarnos a mares más apacibles.
Me dolió, en cambio, comprobar que, durante tantos meses, tantos y tan poderosos medios hayan abusado de nuestra ingenuidad y nos hayan empaquetado con la idea de que sólo se podía votar a favor o en contra de Cristina. Y me dolió que, una vez instalada la mentira, hicieran crecer artificialmente y arteramente un «clima anti K» que sólo existía en el resbaladizo territorio de sus deseos».

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«Ni el resultado de los comicios ni esta participación récord son ajenos a una realidad política, social y económica que estamos viviendo los argentinos. Hoy, ya lejos de las especulaciones, es probablemente más fácil hacer una lectura sobre los resultados. No menos evidente es que existe una construcción de un discurso desde ciertos sectores que fue duramente rebatido por la inapelable opinión de los votantes.
La Presidenta se refirió al triunfo como un voto de apoyo a una gestión, «a un modelo que se desarrolla con errores y aciertos». Quizá no haya que buscar más interrogantes acerca del porqué de semejante triunfo, sino hacer un repaso de las políticas más importantes llevadas adelante por este gobierno.
“Como rector e integrante de la universidad pública observo cómo las políticas sociales siempre han caminado de la mano con la educación. Así como las crisis no fueron ajenas a la Universidad, tampoco lo son los grandes triunfos de la democracia, las etapas de crecimiento ni este modelo de país que también apuesta a la educación, la salud, la equidad social y el bienestar de la población.
“Para citar un ejemplo: el presupuesto de la UBA, en números redondeados, pasó de $ 750 millones en 2007 a $ 2500 millones para 2011, un incremento cercano al 340% en cinco años. Para la educación pública significa reformas edilicias y mayor presupuesto para el incremento de salarios docentes y no docentes.
“La educación superior avanza porque el gobierno nacional avanza en el mismo sentido y existen políticas de Estado que así lo permiten.
“La política de repatriación de científicos a través de la Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior, las becas de investigación y el equipamiento necesario para llevarlas adelante, o el Programa Conectar Igualdad, nos incumben y nos benefician, ya no sólo como universidad pública, sino como ciudadanos. En la era del conocimiento nos transformamos de sujetos de derecho en sujetos de igualdad de oportunidades. Y, también, como país, porque seguimos generando la posibilidad de la movilidad social.
La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva o el acrecentamiento del porcentaje del PBI destinado a educación, cuando en países limítrofes aún se discute la pertinencia de la educación pública universitaria, reafirman mi acompañamiento a este modelo que asume al conocimiento como un bien público y social.
La consolidación de un país depende, en gran medida, de la formación académica, ética y ciudadana. La responsabilidad de la universidad pública es acompañar el devenir cotidiano y pensar un modelo de nación inclusivo, integrador y siempre en crecimiento, con el agregado del acceso a la educación. La Asignación Universal por Hijo, la inclusión jubilatoria, la asignación por embarazo, como políticas de Estado, garantizan hoy que niños, jóvenes y adultos mayores se beneficien. Pero fundamentalmente estos beneficios garantizan un futuro con mayor formación y educación para todos; una mejor calidad de vida y el bienestar general de toda la ciudadanía.
“La sociedad eligió el domingo participar, apoyar la política de derechos humanos, de igualdad de género, las políticas de salud pública. La población decidió ser parte de una gestión que apuesta al futuro, a la redistribución de la riqueza, a la educación, a las nuevas tecnologías, a la salud, al bienestar, a la igualdad y a la equidad».

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«La importancia que adquirió en estos años el Estado como motor de la política K y regulador-gerenciador de la economía . El mismo Estado que Carlos Menem descuartizó, fue rehecho por los Kirchner con lógica ochentista pero robustecido con su gigantesca capitalización .
“El voto agrario había dejado en soledad en Santa Fe al candidato K, Agustín Rossi. Emigró con el discípulo de Mauricio Macri, el cómico Miguel Del Sel. Eso sucedió el 24 de julio. Tres semanas después, sin que mediara ninguna medida oficial que los hubiera seducido, una parte gruesa de esos votos terminó respaldando a Cristina.
“El impacto del voto del campo dejó al descubierto –como sucedió con la oposición– fragilidades de su dirigencia. Hacía rato que la Mesa de Enlace, clave en los tiempos del conflicto, venía trastabillando. Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural, dijo que el voto agrario sigue siendo opositor. Dijo otras cosas que, por un instante, trajeron a la memoria las palabras funestas de Fito Paéz. Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria, abrió rápido sus puertas a un diálogo con el Gobierno. Alfredo De Angeli trató de explicar que el campo no habría respaldado, como dicen las urnas, a Cristina. La Presidenta también se impuso en Gualeguaychú, lugar emblemático de las épocas de la refriega. Esos dirigentes debieron haber hecho muchas cosas mal para no contener ni darse cuenta del vuelco producido2.

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«La dimensión de la votación de Cristina se expresa en los números (50%) y también en la distribución territorial . Sólo fue vencida en San Luis, gobernada por Alberto Rodriguez Saá, también candidato para octubre. El puntano parece tener un 7% del electorado cautivo: en 2007 sacó ese mismo porcentaje. La Presidenta venció en tres distritos importantes donde, hace pocas semanas, sus candidatos la pasaron mal: Santa Fe (Agustín Rossi quedó tercero) , Córdoba (José de la Sota ganó y había roto con los K) y Capital (Daniel Filmus perdió dos veces con Mauricio Macri). La Presidenta se dio el gusto de vencer en la Ciudad, donde un peronista no se imponía desde la década del 90».

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Acerca de Basurero

Soy un basurero interesado en Antropología, Historia Argentina, Política, Economía Política, Sociología, idioma Inglés, Fotografía y Periodismo, y culpable confeso de ejercicio ilegal de estos temas en mi blog.

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8 comentarios en «¿La oposición hace campaña por Cristina?»

  1. A mí lo que me hace cagar de risa es como estas «plumas ilustres» cagan a pedos a quienes encarnaron su propio relato, sin hacerse cargo ni ahí del libreto que los ponían a recitar. Ni ahí. Perdieron por vedettismo, miraombliguismo, etc.

    De los relatos, de la hegemonía, el doble comando, el viento de cola, el Tercer Reich, Chauchescu, que se haga cargo otro :)

    Espero que sigan así. Si yo fuera Cristina, los pongo por cadena nacional a recitar su republicanismo de cartón, su federalismo esteroidal, que son temas que, como todo el mundo sabe, nos tienen sin dormir a los argentinos :)

    Que sigan por esa vía, así no bajamos del 60% en octubre…!

  2. cuánta basura, basurero!

    impresionante selección.

    gracias y felicitaciones.

    para repartir entre amigos.

    saludos,

  3. ¡¡Muy buena selección de textos, Basurero!!
    ¡¡Juicio y Castigo a los Medios Mentirosos!!
    ¡¡Que les Crezcz la Nariz!!

  4. Mi impresión personal es que el error básico de toda esta gente es haber pretendido la existencia de «la oposición». Durante dos años convencieron a casi todo el país que existía algo llamado «el campo», que en realidad era un abanico muy complejo de situaciones, ideologías e intereses muy dispares; tuvieron éxito. Después – y también simultáneamente – pretendieron hacerle creer que existía algo llamado «la oposición», que en realidad se trata de un conjunto muy heterogéneo de ideologías, de proyectos nacionales y locales y de proyectos personales. La gente (me incluyo) generalmente tarda bastante en darse cuenta cuándo lo están cagando, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

    Marcelo

    1. Sabias palabras las suyas don El Gaucho. Es más, un político yanqui dijo hace muuucho tiempo: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.» (Abraham Lincoln)
      Y un filósofo griego dijo hace muuuuuuuuuuuchooooooo tiempo: «Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía.» (Anaxágoras)

      1. Si, el de las galletitas.
        Yo prefiero las frases de Manon, tienen màs música.
        Ah: excelentìsima selecciòn de agachadas opositoras, p’al archivo…. en 2 años seràn ùtiles.

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