Carrió negocia a distancia, la visita riesgosa de Peña y las dudas del PJ

Carrió teledirige Olivos desde su casa de campo
“A Olivos no voy porque yo no manejo filtros”. Esta explicación la dio por la mañana del domingo Elisa Carrió a los fieles que se acercaron a su casa de Capilla del Señor. Fue a la misma hora cuando ingresó a la residencia presidencial un pleno del oficialismo que incluyó a todas las tribus: el grupo “ojazos” –Marcos Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui–, el grupo acuerdos –Rogelio Frigerio, Emilio Monzó–, los aliados del radicalismo –los gobernadores Alfredo Cornejo, Gerardo Morales, Gustavo Valdés, los jefes legislativos Mario Negri, Ángel Rozas, y el líbero Ernesto Sanz–, los mandatarios del PRO, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, algunos ministros y el delegado de Lilita, Fernando Sánchez.
El gesto de dureza de Lilita no fue el único. Los radicales aparecieron con las viejas facturas de la negativa de Olivos de coparticipar las decisiones. Sumaron reclamos que les permitan, por lo menos, desempeñar el libreto que les ha confiado Macri: defender las medidas, resguardar las alianzas legislativas, calmar las broncas del público. La minuta la expusieron en dos reuniones que ocuparon casi toda la jornada que pasaron en Olivos. La primera con Marcos Peña y Rogelio Frigerio, una segunda con Nicolás Dujovne y Dante Sica. No hubo documento escrito, pero discutieron airados la necesidad de congelar a la baja de retenciones a las exportaciones del agro, incluso de retocarlas hacia arriba; y avanzar con más firmeza en medidas de la secretaría de Comercio para que la devaluación no se traslade a precios, y un paquete contundente de subsidios a los más pobres.
Primera medida: aumentar la AUH

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