Crecen ilusiones en empresas: que se levante el cepo y unidad Scioli-Macri-Massa

El establishment económico espera la llegada de dos verdaderos milagros en la Argentina: que se levante el cepo cambiario y que Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa encuentren un camino para unificar fuerzas mirando las elecciones presidenciales de 2015. A la hora de arriesgar probabilidades, ambas ilusiones estás parejas en las apuestas, aunque liberar el dólar paga un poco menos que un acuerdo que modere los egos y las aspiraciones personales entre los que se anotan para suceder a Cristina.
En alguna medida ambos deseos están conectados. Si la economía se estabilizara de tal manera que el Gobierno pudiera avanzar con éxito en levantar parcial o totalmente el cepo, podría ocurrir que el país llegue no tan golpeado en lo económico al año electoral. Y ese escenario repone en la competencia a Daniel Scioli, cuyas chances claramente descienden en la medida en que el humor social siga tan golpeado por la inflación, la recesión y la escasez de dólares.
Un Daniel Scioli con vida electoral obligaría tal vez a Mauricio Macri y a Sergio Massa a re calcular estrategias. Sobre todo si sobrevive el acuerdo entre radicales y socialistas para enfrentar a Macri y al PJ con una fórmula unificada y competitiva, que pueda llegar a colarse en el ballotage. El futuro del espacio UNEN es particularmente decisivo para el actual jefe de Gobierno porteño y también para el ex intendente de Tigre.
Ambos pujan por quedarse con el voto no peronista, atentos a las encuestas que revelan cierto hartazgo del electorado con los herederos de Juan Domingo Perón. Macri retomó su histórica relación personal con Enrique Coti Nosiglia, quien promete esfuerzos para convencer a Ernesto Sanz de integrar una eventual fórmula entre radicales y macristas. Y Massa le da cada vez más aire a Gustavo Posse, actual intendente de San Isidro, como futuro candidato a gobernador en su espacio, Todo sea para sumar también una pata radical a su proyecto del Frente Renovador.
En lo inmediato, todo indica que para las definiciones políticas habrá que esperar más que para los anuncios cambiarios. Los analistas coinciden en que no habrá mucha claridad hasta que no se consoliden las encuestas de intención de voto en marzo o abril del año próximo. Allí, cada uno verá realmente cuánto tiene y jugará en consecuencia. Macri aspira a superar 20 puntos, Massa supone que ya tiene piso 25/30, y Scioli juega sus chances al futuro económico y, sobre todo, a encontrar cómo evitar que la gravísima crisis de inseguridad se lleve sus ilusiones. Si no logra controlar la situación, al menos correr la misma suerte que con la crisis de los colegios sin clases: que la gente le eche la culpa a Cristina y no a él
Las respuestas que hasta ahora ha mostrado la Casa Rosada frente a la explosión de inseguridad no lo golpean directamente a Scioli, pero claramente ayudan a sus adversarios. La reacción del Gobierno repite los vicios y prejuicios que aparecieron con la crisis económica y la suba del dólar apenas Cristina decidió instalar el cepo cambiario en 2011: la culpa es de la gente que compra dólares, de las empresas que aumentan los precios, de los periodistas que difunden las noticias; pero nunca del manejo irresponsable de la economía cubriendo el creciente déficit fiscal con emisión sin respaldo. Hoy, según el Gobierno, los responsables de la inseguridad son los ciudadanos que supuestamente respaldan las palizas a los ladrones, gente incomprendida que sale a robar y matar porque su vida vale dos pesos.
En estas horas, el ministro Eugenio Zaffaroni se ha convertido casi en el Guillermo Moreno de la inseguridad. Solo le falta repartir llaveritos insultantes en su enfrentamiento con Sergio Massa, como había organizado el ex secretario de Comercio. Ambos, finalmente, terminan como los verdaderos jefes de campaña del triunfante jefe del Frente Renovador. Algo parecido ocurre cuando el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, comenta que la clase media reclama seguridad por tratarse de gente supuestamente intolerante, insensible y de derecha, alentada por la prensa opositora que envenena sus cerebros. Recuerda a su antecesor, Juan Manuel Abal Medina, que acusaba a la clase media de quejarse por la falta de dólares para viajar a Miami.
Ya fracasó esa estrategia de quitarse la responsabilidad culpando a los medios y a los ciudadanos. La verdad quedó plasmada en las urnas el año pasado y se observa en las encuestas de la hora. La gente entiende perfectamente lo que ocurre. Así como fue el Gobierno el que creó las condiciones para la fuerte devaluación del peso y las dificultades que antes y ahora se verifican; también el estallido de inseguridad es consecuencia de lo que el Gobierno construyó en los últimos años. En ambos casos, con la colaboración de sectores de la oposición y el apoyo que ahora se dio vuelta en la opinión pública.
Tal vez una fórmula para recuperar adhesiones en los sectores medios sea la salida del cepo cambiario. En Casa Rosada admiten que algo hay. Se sabe que el ministro Axel Kiciloff habla del tema con la banca extranjera. Y en la Jefatura de Gabinete deslizan que si se cumple con éxito la agenda con el Club de París, el FMI y los holdouts, el cepo podría levantarse el día menos pensado según le escucharon afirmar a Jorge Capitanich. El verdadero equipo económico que integran Juan Carlos Fábrega, Miguel Galuccio y Ricardo Echegaray estaría dispuesto a avanzar con la medida en lo inmediato.
Los economistas advierten sobre los riesgos de la jugada, en la medida en que no se corrija el desmadre de los números fiscales y la consecuente necesidad de seguir emitiendo. Con pesos inundando cada vez más la calle, levantar el cepo podría suponer otra ola de fuertes devaluaciones que retroalimentarían la inflación y la corrida contra las reservas. Los números de las cuentas públicas de febrero resultaron lapidarios: 42% de suba en el gasto contra una recaudación que crece al 30% o menos. Triplicado el gasto en las empresas del Estado, 60% de aumentos en los subsidios y fuerte crecimiento en pago de salarios y contratos políticos. Con este panorama, en marzo volvió a subir fuerte la emisión. El Banco Central ya avisó que imprimirá unos 80 mil millones mínimo este año para asistir al Tesoro, con la contabilidad creativa de presentarlo como ganancias en su balance por el impacto de la devaluación en las reservas.
Quienes en cambio aconsejan a Cristina levantar el cepo a toda costa, observan el momento actual en los mercados: dólar planchado y un mercado libre contra bonos que coloca el tipo de cambio hoy, con las restricciones, a menos de 10 pesos. Apuestan a que el dólar podría estabilizarse en torno a 9 pesos en un mercado libre, con la ventaja de que se facilitaría el ingreso de capitales e inversiones que aspiran a regresar al país a la espera de nuevos vientos políticos. Incluso para financiarle a Cristina una salida del poder que le permita ilusionarse con un futuro retorno.

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Un comentario en «Crecen ilusiones en empresas: que se levante el cepo y unidad Scioli-Macri-Massa»

  1. Si es por tener ilusiones, la mía es que radicales, socialistas y troscos dejen de roscar con la derecha y se unan a nosotros contra los gorilas y oligarcas.

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