Del crecimiento a tasas chinas al shock de ajuste recesivo

El modelo K é mobile,
qual piuma al vento,
muta d accento,
e di pensiero *
n 2003/08: Ciclo de sostenida expansión económica
La crisis del 2002 provocó una caída del 10,9% del PBI y un desempleo del 21.5%. En el 2003 aparecen los primeros signos de un nuevo contexto internacional que favoreció los precios internacionales de nuestros productos de exportación. Ello contribuyó al crecimiento al 7.7% anual en el periodo 2003/08 y a reducir el desempleo al 7,3% en el 2008. El salario real creció a un ritmo del 5,0 % anual. Crecimos a tasas chinas no solo por el favorable contexto internacional sino también por políticas que estimulaban la expansión del consumo interno.
El superávit comercial externo acumulado del 2003 al 2008 fue de u$s 74.700 millones, lo cual permitió aumentar las reservas internacionales en u$s 35.900 millones y cancelar deuda pública en 12.000 millones. El superávit fiscal primario en el 2008 del 3% del PBI permitió no solo pagar los intereses y los vencimientos de la deuda pública. Eran los tiempos del tipo de cambio alto y competitivo internacionalmente, de los superávit gemelos y del desendeudamiento con recursos genuinos.
Los límites al modelo se manifestaron en la incipiente presión inflacionaria en el 2007. La respuesta oficial fue el control de precios y comenzar a mentir en la medición de la inflación.
n 2009/13: la salida de la crisis financiera internacional del 2009 fue una política keynesiana expansiva
La crisis financiera internacional del 2008 se manifestó en una caída del precio internacional de la soja del 30% (2009). A ello se agregó una grave sequía que disminuyó lo cosechado en un 37%. Todo ello provocó una disminución de las exportaciones del 20%, una caída del 2.5% del PBI, lo que permitió reducir un 33% las importaciones y superar la crisis externa.
En cambio, en el 2010/11 el contexto internacional fue el opuesto al del 2009. La combinación de precios internacionales elevados y una excelente cosecha con una política keynesiana fiscal y monetaria expansiva revirtieron por completo el escenario recesivo del 2009. La economía creció un 8,7% en el 2010 y un 6,2% en el 2011.
La política pro cíclica expansiva del mercado interno aumentó en la tasa de inflación. Para contrarrestarla el gobierno comenzó a atrasar el dólar y las tarifas. El consiguiente atraso cambiario dio lugar en el 2011 a una fuga de capitales privados de u$s 27.000 millones.
Días después del triunfo electoral en el 2011 el gobierno decidió enfrentar las debilidades del modelo con el control de cambios y de las importaciones. Ello dio lugar a un doble mercado cambiario: el dólar oficial que el gobierno lo mantenía estable para frenar la inflación y el dólar paralelo que crecientemente se fue alejando del oficial. El cepo cambiario acrecentó la fuga de capitales que alcanzo su clímax en enero del 2014 con una disminución de las reservas internacionales en ese mes de 2.800 millones de dólares.
n Primer trimestre del 2014: un shock de ajuste recesivo reemplaza el modelo keynesiano expansivo
En enero 2014 el gobierno tomó conocimiento que para llegar a fines del 2015 no tenía otra opción que replantear el modelo. Este replanteo lo llevó a un shock de ajuste cercano al rodrigazo de 1975 y a los tradicionales planes del FMI. El punto de partida fue aceptar los fallos del CIADI, dar por terminada la discusión con REPSOL y crear expectativas de un inminente arreglo con el Club de París y con los fondos buitre.
Esta política jurídica amigable con los mercados está siendo complementada con una devaluación del 25%, una política monetaria restrictiva que duplicó la tasa de interés, un aumento promedio de las tarifas de gas del 230%, en aguas del 165% y con un techo salarial en la paritaria inferior a la tasa esperada de inflación tal como está ocurriendo con las jubilaciones. Estas medidas profundizan las tendencias recesivas que se venían manifestando desde el segundo semestre del 2013 .
El gobierno, además, está enviando señales de que podría estar dispuesto a acordar con los hold outs lo cual le permitiría acceder al mercado financiero internacional y dejar de lado su política de desendeudamiento, una de sus principales banderas para distanciarse de la década del 90.
n La recesión y el techo salarial son las nuevas anclas antiinflacionarias
El temor a no llegar a las elecciones del 2015 estimuló en el gobierno una visión mas pragmática de la realidad y a partir de esta realidad tomó la decisión de dejar de lado su tradicional relato para iniciar el camino de los tradicionales ajustes monetaristas recesivos de los modelos de stop and go de las décadas del 50 al 80.
Una asignatura pendiente en el nuevo modelo económico es la inflación. La devaluación, el aumento de las tasas de interés y de las tarifas son armas de doble filo. Por un lado alimentan el contexto recesivo y por el otro estimulan la inflación. En los últimos años el gobierno recurrió al atraso cambiario y de las tarifas, sin mucho éxito, como anclas antinflacionarias. Hay un cambio de estrategia. La actual se basa en devaluar y ajustar las tarifas a un ritmo cercano a la tasa de inflación. Por lo tanto, en el nuevo modelo las nuevas anclas estabilizadoras son la contracción económica, el desempleo y poner un techo salarial en la paritaria por debajo de la inflación.
Este cambio de 180 grados en el relato es un final no anticipado ni esperado por los teóricos progresistas de la llamada década ganada.
*Versión del autor de
La donna e mobile de Rigoletto,
Giuseppe Verdi

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