El rey desnudo

El rey desnudo
En el fondo, la familia insaciable y oscura de los mercados está viendo lo mismo que los opositores. No alcanzan los dólares, no alcanzan los gestos, no alcanzan los cambios cosméticos de un gabinete sin poder. No alcanza que el Fondo se instale en Argentina ni alcanza tampoco que el Presidente grabe un mensaje cada tanto para anunciar que, esta vez, nos va a ir bien con el apoyo del organismo que trae para los argentinos de a pie los peores recuerdos.
Desde la residencia de Olivos, donde se recluye cada miércoles como una religión, Mauricio Macri difundió un video de menos de dos minutos con el que pretendió resucitar una palabra que, según decía, era sinónimo de la nueva etapa: confianza. Lo hizo 112 días después de haber anunciado lo que se suponía era la salvación del proceso en curso: el pedido de socorro y el regreso del FMI.
Ese 8 de mayo, en un mensaje de poco más de dos minutos en la Casa Rosada, Macri habló del “único camino posible para salir del estancamiento”, de “impedir una gran crisis económica”, de “mayor respaldo”, de “no mentir” y dijo sentirse convencido: “El camino que tomamos va a lograr un mejor futuro para todos”.

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