Infarto cambiario, gabinete despeñado y tirón de orejas de Lagarde

La Real Academia Española define “despeñar” como “precipitar y arrojar a alguien o algo desde un lugar alto y peñascoso, o desde una prominencia aunque no tenga peñascos”. Sin llegar a tanto, ayer por la mañana, varios de los empresarios más influyentes del país concluyeron que el ciclo de Marcos Peña como jefe de Gabinete está terminado. Y que dejarlo ir podría ayudar al Presidente a relanzar su gobierno y recuperar el timón de una economía cuyas variables clave parecieron escapársele de las manos anteayer, cuando anunció tan sorpresiva como infructuosamente que el FMI apuraría sus desembolsos previstos para 2019. Un anuncio manufacturado por Peña, que no sólo expuso a un desgaste innecesario a Mauricio Macri sino también a la propia institución presidencial.
Como toda gran burocracia, el Fondo tiene sus reglas, sus mañas y sus tradiciones. Una de ellas es el “tiempo mínimo de circulación”. Sobre eso aleccionó Christine Lagarde a Macri en el primer diálogo tenso que mantuvieron desde que el organismo recuperó su ascendente sobre la economía argentina. Así como el directorio ejecutivo del Fondo se tomó dos semanas para analizar el programa Stand-By por u$s50.000 millones que ambos habían terminado de abrochar el 6 de junio pasado y lo aprobó recién el Día de la Bandera, el adelantamiento de los desembolsos requería ese lapso de debate entre las potencias que fi nancian y por consiguiente manejan el FMI. Esas potencias estaban todas a favor de firmar el acuerdo con Argentina en junio, pero ahora no existe la misma unanimidad en torno de la idea de adelantarle los giros previstos para 2019.

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