¿La Capital es un modelo que adelanta?

29 de Marzo de 2015
Coyuntura
La gestión de Mauricio Macri en la ciudad se basa en endeudamiento, suba de impuestos, falta de controles y reducción del presupuesto para políticas sociales. ¿Propondrá a los argentinos que lo acompañen para desarrollar esas políticas en la Nación?
Quienes creen en él, dicen que aunque está en todos lados, Dios atiende en Buenos Aires. Los incrédulos saben que las coordenadas decisivas siempre se cruzan a la altura de ese Obelisco inaugurado en 1936 para recordar el cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad, por Pedro de Mendoza. Aunque tiene menos “peso” electoral que la provincia tocaya, y está un poco por debajo de Córdoba y Santa Fe, todos saben que lo que sucede de la General Paz hacia adentro tiene un impacto fuerte en el resto del país.
Mauricio Macri es el actual jefe de gobierno de la ciudad; Mauricio Macri esta vez sí se decidió a pelear la Presidencia de la Nación, para ocupar el sillón que dejará libre Cristina Kirchner. En pleno tembladeral causado por la muerte del fiscal Alberto Nisman la política se paralizó, la gestión se hizo invisible y, sin mover un dedo, el empresario funcionario aprovechó para acumular algunos porotos más. Los voceros periodísticos de los principales grupos económicos del país y de sus matrices extranjeras dieron muestras de una inclinación hacia su candidatura, en un nuevo capítulo del proceso de instalación de candidatos de fuerte compromiso con las políticas neoliberales, subsidiarias de un “Consenso de Washington”.
En los últimos lustros, ese modelo, además de criticado fue enterrado en la mayoría de los países de Latinoamérica por gobiernos comprometidos con la participación del Estado, la redistribución de la renta, la inclusión social y la autonomía de los mercados financieros internacionales. Cada uno de esos presidentes, como Rafael Correa en Ecuador, Dilma Rousseff en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Nicolás Maduro en Venezuela, fueron acusados de corruptos, inexpertos, inflacionistas, igual que Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina. A todos ellos el poder económico y sus monopolios comunicacionales les jugaron con maniobras de desestabilización y les pusieron rivales cortados con la misma tijera, que perdieron una a una las elecciones presidenciales. Ahora, le toca a la Argentina. Macri parece ser el sparring elegido para tamaña empresa de intentar derrotar al gobierno desde la derecha.
La acusen de lo que la acusen, Elisa Carrió viene siendo la bengala que les marcó el camino en la noche de las sucesivas derrotas opositoras. Tanto cuando se quejó de los medios porque valoran su “coraje para denunciar la verdad”, pero es “loca a la hora de gobernar”, como al rejuntar un UNEN que nació dividido, o al expresar de nuevo la necesidad imprescindible de unir a cualquier precio a todas las oposiciones para intentar frenar un triunfo del kirchnerismo en primera vuelta y, por fin, al olvidarse de todas sus críticas y primeriar a todos con su abrazo al ex presidente de Boca, al que arrastró después a sus viejos correligionarios de boina blanca y doblada.
Números. Hay distintas formas de analizar propuestas. Sin embargo, quienes ya son gobernantes y aspiran a ocupar otros cargos, están atados a su acción. Discursos y publicidades, es cierto, pueden seducir incautos; sin embargo, sus gestiones son la única verdad y, en ellas, está el ADN de lo que harían en una potencial nueva función. Una forma de “medir” una gestión es analizar el uso de los presupuestos, la forma en que se invierte, desinvierte o se mal invierte constituye el dibujo de lo que sería su futuro. Para muestra, entonces, algunos datos, en su mayoría tomados de la Auditoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
La deuda externa de la CABA se cuadruplicó en siete años de gestión Macri, con un incremento presupuestario para asumir el pago de esos servicios del 2075%.
n Los impuestos de mayor peso en la torta tributaria, como ABL y patente automotor, subieron 756% y 582%, respectivamente.
Salud, Educación y Cultura cayeron en su participación en el total del presupuesto de gastos e inversiones. El gasto total presupuestado por el gobierno porteño aumentó entre 2007 y 2015 un 758%. Sin embargo, Salud quedó por debajo de esa media, con el 629%, Educación y Cultura apenas llegaron al 585%, Ecología al 602% y Vivienda al 609%.
El rubro Educación representaba el 27,84% del total en el presupuesto previo a la llegada de Macri en 2007. En 2015, será del 20,5%. n Salud recibía el 23% y en el ejercicio en curso dispondrá del 19,49%.
Vivienda recibía el 2,9%, este año recibirá el 2,4%, si es que no se subejecuta, como viene sucediendo.
Los servicios sociales, categoría en la que se incluye salud, acción social, educación, cultura, trabajo, vivienda, agua potable y alcantarillado, representaban en 2007 el 66% por ciento del total. Para el ejercicio actual la gestión PRO previó un 59%.
Cultura representaba el 4% del total de gastos y en 2015 se le destinará el 3%.
Por el contrario, Publicidad se benefició con una suba del 1000%, Transporte del 1721% y Turismo del 2946%.
No son palabras, sólo hechos. ¿Serán los datos con los que tratarán de que esté linda la Argentina?.

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