Macri, en estado de alerta

La fuerte presión del equipo de campaña de Daniel Scioli sobre el «círculo rojo» dando a entender que su candidato «ya ganó» y el aumento de la diferencia entre el gobernador de la provincia y Mauricio Macri en una última encuesta nacional puso en estado de alerta a quienes trabajan para el jefe de gobierno de la ciudad. En el estudio de Management & Fit de hace un mes, Scioli contaba con una intención de voto del 33,3%, Macri con el 32,2 y Sergio Massa con el 14,3. Era casi un empate técnico. Pero en el trabajo que la misma empresa hizo después de la presentación de las fórmulas y la conformación de listas, Scioli, con Carlos Zannini, pasó a 36,9, mientras que Macri con Gabriela Michetti bajó menos de un punto, para conseguir un 31,6. Es decir, ahora entre uno y otro hay una diferencia de más de 5 puntos.
Por su parte, Massa con Gustavo Sáenz consiguió el 12,1%; Margarita Stolbizer con Miguel Olaviaga, el 5,8 y José Manuel de la Sota, un 5,7. La encuesta ubicó al jefe de gobierno con el 31,6 de los votos, considerándolo el casi seguro ganador de Cambiemos en las PASO. Pero si se lo toma como uno de los candidatos de ese espacio aparece con casi el 27%, mientras que Ernesto Sanz alcanza el 3,2 y Elisa Carrió registra 2,9 puntos. La presión de los voceros de Scioli sobre dueños de medios, periodistas, empresarios, sindicalistas y formadores de opinión en general es sostenida e inteligente. Comenzó ni bien se proclamó la fórmula Scioli-Carlos Zannini y consistió en repetir que el gobernador ya ganó con argumentos creíbles y difíciles de rebatir para quienes no están acostumbrados a analizar encuestas.
El primero es que, al transformarse en candidato único y disipar la incertidumbre, Scioli se liberó y «empezó la campaña de verdad», con una intensidad y un ritmo inusitados. El segundo es que la economía «marcha razonablemente bien» y que la mayoría está de acuerdo con los tres o cuatro logros del Gobierno que mencionan todo el tiempo. Empezando con la asignación por hijo y terminando con la incorporación de miles de jubilados al sistema. El tercer argumento es que los argentinos dispuestos a votar a Scioli no estarían teniendo en cuenta que Zannini o Cristina Kirchner lo van a terminar condicionando. De hecho, la misma encuesta asegura que sólo el 50% conoce a Zannini y que su imagen está partida, por mitades casi iguales, entre positiva y negativa. Y el cuarto razonamiento sostiene que Macri no tiene una estructura ni una presencia territorial mínima como para disputarle los votos a Scioli de igual a igual. Una analista independiente que interpretó los últimos datos de la encuesta mencionada argumentó: «Macri se equivoca de estrategia. Está bien presentarse como el candidato del cambio. Pero sus asesores deberían repensar cuál es el cambio que demandan los argentinos. Scioli, según nuestros focus group, más que la continuidad, representa un cambio de estilo, y por eso lo votan». ¿Y qué cambio representa Macri? «Eso habría que definirlo con cuidado. Es claro que representa, igual que Scioli, un cambio de estilo, pero también un cambio de modelo. Lo que no está tan claro es cuánta gente quiere, además de un cambio de estilo, un cambio de modelo. Es decir, un cambio más profundo.»
Otro asesor político que trabaja para varios candidatos fue todavía más contundente: «Para cambio de modales ya está Scioli. Daniel es el intérprete original. El desafío de Macri es plantear que él es una opción mejor. Pero lo tiene que hacer sin decir que este gobierno, o el propio Scioli, hicieron todo mal. Porque a esa idea, la idea de que se hizo todo mal, el votante la rechaza». Así como al equipo de comunicación de Scioli le sobra confianza y hasta un poco de triunfalismo, a Macri lo está empezando a ganar la preocupación. Uno de los más preocupados sería Emilio Monzó. Se dedica a sumar los votos de la provincia de Buenos Aires, y todavía no le están dando como sueña. Pero uno de los más influyentes funcionarios de Macri, el secretario general de su gobierno, Marcos Peña, confía en que la polarización se va a mantener y que el final Mauricio le va a ganar a Scioli. Otro encuestador lo contradice: «Así como están las cosas, Macri está perdiendo la elección en segunda vuelta. Y si se mantiene la inercia que comenzó con la conformación de listas y el armado, hasta es posible que Scioli se acerque a una cifra que lo ponga en condiciones de ganar en primera vuelta. Si faltando cuatro meses para octubre ya llegó a los 37, bien se podría interpretar que le falta muy poco para llegar a 40 y no tanto para alcanzar los 45». La suma de todos los candidatos presidenciales proyectados alcanza al 90% de los votos.
Todavía quedan puntos por conquistar. Las respuestas sobre adónde irán a parar los votos de Massa, De la Sota y Stolbizer después de las PASO todavía es incierta. Los barrenadores de la ola naranja computan a los votantes del gobernador de Córdoba como peronistas y los consideran propios, en su gran mayoría. Los surfistas de la ola amarilla interpretan que de cada 10 votos de Massa en las PASO por lo menos 6 van a ir a parar a Macri. También calculan que 7 u 8 de cada 10 votos de Stolbizer también van a optar por «el cambio de modelo» que representaría el expresidente de Boca. Esta semana, Macri, para pedir el voto a Horacio Rodríguez Larreta, recurrió a un argumento «nacional». «Recuerden que cada voto al Pro en la Ciudad nos dará más energía para pelear por la candidatura presidencial», avisó. Como buen ingeniero y amante de los cálculos, sabe que está en un momento crucial. Las principales figuras de Pro se dividen el territorio para tratar de acaparar la mayor parte del electorado. Macri visita localidades del conurbano y Gabriela Michetti recorre el interior del país. Sin embargo, no parece suficiente. «Mientras nosotros no paramos de subirnos y bajarnos del avión ellos se la pasan visitando medios y organizaciones empresarias, repitiendo que la elección ya está ganada. Mientras la Presidenta se la pasa hablando por cadena nacional sobre las bondades del modelo, nosotros debemos poner la energía en ganar, por la mayor cantidad de votos, en la ciudad, para poder seguir adelante. Su potencia de comunicación es dos o tres veces mayor que la nuestra. Aun así, pensamos que vamos a ganar», aventuró otro ministro porteño. Peña también lo cree, y no sobreestima la influencia de los formadores de opinión «El círculo rojo repitió todo el año pasado que Massa ya era presidente. ¿Ahora dice que el presidente es Scioli? Mejor, porque las elecciones de verdad son recién en octubre y para eso falta mucho». Hasta el propio Macri le envidia la paciencia y la fe. Por eso puso a todo su equipo en estado de alerta..

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