Porteños generosos: aceptan que otros usen sus hospitales y escuelas

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Según un informe oficial, 64,5% aprueba que vecinos del conurbano asistan a centros de salud de la Capital; 73,1% acuerda con que crucen a estudiar a la ciudad, y 81% admite que trabajen en el distrito
Bárbara Posesorski. Es profesora de biología. Vive en Ciudadela, pero eligió trabajar en cuatro escuelas de la ciudad de Buenos Aires. Foto: LA NACION / Santiago Filipuzzi
Nadia Mateo tiene 27 años y vive desde siempre en La Matanza, en el oeste bonaerense. Desde hace por lo menos 20 años, la joven y su hermano concurren a centros de salud de la Capital para atenderse de diversas dolencias. Han utilizado los servicios de los hospitales de niños estatales Elizalde y Garrahan, y de dos clínicas privadas.
«Llegamos al Elizalde por una enfermedad de mi hermano, cuando él tenía tres y yo tenía siete años. Estaba ahí el especialista que necesitaba. Son muy buenos los médicos de los hospitales pediátricos. Yo hice también consultas de inmunología, y por la obra social Osecac me atendí en la Clínica Mitre: me quebré y necesitaba una guardia de traumatología. Siempre sentí que el trato era igualitario hacia nosotros. Jamás tuvimos problemas», relató Nadia a LA NACION.
Efectivamente, lejos de la percepción sobre la existencia de tensiones -y hasta de discriminación- entre los porteños y sus vecinos del conurbano, un estudio demuestra que la tolerancia es alta respecto del uso de establecimientos educativos y sanitarios que funcionan en la ciudad por habitantes del otro lado de la General Paz.
También resulta notoria la aprobación a que personas de otros distritos trabajen en la Capital. Similar es la aceptación de los residentes en el conurbano hacia los porteños.
Según una encuesta de cohesión social realizada a fines de 2014 por la Unidad Área Metropolitana de Buenos Aires del Ministerio de Gobierno porteño, el 73,1% de los vecinos de la Capital está de acuerdo o muy de acuerdo con que personas de otros puntos de la AMBA utilicen servicios educativos, públicos o privados, del distrito.
Vanesa Jmelnitzky es una de ellas. Residente en Munro, partido de Vicente López, la mujer envía a sus hijos a escuelas porteñas. La nena cursa la primaria en Núñez, y el varón, la secundaria en Belgrano. «La educación en la Capital es mejor. Tengo experiencia en la provincia, y la diferencia en calidad es mucha», explicó.
Sólo en las escuelas públicas de la ciudad, el 20% del alumnado (70.000 sobre un total de 350.000) es bonaerense, según datos del Ministerio de Educación porteño.
La encuesta de cohesión social en AMBA también muestra que 64,5% de los porteños está de acuerdo o muy de acuerdo con que residentes en el conurbano se atiendan en centros de salud de la Capital.
María Lugano, que vive en el partido de San Martín, también resuelve sus asuntos médicos en la Capital; más precisamente, en el Hospital Italiano, al que se encuentra adherida. «Antes iba a un sanatorio de la UOM en San Martín. Pero me pasé a raíz de una intervención que necesitaba hacerme y el especialista atendía en la sede central del Italiano. Nunca me sentí discriminada. Algunos temas los resuelvo en consultorios periféricos del Italiano en mi zona», dijo a LA NACION.
En el sistema de salud pública porteña, entre el 60 y el 65 por ciento de los 9 millones de consultas anuales son realizadas por bonaerenses, según el Ministerio de Salud de la ciudad. El porcentaje trepa hasta 75% en los centros pediátricos, como el Elizalde que visitó Nadia Mateo. También crece la proporción de pacientes que cruzan la General Paz para atenderse en los establecimientos situados en la periferia.
En materia laboral, ocho de cada diez porteños están de acuerdo o muy de acuerdo con que habitantes de otros distritos del AMBA trabajen dentro de la Capital.
El relevamiento consistió en 3000 entrevistas presenciales a mayores de 18 años. A los fines del estudio, la zona sur abarcó los municipios de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, Almirante Brown, Florencio Varela y Berazategui. La zona oeste quedó compuesta por Esteban Echeverría, Ezeiza, La Matanza, Morón, Merlo, Ituzaingó, Hurlingham, San Miguel, José C. Paz y Moreno. Por último, Malvinas Argentinas, Tigre, San Fernando, San Isidro, Vicente López, San Martín y Tres de Febrero integraron la zona norte.
Bárbara Posesorski, vecina de Ciudadela (Tres de Febrero) de 28 años, es profesora de biología. Para ejercer su profesión, eligió escuelas públicas y privadas de la Capital. «Doy clases en escuelas públicas de Mataderos, Almagro y Recoleta, y en una privada de La Boca. Me resulta más sencillo acceder a la información de los actos públicos para concursar; está disponible en Internet. Mientras que, en mi distrito, debo ir personalmente al Consejo Escolar de Tres de Febrero, donde el trato de los empleados con la gente no es nada grato», sintetizó.
El 48% de los puestos de trabajo de la ciudad está ocupado por residentes en el Gran Buenos Aires. Como Mayra Lorenzo, que viaja a diario entre Del Viso y la Capital para desempeñarse en una consultora. «Soy licenciada en periodismo y la oferta laboral para mi carrera está centralizada en la ciudad», explicó.
«Hay en el AMBA una gran apertura a recibir a personas que no son de su ciudad. Existe una mayor receptividad que la que uno podría ver desde una percepción política. Subestimamos la vida metropolitana, quienes se mueven a través de la General Paz no tienen prejuicios respecto del otro», opinó Diego Valenzuela, responsable de la unidad..

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