Rozitchner: “Cambiemos toma y realiza las banderas de la izquierda”

Guionista. El filósofo ayuda a pensar y a hablar al Presidente. Sus frases de cabecera decoran su despacho, un piso arriba de Macri. | Foto: Nestor Grassi
A sus 55 años, Alejandro Rozitchner nunca había entrado a Casa Rosada. Para este filósofo de barba, ojeras y perfil rockero, ese edificio representaba algo lejano e impenetrable. Ahora, a cinco meses de asumido el PRO, se le desmitificó: “Es un lugar de trabajo normal”. Desde su oficina en el segundo piso, llama con familiaridad al bar para pedirse un ristretto. Amigo de Mauricio Macri y ghost writter presidencial, está muy a gusto en su rol y da por hecho que tiene conchabo estatal para rato: unos siete años y medio más.
—¿Cómo te hiciste amigo de Macri?
—Empecé sospechando. Yo vengo de un lado más intelectual, rockero y neohippie. Y él es un ingeniero deportista.
—Y millonario.
—Sí, olvidaba ese detalle. Por eso me sorprendió la facilidad de nuestro trato. Lo conocí por un amigo en común y tuvimos afinidad. Y ahora me sorprende ser parte de esta aventura en un gobierno democrático-revolucionario.
—¿Revolucionario?
—Sí, está cambiando las coordenadas de la política: su insistencia de ir contra la corrupción; un equipo sano; un trato directo con la gente; darle valor y sentido a ser buena persona. Es una revolución apacible y tranquila. Vidal le ganó a los antiguos machos prepotentes.
—Mencionás cambios de estilo y no tanto de prácticas.
—De prácticas, ni hablar. Los ministros han sido nombrados en función de su capacidad y conocimiento, y no como cargos políticos.
—Sergio Bergman, ministro de Ambiente, no tenía ninguna experiencia.
—La capacidad no está ligada siempre al manejo de un tema. En general fueron elegidos por capacidad.
—En muchos casos el vínculo es con la función privada. ¿Hay una Ceocracia?
—Fue dicho con mala intención. Está perfecto que la gente venga teniendo experiencia en el sector privado. Y que hayan dejado sus carreras exitosas para aportar a lo público.
—¿No hay riesgo de afinidad con sus empresas por inercia?
-En el Estado, el riesgo es la inercia de la burocracia: la simulación de gestión. Hacemos como que nos ocupamos de las cosas. Ahí también hay un factor revolucionario. Parece la izquierda. Cambiemos es quien toma y realiza las banderas de izquierda.
—¿Qué banderas?
—Básicamente, la lucha contra la pobreza.
—¿Macri busca traicionar a su clase social?
—No diría que la traicionó: la idea de lucha de clases debe ser revisada. Pero lo veo muy enfrentado con los empresarios, a los que conoce muy bien. No les tiene simpatía.
—¿No hubo muchas medidas a favor de los poderosos?
—Para nada. La quita de retenciones no tiene que ver con darle plata a los que más tienen: es dar trabajo. Para distribuir la riqueza primero hay que crearla. Es un capitalismo sano e inteligente.
—¿Cómo explicás los Panamá Papers?
—Cuando salió quise saber de qué se trataba. Pero no hay nada. Aparte Mauricio fue a la justicia para que se aclare.
—¿Armó las sociedades para pagar menos impuestos?
—No tengo la más puta idea de ese mundo. Da la impresión de que es una práctica habitual. No manejo temas financieros, por desgracia.
—¿Es cierto que Macri no lee los diarios?
-Bastante cierto. Conoce los temas, si bien delega y deja hacer. Pero los diarios son campos de pasiones. Además, alguien tiene que estar pendiente de la realidad. Así que es sano que no los lea.
“La marihuana me fue útil”
Paria en el ámbito académico (sus muy requeridos cursos sobre “Positividad inteligente” suelen ser motivo de burla), ahora Rozitchner también se consolida como un bicho raro en la política. “En la academia no se me toma en serio. Soy distinto, pero no es intencional. No me siento formado por la filosofía: sí más por Led Zeppelin que por Platón. Me enseñó más la marihuana que algunos autores”.
—¿Qué te enseñó la marihuana?
—Voy a ser cuidadoso. Te revela verdades de la sensibilidad. Y la posibilidad de entender al otro. Influye sobre cada personalidad: potencia la sensualidad, la paranoia, sirve para escribir o componer.
—¿A vos te sirve en tu trabajo?
—Sí, en algún momento de mi vida.
—¿Y ahora?
—En algún momento de mi vida me fue útil.
—¿Es un tema tabú?
—No es tabú, pero no es un tema principal de la agenda. En un país con el nivel de pobreza y bancarrota de este, hay otros temas para debatir antes la legalización.

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