«Tenemos 25 años para lograr la insubordinación fundante»

Su libro circula como un dogma en la región. «Argentina está ante condiciones únicas para lograr la industrialización», asegura.
Los libros del politólogo Marcelo Gullo (nacido en Rosario, especializado en Relaciones Internacionales) están circulando como un secreto a voces entre diplomáticos y legisladores de toda Sudamérica. Su aporte conceptual más comentado, que sintetiza con precisión la historia de los procesos de desarrollo e industrialización alrededor del mundo, es la teoría de la «insubordinación fundante». Dice Gullo –lo dirá en esta entrevista con Tiempo Argentino– que todas las naciones que llegaron a convertirse en países industriales lo hicieron desobedeciendo conscientemente el consenso ideológico que reinaba en cada época. Sobre todo incumpliendo con los mandatos del liberalismo económico. Y, al mismo tiempo, asignando un «adecuado impulso estatal» a las políticas que se rebelan a lo que parece impuesto por la división internacional del trabajo. Un destino de simples productores de materia prima.
«Todo proceso emancipatorio exitoso sólo puede ser resultado de una insubordinación ideológica contra el orden ideológico que en su momento estableció Gran Bretaña. Si un país logra sacarse de encima la subordinación cultural e ideológica, y además les da a esas decisiones un impulso estatal, realiza lo que yo llamo la insubordinación fundante. El ejemplo de este proceso lo encarnan los miembros del club de países ricos del mundo, como Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Japón, Canadá, Australia, Corea del Sur. Lo que sucede es que cada vez que un nuevo socio entra al club, cada uno en un momento histórico, y se desarrolla y adquiere poder, imita lo que antes Inglaterra: predicar todo lo contrario de lo que hizo para llegar a ese grado de desarrollo», plantea Gullo desde una mesa del tradicional Bar de los Angelitos.
Gullo, que no tiene ningún parentesco con la familia del legislador porteño, sólo un origen común en el sur de Italia, ostenta un currículum académico envidiable. Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador, con una maestría en Relaciones Internacionales en el Institut de Hautes Études Internationales de la Universidad de Ginebra, se graduó en Estudios Internacionales en la Escuela Diplomática de Madrid. Las dos figuras más importantes para su carrera académica, de quienes se considera discípulo, son el sociólogo brasileño Helio Jaguaribe (Premio Konex Mercosur por su aporte a las humanidades) y el fallecido filósofo, teólogo e historiador uruguayo Alberto Methol Ferré. «El intelectual preferido del Papa», comenta el propio Gullo al mencionar a sus dos maestros.
Con varios libros publicados en la Argentina y en Italia, Francia y Brasil, Gullo ejerce la docencia en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) mientras asesora a miembros de la Cámara de Diputados. Su teoría sobre «La insubordinación fundante» también inspiró a la Cancillería venezolana para desarrollar una doctrina oficial que rige, por orden de Hugo Chávez, como guía de la política exterior bolivariana. En esta entrevista con Tiempo, el politólogo advierte sobre la «ventana de oportunidad» que tiene la Argentina en un período acotado a los próximos 25 a 30 años. Para Gullo, el país está ante el desafío de aprovechar una circunstancia histórica mundial inédita que le permitiría completar su industrialización. «Por primera vez, y esto para los argentinos es una situación única, que no se dio nunca, la potencia hegemónica es una (por Estados Unidos), el comprador principal es otro (China) y el dueño de la infraestructura es otro (los capitales de la Unión Europea). Esto no se había dado nunca en la historia argentina. Esto posibilita un margen de maniobra que nosotros nunca hemos tenido», explica.
–¿Qué relación le encuentra usted a su teoría de la insubordinación fundante con lo que está viviendo hoy la Argentina?
–Que la Argentina está por primera vez en condiciones de realizar su insubordinación fundante. Un proceso que no era posible de ser completado en el bienio 2000/2001, porque en ese momento la Argentina era como una persona a la que le pasó un camión por encima. Ahora, como ya estamos recuperados, como terminamos el proceso de recuperación –que nos llevó muchísimo tiempo–, estamos en condiciones de correr la maratón. Y, así, estamos en condiciones de concretar nuestra insubordinación fundante. Pero, esta vez, la característica de nuestra insubordinación fundante debe ser distinta de las de 1835, con Rosas, o de la de 1943, con Perón. Esta vez ese proceso debería realizarse en conjunto, con la América del Sur, que debería realizar su insubordinación fundante en bloque. Por otro lado, esta vez nuestro impulso estatal debe ser absolutamente selectivo y muy preciso, fortaleciendo las áreas que querramos desarrollar o industrializar.
–¿Y cómo ve a la dirigencia política ante la posibilidad de aprovechar esa ventana de oportunidad que ofrece el escenario internacional? Los candidatos que se asoman para competir en 2015 parecen expresar cierto giro conservador.
–Yo veo a toda la dirigencia política argentina muy metida hacia adentro. Muy tomada por el análisis táctico, coyuntural, sin poder realizar un análisis estratégico. Nos falta una gran reflexión estratégica. A la dirigencia la veo ensimismada en los problemas coyunturales, que son graves, claro, porque desde el punto de vista táctico no hay un gran margen de maniobra.
–¿Cómo se puede superar lo táctico para poder pensar lo estratégico?
–Sabiendo que lo estratégico te da una ventaja gigantesca. Y, por otro lado, ¿cuál es la gran desventaja táctica? Si nosotros llegáramos a caer en una situación de no pago, hemos perdido una ventaja que teníamos en el año 2000: el autoabastecimiento de petróleo. Que nos permitía soñar con la industrialización, porque podíamos seguir exportando y no necesitábamos importar petróleo. Ahora nuestro talón de Aquiles es un talón energético. Pero si consiguiésemos tener petróleo, inmediatamente, por las condiciones que tiene Argentina, más los nuevos yacimientos, en dos o tres años estaríamos de nuevo en autoabastecimiento.
–La presidenta advirtió sobre los reales intereses de los fondos buitre. Dijo que sobrevuelan también sobre los recursos naturales, aludiendo a Vaca Muerta.
–Exacto. Lo dijo muy bien el Pepe Mujica. Los fondos buitre son estafadores profesionales. Ellos presionan, no para que les paguemos los 1500 millones de dólares. Eso no les interesa. Lo que ellos quieren es justamente Vaca Muerta. Quieren, de una u otra forma, quedarse con ese yacimiento. Pero Vaca Muerta es lo único con lo que la Argentina no puede negociar. Podemos negociar pagarles más. Pero nunca podemos negociar Vaca Muerta porque es nuestro pasaporte al futuro. Porque con ese yacimiento no sólo tenemos abastecimiento energético sino que tenemos la posibilidad de exportación de energía, para lograr obtención de divisas, y con esas divisas financiar el gran proyecto industrializador-tecnológico. Con Vaca Muerta tenemos el capital suficiente para realizar la insubordinación fundante. Y si me preguntan por Chevron, yo digo que con las compañías multinacionales se puede negociar, dado que partimos de una posición de debilidad, pero el Estado se queda con el 51 por ciento. Eso es importante.
–La Argentina está, según la mirada neoliberal, impulsando artificialmente dos áreas de la economía: el complejo automotriz, que tiene un alto componente de autopartes importadas, y el polo electrónico de Tierra del Fuego. Esas áreas de la economía han recibido muchas críticas, sobre todo por el gran consumo de divisas que demandan en un momento de restricción externa. Y se les critica la falta de competitividad internacional…
–Todos los procesos de industrialización profunda que se dieron en el mundo, y de construcción de tecnología, comienzan haciendo productos que no son de alta calidad. Uno está aprendiendo ese proceso. Lleva un tiempo de aprendizaje lograr la misma eficiencia y eficacia que el otro tiene en la producción. Pero no hay que asustarse que un producto no tenga la misma calidad que otro ya fabricado en Estados Unidos o en Corea del Sur. O en Suiza o en Austria. Cuando los japoneses comenzaron su intento de industria automotriz, Toyota se fundió cuatro veces. Las cuatro veces, el Estado la rescató de la quiebra. Ellos comenzaron su proceso de industrialización en el sector automotriz en 1930. Recién en 1960 lograron hacer un auto que era competitivo en el mercado mundial. Todo proceso industrializador tiene un período en el que sus productos están en búsqueda de la calidad pero no alcanzan la calidad internacional, están en búsqueda de un precio internacional pero no lo alcanzan, y detrás de ese proceso, apoyando, está lo que yo denomino el impulso estatal.
–El miércoles se anunció la creación de un banco de desarrollo del bloque BRICS. Sin embargo, el tantas veces mencionado Banco del Sur –el banco de Unasur– por ahora no se concreta.
– Que las condiciones estén dadas para hacerlo no quiere decir que la clase política esté dispuesta a hacerlo. Las condiciones internacionales están dadas. Nosotros, en la Argentina, por primera vez tenemos un margen de maniobra que no hemos tenido nunca. Desde el punto de vista estratégico tenemos un gran margen de maniobra, si bien desde el punto de vista táctico –la coyuntura– no es tan así. En la coyuntura no tenemos mucho margen de maniobra, pero desde el punto de vista estratégico sí. A lo largo de nuestra historia, la potencia hegemónica era la misma que el comprador principal de nuestros productos. Y también era el dueño de la infraestructura. Cuando eso pasa, tu margen de maniobra es casi igual a cero. Eso lo sufrió Perón, que intentó una insubordinación fundante pero sufrió un boicot gigantesco, que fue el que finalmente lo tumba. Porque a Perón no lo tumba el golpe del ’55, lo tumba el boicot anglo-norteamericano de la incovertibilidad de la libra y el impedimiento de que los países utilizaran los dólares del Plan Marshall para comprar productos en la Argentina. Cuando los ingleses decretan la inconvertibilidad de la libra, el primer ministro británico dice: «Con esta medida hemos herido de muerte el ambicioso proyecto industrializador de Perón.» Hoy, a diferencia de los años ’50 del siglo pasado, la potencia hegemónica sigue siendo Estados Unidos, que lo va seguir siendo por un largo período; el comprador principal es China, o el Asia si usted quiere, para lo cual agrego a la India; y los dueños de la infraestructura son casi todos capitales europeos. Esto posibilita un margen de maniobra que nosotros nunca hemos tenido. Ahora, ese margen de maniobra inevitablemente se va a cerrar. Y eso es lo que nos da hoy, estratégicamente, una ventana de oportunidad no mayor de entre 25 y 30 años. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla. Porque al final China va a ser co-hegemónico con Estados Unidos. No va a desplazar a Estados Unidos. Porque los chinos no van ni al galope ni al trote, los chinos van al paso con el caballo. Nunca se apresuran. Eso sí, cuando China sea co-hegemónico con Estados Unidos, y le recuerdo que China es hoy el principal tenedor de dólares del mundo, lo que va a hacer China –ya lo está empezando– es comprar la infraestructura de todos los países que le venden cosas. Los chinos van a comprar todo lo que puedan de infraestructura, a cualquier precio, porque el precio no les importa: quieren cambiar un papelito verde (el dólar) que cada año se devalúa más por activos físicos. Y cuando sean co-hegemónicos, cuando sean los dueños de la infraestructura, y sean también el comprador principal, y a su vez intenten comprar también parte de la deuda, nuestro margen de maniobra va a hacer igual a cero. Por todo eso, la ventana de oportunidad para realizar nuestra insubordinación fundante –llegar a ser un país industrial– son los próximos 25 o 30 años. O lo hacemos ahora, en este tiempo estratégico, o tendremos que esperar 100 años. «
La iniciativa contra la especulación
Entre sus actividades académicas, docentes y de asesor en temas internacionales, Marcelo Gullo sumó un compromiso activo en la denuncia contra la acción de los fondos especulativos en el mundo. El politólogo rosarino es uno de los impulsores de la Iniciativa Mundial contra la Especulación Financiera Global, una campaña de concientización que se propone difundir la amenaza que pesa sobre la Argentina tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de dejar en pie el fallo del juez estadounidense Thomas Griesa. Para Gullo, que conversó sobre este tema con un grupo de legisladores nacionales del FPV, el litigio con los buitres es un caso testigo del “vacío legal” que existe en el Derecho Internacional. “Estamos ante un fenómeno creciente, que surge de un sistema financiero informal que se dedica a la estafa en todo el mundo. A nivel global hay un enorme vacío en la legislación, lo que permite que un grupo de personas sin escrúpulos pretenda vivir del sufrimiento de los pueblos. Esto nos obliga a pensar qué hacer, y lo que hay que hacer es promover una gran concertación en todo el mundo para sancionar un nuevo marco legal. Recordemos que todo nuevo marco legal, en la historia de la humanidad, siempre comenzó con la denuncia de algo. Así sucedió con la esclavitud. Y eso es lo que queremos hacer ahora”, explica Gullo.

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

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