Panorama empresarial. El logro mayor del Gobierno es el traspaso al presidente que se elegirá en 2015 del 90% de los pagos que se deberán realizar al Club de París. Estados Unidos apoyó esta negociación.
El apoyo del Tesoro de los Estados Unidos, a través de su delegado en Francia, fue crucial para que la Argentina pudiera cerrar el acuerdo financiero con el Club de París.
Clarín confirmó que fue el representante de Washington el que dio un aval clave en las negociaciones y el que logró torcer la intransigencia inicial de representantes de Alemania, los Países Bajos y Japón. Después, acompañaron la posición que lideró EE.UU. los directores de Francia, España e Inglaterra. La jugada de los Estados Unidos obedece a la intención de darle cobertura política a la estrategia de ajuste ortodoxo que Axel Kicillof lleva adelante y agrada a Wall Street.
El ministro –en forma desprolija– instrumentó un programa de estabilización clásico y con entusiasmo intenta resolver las exigencias de la Casa Blanca: Repsol, Club de París, Ciadi y aparecer dócil en caso holdouts.
Kevin Sullivan, el encargado de la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires, adelantó el desenlace de las tratativas con el Club de París a sus interlocutores domésticos, privados y oficiales. Jorge Capitanich lo contó hace unas jornadas.
El acercamiento fue secreto y se produjo en negociaciones realizadas desde enero. En los informes que recibió el secretario del Tesoro, Jack Lew, ponderan la voluntad de Kicillof para cumplir con Washington.
Luego, Cristina autorizó a aplicar la receta del FMI: devaluación, aumento de tasas, tarifazos y caída del salario. Precisamente la instrumentación de esa receta hizo viable una cuestión política para la Casa Rosada: que el Club de París no insistiera con la auditoría del FMI, dado que Kicillof lleva adelante su tradicional programa.
El aval a esas políticas que aplica Kicillof quedó explícito en el breve comunicado de la organización: “Los acreedores del Club de París celebraran los progresos realizados por la República Argentina para normalizar relaciones con sus acreedores.” Como adelantó Clarín, el ministro viajó a Francia con una actitud ampliamente contemporizadora para facilitar el acuerdo. Por eso, aceptó varios condicionamientos de los acreedores, aunque obtuvo un importante logro: transferir la responsabilidad de pago a la oposición, porque el 90% de los compromisos los deberá afrontar el gobierno que suceda a Cristina.
Kicillof también obtuvo oxígeno político después de los múltiples traspiés de su gestión. Desde que asumió, cayó la actividad y la inflación se aceleró. Ahora puede mostrar un logro: cerró un convenio que no pudieron terminar Roberto Lavagna, Amado Boudou y Hernán Lorenzino. En su equipo afirman que el aval de los acreedores permitirá a Kicillof intentar avances contra Juan Fábrega y Miguel Galuccio. En el camino, aceptó exigencias frente a Ramón Fernández, el titular del Club de París. Estas son: – Hará un pago a cuenta por un total de 1.150 millones de dólares, sin que el acuerdo final se encuentre totalmente cerrado. El comunicado oficial fue muy explícito sobre esta exigencia: “La realización de un pago inicial bajo un compromiso formal de Argentina es necesario e importante.” – Reconoció que el monto de la deuda asciende a 9.700 millones de dólares, cuando los registros del propio Palacio de Hacienda hablan de una cifra muy inferior.
El último trabajo oficial, de comienzos del 2007, señala que las obligaciones con el Club de París eran de solo 5.562 millones de dólares.
Una diferencia del 74%, que no justifica ningún punitorio.
La última estadística, de diciembre del 2013, dice que la deuda trepaba a 6.089 millones de dólares. Una diferencia del 59%.
El incremento no está justificado y podría incluir maniobras irregulares durante la gestión de Boudou.
Según fuentes del Banco Central, la diferencia estaría justificada por la inclusión de deudas de privados con garantía estatal y también sin cobertura del Estado. La estatización de estas deudas podrían constituir un delito.
Ya hay denuncias del senador Fernando Solanas contra el vicepresidente.
–No es obligatoria la apertura de líneas de crédito de las naciones del Club de París hacia la Argentina. Sólo lo harán los países “que lo deseen”. Esta cláusula desvanece el relato oficial, porque el acuerdo ayuda pero no habilita los préstamos, los cuales no se destrabarán hasta que cese la incertidumbre económica. Fue un requisito de los acreedores más duros y el Club de París lo incluyó explícitamente en su comunicado: habló de deseo de los países, y no de apertura irrestricta de créditos para invertir.
Kicillof aceptó todas las exigencias de los acreedores, porque el plan del Gobierno no es buscar fondos para la inversión productiva. El ministro sabe que necesita dinero financiero, para evitar que haya turbulencias cambiarias en el segundo semestre del año.
El programa que desempolvó es el llamado dentro del cristinismo “Plan Boudou”. El vicepresidente se lo presentó a Cristina a fines del 2011, pero Guillermo Moreno lo tumbó.
La intención era hacer lo que ahora copió Kicillof: salir a endeudar otra vez a la Argentina. El ministro ya habló con Goldman Sachs, JP Morgan y el Deutsche. Pero enfrenta un problema: aun con el acuerdo de ayer la tasa seguirá alta.
En cambio no tendrá el freno político de Moreno. El ex secretario mantuvo un encuentro secreto con Carlos Za-nnini y le pidió protección judicial en la causa por enriquecimiento ilícito y la demanda de Jorge Todesca. Pero Moreno volvió a Italia malhumorado. Za-nnini habló con los jueces de Cámara y le comunicó lo peor: los tribunales no lo pueden salvar frente a la avalancha de pruebas en su contra.
Copyright Clarín, 2014.
El apoyo del Tesoro de los Estados Unidos, a través de su delegado en Francia, fue crucial para que la Argentina pudiera cerrar el acuerdo financiero con el Club de París.
Clarín confirmó que fue el representante de Washington el que dio un aval clave en las negociaciones y el que logró torcer la intransigencia inicial de representantes de Alemania, los Países Bajos y Japón. Después, acompañaron la posición que lideró EE.UU. los directores de Francia, España e Inglaterra. La jugada de los Estados Unidos obedece a la intención de darle cobertura política a la estrategia de ajuste ortodoxo que Axel Kicillof lleva adelante y agrada a Wall Street.
El ministro –en forma desprolija– instrumentó un programa de estabilización clásico y con entusiasmo intenta resolver las exigencias de la Casa Blanca: Repsol, Club de París, Ciadi y aparecer dócil en caso holdouts.
Kevin Sullivan, el encargado de la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires, adelantó el desenlace de las tratativas con el Club de París a sus interlocutores domésticos, privados y oficiales. Jorge Capitanich lo contó hace unas jornadas.
El acercamiento fue secreto y se produjo en negociaciones realizadas desde enero. En los informes que recibió el secretario del Tesoro, Jack Lew, ponderan la voluntad de Kicillof para cumplir con Washington.
Luego, Cristina autorizó a aplicar la receta del FMI: devaluación, aumento de tasas, tarifazos y caída del salario. Precisamente la instrumentación de esa receta hizo viable una cuestión política para la Casa Rosada: que el Club de París no insistiera con la auditoría del FMI, dado que Kicillof lleva adelante su tradicional programa.
El aval a esas políticas que aplica Kicillof quedó explícito en el breve comunicado de la organización: “Los acreedores del Club de París celebraran los progresos realizados por la República Argentina para normalizar relaciones con sus acreedores.” Como adelantó Clarín, el ministro viajó a Francia con una actitud ampliamente contemporizadora para facilitar el acuerdo. Por eso, aceptó varios condicionamientos de los acreedores, aunque obtuvo un importante logro: transferir la responsabilidad de pago a la oposición, porque el 90% de los compromisos los deberá afrontar el gobierno que suceda a Cristina.
Kicillof también obtuvo oxígeno político después de los múltiples traspiés de su gestión. Desde que asumió, cayó la actividad y la inflación se aceleró. Ahora puede mostrar un logro: cerró un convenio que no pudieron terminar Roberto Lavagna, Amado Boudou y Hernán Lorenzino. En su equipo afirman que el aval de los acreedores permitirá a Kicillof intentar avances contra Juan Fábrega y Miguel Galuccio. En el camino, aceptó exigencias frente a Ramón Fernández, el titular del Club de París. Estas son: – Hará un pago a cuenta por un total de 1.150 millones de dólares, sin que el acuerdo final se encuentre totalmente cerrado. El comunicado oficial fue muy explícito sobre esta exigencia: “La realización de un pago inicial bajo un compromiso formal de Argentina es necesario e importante.” – Reconoció que el monto de la deuda asciende a 9.700 millones de dólares, cuando los registros del propio Palacio de Hacienda hablan de una cifra muy inferior.
El último trabajo oficial, de comienzos del 2007, señala que las obligaciones con el Club de París eran de solo 5.562 millones de dólares.
Una diferencia del 74%, que no justifica ningún punitorio.
La última estadística, de diciembre del 2013, dice que la deuda trepaba a 6.089 millones de dólares. Una diferencia del 59%.
El incremento no está justificado y podría incluir maniobras irregulares durante la gestión de Boudou.
Según fuentes del Banco Central, la diferencia estaría justificada por la inclusión de deudas de privados con garantía estatal y también sin cobertura del Estado. La estatización de estas deudas podrían constituir un delito.
Ya hay denuncias del senador Fernando Solanas contra el vicepresidente.
–No es obligatoria la apertura de líneas de crédito de las naciones del Club de París hacia la Argentina. Sólo lo harán los países “que lo deseen”. Esta cláusula desvanece el relato oficial, porque el acuerdo ayuda pero no habilita los préstamos, los cuales no se destrabarán hasta que cese la incertidumbre económica. Fue un requisito de los acreedores más duros y el Club de París lo incluyó explícitamente en su comunicado: habló de deseo de los países, y no de apertura irrestricta de créditos para invertir.
Kicillof aceptó todas las exigencias de los acreedores, porque el plan del Gobierno no es buscar fondos para la inversión productiva. El ministro sabe que necesita dinero financiero, para evitar que haya turbulencias cambiarias en el segundo semestre del año.
El programa que desempolvó es el llamado dentro del cristinismo “Plan Boudou”. El vicepresidente se lo presentó a Cristina a fines del 2011, pero Guillermo Moreno lo tumbó.
La intención era hacer lo que ahora copió Kicillof: salir a endeudar otra vez a la Argentina. El ministro ya habló con Goldman Sachs, JP Morgan y el Deutsche. Pero enfrenta un problema: aun con el acuerdo de ayer la tasa seguirá alta.
En cambio no tendrá el freno político de Moreno. El ex secretario mantuvo un encuentro secreto con Carlos Za-nnini y le pidió protección judicial en la causa por enriquecimiento ilícito y la demanda de Jorge Todesca. Pero Moreno volvió a Italia malhumorado. Za-nnini habló con los jueces de Cámara y le comunicó lo peor: los tribunales no lo pueden salvar frente a la avalancha de pruebas en su contra.
Copyright Clarín, 2014.
La forma en que corre por derecha y por izquierda al mismo tiempo es espectacular.
‘Hizo un ajuste ortodoxo, no hace falta el FMI porque hacen lo que el FMI hubiera dicho… pero las inversiones no van a venir porque hay desconfianza’…
Otra espectacular: ‘le deja el 90% de los pagos a la oposición’…
Me alegró el día éste.
El no monitoreo del FMI nos costó guita, y solo basado en un capricho.
Lea un poco de historia argentina de los 50 en adelante.
El argumento de que ‘el FMI es barato’ es insostenible. El costo social de obedecer sus directivas ha sido enorme.
El monitoreo no implica obedecer nada. Recaban datos y te dan una opinión. Ni Obama les da bola, pero la revisión anual la hacen igual.
No puedo creer que lo esté diciendo en serio.
‘Recaban datos y te dan una opinión’.
Pero antes te pusieron el ministro de Economía y el presidente del Banco Central.
O tuviste que ‘elevarles’ las ternas de candidatos para que elijan.
Claro, una vez hecho esto ‘todo lo hacen los argentinos’.
Una sola cosa puedo conceder en ‘descargo’ del FMI: lo que dijo Aldo Ferrer, que ‘cada país tiene el FMI que se merece’.
Ya vimos cómo es el que nos merecimos.
La tasa de los pagos futuros pactada con el Club de París es el 3% anual. ¿Me va a decir que con el FMI monitoreando iba a ser cero o negativa?
La tasa punitoria de la última década fue del 7%. A partir de ahora será del 3%
Por eso creció tanto la deuda con el Club de París, que hace apenas unos meses el gobierno publicaba que eran unos 6.300 millones, y terminamos «arreglando» en casi 10 mil.
Menos mal que no estuvo el FMI en el medio, que si no…
Todo acuerdo para terminar con el default debe ser bienvenido:
Léase Holdouts y CIADI.
Y costará (mucho) por el tiempo pasado (¿perdido?)
Lo cierto es que luego tendrán que venir los ansiados capitales, por eso es toda esta movida ortodoxa.
Y recién entonces sabremos cuál es – realmente – nuestra deuda externa, esa que se paga sí o sí, en algún momento.
La deuda «interna», o sea la contraída con la gilada vía inflación (que ya se está pagando día a día) y vaciamiento del Anses y ayuda del Banco Nación, ambos serán pagadioses.
Y recién ahí, al final del camino: la amistad eterna, que nunca decayó, con el FMI.
1.
Una vez más: no sea tan, pero tan caradura.
Lo que eran 6300 millones no era ‘lo que el gobierno publicaba’. Lo dice como que era una mentira. NO: era el monto de deuda al momento del default.
Así que el gobierno no mintió.
2.
La tasa punitoria pasada se pactó. Ellos pedían el 12%.
La de aquí en adelante ya no es ‘punitoria’ sino interés normal. Porque se basa en la deuda actualizada a hoy.
Es una tasa de interés que, según ustedes, muchos países consiguen y la Argentina NUNCA conseguiría.
Así como NUNCA conseguiría arreglar sin el monitoreo del Fondo.
3.
Otra vez el avisito de los buitres. ¿Tiene acciones del quía de los vasitos de plástico? ¿O de Singer?
4.
Vaciamiento del ANSES… edúquese un poco. Y tenga un poco de sentido del ridículo.
Es como asegurar que llueve para arriba.
Lo que habría que haber conseguido es un plazo más largo. 5 años es poco para tanta plata y va a forzar al próximo gobierno a refinanciar.
Kiciliof es a los países poderosos, lo que una Pyme negociando con una gran corporación.
Siempre terminamos diciendo «Sí, Bwana»
Si hubiesen sido 10 mil millones más, con tal que no venga una misión del Fondo, había que cerra también.
Lo que sea para que no venga el FMI.
¿Cuánto vale la soberanía económica? ¿Cuánto la gobernabilidad?
Está bien, yo entiendo que para los opositores esas cosas no importen. Que se manejan en el mundo de las cosas tangibles.
Pero no pueden pretender que todos pensemos igual.
Para algunos, la soberanía, la independencia, la gobernabilidad, son cosas que interesan. Y no mensurables en dinero.
Por otro lado, hay que ser muy caradura para quejarse que esto «les queda a los próximos gobiernos», como si los gobiernos de NK y CFK no se hubieran tenido que hacer cargo de tantísima deuda sin haberla acrecentado en un sólo centavo.
El acuerdo es brillantísimo, no es que lo estamos debatiendo, es así y se terminó.
Y además de la deuda de la que los gobiernos K. se hicieron cargo, aquí hay otra ‘genialidad’ de los ‘comentaristas’: el problema de los próximos gobiernos.
Si no se hubiera hecho ningún acuerdo, ***le quedaría al próximo gobierno un muerto todavía mayor, con más punitorios acumulados***.
Se ve que les han inculcado que siempre tienen que decir algo ofensivo, por más estúpido que sea.
Pablo:
La misión del FMI vendrá, cuando tengan que venir los fondos.
Y seremos todos amigos, como otrora.
Y hasta lo festejaremos con algarabía y cadena nacional.
Por otra parte, Pablo, la soberanía no es pelearse con todo el mundo.
Soberanía es ser competitivos, eficientes, poseer recursos y tecnologías de punta.
Educación y gobernantes decentes. Poder de negociación.
Entonces no habrá cucos a quien temer.
Donde dice ‘pelearse con todo el mundo’, léase:
– Pelearse con los fondos buitre.
Dé alguna prueba de otras ‘peleas’ de Argentina.
También:
– A cancelar la deuda con el FMI (para poder nombrar funcionarios en Economía y en Banco Central de acuerdo a la política que se quiere llevar) le llama ‘pelearse’.
– A no pedir prestado a altas tasas le llama ‘pelearse’. Y ‘estar aislado del mundo’.
– A reclamar pacíficamente por las Malvinas (y el petróleo del Atlántico Sur) le llama ‘pelearse’.
– A recuperar el management de YPF para impulsar la producción le llama ‘pelearse’.
Es una cuestión de nomenclatura.
Debe ser por tan peleones e impresentables, que el Club de París acordó con varias de las condiciones argentinas, y que a Argentina la invitan al BRICS.
No permitamos que este nabo nos estropee la celebración
Siempre hay motivos para celebrar:
El default.
El pago al FMI.
La privatización de a YPF, con reservas y producción en marcha.
La «expropiación» de YPF sin pagar un peso, sin reservas y con pasivo ambiental.
La «estatización» de YPF, pagando, a pesar de quedarnos sin reservas y con pasivo ambiental.
Evidentemente somos un pueblo más que divertido. Lástima el tango… tan depre él…
Ironía sobre la expropiación ‘sin pagar’.
Ironía sobre la estatización ‘pagando’.
¿No se da cuenta que las ironías se anulan entre sí?
¿Que lo único que queda es un cascarrabias, ‘piove governo ladro, non piove governo ladro’?
Ninguna ironía. Es nuestra inmadurez.
Es una descripción fáctica de cómo somos los argentinos.
No importa QUÉ se hace con la cosa pública, sino QUIÉN la hace, y cuál es su RELATO.
Por eso, haga lo que hiciese un gobierno, si es el de nuestra simpatía, puede hacer una cosa, o todo lo contrario, y siempre sembrará felicidad.
Admirables los políticos que logran eso. Y de paso les queda el bronce y un vuelto.
La celebración porque parece acercarse la justicia al corrupto de Boudou?
Parece que ahora llaman «nabo» al juez Lijo.
Yo no tengo elementos para comparar este acuerdo con el que se hubiera hecho con monitoreo del FMI. Pero sería ingenuo no admitir que la decisión no fue estrictamente económica. El gobierno tenía una necesidad política de que el FMI no participara, y los que estaban sentados del otro lado de la mesa lo sabían, así que supongo que, como en toda negociación, habremos pagado algo por sacar al FMI del contrato.
Otra cosa es si el costo extra, sea lo que fuere, vale la pena. Y esto también es muy difícil de contestar, porque no sabemos exactamente en qué consiste el monitoreo del FMI. Lo que sí me parece es que hay una demonización del FMI por parte de quienes están en condiciones de hacer un análisis más matizado, y a mí esto me huele a pescado. Porque simplifica demasiado la realidad y porque irónicamente (por venir de quien viene habitualmente este punto de vista) supone que la Argentina es un país inerme incapaz de negociar con los poderosos, de modo que por definición cada acuerdo con el FMI debe ser malo. Empecemos porque si miramos la historia de nuestra deuda externa, los verdaderos demonios son las sucesivas generaciones de Cavallos que nacionalizaron deuda privada, y no los funcionarios del FMI. Sigamos porque en el momento actual los economistas del FMI son los que han reconocido el valor de los controles de capital y los que han promovido una meta más alta de inflación (4% vs 2%) en los países desarrollados, lo cual, al menos en el caso europeo, los pone bien a la izquierda de todos, con la excepción de Podemos. Agreguemos que también han reconocido errores históricos del FMI. Está claro que el directorio del FMI está más condicionado en lo que dice y hace que su cuerpo de economistas, y que la famosa “troika” en Europa intenta hablar con una sola voz, que invariablemente es a la “derecha” de lo que pueden sugerir gente como Olivier Blanchard. Pero no parece que el FMI sea una organización absolutamente comprometida con la promoción del mal con la cual un gobierno inteligente no pueda tener tratos o arreglos convenientes.
Tampoco es obvio para mí que la cancelación de la deuda con el FMI haya sido la mejor opción en su momento. Es cierto que Brasil también la canceló por entonces, lo cual sugiere que no se trataba simplemente de un antojo de Néstor, pero esto de cancelar deudas casi nunca tiene sentido económico. Patear para adelante, mientras el PBI crezca más rápido que la deuda, es lo que siempre han hecho los que saben de estas cosas, como los norteamericanos después de la guerra mundial. Se dice que nos libramos de condicionamientos externos en materia de política económica. ¿De cuáles exactamente? Y si esto fue así, ¿por qué no se esperó a un enfrentamiento concreto, para que quedara claro que el FMI insistía en una política contraria a los intereses nacionales? Por otro lado, supongamos que no se hubiera cancelado la deuda con el FMI, y que por lo tanto el FMI hubiera tenido más influencia en su oposición al “cambio de metodología” del INDEC a partir del 2007. Pues el gobierno no se hubiera rifado su credibilidad, se hubiera visto obligado a controlar la inflación mucho más temprano, y quién te dice, capaz que aquí en Artepolítica estaríamos hablando de Cristina 3.0…..
1.
Sin necesidad de demonización: comenté sobre el tema (30/5, 2:03 pm).
2.
Si ‘no ve claro’ cómo es el monitoreo del FMI -después de toda nuestra historia y la de tantos países- entonces no tiene sentido que diga que ‘el gobierno tenía una necesidad política…’.
Una vez más, se presentan decisiones de política económica como caprichos. Nada más que porque no obedecen a la ortodoxia neolib o neocon.
3.
En mi comentario traté de dejar de lado la demonización sin más (por eso me hice eco de que ‘cada país tiene el FMI que se merece’).
Pero es muy cierto que el FMI pone el ministro de Economía y el Presidente del BCRA.
Si a partir de allí, son los argentinos tipo Cavallo, Roque Fernández, Machinea, etc. los que con entusiasmo infinito y aplausos del establishment y los medios aplican políticas recesivas… eso no cambia la esencia de la cosa.
4.
Usted dice que el FMI ha reconocido ‘errores históricos’.
Pero precisamente estamos hablando de eso. Cuando se le pagó para sacárnoslo de encima, *estaban en la época de sus errores históricos*… Y los cometieron también con nosotros.
5.
‘Patear para adelante, mientras el PBI crezca más rápido…’.
Aquí hay una secuencia lógica.
Patear para adelante —> el FMI impone la política económica —> el PBI crece más lento —> se termina refinanciando y aceptando más condiciones. Etc.
Por otra parte: ¿quién patea para adelante una deuda, acumulando intereses, si no lo necesita, si tiene el cash?
Lo que usted dice que se debía haber hecho sólo servía para ‘seguir monitoreados y condicionados’. Para usted, ese hubiera sido el resultado virtuoso.
Pero otra gente, felizmente con poder de decisión política en ese momento, recordaba bien la historia. Y actuó en consecuencia a favor de los intereses de los argentinos.
6.
No tiene sentido decir ‘por qué no se esperó a un enfrentamiento concreto’. ¿Por qué? Por lo que dijimos antes: la política la deberían aplicar los argentinos. Los enfrentamientos serían internos, por el deterioro económico-social.
7.
Decir que con el FMI monitoreando hubiéramos ‘hecho buena letra’ con el INDEC… ni merece respuesta.
Sin disculpar en lo más mínimo esa ‘avivada’ argentina -aclaro-, hay infinidad de cuestionamientos a estadísticas oficiales en todo el mundo. Por ejemplo, los números truchos que hicieron Grecia y los banqueros para justificar una refinanciación de deuda.
El FMI no cuestionó esos maquillajes de estadísticas en ningún caso.
Sólo lo hizo con la Argentina. Obviamente, por una cuestión política. Habíamos ‘osado’ dejar de lado su monitoreo.
8.
Es archi-conocido que el FMI es una suerte de ‘control de calidad’ del sistema financiero global. Trabaja para el sistema financiero. Y como tal, tiene la ideología monetarista, neolib/neocon, o como se la llame. De ningún modo se los puede ver como ‘técnicos asépticos’.
Por eso, hablar de un ‘giro a la izquierda’ del FMI es como pensar que el HSBC pasa a defender los intereses de los pueblos, o algo así.
Y lo de ‘pagar algo para sacar al FMI del contrato’… no es más que una frase para desmerecer lo que se logró.
Si no hay ninguna prueba… la conclusión es que no se pagó nada.
Raúl C: Lo que quería decir es que no me parece sensato partir del supuesto de que cualquier negociación con el FMI es por definición mala. No hice el comentario porque crea que Ud. sea el representante de esta línea de pensamiento, pero que los hay, los hay.
Lamentablemente, todavía no manejo el arte de plantear un solo punto por entrada, lo cual es indispensable para que la discusión no se salga de madre, y por eso se me escaparon otros comentarios que ameritan largas discusiones, quizá no apropiadas para este thread. Pero aún a riesgo de que ya nadie me lea, quiero volver al tema del sentido económico del desendeudamiento.
Un país es muy distinto que una persona. Si el país crece y la deuda total disminuye como fracción del PBI, es difícil encontrar una justificación para el pago anticipado. Si en lugar de cancelar la deuda Ud. invierte ese dinero en infraestructura que aumente su productividad, su PBI crece aún más, y la deuda se achica automáticamente en términos relativos. Además, pagar en muy largos plazos distribuye la carga sobre varias generaciones, lo cual es más justo que hacerle pagar toda la deuda a una sola generación, e invertir en infraestructura le da trabajo a mucha gente. Un razonamiento parecido demuestra que son absurdas las críticas a Kiciloff cuando se dice que al arreglo con el Club de París se lo «encaja» a los futuros gobiernos. Por otra parte, a mí que causa gracia que el actual gobierno, el único con autoridad moral para endeudarse, porque demostró sobradamente que sabe negociar con acreedores extranjeros en beneficio del país, sea quien plantee el endeudamiento como un tabú.
En el 2006 el país estaba creciendo y el peso relativo de la deuda al FMI estaba disminuyendo. Se cumplían los presupuestos que acabo de enunciar, y el gobierno debió haber explicado en detalle por qué exactamente convenía pagar. No en términos «genérico-filosóficos» sino concretos.
Y si en el 2006 podíamos decir «no big deal», resulta que seis años después la Argentina atraviesa un período de gran estrangulamiento externo, donde esos millones que se le devolvieron al FMI podrían haber ayudado a crecer el PBI un par de puntos más si la restricción a las importaciones hubiera podido ser mas «light». Y además, la deuda en default con el club de París creció de $2,000 millones en el 2003 a $9,700 millones en la actualidad. La tasa efectiva es del 15% anual. ¿ No hubiera tenido más sentido arreglar con el club de París con el dinero que le devolvieron al FMI?
– Con su análisis retrospectivo, ignora las circunstancias que mencioné en 5.:
Con el monitoreo del FMI, el PBI *con toda seguridad* hubiera crecido menos.
– El dato que da sobre el crecimiento de la deuda con el Club de París no es real, y ha sido repetidamente refutado en el post ‘Antes del Mundial y después’. Dele una mirada.
Raúl C: Sus comentarios sobre el monto de la deuda me llamaron mucho la atención porque la información que yo puse la saqué de http://macrosalaobra.wordpress.com
Después de contactar a los autores y pedirles que clarificaran la contradicción, parece que la cifra correcta es la que ellos dicen, $2,000 millones, y no $6,000 millones, para la deuda del 2001. Si va a macrosalaobra verá la discusión y allí hay también un link a la fuente original del MECON.
Creo que tu argumentación tiene algunas limitaciones:
1)Rechazás un análisis a partir de la no existencia de un hecho el cuál una de las partes quería que así fuera y consiguió, consecuentemente nunca se podrá analizar.
Precisamente lo que se debe ver es por qué es importante que NO aparezca el FMI. Creo que hay sobradas muestras de los beneficios de sacarse de encima a estos ñatos con nuestro pasado de hasta no hace mucho, agregar nada más que estos ofician como garantes de los acuerdos razón por la cual tienen la potestad de impartir recomendaciones. Y que las mismas, ampliando lo que dice Raúl C, responden a la joda financiera que en última instancia tiende a que “no pagues el saldo actual de tarjeta de crédito”. Resumidamente es hacer todo lo posible para que no puedas cumplir tus compromisos y así entrás en el revoleo. Y ojo que no los demonizo, sólo trato de resaltar cúal es su negocio, nada más.
2)Otro problema es la posición de entrada, muy típica nuestra, de siempre perder en cualquier negociación. Sin embargo me parece que las condiciones obtenidas se consiguieron por vulnerabilidades del otro lado del mostrador.
No se discute nuestra debilidad frente a ese club de países pero, si se lograron condiciones bastante aceptables, al menos significa que quienes negociaron de nuestro lado lo hicieron muy astutamente explotando fundamentalmente las debilidades coyunturales del “contrincante”. De hecho al día de hoy tenemos unos antecedentes en la oportunidad de manoteo y cierre de YPF y en la “fragata” por ej. Un poco de auto estima no viene mal.
3)El arreglo con el Club es una cuestión primaria de negocios que se arreglan políticamente. Sentarse a negociar implica la necesidad de resolver cuestiones para hacer negocios, este es un típico caso más de cómo se vulneran las leyes de juego con el fin último de seguir jugando. (Para los piensan gobernar “con la constitución en la mano”)
4)No rehuyas de nuestras experiencias históricas y siempre es bueno verificar en los hechos las teorías y, consecuentemente, el “buen saber y entender” de los que (dicen) que saben
5)Cualquier comparación con USA es improcedente por que más allá de sus recursos, de todo tipo y abundancia, cuentan con la maquinita de producir rúcula que es la más importante. Mientras el mundo tenga el “patrón dólar” nunca se fundirán y podrán financiarse todo y por el tiempo que dicho patrón dure.