Una deuda como la de Joe

29 de Marzo de 2015
El 9 de diciembre de 2007, cuando Mauricio Macri asumió la Jefatura del Gobierno local, la Ciudad de Buenos Aires tenía una deuda calculada en torno de los 500 millones de dólares. En el marco de un ciclo determinado por el crecimiento económico en el plano nacional y contra las políticas centrales de desendeudamiento, recuperación de las capacidades nacionales de decisión y fuertes inversiones en políticas sociales y obras públicas, la gestión PRO elevó sus compromisos externos en un 300%, hasta llevarlos a una cifra que ronda los 2.000 millones a fines de 2014, con intereses sujetos a las variables del papel estadounidense.
El dato cobra valor especial a la luz de la ubicación del propio Macri en las simpatías que recogen los encuestadores que miden intenciones de votos para la elección presidencial que definirá al sucesor de Cristina Kirchner. Desde hace meses, el ingeniero boquense aparece dentro de los tres primeros lugares. La discusión sobre “el modelo” que recorre horas de programas de televisión y metros de papel de diario incluye como uno de sus puntos centrales el endeudamiento como herramienta de gestión, emparentado con las políticas del jefe económico de la última dictadura cívico militar, José Alfredo Martínez de Hoz. Durante ese proceso la deuda externa trepó desde 7.500 millones de dólares registrados al día del golpe de 1976 a una cifra estipulada entre 35.000 y 45.000 millones al momento de su retirada.
Una forma de graficar la evolución de la deuda contraída por el actual gobierno de la Ciudad de Buenos Aires consiste en compararla con la deuda per cápita de los porteños a la llegada de Macri, equivalente a US$ 199 y la que hoy pesa sobre la cabeza de cada uno de ellos, superior a los US$ 740.
Técnicos, políticos y organismos de contralor municipal, además de las críticas a la política de endeudamiento externo, cuestionan el uso al que se destinaron esos recursos y al manejo de los mismos. Sobre el destino del financiamiento internacional, el consenso apunta a que debió utilizarse en obras de largo plazo y costos elevados, relacionadas, por ejemplo, con la prevención de inundaciones o en las prometidas extensiones de la red de subtes. Por el contrario, obras como las de “Metrobus” o las bicisendas, según los cálculos de los expertos, pueden costearse con la recaudación impositiva de la Ciudad.
Con relación al “manejo” de ese endeudamiento, las críticas surgieron a partir de las distintas colocaciones a plazo fijo y a tasas muy inferiores a las que debe pagar, que realizó la gestión Macri de distintos tramos de los valores recibidos, por falta de planificación o errores en los planes de inversiones.
Por otra parte, la toma de deuda externa contrasta con la disponibilidad de recursos impositivos, entre los que se destacan los recogidos por Alumbrado, barrido y limpieza -el famoso ABL–, que aumentó un 756% entre 2007 y 2015. En ese mismo período, la recaudación de patentes se incrementó un 582%.
Cerrar
A+
A-

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

Ver todas las entradas de Napule →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *