El último informe de la calificadora Standard and Poor’s (S&P) sobre América Latina fue muy duro con la Argentina. La agencia de crédito remarcó varias vulnerabilidades del país en medio de la crisis financiera, el menor crecimiento que se avecina, y la intranquilidad de los inversores con respecto a lo que viene. “Las rigideces fiscales de Argentina y las condiciones externas más difíciles pondrán a prueba al gobierno en los próximos trimestres”, advierte.
“Actualmente, Argentina enfrenta dificultades de política en la implementación de su plan económico recientemente revisado, que requiere políticas económicas más estrictas. La combinación de la austeridad fiscal adicional y el ajuste monetario pueden ayudar a estabilizar el tipo de cambio y contener la inflación, pero perjudicará el crecimiento del PIB. El deterioro de las condiciones económicas podría, a su vez, debilitar la posición política del Gobierno antes de las elecciones nacionales a fines del próximo año”, señala la agencia.
Para S&P, la capacidad de Argentina de restablecer la confianza de los inversores en la economía nacional es acotada.
De hecho, redujeron su pronóstico de crecimiento del PIB para Argentina al 1% en 2018 y al 2% en 2019 desde el 2,8% y 3%, respectivamente. “La fuerte liquidación de la moneda disparará la inflación, y la implementación de mayores tasas de interés para contener la inflación reducirá la demanda interna”, explican.
“La economía argentina se encuentra en una posición muy delicada, y si no se acelera su consolidación fiscal se debilitarían sus perspectivas macroeconómicas”, añade.
Para S&P, la Argentina enfrenta un período difícil dado que el Gobierno se comprometerá con políticas fiscales y monetarias austeras que perjudicarán el crecimiento económico, aumentarán el desempleo y probablemente disminuirán el aumento de la inflación solo después de un tiempo. “El Gobierno enfrenta elecciones nacionales a fines de 2019, lo que le da un tiempo limitado para mostrar resultados concretos de sus nuevas políticas económicas. ¿Cuán creíble será el programa de ajuste del Gobierno?”, se preguntan.
Dicen que el sector corporativo argentino enfrenta actualmente los mayores riesgos a la baja, dado que la economía puede estar desacelerándose rápidamente debido a las altas tasas de política para frenar las presiones inflacionarias, y una caída en la confianza del consumidor cercana a sus cinco años.
“Los precios más altos del petróleo y un dólar fuerte también formarán la rentabilidad y las perspectivas de crecimiento para varias industrias durante la segunda mitad de 2018. La escalada en los precios de la energía podría erosionar los márgenes en todo el sector industrial. Por un lado, si las compañías optan por un traspaso total del costo de la energía a los clientes finales, socavarán aún más la demanda del consumidor, desacelerando así las perspectivas de crecimiento para la segunda mitad del año”, vaticinan.
S&P sostiene que la estabilidad de los depósitos “es el principal riesgo en Argentina, dada la historia reciente de depósitos inestables en el país”. Pero aclara que, hasta ahora, los depósitos totales se han mantenido relativamente estables.
“Actualmente, Argentina enfrenta dificultades de política en la implementación de su plan económico recientemente revisado, que requiere políticas económicas más estrictas. La combinación de la austeridad fiscal adicional y el ajuste monetario pueden ayudar a estabilizar el tipo de cambio y contener la inflación, pero perjudicará el crecimiento del PIB. El deterioro de las condiciones económicas podría, a su vez, debilitar la posición política del Gobierno antes de las elecciones nacionales a fines del próximo año”, señala la agencia.
Para S&P, la capacidad de Argentina de restablecer la confianza de los inversores en la economía nacional es acotada.
De hecho, redujeron su pronóstico de crecimiento del PIB para Argentina al 1% en 2018 y al 2% en 2019 desde el 2,8% y 3%, respectivamente. “La fuerte liquidación de la moneda disparará la inflación, y la implementación de mayores tasas de interés para contener la inflación reducirá la demanda interna”, explican.
“La economía argentina se encuentra en una posición muy delicada, y si no se acelera su consolidación fiscal se debilitarían sus perspectivas macroeconómicas”, añade.
Para S&P, la Argentina enfrenta un período difícil dado que el Gobierno se comprometerá con políticas fiscales y monetarias austeras que perjudicarán el crecimiento económico, aumentarán el desempleo y probablemente disminuirán el aumento de la inflación solo después de un tiempo. “El Gobierno enfrenta elecciones nacionales a fines de 2019, lo que le da un tiempo limitado para mostrar resultados concretos de sus nuevas políticas económicas. ¿Cuán creíble será el programa de ajuste del Gobierno?”, se preguntan.
Dicen que el sector corporativo argentino enfrenta actualmente los mayores riesgos a la baja, dado que la economía puede estar desacelerándose rápidamente debido a las altas tasas de política para frenar las presiones inflacionarias, y una caída en la confianza del consumidor cercana a sus cinco años.
“Los precios más altos del petróleo y un dólar fuerte también formarán la rentabilidad y las perspectivas de crecimiento para varias industrias durante la segunda mitad de 2018. La escalada en los precios de la energía podría erosionar los márgenes en todo el sector industrial. Por un lado, si las compañías optan por un traspaso total del costo de la energía a los clientes finales, socavarán aún más la demanda del consumidor, desacelerando así las perspectivas de crecimiento para la segunda mitad del año”, vaticinan.
S&P sostiene que la estabilidad de los depósitos “es el principal riesgo en Argentina, dada la historia reciente de depósitos inestables en el país”. Pero aclara que, hasta ahora, los depósitos totales se han mantenido relativamente estables.