No entendió lo básico: no existe programa económico ni perspectiva social sin plan político. La aprobación que recibe un gobierno es un fluido en el que se mezclan conflictos y acuerdos sobre los que hay que trabajar constantemente para no perder lo que se cree haber ganado. Los tiempos de la política tienen diferente duración; algunos hechos fugaces suceden en un presente acotado y mezquino, mientras que otros se abren al futuro (por eso, los actos pueden tener consecuencias que no prevén sus propios protagonistas). La confianza de Macri no tenía cimientos. No bastan la sonrisa de María Eugenia Vidal y la vocación pseudo haussmaniana de Rodríguez Larreta para asegurar una victoria electoral en 2019. Nadie avisó que la ignorancia del pasado no fortalece la comprensión del presente.