-En su libro próximo sobre la caída de Juan Domingo Perón en 1955, usted resalta dos cuestiones: el conflicto con la Iglesia y las negociaciones más o menos reservadas con los Estados Unidos. ¿Esas negociaciones significaron un apoyo a Perón?
-No. Fueron más bien un difícil arreglo de las cuentas del pasado. En el contexto de la Guerra Fría a Eisenhower ya no le importaba si Perón había sido nazi o no. Lo que le importaba –y lo que la atraía-era que Perón era un anticomunista exitoso. Digo exitoso en el sentido de que con sus medidas se había ganado el favor popular. Un buen ejemplo para la región, en la mirada de la administración republicana. Claro que en el medio había complicaciones de todo tipo. Económicas y políticas. Antes de que se resolvieran, si es que se iban a resolver, se produjo la caída de Perón.
-Mucho de lo que sabemos de la economía final de Perón tiene que ver con la negociación de los contratos, con la California Standard Oil, las inversiones extranjeras y la liberación de un crédito del Eximbank para fabricar SOMISA. ¿Qué más?
-Perón necesitaba inversiones y financiamiento, pero se encontraba como contrapartida con demandas un tanto exóticas. Un ejemplo: Henry Holland, secretario asistente para Asuntos Interamericanos, le dijo a Perón en un momento que debía resolver el tema de la libertad de prensa en Argentina. Perón le respondió que la libertad de prensa era lo que hacía que los comunistas tuvieran fuerza en Uruguay. Holland le planteó: “¿Sabe lo que pasa? Tal vez a usted no le importe mucho la libertad de prensa, pero la prensa en nuestro país es absolutamente terrible. Si New York Times habla mal de usted nosotros no podemos negociar. Y efectivamente New York Times habla mal de usted. ¿Por qué? Porque usted no da libertad de prensa y expropió La Prensa”.
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-No. Fueron más bien un difícil arreglo de las cuentas del pasado. En el contexto de la Guerra Fría a Eisenhower ya no le importaba si Perón había sido nazi o no. Lo que le importaba –y lo que la atraía-era que Perón era un anticomunista exitoso. Digo exitoso en el sentido de que con sus medidas se había ganado el favor popular. Un buen ejemplo para la región, en la mirada de la administración republicana. Claro que en el medio había complicaciones de todo tipo. Económicas y políticas. Antes de que se resolvieran, si es que se iban a resolver, se produjo la caída de Perón.
-Mucho de lo que sabemos de la economía final de Perón tiene que ver con la negociación de los contratos, con la California Standard Oil, las inversiones extranjeras y la liberación de un crédito del Eximbank para fabricar SOMISA. ¿Qué más?
-Perón necesitaba inversiones y financiamiento, pero se encontraba como contrapartida con demandas un tanto exóticas. Un ejemplo: Henry Holland, secretario asistente para Asuntos Interamericanos, le dijo a Perón en un momento que debía resolver el tema de la libertad de prensa en Argentina. Perón le respondió que la libertad de prensa era lo que hacía que los comunistas tuvieran fuerza en Uruguay. Holland le planteó: “¿Sabe lo que pasa? Tal vez a usted no le importe mucho la libertad de prensa, pero la prensa en nuestro país es absolutamente terrible. Si New York Times habla mal de usted nosotros no podemos negociar. Y efectivamente New York Times habla mal de usted. ¿Por qué? Porque usted no da libertad de prensa y expropió La Prensa”.
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