La imagen de Christine Lagarde y Nicolás Dujovne sentados en un despacho oficial coronado por una Bandera argentina anunciando la reformulación del préstamo del FMI contribuyó a instalar la idea de que el Fondo es el que dispone las políticas económicas de la Casa Rosada. Ese es el relato que abrazó la oposición, y el Gobierno no hizo ningún esfuerzo para despejar esa explicación. La realidad puede ser un poco más incómoda, y, para quien quiera verla, muestra que las últimas decisiones que tomó Mauricio Macri no se corren un centímetro de las convicciones que abrazó desde antes de llegar a la Presidencia.