Copio y pego un mail que recibí, cuyo autor (a quien desconozco) comenta este artículo de Claudio Lozano. No precisamente lo que dice Lozano, que no deja de ser muy atendible, sino la actitud desde la que lo dice, que no es menos digna de consideración ni tiene menos peso, a mi criterio.
Acabo de leer, de dar una primer leída, a documento de mi tocayo Lozano. Casi hasta el final pensé que el escrito estaba fechado antes de marzo; pero no. Al pasar menciona el conflicto «con el sector agopecuario».
Mas allá de de coincidencias y discrepancias con lo desarrollado por Lozano creo encontrar en el artículo un estilo de observador predicante, pontificante. A la manera de los documentos del PO. Algo así como una exacerbación del escriba virtuoso, sincero y certero que desde un costado de la realidad (o desde unos centímetros encima de ella) nos díce que los buenos no están donde nosotros (los lectores) creemos. El escriba es quien puede orientarnos hacia dónde están los buenos. En definitiva él es un de ellos, o tal vez sea el único.
Aunque, probablemente, está escrito para que lo lean los que la tienen clara y entienden que el conflicto «con el sector agropecuario» no es importante o su resultado no variará el rumbo de nada o que poco significa en términos de incidencia institucional o como catalizador de subjetividades.
Por cierto que no menciona en su referencia al cambio en la subjetividad el papel de los medios altamente concentrados.
Puede que mucho de lo que escribe CL tenga fundamentos como para acordar con él; lo que no me parece es que se pueda enunciar tan «desde afuera» y menos aun desde una perspectiva «virtuosa» de quien mira, sabe, y no se ensucia.
Por cierto que me aliviaría mucho que CL esgrimiera argumentos que me permitan desconectarme de la percepción del actual conflicto por las retenciones como un momento de inflexión. Me gustaría poder referirme al conflicto por las retenciones como un elemento más, solo eso, y no creer que ha puesto en evidencia y sobre la mesa una lucha económica y cultural que no sólo puede acabar con el gobierno sino que puede incidir en postergar cualquier alternativa popular superadora.
Claudio Ojeda