Espontáneo elogio a la movilización (popular)

En el acto de la CGT de ayer, los medios estaban sacados por que encontraban material cada 10 metros, no daban abasto.

Anduvieron locos mostrando lo que todo ser humano deja cuando festeja, protesta, se divierte, acompaña alegre pero responsablemente un proyecto popular, cuando se amucha. Como explicarles a los sectores sociales que consumen  avidamente este tipo de material «periodístico» que si uno se  pasó unas cuantas horas fuera del rancho tiene hambre, sed (de justicia social también) y extraña el baño.

La pinta de los muchachos con ropa de la salada no es la misma que la de otro con ropa de la calle Santa Fé y menos aún si está gastada. El pibe o la piba esa, no tiene por que tener el mismo look de un cliente de Romano.

Lo del «caos vehicular» es una muestra clara de lo mucho que molesta a los que se quedaron sin los curritos y sangran por la herida, y amplifican estas consecuencias inevitables para repudiar lo que no pueden hacer por sus verdaderos e inconfesables motivos. Y si buscan estas excusas es por que escorchando con ellas logran la solidaridad de sectores que son defendidos -indirectamente- por actos como el de ayer, logrando como en el Aikido utilizar la fuerza del rival para mantenerlo a raya.

Pero esa gente que organizó la movilización y los que concurrieron por que entienden que es una manera de hacerse visibles amenazando con complicar exponencialmente las cosas si son marginados de la mesa del poder, ya estan requete-acostumbrados al trato despectivo. Ya saben de la incomprensión de sus modos, de sus maneras de comportarse y la aversión que provoca su participación a los empujones en política y en la economía y política a través de lo sindical o del piqueterismo o de los territoriales. No esperan  a estas alturas que conozcan sus gustos  y si los conocen que los aprueben.

Los sectores sociales -a los que pertenezco- son extremadamente tolerantes y políticamente muy zorros, saben que esa desaprobación es en parte asquete y parte temor y ese temor termina -la más de las veces- torciendo la balanza a su favor en la cima de la política entre sectores que es el momento de la negociación.

Nada esperan de los demás sectores, actúan tal cual son, no intentan ser vistos como políticamente crrectos y son reacios al marketing, a lo mediático, que sospechan es una trampa cazabobos para sus intereses.

Aceptan que les digan que sin los sectores medios no se puede construir y por eso se sientan a negociar con ellos cuando estos se avienen a la unidad de objetivos y de acción en un plano de igualdad.  Conciben el trato igualitario entre sectores lo ven como algo natural (a pesar que esta apreciación no es recíproca). Comprenden los modos de ser y sus expresiones políticas, lo que no entienden es la pretendida superioridad y su liderazgo natural sobre ellos de parte de algunos sectores medios, en virtud de contar con un plasma o de haber llegado a la Universidad (habría que preguntarse si esta masificación se consolidó con o sin el apoyo de los sindicatos y las runflas territoriales o si fué debido la participación y el apoyo de los sectores medios urbanos).

Asi como otros descubren en la otredad el toma-daca, el clientelismo, el barrido y fregado, y no se lo aguantan, estos sectores se aguantan de los secotores medios los inocultables  «Estocolmo», sectarismo, elitismo y otras características que hasta pueden ser descritas como virtudes en la teoría política pero que pueden ser  para la política práctica un escollo insalvable.

Este 1ª de mayo los deciles más bajos -en cuanto a su nivel de ingreso- de la población dijeron que  sin los sectores populares, su expresión sindical y sus naturales estructuras y dirigencia política territorial no se puede construir un proyecto transformador. Esperemos que esto sea tenido en cuenta por quiene s afirman que sin los sectores medios no hay proyecto polítco transformador posible. Para arrimar posiciones -si existe la voluntad, claro-  tiene que haber una producción de ideas nacional por que es evidente que no pueden Moyano e Ishii nunca van a encajar en los modelos para armar de «agentes del cambio»  que diseñan  los librepensadores del primer mundo.

En junio, ese mismo sector pero en otra dimensión, el de la territorialidad, va a expresarse, más que nada en el conurbano. Espero que una vez abiertas las urnas y disipadas las dudas sobre su apoyo a un proyecto que en el tiempo las contiene (aún no del todo) los comprendan, que no hablen de la compra de votos, del clientelismo. Espero que los demas sectores sociales y sus expresiones políticas las traten con el debido respeto.

Detrás de cada chori y de cada tetra (y de la palmera meada) está la lucha de hombres y mujeres que quieren seguir siendo lo que son, humildes en su forma de ser pero incluidos en la sociedad del siglo XXI , con las necesidades básicas de sus familias más que satisfechas.

Tienen  miles de razones para apoyar este 28j a este proyecto. Muchos de los que fueron ayer al acto apoyan este peronismo conducido por los kirchner por que es un avance en términos concretos, por que apretado por las circunstancias no dudó en abandonar el sectarismo clasemediero (pretendida vanguardia lúcida) que -al menos en apariencia- había comprado y que mostraba a los sectores medios por  encima de otros sectores (que  habrían nacido con fallas) y se avino a negociar con ellos. Esa misma táctica seductora  resultó comprobadamente ineficaz para otros menesteres.

Los que fueron ayer y los sectores a los que pertenecen están más que concientes del valor del trabajo recuperado en este quinquenio, de lo que significaron las jubilaciones de prepo y de las demas formas de inclusión que este gobierno (NK +CFK) ensayó, pero entienden que no alcanzó y para que alcance es necesario un «Lulazo» argentino (no necesariamente sindical), es decir que quien gobierne en nombre de la transformación actúe conciente de que su principal sostén estará siempre en los pocos volubles sectores obreros. Debe ser ademas un predicador de la idea de que estructurar  una fuerza que refleje la confluencia de intereses entre los sectores medios  y poplares debe ser pensada bajo las premisas del respeto a su particular modo de ser y de entender la representación y por supuesto en un plano de igualdad.

En cumplimiento del rol docente del político, deben persuadir a unos y a otros de la inexistencia de la primacías y de la conveniencia de optar preferencialmente por el más débil, pués ayuda  a empujar hacia arriba a los sectores que están en las estanterías inmediatas superiores (solo por nivel de ingreso y alguna que otra nota distintiva).

Acerca de OMIX

Omar Bojos / Bonaerense, moronense, peronista conurbanero y defensor de los compañeros con quienes militó en tiempos un tanto más difíciles que los actuales (gracias a Dios)

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5 comentarios en «Espontáneo elogio a la movilización (popular)»

  1. Muy bueno. Yo no daría mucha bola -no porque sea inocuo- al tema de la palmera meada y el «caos vehicular». Es inevitable, aunque no lo marquen cuando juntaba gente Bergman. Y es apenas una versión remozada de las protestas por «las patas en la fuente».

    Ayer quedaron claras varias cosas. Primero, que el MOO no es neutral ni juega con «prudencia y pragmatismo»: saben que una redistribución de poder entre los diferentes actores sociales, que apuntale, sea a los tecnócratas de la CC, sea a los Feudales, los saca de la Mesa. Y se disponen a jugar con todo lo que tienen, a sabiendas de que tal vez no alcance.

    No es poca cosa.

    Por eso, habría que pensar si no vale la pena replantear el tema de las candidaturas. ¿Por qué Nacha y no Piumato, por ejemplo? Una bancada sindical es el corolario lógico del «nuevo PJ» que propugna Néstor. El compromiso de la CGT está: falta que el ala política asuma su (relativo) colapso y se anime a ir con lo que es. Una mayor interrelación entre sindicatos y política refuerza la legitimidad tanto de unos como de otros. Y es parte de nuestra historia.

    Por otra parte, si las corporaciones agropecuarias llevan, en diferentes boletas, a Forte, a Orsolini, a Buryaile, si PRO lo trae a Míguens para un eventual «gabinete» (¡qué madrugadores son algunos!), ¿por qué el peronismo no puede poner sindicalistas?

    Para los candidatos que tenemos en muchos distritos, sería casi una renovación.

    (Por cierto, pese a las especulaciones, ningún ruralista terminó en una lista, siquiera, de centro izquierda).

  2. Excelente. Lo que propone Ezequiel sería retornar (en alguna medida) a la vieja regla de las listas divididas por tercios de las ramas política, femenina y sindical. Algo que quedó relegado en el olvido por la pérdida de peso relativo del MOO después del Proceso. Hace poco Mario Wainfeld contó que escuchó a un dirigente de la AFL-CIO opinar que era preferible que los sindicatos apoyaran las candidaturas de «lobbistas fieles» y no sacar a los dirigentes gremiales de su ámbito natural. Parece que «los del campo» llegaron acá a la misma conclusión (ver http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123277-2009-04-15.html).

    Se me ocurre un ejemplo de un legislador brillante ligado a la CGT sin ser sindicalista: Héctor Recalde. No creo que sea fácil encontrar muchos como él. Pero volver a postular dirigentes como candidatos, no sé si sería conveniente. Es algo para debatir.

    Un abrazo.

  3. Yo estaba al lado de un puesto de chori, y pasaron dos camarógrafos, foto y video, a pedir si podían filmar el puestito.

    Aguanten los estereotipos.

  4. En Brasil, un obrero metalúrgico y dirigente sindical pudo llegar a presidente. En la Argentina eso sería imposible (siempre lo fue). Lo bueno de esto es que también podemos empezar a considerar imposible (y desaconsejable) la remanida alianza con la clase media. Basta. Que tarde lo que tarde pero que sea sin ella. Volvamos al laborismo de Perón. El pudo lo que pudo sin la clase media. Conspiradores habrá siempre también. Por eso, empecemos a desligarnos de esta lacra. Y hagámoselo saber. No los queremos (y así, tampoco los necesitamos).

    PD esto debe ser lo más políticamente incorrecto publicado en ap. Pero ellos tiran con bazooka. Ya basta.

  5. Antes de que respondan sobre lo «utópico» del planteo, sostengo que la alianza de la clase trabajadora debe ser directamente con el Estado. Así funcionó casi una década aquí. Trabajemos por eso. Compro esa utopía, no tan utópica.

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