Mute

Bajemos el volumen por un rato. La tele sin sonido se transforma en un arma descargada, inútil. Un faro doméstico, como la luz del arbolito de navidad que alumbra de golpe, decrece, vuelve a brillar y así sigue sin parar.

Así, sin gritos ni discusiones ni críticas ni chicanas ni malas interpretaciones ni mentiras. Ahora pensemos en las elecciones del 28 de junio de 2009. ¿De qué se trata todo esto? ¿Da lo mismo votar a favor o en contra? ¿Puede cambiar algo mi voto, tu voto?

En primer lugar, estaría bueno no comprar lo que me quieren vender: las candidaturas se han vuelto productos televisivos, los medios trabajan sobre el imaginario del consumidor para instalar las caras de los nuevos políticos y recurren a “eslóganes cada vez más imaginativos” para las campañas.

Los eslóganes son fórmulas o frases breves con fin publicitario o propagandístico, generalmente agudas y fáciles de recordar: «…síganme que no los voy a defraudar«, «…dicen que soy aburrido», «con la democracia se cura, se come…», «…haciendo Buenos Aires».

También, sería importante poder entender qué sucedería si pierde el gobierno, si pierde mayoría parlamentaria, si la oposicion irresponsablemente saca las retenciones (los derechos de exportación) y deja al gobierno sin una de las principales entradas de recursos para que pueda seguir tomando medidas contracíclicas como hasta ahora.

Acá entra mi voto, tu voto. No importa si me gusta o no: el tono de voz de Cristina o la cara de culo de Lilita o la sonrisa falsa de De Narváez o la plática balbuceante de Macri. Lo que se pondera es el destino del país. Hace seis años que venimos transitando la ruta de la recuperación del enfermo: ¿Te acordás que estaba tirado, casi en coma, desnutrido y herido de muerte? Ahora camina, piensa, proyecta, construye, redistribuye y sueña.

¿Cómo quién? EL ESTADO.

El Estado presente y activo que no estaba con Menem ni con De la Rua porque le fueron pegando hasta dejarlo knock out. El Estado que representa el interés general y la justicia para todos, equilibrando la balanza cuando los más poderosos tiran para abajo.

A partir de la 125 y el conflicto con las patronales agroexportadoras, se hizo evidente que la poderosa corporación políticoagromediática + esta nueva crisis capitalista global, abonaron el terreno para plantar Neoliberalismo aggiornado, desplegaron todas sus armas para fomentar y desarrollar actitudes reaccionarias o de derecha. Que en Argentina significa volver a perjudicar a los trabajadores, aumentar los niveles de desigualdad, hacer caer en un % grande la participación de los trabajadores en el producto bruto interno…

Es cierto que hay muchas cosas que todavía no funcionan, hay temas pendientes de resolución y zonas oscuras de la convivencia que necesitan aire y luz. Pero nada de lo que venden por televisión es para nuestro bienestar social y colectivo. Al frente: son productos edulcorados y bien maquillados para el consumo masivo. Atrás: son negocios que reportan enormes ganancias y lujos y placeres para unos pocos golosos y usureros.

No compremos la sonrisa glamorosa, el político cool, el empresario exitoso, el traidor no positivo, el hijo del muerto ilustre, el nene de papá inepto, la mirada entornada por la desorientación del discurso mesiánico y destemplado, el cordobés chapucero, el santafesino afásico, el puntano agocéntrico, la lisiada políticamente correcta. Todo eso es el marketing al servicio de la política.

Acerca de daniel mancuso

soy actor, director y docente teatral, pensador, hacedor, escribidor, soñador, laburador, argentino de nacimiento, italiano de sangre y latinoamericano por convicción.

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2 comentarios en «Mute»

  1. Eso, no compremos frases vacías del tipo «Cristina, Cobos y vos». ¿Te suena?.

    Tampoco compremos la mentira ultragastada (de tanto usada por todos los gobiernos) «si perdemos se viene el desastre».

  2. Pero el Estado no se fue con Menem y el radical asesino, ¿otra vez hace falta repetir que el Estado no desapareció en los `90?

    Pregunto además, ya van 6 años ¿Dónde está la Junta reguladora de Grano y Carnes? ¿YPF? ¿Entel? ¿Gas del Estado? ¿Nacionalización de los monopolios sojeros?

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