Probablemente, el desvío en el foco de atención que estoy proponiendo implique un viraje desde el aspecto cultural, hacia el ámbito de los negocios. Es lo que de alguna manera hacemos siempre los que seguimos pensando que la relación de propiedad con los medios de producción es lo que define al menos los posicionamientos desde donde cada actor afronta los conflictos sociales.
Desde hace un tiempo vengo observando (con más vocación de curiosidad que capacidad analítica ni conocimiento exhaustivo de la materia) un conjunto de movimientos llamativos en torno al despliegue de fuerzas que varios grupos económicos de diverso origen vienen llevando a cabo para posicionarse en el campo del nuevo negocio que se abre: el triple play.
Sobre este particular, recomiendo enfáticamente la visita al blog de Carlos Blanco, donde se puede encontrar entradas muy interesantes sobre este tema, algunas con detalles técnicos que exceden la capacidad de comprensión de un aficionado, probablemente, pero que dan una idea cabal de la diversidad de conflictos que se establecen en torno al asunto, algunos de los cuales requieren de verdaderos trabajos de ingeniería para destrabarlos.
Señalo algunos puntos, de todos modos, que me parece importante resaltar:
-Fibertel había obtenido permiso para operar como proveedora de telefonía. La numeración asignada por la SECOM a través de la Resolución 146 era exigua. Crítica utilizó esta situación para chicanear a Kirchner, como si se le estuviera haciendo al Grupo Clarín una concesión importante.
Dos detalles: para poder operar Fibertel debía utilizar la infraestructura de las telefónicas, tenía que arreglar con ellas las condiciones. Por otro lado, ciertas deficiencias legales y técnicas, exponían al Estado a la posibilidad de recibir juicios en contra, por no cumplir con la propia reglamentación, vigente desde el 2000 para otras realidades, pero nunca modificada. Allí residía probalemente el mayor interés en cumplir con el otorgamiento de la numeración a Fibertel.
Paralelamente se realizaba la apertura del pliego para proveedores de TV por cable, para incorporar a bajo costo, nuevos jugadores en el sistema.
Finalmente, el otorgamiento de numeración a Fibertel fue suspendido a instancias de los reclamos de las telefónicas, al menos hasta tanto se «aclare» la situación accionaria de la empresa (?).
-Otro momento en que se ve la cantidad de cuestiones que están en juego, es el de las telefónicas negociando la posibilidad de acceder como mayoristas al servicio de TV por cable, a pesar de que por contrato de privatización tienen vedada tal posibilidad. El COMFER estudia esa instancia como salida alternativa, ante el reclamo de las telefónicas, en el que incluyen las tarifas bajas que están cobrando en relación a las de otros países.
Es decir, las tarifas telefónicas pisadas, es prenda de negociación para el ingreso de Telefónica y Telecom al triple play, para lo cual sólo les falta poder operar como proveedoras de TV por cable. Hacerlo como mayoristas significaría que podrían alquilar su soporte a empresas que provean directamente el servicio al usuario final.
Al mismo tiempo, todavía no están resueltos dos problemas: el futuro de las acciones de Telecom (comprada Telecom Italia por Telefónica de España a nivel mundial, en Argentina constituiría monopolio) y la fusión Multicanal-Cablevisión, que opera de hecho pero sin dictamen final.
Los conflictos de intereses son múltiples, en torno a este asunto, como se puede observar, y a eso le asignan prioridad, incluso, los mismos grupos económicos aludidos por la nueva Ley de Medios.
Es que sin el negocio no les es tan fácil librar la «batalla cultural» por la apropiación de sentido.
Imagen tomada de aquí.
sacado de Prensa Obrera
Se derrumbó estrepitosamente, aunque nunca fue otra cosa que un castillo de naipes. La Ley de Radiodifusión, presentada como una suerte de revancha histórica “nacional y popular” contra los monopolios comunicacionales, pasó a mejor vida. No sólo porque quedó inviavilizada en el Parlamento luego del 28 de junio. Además, acaba de enterrarla el propio gobierno que, entre gallos y medianoche, acaba habilitar el negocio de la telefonía para… el Grupo Clarín, contra cuyo “monopolio comunicacional” estaba supuestamente dirigida la mentada Ley. Una cortina de humo, además, en favor de los monopolios telefónicos porque posibilitaba su ingreso a la televisión por cable. Ahora tenemos un giro de 180%. El gobierno parece haber quedado como preso libre bajo fianza y está pagando caución al “grupo”. Bochornoso final.
El lunes 13, la Secretaría de Comunicaciones (Secom) asignó a Cablevisión (del Grupo Clarín) 36.000 números telefónicos para clientes finales y 20.000 para servicios 0800 y 0810. Suena inverosímil, pero los plumíferos al servicio del gobierno siguieron al pie de la letra el guión escrito por la Noble. En cambio, las telefónicas, que conocen el paño, inmediatamente elevaron a la Secom una apelación.
Probablemente, el Grupo Clarín creyó necesario minimizar su victoria para que no se comience a ver la trama que está tejiendo con el gobierno K. La admisión de la Secom de que está trabajando en la portabilidad numérica de telefonía fija desde enero de este año (El Cronista, 8/7) podría formar parte del tejido. Su implementación (un cliente cambia de empresa telefónica pero mantiene su número) sería muy importante para abrir la competencia en la telefonía fija, hasta ahora monopolizada geográficamente por Telecom (norte del país) y Telefónica (sur). Además, si la Secom rechaza la apelación de Telefónica y Telecom, éstas estarán obligadas a ‘enganchar’ sus redes a las de Cablevisión (interconexión), de forma tal que un teléfono con numeración de Cablevisión pueda comunicarse con otro de las telefónicas. La interconexión y la portabilidad numérica son las llaves del negocio de telefonía fija y desde el año 2000 las telefónicas habían logrado congelarla.
Monopolio por aquí, monopolio por allá
Aunque la telefonía fija está estancada desde más tiempo que la móvil, es fundamental en la pelea del triple play. Clarín aspira a sacarle parte del negocio telefónico hogareño a Telefónica y Telecom, adosándolo a sus servicios de cable e internet; al revés, las telefónicas pretenden quedarse con el servicio de televisión paga del gran diario argentino y sumarlo a sus servicios de telefonía fija e internet. Asimismo, la experiencia más reciente y cercana (México y Brasil) de interconexión y portabilidad indica que las telefónicas incumbentes (las que ya están operando) pierden clientes que pasan a las entrantes (las nuevas operadoras).
Quizás el gobierno desea sacar la portabilidad numérica –que beneficia a Clarín– al mismo tiempo que la ley de medios audiovisuales –que beneficia a las telefónicas–, de forma tal de equiparar los tantos. Más allá de sus dificultades políticas para viabilizar ese anhelo, tampoco parece que ni las telefónicas ni Clarín quieren llegar a un arreglo.
Telecom podría ser una prenda de cambio. Por orden judicial, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia debe admitir apelaciones a decisiones que tomó anteriormente, lo que permite a la Justicia terciar en el pleito que enfrenta a la parte italiana de Telecom con la parte nacional (Werthein) y la Secom. Los italianos han puesto en venta su parte, aunque esperan mejores condiciones para concretarla. Clarín ha manifestado su interés en comprarla. Si Clarín se hace con Telecom, podría acordar con Telefónica un arreglo temporal de triple play monopólico, cada cual en su territorio, con lo que la portabilidad numérica en telefonía fija dejaría de ser necesaria.
Triste, solitario y final
¿Que dirá ahora la intelectualidad progre que pretendía engrupirnos y engrupirse sobre el significado revolucionario de la ley de rafiodifusión contra los medios de la “oligarquía”? Prometían la “madre de todas las batallas” –y los más fervientes defensores auguraban como peor escenario el voto no positivo de la oposición sojera en el Congreso– pero ni llegó a escaramuza. Un fiasco, como se dice, mientras las resoluciones que hacen falta –por caso, y sólo en relación con este tema, una que termine con la precariedad legal de las radios comunitarias en todo el país y no las exponga al riesgo de la confiscación– no salen. Sencilla demostración de que el capital transforma su interés en ley.
Ya a principios de junio, el gobierno de los Kirchner había mostrado la hilacha – bastaba tirar del hilo– al firmar un acuerdo que canceló pasivos fiscales de Telefé del Grupo Telefónica; América TV de Narváez, Vila y Manzano, Nueva Provincia de los Massot, entre otros. Tal acuerdo fue denunciado –casi en soledad– por el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), una entidad que ha apoyado con entusiasmo el proyecto de SCA.
Antes fue la fusión de Cablevisión y Multicanal –¡con la firma de Guillermo Moreno!– en beneficio del gran diario argentino, que está más tranquilo que nunca. Antes fue el decreto 527, que extendió las licencias por diez años a los grandes grupos de comunicación. Así andando, el próximo año la ley de la dictadura cumplirá dos décadas de “vida democrática”. Esto es lo que se llama una “política de Estado”.
Las conclusiones ya están “blanco sobre negro”. El gobierno “nacional y popular” no va a democratizar el sistema de medios. No le está dada esa gracia, cuando ni siquiera garantiza derechos todavía más elementales: la salud, el trabajo, la vivienda. Somos los trabajadores –periodistas, telefónicos, videastas, comunicadores sociales, estudiantes, docentes– quienes tenemos que tomar esa tarea: organizarnos para luchar contra la dictadura del capital.
Paul Castañeda y Santiago Gándara
Daniel:
al texto de Prensa obrera le faltan algunos puntos muy importantes.
Por ejemplo, la apertura del pliego de operadores de cable que se encontraba cerrado desde la década del 90, por parte del COMFER, que suscitó la airada respuesta de Clarín.
Otra, la fusión entre CV y MC no está definitivamente aprobada (aunque es cierto que tieen un primer dictamen favorable de parte de la gente de Moreno).
La numeración asignada en favor de Fibertel quedó por ahora suspendida. Pero hay que resaltar que son 30.000 números. Telecentro en 2008 sumó 45.000. O sea, el número de Fibertel es insignificante.
El ingreso de las telefónicas a la TV por cable sería como mayorista. Alquilarían el soporte a un operador.
Es fabuloso el último párrafo. En sentido literal.
Un saludo