Recientemente se estrenó en Chile la película Dawson: Isla 10, del director de cine chileno Miguel Littin. La cinta basado en el libro escrito por Sergio Bitar, ex Ministro del Gobierno del Presidente Salvador Allende, prisionero de guerra en aquella isla del sur de Chile y actual Ministro del Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, muestra las experiencias de vida marcadas por el dolor, sufrimiento y angustia de los ex colaboradores del presidente Allende.
Al mismo tiempo, la película aborda dos variables muy importantes como es la memoria, entendida como una práctica social a partir de experiencias (subjetivas) individuales y colectivas y la historia como una labor historiográfica; no obstante aquello, intentar analizarlas como parcelas separadas es un error que ha estas altura no resiste análisis. Es por ello que la película Dawson: Isla 10 es el mejor ejemplo de cómo la memoria y la historia se complementan para dar vivencia al presente y proyección al futuro.
Si para los contemporáneos de Isla 10, la película significa rememorar sueños, penas y tragedias del Chile de la coyuntura 1973, para aquellos que no lo vivieron, experimentaron o sufrieron la represión del Golpe de Estado, pero que si han leído el texto escrito por Sergio Bitar, esta cinta, les permitirá ampliar la perspectiva de análisis de aquel escrito.
Si bien la película contiene fuertes emociones personales y colectivas de un Chile soñado como fue el de la Unidad Popular, también se aprecia dentro de aquel dolor personal y colectivo, una cuota de humor y dignidad que toda tragedia contiene.
Isla 10, nos retrotrae a una de las noche más oscura de la historia de Chile, mostrado un país dividido: aquí los buenos, allá los malos; aquí los chilenos y allí los antipatriotas; aquí los amigos y en el otro lado los enemigos de Chile dispuestos a entregar el país al marxismo internacional. De ahí se desprende que los prisioneros de Dawson -como lo señala la película- fueran catalogados de nadie, sin nombres, simplemente “Islas” con un número asignado. Eran prisioneros de guerra.
Isla 10, nos muestra y exterioriza el dolor, sufrimiento y angustia experimentado por miles de compatriotas postgolpe de Estado de 1973, pero al mismo tiempo, es un buen ejemplo para las nuevas generaciones de la importancia y valoración que debe tener la memoria histórica de cara a nuestro Bicentenario.
me parece muy bien