Del repudio a la impaciencia, Santiago Kovadloff, La Nación.
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Acerca de Patricio
Patricio es profesor universitario de sociología. Trabaja sobre desigualdad y movimientos sociales. Se crió en un conventillo de la calle Olavarría, pero toda su vida ha sido hincha de River.
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Otro que se autotitula filósofo, que anuncia su próxima libro y que cree que sus embustes miserables tienen nivel filosófico,que es una actividad noble ser vocero «filosófico» de la Mesa de Enlace (me imagino, además,a De Angeli leyendo algunos de sus libros). No tiene vergüenza pero a mi me da vergüenza ajena.
!Bravo la Nación, tribuna de doctrina, de docencia republicana profesada por Sarlo, Kovadlof, Aguinis, Grondona, Natalio Botana!
Bueno, pero Santiago ES filósofo graduado en la UBA.
Seguramente un tipo como Kovadloff, con su trayectoria politica e intelectual, se debe sentir tremendamente dolido con los comentarios de estos revolucionarios Nac&Pop de Facebook, que solo descalifican a partir de su propio resentimiento e ignorancia. Pobre Kovadloff, que hara con su pobre vida ahora.
Perdón,noble Homero¿nos podrías ilustrar acerca de la trayectoria política de Kovadloff?. ¿En que partido militó?
Si fuera por la inteligencia que cabe atribuirle a Kovadloff resultaría injustificable su conclusiòn de que el gobierno actual, està retrotrayendo el paìs a un «estado de precariedad institucional y social» que no tenìamos desde 1983 en adelante.
Pero no es el nivel intelectual del escribiente lo que sustenta su artìculo, sino la intenciòn de brindar un discurso que respalde la producciòn de un consenso contrario al gobierno, propòsito en el cual LA NACION se ha inscripto desde antes de que la gestiòn K se iniciara.
La pluma mayor de la conducciòn del diario donde ha encontrado albergue Kovadloff, Josè Claudio Escribano, cuando Nestor Kirchner anunciò sus futuras medidas de gobierno, dìas antes de asumir, noticias que no eran màs que la reiteraciòn de sus promesas electorales de campaña, utilizò el mismo sector central del diario para dar cuenta de lo que el periòdico mitrista pensaba.
Y afirmò que la Argentina habìa decidido darse un gobierno por seis meses. Proclama antidemocràtica, violenta y sobradamente soberbia que sòlo podrìa entenderse si se entiende que estos individuos estàn acostumbrados a que las promesas electorales enroladas con los derechos humanos o la justicia redistributiva, son sòlo para captar votantes pero no para gobernar en serio.
El discurso violento comenzò allì.
De ahì en adelante, LA NACION, como vocero invariable y defensora de los intereses màs retrogrados pero tambièn màs poderosos de esta sociedad, supo sumar a estas columnas una galerìa de próceres de la restauraciòn conservadora y Kovadloff pudo encontrar un rincòn, al lado de Mariano Grondona, Joaquìn Morales Solá y otros tantos escribas que no sòlo no callaron durante las dictaduras, sino que dieron letra e ideas para que un marco teórico iluminara los perìodos màs oscuros de nuestra histora reciente.
«Precariedad institucional y social». Es curioso que un gobierno que sòlo ha pecado por ciertos exabruptos de un discurso màs vocinglero que efectivo, pero que no tiene un sòlo preso polìtico, no ha reprimido a ninguna manifestaciòn u organizaciòn social, tolera ser atacado por todos los flancos que la hegemònica corporaciòn audiomediàtica tiene para esos usos, resguarda el mayor nivel de empleo o el menor ìndice de desocupaciòn registrado en las ultimas dècadas, se ocupa màs de los sectores de ancianos, niños y dèbiles siempre postergados e intenta poner algùn lìmite, no muy fuerte ni eficiente, a la plutocracia àvida de incrementar rentabilidades en momentos de bonanza social…..
es curioso que se use esa categoría tan inestable como es la precariedad, para definirlo.
No es utòpica sin embargo, la meta de una diatriba tan dogmàtica. Buena parte y mayoritaria de nuestra clase media sumando practicamente todos los segmentos altos, tienen màs afinidad de piel para Kovadloff, que para la realidad social que la circunda. Los dichos de Kovadloff, un renegado siempre bienvenido a esos ámbitos, suenan mejor que las cosas de las que habla el gobierno o sus voceros y està bien entonces, que el centro de mesa de LA NACION se ocupe con esa catarata inaugurada hace siete años por Josè Claudio Escribano. Los violentos, los que no respetan los pronunciamientos populares, los que han respaldado a las dictaduras militares, los que las añóran, estàn ahí.
SUMO A LO QUE OBSERVA BIEN lUISK:Kovadloff parece entusiasmado y hechizado por su propio mundo liguistico,nada despreciable por cierto,pero que ha teminado llevadolo a la irrealidad y al misticismo.Es lamentable,pero si Heidegger tambien termino asi..Estoy leyendo La lengua del malon de Saccomano donde hace una profunda critica de Victoria Ocampo y de Borges en el sentido de la vinculacion de un sector de nuestra cultura con el genocidio.
Coincido , porque el preciosismo linguistico del artículo no puede ocultar un resentimiento sostenido, que no destila bien como crìtica.
Hasta resulta riesgoso que la descalificaciòn alcance tambièn a los sectores de la oposiciòn y no por la inexistencia de motivos, sino por el tipo de llamado que LA NACION puede propagar cuando los cuestionamientos rozan a todos los polìticos.