Poniendo iba la gansa

Había una vez un país con 30.000 desparecidos.

Eran días complejos, de militancia en la clandestinidad, citas que no se sabía en que iban a terminar, reuniones en lugares secretos, amigos y familiares que no se sabía si volvían y si no volvían si iban a aguantar, de pasar por controles con materiales, de comerse rapidito papelitos y hasta agendas. La persecusión estaba en todos lados, calles, escuelas, universidades, fábricas, clubes.

Algo había que hacer, y sin pensar mucho. Era en ese momento que había que estar. Algunos ya estaban muertos, otros se habían ido. La mayoría del país seguía con su vida, no sufría demasiado mas allá de algún que otro sacudón economico. Cuando se hacían colas para denunciar frente a la CIDH, la muchachada festejaba  haber ganado el Mundial Juvenil, con Videla y Maradona subiendo la copa en el balcón de la Rosada, la Plaza llena. Cuando invidieron las Malvinas, la Plaza se llenó. Los mismos que unos días antes habían sido reprimidos al grito de Paz, Pan y Trabajo, volvían esta vez a llenar la Plaza festejando el recuperación del territorio nacional, el General del momento pedía que manden al Principito, la gente gritaba que no pasaba nada que si no habia armas los cagabamos a trompadas y los plíticos se subían a un bote para ir al renacionalizado Puerto Argentino para ser testigos de como Menendez, el sobrino del de La Perla, juraba como gobernador.

En medio de todo esto, había algo que teníamos en claro: El símbolo inequívoco de la causa por la que había tanta muerte, fusilados, desparecidos, amigos torturados, campos de concentración, y por la que teníamos a pesar de todo eso que seguir militando en la clandestinidad era una sola: La Deuda Externa Argentina.
No había como confundirse: Videla-Massera-Agosti-MartinezdeHoz = Deuda Externa. Era la Deuda Externa la sangre de los compañeros.

No al pago de la deuda

Y un día vino Alfonsín, y mientras hacíamos una marcha multitudinaria contra el pago de esa Deuda Externa, memoria de por qué habíamos militado mientras la mayoría no hacía nada, hablaba del ¨en algo andará¨, corría a Miami a comprar televisores, o viajaba a Europa a sacarse fotos, ese día, Alfonsín confundió San Jose de Costa Rica con San Salvador de Jujuy, pero igual nos declaró la economía de guerra.
Y un día, esos que nunca movieron un dedo cuando había que jugársela con la vida sin eufemismos, esos que ayer estaban en medio del neoliberalismo, que vendían bancos provinciales o los recursos naturales, junto con esos que llegaron de la mano de la UCeDé, que siguen regalando los recursos naturales, esos mismos, nos dicen que pagar la Deuda Externa, símbolo de nuestro sufrimiento, que pagarla toda o en parte, es progresista, nacional y popular.
Y es difícil de creer. No que muchos se llenen la boca, que llenen plazas en memoria de la memoria misma cuando no hicieron lo que debían cuando les tocaba, porque es fácil ir ahora a rasgarse las vestiduras y decir ¨Nunca Mas¨, pero tanto simular no cambia la verdad: los que estuvieron y militaron estuvieron y militaron, el resto no estuvo. Y se podrá explicar, rescribir, disimular, pero los que militaban contra la dictadura militaban y el resto no. Y ese resto solo tiene derecho a una cosa: hacer silencio. Porque es tarde para hablar. Hay un momento para cada cosa.
Y hubo una época en que las Madres tenían una bandera que decía No Al Pago de la Deuda Externa. Esa bandera contaba, en una síntesis maravillosa, la historia de sus hijos. Y hubo una vez en que la coherencia era un mérito, y que cuando alguien culpaba, por ejemplo, a los 90 de los males del momento, alguien hubiera dicho, preguntado, ¨¿y vos, en los 90 que hacías?¨, porque no sea cosa de que ayer hayas dicho que Menem era el mejor presidente de la historia para hoy darte vuelta.

Y hubo una época en que la gente no necesitaba tan desesperantemente lavarse las culpas, la sangre de las manos, la sangre del voto cuota, de 1 peso = 1 dólar. La ideología no había sido reemplazada por el pragmatismo.
Si, hubo una época en que no se simulaba tanto. Y en esa época, aunque hoy parece mentira, se militaba con la vida al límite porque lo importante no era que haya menos pobres con planes del gobierno, sino que era que no haya pobres.

Acerca de Alberto

Nada interesante que contar. Apenás terminé la primaria y no leo de corrido, pero quisiera.

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6 comentarios en «Poniendo iba la gansa»

  1. ¿Dónde queda el registro de militante autorizado? ¿Quién tiene la lista? ¿Y la lista de reivindicaciones permitidas? ¿Y la de votos pasados no vergonzantes? Dudas que tengo, para saber si tengo permiso para participar en política de aquí en más. Si esto que digo está fuera de lugar, evidentemente hay algo en el artículo que me perdí. Lo que entiendo no me gusta.

  2. Duhalde ppropuso un plesbicito para «terminar con el pasado»y»mirar para adelante».¿Que pasaria cpn una consulta sobre el pago o la investigacion de la deuda?…Y encima esta el problema de que por un lado esta «el corazon»(nadie quiere pagar)y por otro la»razon»(se puede a esta altura),y la discusion sobre si la desicion conveniente es un asunto de mayorias o de minorias»mejor preparadas»…

  3. Reservarse para si la postura ética siempre es difícil y arriesgado, sobre todo si se quiere confrontar con las Madres.
    Recién me entero que pagar la deuda es nacional, popular,etc. Es inevitable, ahora, aunque Alfonsín pudo haberlo hecho si hubiera sostenido a Grinspum-

    1. En este caso es «iba poniendo», porque lo que ponía se rompía y nunca se terminaba de pagar. Se paga algo de lo mucho que se debe y a cambio se pide más para agregar a lo mucho que se queda debiendo.- Un intríngulis.-
      Saludos.-

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