Lo que sigue remite al post de Sergio, y es disparado por los comentarios de Fede y Mariano T.
El tema pasa por determinar si el Estado, justamente por ser tal, debe respetar normas éticas distintas de las que respetan los privados, o, dicho más precisamente, si deben existir limitaciones para el accionar estatal que lo acoten más que a las acciones de las organizaciones extra-estatales.
El ejemplo elegido para argumentar a favor de que así sea es el del terrorismo de Estado. Es el que eligió Fede, y es, calculo también, el más firme que se pueda elegir de los que van en ese mismo sentido. Podría resumirse en una frase: “el terrorismo de Estado es terrible, justamente por ser de Estado”.
Veamos si realmente es así, o si se puede oponer algún argumento a esta aparentemente incontrastable sentencia.
Lo que vuelve peor al terrorismo de Estado que al terrorismo que pueda promover una organización extra-estatal es que justamente el Estado cuenta con herramientas sofisticadas con las que puede “perfeccionar” su accionar terrorista. Puede extremar las perversiones propias del asunto, y poner en práctica un plan inexpugnable a cuyas víctimas les quita cualquier posibilidad de defensa o de escape. Tiene el poder de univrsalizar el terrorismo.
Pero esto es así, justamente porque, aún hoy, en épocas de sociedades post-industriales, en plena era global, los estados nacionales siguen conservando para sí el monopolio del poder coercitivo. Este poder, puesto al servicio de un plan “terrorista” es inexpugnable.
Ahora bien, la sutileza de este análisis nos obliga a replantear el asunto. Porque ¿se cumplen siempre estas condiciones, de modo tal que podamos traspolar a cualquier ámbito esta cuestión formal? ¿se encuentra siempre el estado, en cualquier aspecto, en condiciones como para hacer valer esta superioridad que hace que quienes entran en conflicto con él no tengan escapatoria?
Vamos llegando al punto, que sería: en base a esta verdad formal innegable que reza que el terrorismo es peor aún, cuando es terrorismo de Estado, ¿puede trazarse paralelos que la hagan válida en cualquier ámbito?
Si nos trasladamos al plano comunicacional, podemos encontrarnos con diferencias que ya no son tan sutiles. En las sociedades posindustriales, en la era global, la burguesía parece no delegar más en el Estado la función de “crear” hegemonía. Las herramientas que disponen la posibilidad de establecer una dominación de tipo cultural no están en manos del Estado, sino de la misma burguesía, que se las guarda para sí, y las maneja desde sí. En este mismo campo podría inscribirse el fin del Servicio Militar Obligatorio, por ejemplo. Pero agarrar para ese lado nos llevaría demasiado lejos. Volvamos.
En materia comunicacional, en materia cultural, en cuestiones de prensa y de medios, en todos aquellos espacios en los que se ejerce la generación del material simbólico que contribuye a la hegemonización, el Estado carece del monopolio, y más aún, ni siquiera cuenta con herramientas que compensen o al menos limiten lo que los privados tienen en sus manos.
Y esto implica algo más. Toda vez que el Estado se planta en conflicto con los emisores privilegiados de discursos, con los generadores de representaciones sociales, es directamente contra-hegemónico.
De manera tal que la cuestión formal que le exige al Estado sujeción a normas más férreas que a los privados, puede ser correcta en algunos ámbitos y en otros no. Digamos, las formas puras no sirven para pensar nada. Siempre, es necesario darles contenido.
Muy bueno Mariano, lo que hay que limitar es el poder excesivo, el Estado lo tiene a nivel monopolio de la violencia, pero no tiene monopolio comunicacional, un razonamiento clarísimo y que tiene muchas implicancias. Antes de pensar en limitar al Estado en esto o aquello, hay que cerciorarse de que sea un rubro en el que tiene poder excesivo, sino la idea de limitación carece de sentido.
Lo que sigue no es exactamente el tema de tu post, pero muestra un poco en donde está el poder excesivo a nivel comunicacional en la Argentina de hoy. Viendo 678, escuché decir a Sandra Russo recién, algo que me impresionó respecto de la poca difusión que tuvo. Nos hablan de lo que hace Chavez contra los periodistas y no nos dicen nada de Honduras. En lo que va de este año en Honduras llevan ¡6 periodistas asesinados! fuí a buscar la noticia a internet de lo sorprendido que estaba: http://www.migrantelatino.com/?p=7000
¿A eso tal vez sí se le podría llamar «ataques a la prensa»? ¿Cuánto hubiéramos tardado en enterarnos de algo así si hubiera pasado en Venezuela, Bolivia, Ecuador? ¿Cuántas veces por día lo estarían repitiendo?
Un abrazo.
Bueno, si tomamos como parámetro la trascendencia que tuvo cuando al director de Globovisión (ese fue?) le revisaron las valijas en el aeropuerto de Caracas…
Parecería que 16 muertos es un poco más….violento? Bueno, pero tampoco nos pongamos formalistas. Llenemos de contenido las formas. Hay que averiguar primero quién los mató ;-)
Abrazo.
Me parece que el terrirismo de Estado no es mas «grave» porque el Estado tenga mayor poder de asesinar. Eso seria una razon instrumental y no creo que sea el caso.
El tema me parece que pasa por una cuestion de etica. El terrorismo de Estado es mas grave, porque se supone que debe ser el Estado el ultimo garante de los derechos humanos. Si el Estado pasa del rol garante y protector al rol represor, no es mas grave porque tiene mayor posibilidades de reprimir, es mas grave porque se viola la funcion trascendental del Estado ultima instancia, que es respetar la vida.
Hago una analogia con una familia. Que te mate tu padre es mucho mas grave que te mate un tipo cualquiera. Y el padre no tiene el monopolio de la fuerza y sin embargo, su crimen es mas grave.
De todas maneras coincido que no es una anologia que pueda ser llevada en el plano comunicacional por una razon que ya fue dicha antes, el Estado no tiene el monopolio de los medios de comunicacion. El comparar todo con el terrorismo de Estado, es la ley de Godwin Argentina.
Me quedo con que todos deberian respetar las mismas normas eticas y nadie las respeta. Ni el privado ni lo publico. Que el Estado haga amarrillismo, mienta y transgiverse informacion con sus programas de television, no es mas grave que lo haga TN y Clarin. Lo que si, deslegitima y hace poco creible el cliche «Clarin Miente».
Bartolo: me parece que a partir de tus dichos se podría entrar en una discusión que a mí me excede, en relación a qué es el Estado. Si es una formación neutral, distante del resto de la sociedad, garante de la ética entendida en un sentido bastante ideal, o si surge y está atravesado por las luchas de poder que atraviesan a la misma sociedad.
El Estado es garante de la vida humana, sólo cuando la sociedad en su conjunto así lo decide, no siempre. De hecho, el terrorismo de estado siempre es sancionado, cuando el dispositivo estatal que lo hacía terrorista fue desactivado por la misma dinámica de la sociedad, o mejor dicho, cuando quienes lo instalaron perdieron el poder.
Pero es una opinión bastante ligera la mía, y corro el riesgo de meterme en cosas que no manejo muy bien.
Un abrazo
El ataque sistemático del Poder político hacia sectores de la prensa y periodistas, apunta en mi modesto modo de ver, al deseo de tener precisamente el monopolio comunicacional.
El ejemplo de Chávez es pertinente: él está mucho más avanzado que nuestro gobierno en el apriete al periodismo.
Los ataques de la prensa independiente, opositora, privada, o como quiera llamársela, presentan una diferencia sustancial: no tienen el poder represivo ni el monopolio de la violencia, como los gobiernos.
La escalada es lenta pero constante. Y ahí radica el peligro: en acostumbrarnos a escraches, «juicios populares» y demás maniobras que pueden resultar en actitudes violentas.
¿No se produjeron aún, salvo ataques verbales y amenazas como la que sufrió Fernando Bravo?
O las irrupciones amenazantes en la Feria del Libro.
¿Se puede vivir tranquilo porque aún «no pasó nada grave» y asegurar que no se producirá violencia en el futuro?
David:
no coincido en que haya ataque sistemático desde el poder político a la prensa.
Un abrazo.
Mariano:
Dos preguntas para evitar hacer un comentario erróneo.
1.- ¿Vos entendés que puede haber un «terrorismo mediático», y si es así se puede comparar con el terrorismo de Estado?
2.- ¿Crees que el Estado debe construir hegemonía cultural o eso corresponde solamente a la sociedad?.
Saludos.-
Daio:
no entiendo bien lo de «terrorismo mediático». Por ahí leyendo los comentarios al post de Sergio se entiende mejor a lo que me refiero.
Perdón si no fui muy claro.
La hegemonía la construyen las clases que aspiran a sostener una relación de dominación. El Estado fue un instrumento durante alguna época. Hoy pareciera no serlo más.
Pero vale la misma respuesta que para Bartolo. No sé si no me estoy metiendo en un berenjenal del que después por ahí no sé salir.
Abrazo.
Mariano:
Bueno, de acuerdo a lo que pude entender, el Estado en materia comunicacional no puede, o no debería poder, utilizar los mismos recursos que los medios privados, porque el Estado es el depositario/garante del cumplimiento del contrato social, y no representa (no debería)representar a una fracción de la sociedad. Una fracción de la sociedad es la que ocasionalmente gobierna, pero no es el Estado, aunque transitoriamente utiliza su estructura. Más vale que tampoco los medios privados pueden utilizar recursos que impliquen violación de leyes o reglamentos, y en ese caso el Estado debe utilizar las herramientas que tiene para que cesen esas actividades.Este análisis puede parecer ingenuo, y vaya que lo es, pero yo entiendo que así deberían ser las cosas, y si el Estado es el infractor, o si lo son los medios, o ambos, entonces aparece la justicia para restablecer el orden conculcado, de cuya intervención no deberíamos quejarnos.
Me parece que el Estado democrático no debería construir hegemonía cultural, lo hacen los sistemas totalitarios/autoritarios, con relación a las clases, es un tema de discusión doctrinaria,que previamente necesitaria delimitar a lo que nos referimos con ese concepto.-
Saludos.-
Daio: el tema está en definir si realmente el estado que conocemos hoy puede ser equiparado con el que en la teoría fue caracterizado como emergente del «contrato social».
Pareciera que no.
Pero demás está decir que quedan fuera de toda consideración los escraches o los afiches anónimos. Digo, son cosas que existen, innegablemente. Partidarios del gobierno (y opositores a él también) recurren a los escraches como método. Pero como política de Estado, o institucional, no existen. Discutíamos, sí, si el gobierno tenía derecho a debatir mano a mano y en el terreno de la comunicación social, a través de algunos simpatizantes, utilizando herramientas del estado (por ejemplo, el canal estatal), o si eso era abuso de poder.
Abrazo.
en realidad en ese argumento use mas que nada las palabras que usa lo que yo denominaria la opinion publica pro ka
no creo que exista un terrorismo peor que otro, es mas me facina el prologo original del nunca mas por que pone en justa proporcion las cosas. es una teoria del 1 y 3/4 demonios.
creo que el problema de esta discucion es clarin mas que nada por que te descontextualiza las cosas. lo que esta haciendo clarin es ridiculo ya y es totalmente partizano pasando casi lo que en usa hace fox news. pero es el mismo clarin con los mismos poderes que durante 4 años era mejor amigo del gobierno
la ley de medios no me gusta te digo la verdad. yo quiero que las telefonicas tengan un lugar para competir con los medios y aparte en mi forma de pensar los medios son algo complejo donde se tiene que respetar la diversidad de pensamiento pero eso se hace obligando al derecho a replica y mas herramientas similares. inviertiendo en educacion y regulando. no dando señales a amigos y a cualquiera.
como vemos en el congreso administrar el estado es muy dificil y decisiones que parecen razonables se vuelven complejas. el estado es el major empleador en negro de la argentina por ejemplo.
este gobierno tiene que hacer 3 cosas para llegar bien al 2011
reforma administrativa. no significa agrandar o achicar el estado, hacerlo racional
combatir la inflacion
nacionalizar nuevamente la educacion y la salud
Fede:
Estoy de acuerdo con vos en lo de las telefónicas. No sé si lo publiqué acá, pero en Cartoneros seguro. Le sumaría, paralelamente, la desregulación de la interconexión a la red telefónica (que paguen ese precio las telefónicas para poder competir). Y ahí, se arma la base de la convergencia tecnológica (con precios más accesibles).
Gracias por el aporte.
Saludos
Estoy de acuerdo con lo que había dicho fede antes. La mentira y el partisanismo queda peor en un medio del estado que en un medio privado. tal vez la analogía con el terrrorismo de estado sea exagerada, pero también sucede en otrosaspectos. No es lo mismo la coima del jefe de compras de una empresa privada, que la coima de funcionarios públicos.
Pero esto es muy fino y sutil para los que puedan pensar que el estado son ellos, y que desaparece después de ellos, cómo olvidarse que los mismos dirigentes sindicales que hoy despotrican contra las privatizaciones en los 90 las apoyaban, y lo que es mucho más grave en los 80 saboteaban y destruían esas empresas para beneficio político.
No es cierto lo de los dirigentes sindicales que decís. Por lejos el principal sindicalista que apoya al kirchnerismo es Moyano, que en los años 90 armó un sindicalismo paralelo al de la CGT para oponerse a Menem. Mientras que el principal sindicalista enfrentado a este gobierno es Barrionuevo, que ahora se distanció de la CGT para enfrentar a Kirchner, está con el peronismo federal y él sí apoyó a Menem en los 90. Finalmente el sindicalismo de la CTA (al que sé que no te referías), tenía un enfrentamiento directo con el menemismo mientras ahora tiene posturas intermedias, particularmente su lider Yasky, no es muy distante al kirchnerismo.
Así que ya saben, a los que les guste el peronismo federal, sindicalmente los representa Barrionuevo que apoyaba a Menem. A los que nos gusta Kirchner, nuestro sindicalista es Moyano que estaba contra Menem. ¿Ves que las cosas son más coherentes de lo que parecen?
El punto es que el sindicalismo argentino siempre juega para el oficialismo peronista. Cambian las figuras pero siempre es lo mismo.
Y ello alcanza para reflexionar lo hipócrita que es el kirchnerismo cuando se queja de los «poderes» que le juegan en contra.
Y no Francisco, no alcanza para nada. Primero porque como te digo Moyano estuvo en contra de Menem, y aunque su figura no fuera en esa época tan importante como ahora, tuvo su peso en las luchas contra el menemismo, así que tu primer párrafo es relativo. Y segundo porque el sindicalismo es uno de los poderes, hay otros y varios de ellos están claramente en contra de este gobierno.
No me refiero a los sindicatos de empresas privadas como Moyano, sino a los sindicatos de empresas públicas.
Pero ya que traemos a colación a Moyano, no podemos soslayar su nefasta participación actual, junto con Franco Macri, en mantener fuera de operación al Belgrano Cargas.
Pero no es el tema del post, nos fuimos por las ramas.
Contrariamente a lo que dice el post, el Estado sí tiene poderes -y muy amplios- para combatir los monopolios. Sin entrar a considerar la LSA, las normas antitrust permiten: a) revisar en forma previa cualquier concentración que afecte al interés económico general; y b) perseguir conductas anticompetetivas -colusiones, carteles, abuso de posición dominante- con sanciones que van de la multa hasta la posibilidad de pedir la disolución, liquidación o división de la empresa.
Ahora bien, si la falta de poder del Estado a la que alude el comentario se refiere a lo discursivo, a la construcción del relato, el siglo XX ha demostrado todo lo contrario. Y no me refiero únicamente a casos extremos como el nazismo, estalinismo y otros remedos más actuales donde hay monopolios logrados por la fuerza. Por caso, no se puede ignorar que durante el priemer peronismo el Estado Argentina tenía un control férreo de todo el aparato mediático. Los diarios opostitores fueron expropiados o bien silenciados por diversas vías. Y lo hizo con herramientas legales, algunas muy cuestionables -como la restricción a la importación de papel-, que le daba el marco jurídico vigente.
Decir que el Estado tiene una actitud contra-hegemónica por plantarse contra los emisores privados es casi una burla e implica ignorar doscientos años de historia. Las revoluciones se hicieron justamente -entre otas muchas razones- para lograr que el Estado no pueda hegemonizar nada que tenga que ver con la información pública. Uno de los efectos inmediatos de las revoluciones americana, francesa o argentina fue permitir la existencia de medios privados en muchos casos opositores -concedo que inicialmente eran partidarios-.
Y finalmente, no puede olvidarse el peso económico que por vía indirecta ejerce el Estado sobre los medios. Publicidad oficial, regulaciones sectoriales que en verdad tienen nombre y apellido, imposición de tributos, etc.
Nada de esto está dicho para defender a Clarín -que es indefendible y nefasto-, pero me parece que acá se les está yendo la mano con una suerte de victimización del Estado. En materia de libertades públicas el Estado no es ni puede ser víctima, por lo general es victimario.
Hernán:
mirá que me estoy refiriendo justamente a un cambio de paradigma operado a partir de los 70-80. A eso me refiero con sociedades post-industriales. Los ejemplos anteriores, del siglo XX, o las revoluciones francesa, americana, etc. no correrían, si acordamos con que a partir de la crisis del petroleo y la estanflación comenzó una salida desde los estados de pos-guerra, hacia una concepción distinta.
El «peso económico que ejerce el estado sobre los medios» tiene una contrapartida que pesa 300 veces más: la sinergia que los medios operan con grupos económicos de actividad diversificada. El medio de noticias sirve para extorsionar sobre decisiones políticas que afectaren a los grupos en cuestión. Esto bien vale la financiación de un déficit. Este es uno de los motivos de que las leyes antimonopólicas sean de tan difícil implementación en algunos países.
Saludos
El estado tiene muchas facultades a su alcance, eso creo que no se discute, pero el uso de esas facultades, y prácticamente cualquier acción de gobierno, cae en la crítica infantil de bajo nivel, gataflorismo, que se le llama.
No es lo ideal, ni lo más prolijo, ni lo más deseable, pero el Estado no tiene más elección que salir a defenderse mediáticamente porque el periodismo de más difusión (no quiero generalizar, habrá otros) no tiene la madurez de una BBC que se opone a lo que se tiene que oponer y apoya lo que tiene que apoyar con un mínimo de criterio y sentido comun.
Cuando tengamos un periodismo más razonable que no ponga sus intereses o simpatías políticas por delante de la continuidad de mandato y la estabilidad institucional, entonces quizás ahi podremos decir que el Estado no tiene que rebajarse a la propaganda en afiches.
Digamos que cuando es el estado ( o los que se apoderaron de él) el que miente, distorsiona, arma campañas fascistas, etc, es más grve que cuando lo hace un privado (me causaba gracia el otro dia como Coscia cuestionaba un simple montaje en P+P-, como si no hubiera visto nunca los de Gwirtz.
Apoyo a daio que comparar el poder del estado con el de privados es bastante ridículo. El estado tiene mucho màs poder, pero una sola debilidad, los que lo comandan no pueden hacer cualquier cosa porque existe una opinión pública. Sino preguntale a Sobisch.
Me parece que la comparacion es interesante pero imporcedente, como señalan mas arriba el
Estado tiene el monopolio (legitimo) de la fuerza, ademas ejercer el terrorismo (publico o privado) no es lo mismo que pegar afiches, cortemos con la exageracion. Por otro lado no hay ninguna prueba de que funcionarios o el Estado Como TAL (y esta es la diferencia fundamental para mi) esten involucrado. Si partimos asumiendo eso nos equivocamos. Aca mas alla de una ley sancionada por el congreso no hay ninguna accion estatal puntual (comporbada, excepto el asunto de la publicidad oficial que se soluciono sin un baño de sangre) contra medios o periodistas a menos que querramos considerar 6,7,8 como un acto terrorista.
A los que Hablan sobre Chavez les sugiero que vean «la revolucion no sera televisada» no tienen que comprar el chavismo explicito del documental, pero van a ver como opera la prensa venezolana. Me parece que alla la cosa esta un poco mas picante que aca.
Saludos
Dindane: en el post de Sergio y en los comentarios se discutía sobre la actitud del Gobierno de discutirle mano a mano a los periodistas y medios, a través de 678 o con la presidenta discutiendo lo que dicen los diarios.
No se hablaba de los afiches, y esas cosas.
Igual, de acuerdo.
Saludos