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El martes 18 de mayo descubrí a Jorge Altamira como visitante del programa “Palabras más, palabras menos” de TN.Lo habían invitado para hablar de la crisis del capitalismo, consigna que el PO viene agitando desde hace tantísimos años y que, a la vista de los conductores del programa, ahora tenía una validez más objetiva.
Altamira hizo una aceptable descripción de la crisis financiera de Estados Unidos y de su mirada sobre el capitalismo global. Altamira es, como muchos dirigentes de la izquierda argentina, un hombre inteligente y culto al que vale la pena escuchar. Pero (siempre hay un pero sino no estaría escribiendo este post) llegada la instancia del análisis, Altamira demostró el poco realismo que inunda la interpretaciones políticas de los líderes enrolados en partidos de izquierda y acostumbrados a una lógica de pensamiento que suele aislarlos en su micro mundo.
La izquierda partidaria suele ver con ánimo positivo las crisis. Podríamos decir, para provocar el debate, que se desesperan por las crisis y viven deseando que ocurran. Algo muy parecido le ocurre a los sectores del capital financiero concentrado: necesitan de las crisis para ganar dinero. La derecha argentina agita el fantasma de la crisis para forzar a un ajuste. La izquierda partidaria tiene otras intenciones, sus integrantes suponen que la crisis abre siempre la posibilidad de una revolución popular. Se trata de una lectura distorsionada de los textos marxistas porque cualquier conocedor de la variada bibliografía de los teóricos de izquierda sabe que las situaciones sociales son más complejas. Ellos simplifican sus formas de análisis y consideran que si hay batahola algo bueno está por venir.
Una crisis provoca dolor, sufrimiento, muerte. Era necesaria la crisis del 2001 para terminar con una etapa aplastante de gobiernos sumisos al FMI, recesivos y carentes de política como esa fuerza motivadora de pensamiento.Pero hubieron muchas personas que no pudieron recuperarse de sus pérdidas materiales y humanas. Ningún pueblo se merece sufrir y una crisis es un momento de transformación y de crecimiento pero es también una instancia a partir de la cual podemos avanzar o retroceder ferozmente y este dato nunca es considerado por la izquierda partidaria. A sus líderes no le gusta la calma que suelen proporcionar los gobiernos populistas porque hunden a la gente en el peor de los engaños, el de creer que se puede ser feliz en el mundo de la explotación. La izquierda partidaria no añora el bienestar de los obreros en la época del primer peronismo, ellos quieren un obrero amargado, muerto de hambre pero consciente de que el sistema lo aplasta. Según ellos desde esa desazón se puede encarar una revolución.
Altamira declaró sin titubeos que “en el 2001 hubo una situación pre revolucionaria en la Argentina”. Aquí Altamira comete un error garrafal desde el punto de vista de la teoría marxista. Para que exista una revolución deben darse condiciones objetivas y subjetivas. Vamos a aceptar, para ser benévola, que las condiciones objetivas estaban dadas. Perfecto, pero faltaban las condiciones subjetivas: un pueblo con el suficiente grado de conciencia y de organización política ( y militar) para llevar adelante esa revolución.
Es verdad que la teoría marxista se presta a interpretaciones muy variadas. Todos los que hemos hecho algún curso sobre “El Capital” (yo hice más de uno) sabemos que se pueden generar discusiones de horas por una línea de texto. Algunos consideran que las condiciones objetivas son estructurales, otros que condiciones excepcionales hacen a una revolución. Yo modestamente me animo a decir que las condiciones objetivas existen en la medida en que pueden ser capitalizadas por las condiciones subjetivas. Es decir, si no existe un sector del pueblo organizado y consciente para llevar a cabo esa transformación las condiciones objetivas no sirven de nada. Tal vez alcancen para elevar un poco el nivel de conciencia de los ciudadanos pero no para mucho más que eso.
Seguramente Altamira no piensa la mismo ( y tal vez por esta razón ,pese a mi formación marxista nunca pude militar en un partido de izquierda) pero para seguir argumentando contra la lectura de Altamira me remito a los hechos. Yo creo que el político debe ser una persona realista. Al no existir en los episodios de diciembre del 2001 un ejercicio político de parte de la ciudadanía, al estar educada en diez años de menemismo, cuando se decidió a salir a la calle, a hacer oír su voz, a participar, se encontró sin recursos, sin herramientas, sin armas, sin una cabeza lo suficientemente lúcida. Se trataba de un pueblo despolitizado y un pueblo despolitizado no puede hacer la revolución. Quien estaba en mejores condiciones para capitalizar ese revuelo fue Eduardo Duhalde. En ese clima pre revolucionario, según la mirada de Altamira, se concretó una pesificación asimétrica que llevó a la mitad de la población a la miseria.
Pero el momento cumbre en el discurso de Altamira fue cuando declaró que “A Zapatero lo van a voltear, están los franquistas…” fue Zloto el que lo interrumpió para decirle “Bueno, pero los franquistas” y Altamira con una calma admirable le dijo que no importaba porque no iba a ser la primera vez que un descabezamiento propiciado por la derecha se convertía en una revuelta popular y bolchevique.
Estas son las cosas que hacen que cada día me sienta más cercana al peronismo. Yo no voy a defender a Zapatero porque las medidas que está tomando son detestables, pero no me sirve que lo descabece la falange porque España retrocedería un siglo. A Altamira le encantaría que ´los sectores más conservadores derrocaran a Cristina Fernández porque, según él, el pueblo argentino les arrebataría el comando de esa revuelta para armar una revolución nacional y popular. Me corrijo, no sólo le encantaría, están dispuesto a poner su granito de arena para que esa destitución ocurra porque ellos encuentran su razón de ser en las crisis, en los momentos de desencanto.
Le recomiendo a Altamira que lea a Antonio Gramsci
Yo me siento más cercana hoy en día a los proyectos políticos que brindan soluciones a su pueblo. Las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón, la gestión de Néstor Kirchner y la de Cristina Fernández se han constituido en base a acciones, a sentidos , a concreción de soluciones. No fueron proyectos que se sustentaron en una idea de crisis donde las perores medidas de ajuste se justificaban en el miedo.
muy interesante Alejandra.
hay una transicion palpable hacia el kirchnerismo/peronismo desde la izquierda y tambien, como es mi caso, desde el liberalismo progre.
Me parece un poco simplista. Adjudicarle la ideología de «cuanto peor mejor» al PO es hacer un análisis poco profundo de su lógica interna. No tuve la suerte de escuchar a Altamira, pero lo he escuchado y leido lo suficiente como para saber interpretar su línea. Tanto Kirchner como Macri son burgueses, y por tanto jamás van a actuar en favor de los trabajadores, igual Rodriguez Zapatero y los franquistas. Lo que busca constantemente es que se generen las condiciones para concientizar y entonces sí hacer la revolución.
Por último me gustaría marcar que me pareció soberbia la recomendación de Gramsci para un intelectual como Altamira. Nos puede gustar o no (yo disciento con el en muchas cosas) pero es un político tremendamente sólido y excelentemente preparado, y habrá leído a Gramsci 1 y 1000 veces.
Saludos
la «logica interna del PO» no resiste ningun tipo de analisis, si Altamira sigue creyendo sinceramente que en algun momento la sociedad se les va a unir para hacer una imprecisa y ya casi ridicula revolucion no puedo otra cosa que sentir pena por el.
el che era Burgues, Marx era burgues.
Interpretar a otros, es asimilar las opiniones desde su propia subjetividad. De otra forma nos paramos desde un etnocentrismo que sólo nos empobrece.
Altamira no es un obrero asalariado, tampoco lo fueron Lenin ni Mao.
La burguesía es una cuestión de conciencia, no sólo de bolsillo
El Che renunció a su condición de Burgues de familia acomodada.
Marx, era de origen Burgues pero no tenia un sope, lo matuvo Engels a el y a su familia.
Por lo demás de acuerdo.
entonces seria simple un dia Kirchner dice «renuncio a mi condicion de burgues» y listo!
es un chiste nomas eh
ya pasamos el tiempo en que se pretendia que»cuanto peor,mejor»desde una izquierda mas bien destructiva.
Creo que hoy, en Argentina, Revolución es que los pibes desnutridos coman. Que los desocupados puedan encontrar un trabajo que incluya aportes jubilatorios y obra social. Que se vayan recomponiendo los salarios de los trabajadores activos y los jubilados. que se profundicen los dos puntos que considero más débiles de nuestro gobierno: salud y educación. Revolución es que los milicos desaparecedores y sus patrones civiles paguen, aunque sea tardíamente, por lo que le hicieron a este pueblo.
Revolución es que nuestros ancestros indios, masacrados, casi extinguidos, marginados y a merced de los grandes grupos económicos que les roban «legalmente» su tierra, recuperen su dignidad.
Parte se hizo, parte está pendiente.
Si se cumplen estas cosas, en lo que a mí respecta, la Revolución estará cumplida.
Cordiales saludos
Altamira está tan confundido con vos, Alejandra. Ambos comparten un error básico: En éste presente histórico no hay franquismo. NO, LA DERECHA ESPAÑOLA NO ES FRANQUISTA. Y esto les quita libreto a ambos. Están sobre el escenario teniendo que improvisar pero creyendo que tienen un libreto; Altamira el del marxismo trosko y vos el del nacionalismo populista. Macri no es Videla, por si faltaba la aclaración. Tampoco es Gardel ni Lepera ni santo de mi devoción, pero la realidad es otra, por suerte sin esos demonios que conocieron nuestros abuelos esperando por entrar a escena, pero con la complicación de que hay que ponerse a pensar casi todo de nuevo.
ALEJANDRA VARELA:
QUE HERMOSO SU COMENTARIO, NO TIENE DESPERDICIOS ! QUE BIEN UBICADOS QUE LOS TIENE !
Yo recuerdo haber leído criticas de MARX a BOLIVAR; el era un admirador de la burguesía, promovía el triunfo capitalista porque aceleraría la descomposición del capitalismo para que luego asumiera el proletariado e hiciera la revolución del proletariado. Con la caída del Muro de Berlín cayó el comunismo Stalinista, y su vaticinio no fue cumplido. Ahora bien, el neoliberalismo sigue su marcha descendente el mundo se encuentra al borde de una guerra nuclear. ¿Hacia donde vamos? ¿Hacia donde nos llevan? Confiemos en países con principios humanistas, están destruyendo el planeta. A pesar de todo quiero ser optimista.
La felicito Alejandra
Saludos