Cuando me levanté y pude limpiar la cabeza después del ron cubano de anoche, percibí lo lindo que estaba el día. Un domingo que invita a salir o a quedarse, pero que en cualquiera de las dos alternativas ya nos levanta el ánimo. Con un clima así es dificil no sentirse bien.
Y pensando en el bienestar que me producen los días claros, soleados, me puse a pensar en el concepto de claridad.
Y vi que nuestra política está clara. Los intereses están claros. El proceso está claro. Los modelos están claros. Los actores están claros. El enemigo está claro. Los objetivos también están claros. El Gobierno está claro. Magnetto está claro. Las ideas, vaya sorpresa, al fin empiezan a estar claras.
Muchas cosas pasaron para que esto suceda. La tríada 125 – ley de medios – Papel Prensa fue fundamental para aclararnos el panorama. La primera, más allá de la derrota, fue la campana que desató la pelea y que empezó a ubicar a cado uno en el lugar que verdaderamente tiene que estar. La segunda profundizó el escenario, aclaró quien juega para los intereses del pueblo y quien está con las corporaciones. Y la tercera y última es la que cierra el círculo. Es la que aclara gran parte de la historia reciente de nuestro país. Vincula las épocas, los civiles con los militares, los negocios con la política, los políticos con los empresarios, el poder político con el poder real, un modelo económico con el terrorismo de Estado. Papel Prensa aclara más que ninguna otra cosa: da cuenta de los objetivos de la dictadura militar, de su continuidad en democracia, de los verdaderos actores que motorizaron este proyecto.
Papel Prensa termina de poner a quienes juegan en lo público claramente de un lado o de otro. El que está en el medio no existe, queda en un no lugar, o cuanto menos es funcional a los intereses concentrados. Y esto es tan así que hoy el que defienda a Magnetto defiende el robo de bebes, la tortura, el secuestro. Así de claro, ni más ni menos. Porque el que defiende a Magnetto está defendiendo todo ese proyecto que Papel Prensa pemritió vislumbrar.
Y siguiendo con el tema de la claridad, en este domingo tan claro, me gusta lo clara que viene siendo Cristina. Sus palabras, sus discursos son claros. Ahí en el acto con la juventud peronista fue muy clara. No es charlatanería política ni palabras que nos endulzan los oídos. Son palabras con fuerza, con acción, con definición, cargadas de un sentido concreto y disputando poder tanto en lo simbólico como en lo real.
Clara además está la interna de la CTA. Porque en esto de los bandos claros no se salva nadie. Y mucho menos el mayor poder latente de la Argentina, que son los trabajadores. Las propuestas de Micheli y Yasky son claras. Ser el progresismo de la derecha o continuar con este rumbo. Bien bien clarito.
Y claro viene siendo también Martín Sabbatella. Las últimas veces que lo escuché estuvo más claro que nunca. Sigue diciendo lo mismo que dice desde 2003. Y claro, la coherencia colabora con la claridad. Sabe definir su postura con mucha claridad: acompañar con autonomía. Seguir en esta avenida, la avenida de los Derechos Humanos, la AUH, las jubilaciones, la integración regional, la ley de medios, el matrimonio igualitario. Misma avenida, pero con otro auto. Es clarito Martín, como ningún otro. Y tan clarito es, que desde hace un tiempo está encabezando una propuesta progresista con mucha presencia, con un desarrollo a tener en cuenta y con mucho futuro. Cosa que en Argentina no veíamos desde la desilusión del FREPASO.
Con todo esto, me doy cuenta de que el domingo está bueno más allá del clima, de su propia claridad. El domingo sólo simboliza lo claro que está nuestro país a nivel político. Y esto es lo que me alegra. Creo que al fin de cuentas, ese ron cubano más que emborracharme me despejó más de lo que yo pensaba.
Según el dicho, hay que pegarle al lechón para que aparezca la chancha. En el caso de Mañeto es al revés: Le pegás a la chancha y aparece el Grupo A.
Como para que no resulte claro.