Como todo cae en el olvido rápidamente es bueno recordar algunas cosas que ocurrieron no hace demasiado tiempo.
A principios de este año el Gobierno ordenó al BCRA la transferencia de más de 6.000 millones de dólares a una cuenta del Tesoro para cancelar vencimientos de deuda a lo largo del año. A pesar de esta «sangría» que el Gobierno exigía al Banco central, hoy las reservas internacionales ascienden a más de 52.000 millones de dólares, unos 4.000 millones más que cuando se tomó la decisión.
Para la operación el Tesoro le dio al Banco dos Letras intransferibles que vencen en 2020. Esas Letras, que son un activo del Banco porque es una deuda que como acreedor va a cobrar, no se computan en el rubro Reservas Internacionales.
Es decir, a pesar de los más de 6.000 millones de dólares de reservas que se transfirió al Tesoro, las reservas aumentaron unos 4.000 millones de dólares, respecto al día previo a la transferencia.
Los problemas de Balanza de pagos que se vaticinaron entonces fueron inexistentes, y a la vista de los resultados hasta podría decirse que el cálculo para la transferencia de reservas fue bastante conservador: se podría haber transferido más incluso, sin que el BCRA hubiera «perdido» reservas.
La otra punta de la operación es la deuda pública.
Al 30 de junio (último dato disponible) la deuda del sector público no financiero ascendía a más de 156.691 millones de dólares. Unos 9.100 millones más que en diciembre de 2009. El motivo más grueso del incremento se da en dos factores fundamentales: primero, las Letras intransferibles dadas al BCRA por 6.589 millones de dólares. El Tesoro contrajo esa deuda con el BCRA en marzo. Pero al 30 de junio todavía no se habían aplicado a pagos 4.188 millones de dólares, correspondientes a vencimientos de la segunda mitad del año. Para fin de año esa suma estará restada del total.
El segundo factor fundamental es la reapertura del canje de deuda en default, que blanqueó 4.053 millones de dólares más que se encontraban fuera del cómputo.
Después sumaron un poquito los mismos factores de siempre: capitalización de intereses, colocaciones de BOCON y otras emisiones menores. Y el efecto del recálculo a partir de los cambios en las valuaciones de las monedas, que en este período dio un saldo positivo (bajó la deuda en 2.000 millones de dólares aproximadamente).
A pesar de este incremento, en parte real aunque esperado (por el canje de deuda en default), en parte ficticio por el desfasaje temporal contable de la operación con el BCRA, la deuda pública como porcentaje del PBI bajó del 48,8% al 48,6% y es esperable que baje más cuando se apliquen los fondos contraidos por deuda con el BCRA al pago de vencimientos.
La normalización con el Club de París, contrayendo deuda a 7% por una parte, y pagando con reservas otra parte, dejaría a la deuda pública argentina totalmente normalizada.
Después del desbarajuste que recibió Néstor en 2003 estamos ante la inminencia de una proeza silenciosa, que no se puede festejar mucho para no ser acusado por el dedo progre de estar beneficiando al sistema financiero internacional, etc.
La decisión audaz de pagar con reservas ( encima sin que esto implicara ninguna consecuencia jurídica como las que se vaticinaron) se mostró plenamente exitosa en los resultados, y sería bueno que se hiciera un reconocimiento público de la situación.
Del supuesto riesgo de default, aparte, ya no se acuerda nadie. Algunos no quieren acordarse, mejor dicho, porque le pifiaron por mucha diferencia.
Te pregunto honestamente porque de vos espero una respuesta también honesta.
¿Qué paso con los fondos previstos en el presupuesto del año anterior para el pago de la deuda cuando esta se canceló con reservas? ¿En que se utilizó está plata? (si es que se había previsto una partida para esto).
Francisco: el presupuesto tenía prevista una partida para pago de deuda.
Estoy contestando de memoria, no tengo a mano la ley de presupuesto para 2010, te aclaro.
También tenía previsto y autorizado, por el lado de los ingresos, emisión de deuda.
Lo que generó quilombo con las reservas, fue que la deuda que el Tesoro tenía autorizado emitir por la ley de presupuesto, la decidiera tomar con el banco central, en lugar de lo convencional, que sería emitir un título para colocar en el mercado financiero (era la propuesta alternativa que elaboró Brodersohn y que presentó el radicalismo).
Pero estaba prevista la emisión de deuda por parte del Tesoro, como parte de los ingresos que se aplicarían al gasto presupuestado (pago de deuda, gastos corrientes, obra pública, subsidios). Lo que generó debate fue la decisión de con quién endeudarse.
Un abrazo.
El Grupo de Tareas Estadounidenses para Argentina pidió, en un anuncio publicado en la prensa norteamericana, que el Grupo de los 20 reconsidere «la condición de miembro» del país. «La Argentina ostenta un patrón de comportamiento irresponsable que no se puede tolerar», acusó
Una asociación de acreedores le pidió al Grupo de los 20 que reconsidere la condición de miembro de la Argentina en ese bloque por considerar que el país tiene un «comportamiento irresponsable».
«La Argentina ostenta un patrón de comportamiento irresponsable que no se puede tolerar en una nación miembro del G-20. Ya es hora de que el G-20 vuelva a evaluar la condición de miembro de Argentina en este grupo de suma importancia», dijo el el Grupo de Tareas Estadounidense para Argentina (ATFA) en un anuncio publicado en el diario estadounidense Wall Street Journal.
ATFA es una asociación formada por cerca de 40 entidades que representan a acreedores de la Argentina que no ingresaron al canje.
La nota firmada por Robert Shapiro, copresidente del ATFA, insta a que «mientras que Argentina siga rehusándose a reformar sus prácticas, seguirá recibiendo cada vez más presión de los miembros responsables de la comunidad mundial».
De acuerdo con la visión de ATFA, Argentina mostró un comportamiento irresponsable como miembro del G-20 al «repudiar la deuda multimillonaria con los acreedores de Estados Unidos, y negarles una negociación justa; desafiar las decisiones del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) y negarse a participar en el Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, entre otros puntos.
ATFA dice que «el patrón de comportamiento de Argentina es impropio de una nación del G-20».
Fuente: DyN
Es una simple opinión, la de ATFA. Bastante devaluada. Con poca repercusión en la realidad.
Un abrazo.
Escuche por ahí que una persona (en todas sus acepciones) puede ser conocida no solo por sus «amigos», sino también por sus «enemigos». Si los representantes del avasallamiento a Derechos Humanos, del capitalismo más conservador, del neoliberalismo esteril son los que generan esta especie de observaciones, tomando una actitud rechasista de Argentina, algo bueno para la sociedad (en su conjunto) se estara haciendo.
Y si bien hay una mirada esperanzadora de que mejore la situación de la deuda Pública, las evaluaciones de sustentabilidad del cumplimiento de compromisos de D.P. elaboradas por la Auditoría General de la Nación opacan un poco ese futuro que tanto anhelamos los argentino.
Pero esta de más decir que la especulación juega un papel importante en la tarea de elaborar sustentabilidades futuras.
Es una humilde opinion, nada mas.
Saludos.
Mira, yo no sé si el Grupo de Tareas Estadounidense para Argentina (ATFA)son representantes del avasallamiento a Derechos Humanos, del capitalismo más conservador, del neoliberalismo esteril. No los conozco y no esta en mi ánimo defenderlos de ninguna manera.
Per hay otro aspecto en todo esto. Nosotros la Argentina podemos hacer un pagadios de la deuda publica y decir que todos los acreedores son unas aves de rapiña. Ningun problema.
Lo que es seguro, es que de ahí en más, solo los aventureros, especuladores y buitres se van a animar a comprar nuestros títulos de deuda, o sea todo aquel que este dispuesto a asumir altos riesgos, esperando ganancias altas y rapidas como contrapartida (que es lo que en gran parte pasa en la economía de nuestro país).
La deuda está en valores similares a los de antes de la devaluación, así como también es similar la relación Deuda / PBI.
La «quita más grande del mundo», que hizo bajar la deuda unos 80 mil millones de los verdes, con el correr de estos años se «desquitó» (incluyendo a los holdouts que «nunca iban a cobrar») y estamos otra vez en el máximo histórico de la deuda.
Obvio, la deuda sigue aumentando exponencialmente, siguiendo la tendencia histórica (cuestión puramente matemática sobre la base de tasas demenciales).
El consuelo es que tenemos la misma deuda que antes de la «quita», y no mucho mayor.
Digamos que sería algo así como que mi mujer ya no se acuesta con todos los hombres del barrio, solo falta que se acueste conmigo.
Saludos.
No, David.
La ratio deuda/PBI era parecida a la actual en el 2001 antes de la devaluación (era un poco mayor en realidad, apenas arriba del 50%).
Pero en 2003, después de la devaluación y la emisión por el corralito, quedó en 120% del PBI.
La «quita más grande la historia» y la normalización posterior sirvió para que baje a niveles aceptables (y con tendencia descendente).
Obviamente, deuda pública va a haber siempre. Sería irracional ponerse como objetivo dejarla en 0.
Un abrazo
Gracias Mariano:
En realidad creo que estamos diciendo casi lo mismo.
Yo cuestiono que se tome como base el 120% del 2003 ya que fue el momento de la maxidevaluación. Me interesa la evolución a lo largo del tiempo.
Y ahora estamos como en el 2001 a pesar de la quita.
Dado que la matemática es implacable, más allá de lo político y económico, los defaults son inexorables.
A las tasas que pagamos los países subdesarrollados la deuda se cuadruplica cada 10 años. Es insostenible.
Lo verdaderamente revolucionario sería denunciar el despojo y le ilegitimidad de la deuda en los foros internacionales.
Saludos
si entendí; en los comentarios sobre la dueda pública parece que falta mencionar que el apro 50% de la deuda es intergubernamental, no es un dato menor ya que las obligaciones de pagos y fijación de tasas de interes se negocian con distintos organismos gubernamentales.
Mario: cerca de la mitad de la deuda pública es intra-sector público.
Esto es relativamente bueno, aunque tampoco corresponde idealizar.
Digamos, si el tesoro tiene que refinanciar deuda con la ANSeS, no puede negociar una licuación porque eso afecta directamente las cuentas de ANSeS, que a su vez modifican la pauta de actualización de las jubilaciones, por ejemplo.
O sea, el sector público, en esos casos, es deudor y acreedor al mismo tiempo.
Entonces, el beneficio de tener deuda intra-estado es que podés manejarte con autonomía a la hora de imputar costos y beneficios de las decisiones. Pero los costos no se eliminan.
Dejan de ser una restricción externa (cosa que te condiciona fuertemente y que es muy importante poder evitar) pero no se eliminan. En todo caso, lo que se puede hacer es distribuirlos (los costos) de manera equitativa, sin depender de lo que deciden los centros financieros (que invariablemente es imputarle los costos a cualquiera menos a ellos).
Un abrazo.